Bandeja y sofá
Hundió el tenedor en sus macarrones con tomate. Algunos temblaban de frío. La tele intentaba distraerlo mientras su móvil lo miraba en silencio, con pena. El frigorífico suspiró, la cocina lloraba desconsolada y el fregadero balbuceó algo ininteligible. Subió el volumen de la tele y volvió a hundir el tenedor.
Escrito por Álex Garaizar
Zigzag Homeless
Esa noche Zigzag Homeless cocía las calles sobrio por primera vez, hasta que cayó. "¡Zigzag!", retumbaba en su mente, "¡Zigzag!", repetía una y otra vez, mientras nadie observaba. "Zigzag" sonó la camilla, ni siquiera encendieron la sirena. Caminó hacia la luz en ese oscuro callejón. Zigzag Homeless, zigzag no more.
Escrito por Johnny Correia - Twitter
Amores al viento
Desenvolvió con mimo el paquete que había recibido esa mañana. Para su amante, ella no era más que una vieja caduca. Pero eso se había acabado.
—¡Es hora de beber de otros vientos, amor mío!
Y, blandiendo el arma recién comprada, disparó repetidamente en el pecho de su muñeco hinchable.
—¡Es hora de beber de otros vientos, amor mío!
Y, blandiendo el arma recién comprada, disparó repetidamente en el pecho de su muñeco hinchable.
Escrito por Icarina
La mejor de la ofi
Literalmente vivía en su puesto de trabajo. Su labor era casi perfecta, aunque nunca la felicitasen por ello. Al menor fallo tenía que aguantar estoicamente las agresiones verbales y físicas de los compañeros.
Pero un día se acabó. Resultó más barato comprar una nueva que cambiar sus cartuchos de tinta.
Pero un día se acabó. Resultó más barato comprar una nueva que cambiar sus cartuchos de tinta.
Escrito por Dani
Arlequín
El oficial llegó a caballo y rodeó el torreón.
—Tus soldados te han abandonado y tu esposa ha muerto por defenderte.
El rey, blanco como la cera, levantó la vista y pudo ver al otro lado de la pradera arlequinada a uno de sus soldados dar un sorprendente jaque mate.
—Tus soldados te han abandonado y tu esposa ha muerto por defenderte.
El rey, blanco como la cera, levantó la vista y pudo ver al otro lado de la pradera arlequinada a uno de sus soldados dar un sorprendente jaque mate.
Escrito por Josep Sebastián - Web
Buenos días
Dejo fotos colgadas en la pared y plantas secas, discos que no quiero volver a oír y excusas en conserva.
Mañana será un nuevo día, me espera el mar, dicen que su sal cicatriza las heridas. Dormiré con la ventana abierta y, cuando amanezca, el sol guiará mis primeros pasos.
Mañana será un nuevo día, me espera el mar, dicen que su sal cicatriza las heridas. Dormiré con la ventana abierta y, cuando amanezca, el sol guiará mis primeros pasos.
Escrito por Paz de las Heras
El jardinero
Mi mujer empieza a gritar, pero no hago caso de sus chillidos, afortunadamente aplacados por el intenso ruido del cortacésped. Aunque me suplica que pare, que ella no merece ese agravio, yo no apago la máquina hasta que el jardín de la atractiva vecina luce tan impecable como el nuestro.
Escrito por Sara Lew - Web
Más allá
Tiró el violín con rabia sobre la cama, no volvería a tocarlo si ella no estaba para escuchar sus melodías. Él no creía en el cielo, ni en el más allá.
Al otro lado, Elisa lloraba porque no le escucharía tocar su melodía favorita nunca más. ¿Cómo avisarle? ¿Alguien sabe?
Al otro lado, Elisa lloraba porque no le escucharía tocar su melodía favorita nunca más. ¿Cómo avisarle? ¿Alguien sabe?
Escrito por Carmen Martagón E. - Twitter
Vecinos
Estaba harto de que aquel vecino ignorase sus buenos días. No iba a tolerarlo más.
Esperó en la escalera y al no obtener respuesta a su saludo disparó por la espalda. El hombre cayó y se golpeó la cabeza violentamente. Su implante coclear rodó hasta los pies de su asesino.
Esperó en la escalera y al no obtener respuesta a su saludo disparó por la espalda. El hombre cayó y se golpeó la cabeza violentamente. Su implante coclear rodó hasta los pies de su asesino.
Escrito por Miguel Ibáñez
Las manos
Observando las palmas de sus manos vio en ellas el dedo juguetón de su madre, unos lápices de colores, bolas de nieve, rasguños ya curados, los pechos de aquella chica, su hijo recién nacido, el volante de su coche, luego de su taxi, su esposa estrangulada, y ahora las esposas.
Escrito por Joaquín Grau
El Protocolo Kadira
El valiente guerrero Craigach, del sistema Wohän, fue perseguido por un comando enemigo Reodai; rescató a la joven Asarëya, experta en Física Geodinámica Subnódal y única conocedora del Protocolo Kadira, capaz de generar un Escudo Geosincrono Mynagot de Energía Draissgha con el que vencer a las Ordas de Malignos Enthömroth.
Escrito por Luis Goróstegui
Cárcel de cristal
De la fría nada surgió un palacio de hielo y el último rayo de sol esculpió una princesa tuerta sobre un trono que crujió al desplegar las velas. Tomó impulso, hizo girar la esfera y los copos cubrieron por última vez el interior de la bola de cristal recién quebrada.
Escrito por Patricia Richmond - Web
La pupila
El coche se detuvo. Cuatro portazos hicieron temblar las luces mortecinas del caserío. El abogado llevó su portafolios, el banquero, su maletín y el padrino, su estilográfica de plata. Cuatro palabras, cuatro minutos y la madama se hizo cargo de la pequeña pupila, heredera de una fortuna que nunca disfrutaría.
