Exmúsico

En un arranque de nostalgia, desenterró el saxo del sótano, lo montó con mimo y dispuso varias partituras sobre el atril.

Justo de pulmones, los labios cedían y la lengua llegaba tarde. Cosas que, en fin, cabía esperar. Pero ¡ay!, aquel olor a polvo en las yemas de los dedos...
Escrito por Álex Garaizar

Mejor relato de julio de 2018

27 autores habéis ordenado de más a menos favorito los ocho finalistas. Por cada votación, se les ha asignado 10, 8, 6, 5, 4, 3, 2 y 1 punto. Estos son los resultados:

1º. Caso abierto, de Pablo Núñez - 179 puntos
2º. En defensa propia, de Carmen Cano - 156 puntos
3º. ¿Entre los geranios?, de Paloma Hidalgo Díez - 154 puntos
4º. Impacto, de Matrioska - 133 puntos
5º. Cuaderno de bitácora, de Javier Igarreta Egúzquiza - 120 puntos
6º. Bodas de plata, de Favourite Day - 118 puntos
7º. Monumento a la diversidad, de Isabel Ballester Torremocha - 109 puntos
8º. Carpooling, de Aurora Baeza - 84 puntos

Ver resultados del jurado

Período de liquidación

"Unas prendas entran, otras deben salir", decía la abuela en cada cambio de temporada, "ese es el proceso de la vida".

Besé la bolsa cerrada y la solté dentro del contenedor de reciclaje. Mis lágrimas implosionaron. Y sus últimas pertenencias fueron arrastradas, como nuestros planes, hacia el inevitable fondo metálico.
Escrito por Loli Regs

Autorretrato en fotogramas

Primero las paredes, luego el suelo me abandona. Sienten miedo los espejos. Llueve. El camino se estrecha y voy perdiendo, a cada siete pasos, una prenda de vestir. Las sandalias, voy descalzo; luego el sueño. El pantalón se desvanece. Como la serpiente, pierdo la camisa. No es un sueño. Grito.
Escrito por Gil Hernando de Santiago - Web

Carpe diem tardo

Trabaja, come, duerme y calla. En su existencia no hay lugar para más. Pasan horas, días, meses y años. Llega el relevo. Disfruta, saborea y vive. No hay tiempo para más. Aunque no corre porque no hay espacio, Manuel tiene prisa. En su esquela se lee: Nunca tarde, siempre presto.
Escrito por Ana García Ortiz

Paganini non ripete

Ser el mejor tiene un precio. Tus deseos se cumplen cuando pactas conmigo, cada vez que el sol se pone un nuevo contrato entra en vigor y un alma más me pertenece a cambio del éxito.

El violín y tú seréis uno.

Firmado: Mephistópheles

Firmar sobre la línea de puntos ..............
Escrito por Pilar Garrido Aláez

Amigo invisible

Paco guarda el papel sin abrirlo. No le gusta ese juego del instituto. En casa, con la emoción contenida, lo desdobla delante de su amigo Alberto.

Una voz le sobresalta:

—Paco, ¡deja de hablar solo, hijo! ¡A comer!

El último doblez hace invisible la realidad. Fondo blanco, letras azules: MARIC...
Escrito por Carmen Martagón E. - Twitter

Vete de mí

Cuando intentó levantarse, borracha como estaba, se cayó. El cuchillo apoyado sobre la mesada cayó al piso junto con ella, rebotó y se clavó en su pecho. Intentó sacárselo y lo clavó aún más. Cuando él la vio gritó: "¡Loca de mierda, dije que te fueras, no que te mataras!".
Escrito por Elisa Mancuso

Tu sonrisa de papel

Pasaban los meses, todo igual, no despertaba. La espera era la mayor de las desesperaciones, solo quería volver a verla despierta, verla sonreír y decirle te quiero. Él había dejado de sonreír y le molestaba que los demás lo hicieran. Un día más entró a verla y ella le sonrió.
Escrito por Caballero de Luna

De piedra

"Terribles heridas, atroces zarpazos, brutales desgarraduras...", así describía la radio, aquella mañana, la brutalidad del agresor nocturno. ¿Qué clase de monstruo actuaba así?

