Carpe diem tardo

Trabaja, come, duerme y calla. En su existencia no hay lugar para más. Pasan horas, días, meses y años. Llega el relevo. Disfruta, saborea y vive. No hay tiempo para más. Aunque no corre porque no hay espacio, Manuel tiene prisa. En su esquela se lee: Nunca tarde, siempre presto.
Escrito por Ana García Ortiz

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