A mediodía, los operarios que efectuaban las obras de restauración del tejado de la catedral lo descubrieron: la más bella y terrorífica de las gárgolas había desaparecido.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez

La primera gota de aguanieve

La joven gota superó en velocidad a los copos. Solo era gravedad, pero la inmadurez inventa méritos que la vanidad ni se plantea. Mientras descendía, imaginaba su llegada entre vítores, a la madre tierra laureando su rapidez, exaltando su celestial singularidad. Todo ello esperaba antes de caer en pleno océano.
Escrito por Antonio Bolant

Adolescente

Atesoro su juventud como si se tratara de un diamante único. Me nutro de ella. Es mi savia, mi alimento. Gracias a ella sigo existiendo, creyéndome indomable, indomesticable y terriblemente fiero.

Y eso, a pesar de las siete décadas que contemplan día a día mi fútil existencia, siempre sintiéndome viejo.
Escrito por Gloria Arcos Lado

Materia perecedera

Con el corazón jadeante de soledad, el mendigo se desploma. Los viandantes pasan sin mirarle, arrugando la nariz, frunciendo el alma.

El cuerpo, olvidado, se consume, y ya solo queda la silueta, corpúsculos de una vida que se niegan a partir. Una brisa compasiva iza sus restos; siempre soñó viajar.
Escrito por Salvador Esteve

La muerte no acecha

Si crees que una plumilla es inofensiva, ignoras que una ramita de muérdago mató a un dios y que una mosca ahogó a un papa. Y si crees que es mejor en combate, olvidas que tu muerte ya fue.

No porque recuerdes que vas a morir, significa que no importe.
Escrito por Gleiber Alvarez - Web

Puede ser su gran día

Cómo se llama, no tiene relevancia. Su edad, tampoco. Sí es importante que sepáis que le fascina jugar, que ha apostado a todo lo habido y por haber. Ahora mismo está esperando que ese revólver deje de girar y lo encañone. "Hoy voy a tener suerte", piensa expectante y ansioso.
Escrito por José Antonio Barrionuevo - Twitter

En el claustro

Están fabulando. Todas saben de amores prohibidos. Todas por lo bajo murmuran, pero siguen con su faena de cantar y rezar. Ocupan sus horas, entre chismes y malos presagios. Conocen los engaños, las citas, pero callan. Hasta que un día el hechizo se acaba. Cierran el convento las autoridades competentes.
Escrito por Mª Luisa Pérez Rodríguez

Mi otoño personal

Tantas veces hablamos de ese momento. Solo faltaba su llamado.

Vamos. Llama, llama, por favor... Llama, no me abandones. Llama, que no voy a poder dejarlo... Llama, que lo siento en la puerta.

Pero no llamó. Y terminó el sueño y volví a la realidad. Volví a mi otoño personal.
Escrito por Marisa Villar Arranz

Acecinar

La vida en la aldea era dura y le dolía ver a los suyos pasando necesidades. No fue fácil tomar la decisión de irse ilegal, navegando hacia la otra orilla del mar. Para que sus hijos comieran estaba dispuesto a dejar pedazos de su piel, salada, colgando de la alambrada.
Escrito por Beto Monte Ros - Twitter

Las pesadillas de mi pasado

Ruedo los ojos, confusa, enojada, furiosa. Vuelves a entrar borracho en la habitación, haciendo tanto ruido que los niños despiertan.

Tomo el cuchillo de la mesa de luz, y me acerco sigilosamente.

Los niños se asustan, es curioso porque nunca tuvimos hijos. Entonces apuñalo a mi fantasma una vez más.
Escrito por Brisa Hoyos - Web

Mirada perdida

Me mirabas a la cara y te reías feliz. No sabías decir mi nombre, daba igual, yo era tu cariño. Supiste vencer todas las dificultades para lograr mantener el amor por tu marido al que confundías con tu madre, la mejor demostración de amor. Nos dejaste sin saber quién eras.
Escrito por - Javier Velasco Eguizábal

Crédulo a medias

Ayer estornudé con muchas ganas y no lo acompañé con el consabido "¡Jesús!". Me han dicho que me arriesgo a que se me escape el alma y nunca pueda recuperarla. A cuenta de eso, no duermo, que también he perdido el sueño y la tranquilidad. Lo mío es un sinvivir.
Escrito por Juan Badaya - Web

Mis vacaciones

Terminé en la cuneta de mi equinoccio, sorbiendo la vida, arrastrando mi cuerpo por el árido desierto; apesadumbrado miré al cielo, viendo cómo los buitres observaban qué parte de mi cuerpo comer primero y yo pensaba: "Dios mío, por qué no me fui de veraneo a Benidorm".

Luego, sudoroso, desfallecí.
Escrito por Rubén José Huertas Rojo - Web

La vida en un hilo

Por un momento pensé que tenía vida.

Los aplausos, las risas y las lágrimas. La gente pasa y me mira con alegría, se queda a mi lado mirando fijamente todo el acto.

Todo termina y comienza cuando los hilos los deja de mover el titiritero.

La vida es un sueño.
Escrito por Ricardo Rodríguez Sánchez

Vivir deprisa

Ya no tienen nada que celebrar, pero tanto por beber. Incluso, han dejado de fumar por no tener tiempo para toser. La música taladra sus cerebros, ya agujereados por el éxtasis y el alcohol. Ahora solo les falta el tiro de gracia, sentarse al volante de un coche y volar.
Escrito por Pedro Rodríguez

Las migas del pastel

Los secretos que guarecimos bajo las tejas nos miran, indiferentes a la tempestad que riega la ortiga entre las piedras. Las monedas se han oxidado dentro del pozo y los dientes de oro ríen sepultados bajo el estiércol de las mariposas. No se puede vivir en una casa de muñecas.
Escrito por Patricia Richmond - Web

Su bebé

Iba por la calle y se desmayó. Unos jóvenes llamaron a una ambulancia. Le dijeron que estaba embarazada y que el bebé venía con complicaciones. La ingresaron. Cuando la enfermera la dejó sola en la habitación, huyó del hospital.

No quería que descubrieran que su bebé no era totalmente terráqueo.
Escrito por Luis Goróstegui - Twitter

El sinsentido

"¡Qué vacía me siento!", parecía decir mientras se dejaba mecer por el viento. Recordaba el día en que se había sentido plena, útil, incluso deseada. Pero hacía tanto...

Llegó hasta el borde del agua y pensó: ¿por qué no?

Yo la vi pasar, flotaba en el mar. Otra bolsa más...
Escrito por María Galerna

Añoranzas

La imaginé dándome la merienda desde el asiento que ocupaba en el fondo del vagón de ese renqueante tren que transitaba por aquellos parajes que se me antojaban tan conocidos. Pero no, realmente lo que me decía esa mujer era que despertara de una vez y dejara de llamarla madre.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter

Panem et circenses

Esta manifestación es trascendental, hay que demostrar al gobierno que con nosotros no se juega o habremos perdido nuestra última oportunidad.

La cola progresa lentamente, en más de una hora he avanzado cien metros, la demostración de fuerza es determinante, pero tengo que conseguir entrada para la final del mundial.
Escrito por Irreverente inadaptado - Web

Se necesita jardinero

Algo nerviosos, no lograban dar con la llave que necesitaban para abrir el candado del cobertizo. Suponían que dentro estarían el serrucho y la escalera de mano que tanta falta les hacían ahora. Después de mucho buscar, la encontraron allí mismo, sobre la hierba, bajo aquellos pies de suave balanceo.
Escrito por Rafa Olivares - Web

Impacto

Un fuerte estruendo alerta a los feligreses. Desconcertados, no se explican cómo tras siglos ahuyentando a los espíritus de la catedral, yace desplomada y esparcida sobre el adoquinado. Ignoran que los ojos de una hermosa doncella se alzaron clavándose por vez primera en sus grotescos ojos, resquebrajando su pétreo corazón.
Escrito por Matrioska - Web

En defensa propia

Había descartado el suicidio por resultar poco verosímil en un villano. Dudaba, pues, entre un fatídico accidente o un ajuste de cuentas.

El antihéroe saltó del último capítulo para apresar con sus garras el cuello de su verdadero enemigo. Volvió a la historia, acabó el manuscrito y le puso título.
Escrito por Carmen Cano - Twitter

Cuaderno de bitácora

Por primera vez, el segundo de a bordo, temeroso ante la sorda amenaza de un tercero en discordia, comenzó a creer en la cuarta dimensión. Sobre todo cuando la "Quinta de Beethoven", hacia la sexta hora de travesía, anticipó el abordaje de aquella séptima ola que trajo al octavo pasajero.
Escrito por Javier Igarreta Egúzquiza - Web

La resignación tiene alas

En un descuido del verdugo, el canario abrió la celda, desenvolvió las alas y echó a volar por los cielos con aires de libertad. Mientras tanto, las cautivas palomas sólo ven partir al prófugo sin comprender razón, si ahí nunca faltan el alpiste, el agua y los aplausos del público.
Escrito por Selene Argueta - Twitter

La velada

Las melodías tristes lo acongojaban, pero el dulce deseo de llorar por la mujer perdida lo cautivaba tanto como a las luciérnagas la iluminada velada.

Evitó llorar, por vergüenza: la delatora luna le enrostraba su flaqueza. No la de ese instante, sino de cuando cedió ante la voluntad del padre.
Escrito por Ángel Sienfuegos

Carpooling

Salí de Madrid con Janis Joplin, sonriente y aguardentosa, de copiloto. A la altura de Talavera se quedó en una gasolinera y recogí a Nick Cave. Ya por Mérida aparecieron en el retrovisor los Rolling. Anocheció.

Bajo mil estrellas, la eterna Nina Simone; y por fin, en el horizonte, Sevilla.
Escrito por Aurora Baeza

Low cost

Ordenó instalar el trono a lomos de un avestruz y adoquinar las calles con sus huevos.

Cadenas de esclavos los reventaban siendo coceados por el ave imperial.

Cada corazón era paralizado con plumas como flechas y triturado en la granja para pienso.

Aquella nodriza del Emperador tenía la leche agria.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

El método Stanislavski

Ejecutó a su víctima con aparente resolución. Pero ¿sintió pena mientras apretaba el gatillo?, ¿lo movía el odio o el deseo de justicia?, ¿hallaría en ello alivio o tormento? Su rostro sugirió todas esas preguntas con un sobrio gesto desapercibido por algunos, merecedor para muchos de al menos una nominación.
Escrito por Enrique Mochón Romera - Twitter

Dime si esto no es amor

Las ideas románticas flotan ingrávidas, presas de una frescura alejada del envejecimiento.

Responder con el pulso acelerado tras un beso. Enajenarse. ¿Cómo dirigir la velocidad de nuestras vidas en momentos tan intensos?

Mientras mi atención se centra en recoger cualquier atisbo de duda y disiparlo, sigo embelesada, mirándote cada atardecer.
Escrito por Malu

Pareja de reyes

Hubo una vez un rey tan generoso que vendió todo lo que tenía para repartir el dinero entre el pueblo. Cuando ya no le quedó nada, lo asesinaron.

Mientras, en un reino vecino, un monarca cruel, despreciable y cicatero murió de viejo siendo venerado por la mayoría de sus súbditos.
Escrito por Rafa Sastre

Magia al amanecer

El hermoso y gallardo sapo, con su afinado croar, su mirada lasciva y su apuesta pose de príncipe azul, se dejó atrapar por la joven doncella de atuendo dominical.

Tras un largo beso, lo acostó bajo su almohada y, dormida, esperó al alba.

Cuando despertó, el sapo todavía estaba allí.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web

Último acto

La magia constituía, entre nosotros, un aspecto fascinante que dotaba de contexto a nuestra realidad convexa.

Formábamos infinidad de universos con sólo unos pases, algunos trucos bajo las sábanas y mis versos.

Cada puesta en escena era espectacular, no entiendo por qué decidiste, con el conejo bajo el sombrero, escapar.
Escrito por Cristopher Josué Escamilla Arrieta - Twitter

Silencios

El abuelo se mantuvo callado. La abuela me explicó que mamá se había ido y no volvería. Yo le dije que ella no quería irse porque gritó mucho. No respondió. Le conté que papá tenía sangre en las manos. Siguió muda. Mi hermana tampoco quería irse. Por ella no pregunté.
Escrito por Josep Maria Arnau

Filósofo

Contempla las falsas miradas, siniestras siluetas, oscuras delgadeces. Miserables. Prisas. Socavones como bocados de monstruos, fachadas llenas de desperfectos. Coches que muerden. La desalentadora sinrazón de la urbe. Se quita las gafas y las tira a una papelera. Esta realidad, vista con dioptrías sin corregir, le resulta mucho más tolerable.
Escrito por Eduardo Martín Zurita

Caso abierto

Antes del disparo, discutía con alguien que le seguía a todas partes. Cuando derribamos la puerta encontramos un revólver, aún humeante. El forense no pudo determinar las causas de la muerte y al juez le resultó imposible levantar el cadáver. Desde entonces, allí sigue, tendido al otro lado del espejo.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter
Elegido mejor relato de julio de 2018

Madre esperanza

Mientras otros niños del sempiterno campamento juegan a la guerra con proyectiles de lodo, los ojos de Nasim migran incansables de mujer en mujer. Sus oídos escudriñan el griterío; tal vez en ese mar de voces logre escuchar la que anhela, y que ya no recuerda, llamándolo por su nombre.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web

Niñez eterna

A lo largo de los años protegió a su niño interior por encima de todo y de todos, con la fuerza de un águila imperial, llevándolo consigo en sus pensamientos y enfrentándose a la vida y a sus constantes vaivenes.

Ahora, ante la muerte, ese niño seguía siendo... un niño.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter

Nadie tiene la culpa

Hace rato que debía haber bajado a cenar. La madre sube a su habitación y la encuentra tendida en el suelo. Sobre su cabeza, en el lugar de la lámpara, un enorme agujero en el techo. La niña llora desconsolada, pero sabe que su sobrepeso le ha salvado la vida.
Escrito por Pepe Sanchis

La fuerza de la teología

León estuvo tres horas hablándole del dogma de la maternidad divina. Le dijo que la Virgen María es la verdadera Madre de Dios, pues parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne. Cuando iba a comenzar a explicarle el dogma la santísima trinidad, Atila decidió regresar a Panonia.
Escrito por Plácido Romero - Twitter

Afán de eternidad

Tuvo siete hijos para que mantuvieran vivo su recuerdo, pero nunca les quiso ni ellos a él. Luego intentó que algo escrito por su mano perdurase. Eso sí lo consiguió. Cuatro palabras de su autoría permanecen labradas en piedra: "Fui una persona excepcional", podría leerse si alguien visitase su nicho.
Escrito por Ángel Saiz Mora

Contrastes

Al poeta lo abandonó su musa y se transformó en estatua; quedó ciego a los ojos que reflejaban el reino de la libertad y renunció a su marcha progresiva hacia la infinitud.

La musa abandonó al poeta y lo guardó en el cuarto; luego, salió al acecho de otras imaginaciones.
Escrito por Juan Carlos Pozo Block - Facebook

Madres

Escuché unos chasquidos entre los matorrales. ¿Pisadas? Agarré a mi madre y tiré de ella. Me miró con gesto de reproche mientras sacudía sus brazos. "Habla claro y no te andes por las ramas. He de despiojarte". "¡Un cazador!". Se escuchó un disparo. Mientras caía abatida insistía: "Tú, siempre escaqueándote".
Escrito por Marisa Martínez Arce

¿Entre los geranios?

Pierdo todo lo que sabía por la casa. En una taza aparecieron los nombres de varios ríos. En un vaso, unas raíces cuadradas resueltas. Acabo de abrir la cómoda, y ahí estaban los poemas de Rubén Darío. Ahora, en cuanto recuerde cómo se usa el peine, también buscaré tu nombre.
Escrito por Paloma Hidalgo Díez

Tinieblas

Hubo un día con una verdad irreal, un beso robado carente de ladrón, una caricia sola y perdida sin nadie que la provoque, una sonrisa sin más ilusión que la de su propio reflejo, sin más amiga que la triste soledad y sin más luz que la de las tinieblas.
Escrito por Carmen Gallego

Misiva

Introdujo en un sobre ribeteado de azul y rojo una cuartilla. En menos de cincuenta palabras, escribió: "Las musas me han abandonado". Se retiró junto al mar. Allí está en la orilla, sacó un cuaderno y escribió: "Volveré algún día".

Observándola sigo: lee, escribe, mira el mar y hace fotos.
Escrito por Carmen Martínez Marín

Bodas de plata

El vestido despedía un rumor de naftalina. Una aureola de años perdidos revoloteaba alrededor de los bodoques blancos, de los encajes de pasamanería, del velo de tul que añoraba las lágrimas de emoción de una recién casada. Una bruma sepia surgió desde el crepitar de la seda en la chimenea.
Escrito por Favourite day

Obsesión

Lo único que pude rescatar tras tu partida fueron mil cartas sin abrir, tu ropa interior recién usada, la clave de tu cuenta, el perfume de tus axilas, tu diario personal y tu encantadora sonrisa, que me saluda cada mañana, cada vez más deshecha, desde el fondo de mi maleta.
Escrito por Daniel Castillo

Monumento a la diversidad

Hizo los pliegues torcidos, trazó la silueta sin guías y, al recortar, el folio le bailaba. Resultaron unidos seres deformes, flacos y gordos, arrugados, con manchas y algún amputado.

Suspendió plástica. Aparentemente, la manualidad del Día de la Paz consistía en una fila de hombres blancos idénticos dándose la mano.
Escrito por Isabel Ballester Torremocha

El quid de la cuestión

Practico con mimo. Cada gesto está milimetrado. Aquí respiro; aquí miro al público; aquí hago una pausa; aquí saludo al cielo. Y sonrío. A ti, mi querido maestro. Que me enseñaste que sin palabras también se puede interpretar y hacer reír al público. Ese es el quid de cada actuación.
Escrito por Maest

Nube de la infancia (Tríhada: Epílogo)

María, con cuatro años, atiende a cada florecilla del camino. Alba, más pequeña, va de mi mano.

¡Shhh...! Calladitas y en el arroyo veremos ranas les digo.

Sin embargo, solo una nube baja de mosquitos sobrevuela la orilla

No hay ranas, tito.
¡Sí, María, refunfuña Alba es que están volando!
Escrito por Manuel Bocanegra
Parte I | Parte II | Parte III | Epílogo

Tarde

Todas las tardes visita su tumba con su mejor traje y un ramo de rosas. Le dice que la sigue queriendo, que la ha amado desde siempre. Y regala al viento largos monólogos que formulan idílicas hipótesis de cómo serían las cosas si se hubiera atrevido a decírselo en vida.
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter

Ataque aéreo

Los violines rasgan el aire, las flautas lo deshilachan, mientras que el arpa lo importuna. Las trompetas lo irritan y no es menor la agresión del piano.

El director muestra su inexplicable enfado con la batuta y la melena danzantes.

Por contra, y quizá para compensarlo, el público ni respira.
Escrito por Carmelo Carrascal

Amarga primicia

Era temprano, demasiado temprano para dar una mala noticia, pensaba mientras una lluvia helada negaba el horizonte y encubría su llanto. Tres meses a lo sumo, acababa de diagnosticarle el especialista. Llegaría a casa y tendría que contarlo. Tres meses, respondería, cuando le preguntaran, me quedan tres meses de vida.
Escrito por María José Escudero

Algo a la medida

Estaba convencido de que lo que necesitaba era tiempo y libertad. Las ideas, el arte, requieren de esas cosas que les permitan crecer, dijo.

El encapuchado repitió la pregunta, a la vez que, impaciente, accionaba una palanca. Ya no hubo respuesta.

Además, estuvo allí justamente por lo "creativo" que fue.
Escrito por Ruperto

La noche de los aullidos

Lo que más me afligió fue su abrazo. Me rompió, creí desfallecer... Sentí el peso frío del tiempo. Pensé en retroceder en mi empeño. Rememore sus palabras siempre envenenadas... No acallaron mis remordimientos. Cuando regresé yacía muerto. La copa de coñac derramada sobre el terciopelo rojo. Quien a hierro mata...
Escrito por Raquel Tevas Cisneros

América

"Estamos a salvo", le dijo Karl Rossmann a su familia mientras, desde el barco donde iban, miraban la Estatua de la Libertad, inmersa en la neblina del amanecer. Luego, sacó de un bolsillo la odiada estrella amarilla con la palabra judío escrita en su centro y la arrojó al océano.
Escrito por Enrique Angulo - Twitter

Un mal sueño

Peter, cuando no luchaba contra Garfio y los piratas, en secreto, ayudaba a Caperucita, Blancanieves, Dumbo o la Sirenita contra sus enemigos, hasta que un día, en la Isla de los Juegos, Stromboli lo descubrió y encerró.

Entonces Pedrito despertó bruscamente y Peter ya nunca pudo salir de la jaula.
Escrito por Crispín

Mambrú

Aguarda, cada tarde, su regreso. Se lo arrebataron, hace demasiados años, junto a los otros chicos del pueblo. Ahonda en su amargura murmurando cansinamente la tonada que otrora habían compartido. 

El viento, silbando sobre las ruinas de la aldea, le devuelve su canción. Mientras, sus ojos, al fin, se cierran.
Escrito por Jesús Garabato Rodríguez

Paciente ansioso

Treinta y ocho. Muy interesante. Crucigrama inconcluso. Caminata por el corredor. Grulla de origami. Lectura de carteles. Qué tiempo loco. Garabatos. Visión de cíclope. Aire fresco. Contar baldosas negras. Subir y bajar escalones. Vaso de agua. ¿Qué hora es? Excursión por los baños. Percusión con los pies. Treinta y nueve.
Escrito por Jorge Aguiar - Twitter

El padre de la bestia

Ya no tengo escapatoria, ahora sí que viene lo peor. Tengo que visitar su morada. ¡Lo prometí! Me emborraché, lloré y lo hice. ¡Lo nunca visto! Fui, aunque solo tenía una pregunta que hacerle: ¿por qué jamás intentaste conocerme? Pero no me contestó. Claro, debí hacérsela antes de que palmara.
Escrito por Teodora Lungu

Nuevo Imperio Galáctico

Año 2204. El Premio Nobel de Física lo obtiene una española: Isabel Reina.

Gracias a su innovadora teoría sobre viajes astrales, España logra catapultar una nave sideral más allá de la Vía Láctea.

Con la epopeya del galaxinauta Fernando Alegre, "alegramos" un nuevo mundo hasta los confines de Galaxia Alegría.
Escrito por Francisco Rubio Yepes

Mi ángel

Sin previo aviso apareció como un rayo de luz en mi vida, enamorándome su grata esencia, tan libre, frágil, tierno y bello. Súbitamente de mis caricias y desvelos se hizo dueño, sus brillantes e hipnotizadores ojos me guiaron; sin dame cuenta lo tenía entre mis brazos y lo llamé: hijo.
Escrito por Carlos Alberto de la Cruz Suárez - Web

Aviso de un niño: devuelvan a Tobi

Este viernes se perdió Tobi, si lo devuelven daré una jugosa recompensa; si se lo quedan, todos los días sale al pasto. Cuando me salvó la vida, quedó herido y sus prótesis requieren aceite sintético. Somos demasiado unidos, siento que me extraña, especialmente cuando bajo de la silla de ruedas.
Escrito por Edwin Antonio Gaona Salinas - Web

En negro

Conocí una joven que me volvió loco, no me atrevía, mas, finalmente me acerqué. Su belleza me estremeció, sus ojos me encandilaron... casi desfallecí.

—Hola —dije.

Ella sólo rozó mi cara con sus manos buscando aprendérsela.

Quien pensé la mujer de mis sueños, nunca vio su rostro... ni el mío.
Escrito por Juan Benito Rodríguez Manzanares - Web

Metamorfosis

Me sentía derrotado. Como un novillo en el brete rumbo al inexorable destino de estar frente a mi matarife. Me detuve. Respiré. Entré decidido. Milagrosamente el brete se transformó en ruedo. El matarife, en matador. El novillo, en toro. Y mi corazón abrigó la remota posibilidad de un destino diferente.
Escrito por Roberto Carlos Díez

Sueño

Soñó que volvían a su casa natal, que la cuidaba. Era todo en su vida. Le dio un beso en la mejilla y le dijo que todo iría bien. Habían sufrido mucho. Sus amigos les esperaban ansiosos. Llegaron. Pero nada era como antes. Despertó sudoroso y quiso morir cuanto antes.
Escrito por Iñaki Ferreras - Web

El perdón

Me lo repetiste mil veces, pero yo seguía sin creerte. Tu teoría cristiana del arrepentimiento que lleva siempre al perdón, defendido con vehemencia en el púlpito, no parecía tener sentido para aquella mujer que miraba con odio, arrodillada en el reclinatorio, al hombre con sangre caliente aflorando en sus manos.
Escrito por María José Viz Blanco

Desencanto

Raimundo III, encogido en su nenúfar, escucha un estremecimiento de juncos. Siente miedo. No tardará en llegar aquella damisela besucona con su fétida halitosis que, como todos los días, le acurrucará en su regazo y, con un pestilente susurro, volverá a decirle que no se preocupe, que sabrá tener paciencia.
Escrito por Luis San José

Desencuentro en la saeta del tiempo

Él le dijo a las once, Sara entendió a las ocho. Llevaría un sombrero de fieltro, ella uno de ala ancha. En la solapa, la ilusión de un nuevo comienzo; en su prendido, un eterno reproche.

La fuente fue testigo del desencuentro.

El reloj no corría demasiado a su favor.
Escrito por Mª Belén Mateos Galán

Ya estábamos preparados

Había conseguido juntarnos a todos ya fuera del hospital. Era su mayor deseo.

Reunidos en torno a él, recordamos sus anécdotas con risas, su peculiar mirada con esas viejas gafas nunca rectas, como en la foto donde inmortalizamos aquella reunión; ahí también aparecían torcidas sobre la urna de sus cenizas.
Escrito por Jose Antonio Gallego

Fin del mundo

En los marcos sobre la estantería del comedor seguimos sonriendo los tres. Éramos felices, a veces sin saberlo, otras con abrazos o carcajadas. Recuerdo cuando fuimos a despedir a Raúl, subían al autocar entre gritos, risas y empujones.

Yo tenía una familia: una mujer y un hijo. Hasta esa llamada.
Escrito por M. Carme Marí - Web

Tu recuerdo y yo

Con agitada ingravidez, dos sombras macilentas se arremolinan atrapadas por la pretérita gravedad del tiempo. Ni avanzan ni caen; sólo cabriolean alrededor de un vacío concéntrico, tratando de recuperar vivencias inalcanzables para un ahora tan abrasador que hasta las piedras se evaporan al recordarte.

Y no estás... Y entonces llueven.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter

El apagón

Su expresión transmitía gigas de información. Cada gesto suyo inundaba salas e impulsaba conversaciones con el carisma de quienes arrastran multitudes. Todo cambió cuando la descubrió cogida de la mano de otro. Su boca se desplomó en una horizontalidad irreversible y su mirada enfoca un punto cada vez más lejano.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro - Twitter

Débil resistencia

Claudicaremos. No tendremos más remedio que dejarlos entrar.

Llevamos demasiado tiempo conteniéndolos. Nos rondan de día, nos acechan de noche. Intentan invadir nuestros más íntimos anhelos. Cada minuto nos cuesta más resistir su fuerza arrolladora. Abramos las puertas. Que pasen.

Nuestros sueños son inalcanzables, pero los necesitamos para seguir luchando.
Escrito por Aurora Rapún Mombiela

Cuestión de pelotas

¿Quién era tan estúpido como para casarse en pleno Mundial? No pensaba asistir a la boda. ¡Ni siquiera estaba previsto poner pantallas! Lo sentía mucho, pero tenían que haber consultado el calendario. María le amenazó con buscarse a otro si no la acompañaba.

Finalmente se casó con el único asistente.
Escrito por Fernando da Casa - Web

Sirena destronada

Entre peces y algas nado en el fondo del océano como uno más. Me muevo al son de las corrientes submarinas y no pienso en nada, sólo en encontrar a alguien que sea como yo, que su cuerpo brille en luz tornasolada y posea la belleza de los seres acuáticos.
Escrito por Pilar Garrido Aláez

Cinceladas de odio

¡Fiuuu! Caen del cielo buscando almas.

Con los brazos, rodea a sus hijos. Siente su vitalidad, su fuerza. Dando gracias, reza.

El tiempo cabalga sobre cadáveres.

¡Fiuuu! Caen sedientas de carne y vida.

Abrazada a sus hijos, siente sus huesos hambrientos. Mirando al cielo, ahora sin fe, cierra los ojos.
Escrito por Salvador Esteve

Anda a contar las estrellas

Ya despuntaba el primer lucero en el altozano. Las terrazas ardían y las copas chocaban, junto al fiambre, bajo racimos de cristales. Pero solamente una niña acodada en la balaustrada lo contemplaba: no como un astro antiguo, sino como un punto que, si alcanzaba, se lo mostraría a sus tíos.
Escrito por Gleiber Alvarez - Web

Inspiración

A veces cuesta encontrar tu musa. Hay gente que busca en libros sagrados, otros que salen a correr, a respirar aire fresco; muchos practican yoga o mindfulness. Yo en estos casos tengo mi secreto, mis amigos Johnnie Walker y Jack Daniels. Un par de copas con ellos no fallan nunca.
Escrito por Pau

Ansiadas vacaciones

Había sido un duro año de trabajo. Fueron días de diez y doce horas de dedicación, incluso fines de semana. Pero al fin encontró sus quince días libres y se dispuso a disfrutar de ellos. Tuvo un mal presagio cuando comprobó su fiebre. Pasó los quince días en la cama.
Escrito por Javier Velasco Eguizábal

La espera

Una calle invadida de recuerdos me llevó hacia la iglesia. Estaba como la recordaba, más deteriorada, pero majestuosa como siempre. En la penumbra, reconocí el sepulcro de mis antepasados y, sobre él, un gran ramo de lirios frescos. En uno de los bancos, estaba Ella esperándome. Aquí estoy, le dije.
Escrito por Mª Luisa Pérez Rodríguez

Novia con hándicap

A Eloísa le gustaba mucho enamorarse, ya fuera de un buen mozo, de un casado, de un juglar, de un lancero real... Imaginaba fantasías que le colmaban de gozo y le dibujaban una sonrisa irresistible. Sus paisanos nunca le correspondieron ni por cortesía. Pena. Era hija del verdugo del rey.
Escrito por Juan Badaya - Web