Escrito por Luis San José - Web
Guerras
Primero fueron luchas intestinas en el clan, luego batallas entre tribus, después entre etnias. Surgieron las religiones y a continuación las guerras en nombre de su dios.
Inventaron la comuna, sin guerras, sin religión, sin etnias, ni tribus, ni clanes... Y los aburridos comuneros emprendieron huelgas y protestas pidiendo guerras.
Inventaron la comuna, sin guerras, sin religión, sin etnias, ni tribus, ni clanes... Y los aburridos comuneros emprendieron huelgas y protestas pidiendo guerras.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web
Otra espera
Llevo tres desesperantes meses en esta cárcel. Es la cuarta vez que me apresan. Pero este fulanito tiene suerte: hoy no lo mato. Espero que haya aprendido la lección: ¡no meterse conmigo! Tengo que salir bien de esta. Solo faltan ochenta días. María me espera. Ella sí debe meterse conmigo.
Escrito por Pepe Caudillo
Que a ti te respete
—Mamá, mamá, hoy en la escuela Pablo me volvió a pegar.
—Ahora que lo veas nuevamente, enséñale que a ti te tiene que respetar. Dale con todo lo que tengas.
—Sí mamá, así lo haré —dijo Axel apretando el cuchillo que tenía en la mano y escondía detrás de él.
—Ahora que lo veas nuevamente, enséñale que a ti te tiene que respetar. Dale con todo lo que tengas.
—Sí mamá, así lo haré —dijo Axel apretando el cuchillo que tenía en la mano y escondía detrás de él.
Escrito por Gabriel Ramos
Compromiso
Nuestra relación crece día a día. Esta mañana, sin pensármelo dos veces, la he besado. Lo tomó con naturalidad, no se inmutó, no dijo nada, mantuvo su gesto sereno y sonriente. Me planteo presentársela el próximo domingo a mis padres. Hasta entonces, la desinflo y la guardo en la caja.
Escrito por Rafa Olivares
Destape
Bajo la atónita mirada de los asistentes al evento, destapó su rostro. Era el gran día y, aunque aparentaba una tensa calma, su interior era un ramillete de incertidumbres. Hoy sabría si sus seguidores seguían siendo sus mayores fieles.
Volvió a abrir su facebook. Tenía 99 likes y 49 "¡guapa!".
Volvió a abrir su facebook. Tenía 99 likes y 49 "¡guapa!".
Escrito por Malu
Un relato sin amor
Decían que era un ___al que solo tenía oídos al cl___ del dinero; cuando se en___o sufrió una met___fosis que le hizo ver todo distinto. Pero ella era una romántica idealista que —sin ningún ___tiguador— lo rechazó completamente. Desde entonces, con el pecho ___atado, juró nunca más mencionar la palabra.
Escrito por Jean Durand - Twitter
Lujuria (Pecados capitales III)
Demasiadas desavenencias y discusiones. Esta relación acabaría aquí, ahora. No más amarguras tras dulces reconciliaciones. ¡Estaba decidido!
Respiré hondo, apuré mi copa, me acerqué sorteando el gentío del cóctel y... ¡Dios, pero qué guapa estaba!
Aun así le eché agallas, pero se quedaron atrapadas en el anzuelo de su escote.
Respiré hondo, apuré mi copa, me acerqué sorteando el gentío del cóctel y... ¡Dios, pero qué guapa estaba!
Aun así le eché agallas, pero se quedaron atrapadas en el anzuelo de su escote.
Parpadeo
El muñeco de trapo fue el primero en cerrar los ojos al caer de su abrazo. Su propietaria adolescente aguantó unos segundos más, no muchos, el tiempo que tardaron en quedarse mudas las bocas que se desgañitaban en sus muñecas, gritándole al mundo lo sola e incomprendida que se sentía.
Escrito por Paloma Hidalgo Díez
Me sigue dejando sin palabras
Don Teodosio provocaba escalofríos a su paso. Todos huían su semblante hermético e inexpresivo. Pedrito argüía que era un zombi. Yo sabía que no. Aquella mañana, cuando mi madre lo saludó, vi, de reojo, cómo se inflaban sus mejillas y sonreía. Claro que, siendo ella, eso no era nada extraordinario.
Escrito por Gabriel Pérez Martínez
La mudanza
Tenía la casa llena de cajas de recuerdos, no se podía andar por las habitaciones, así que decidió hacer mudanza. No lo pensó, un día se metió dentro de una caja y se envió sin destino. Cuando la abrieron, no era más que recuerdos, no supieron qué hacer con ella.
Escrito por Leire Frex - Twitter
Maldita ternura (3...)
—Aún no has dicho cuál es el veredicto.
—Culpable —respondió él.
—Pero es imposible. Tú eres inocente.
—Ojalá fuera así —dijo.
—¿Crees que eres culpable? —susurró.
—Todo está en mi contra. Observa...
Mostró el puñal. Rodeó el cadáver y salió sin voltear a mirarla.
No volvió a hablar consigo mismo.
—Culpable —respondió él.
—Pero es imposible. Tú eres inocente.
—Ojalá fuera así —dijo.
—¿Crees que eres culpable? —susurró.
—Todo está en mi contra. Observa...
Mostró el puñal. Rodeó el cadáver y salió sin voltear a mirarla.
No volvió a hablar consigo mismo.
Rumbo cambiante
Al coronar la loma, el camino se bifurcaba hacia el noreste, alejándome de mi destino inicial. Nunca había sido de dudar pero, en el instante aquel, algo interno e intenso me empujó a girar el volante, al tiempo que mi ánimo adormecido rejuvenecía gracias a la incertidumbre de lo imprevisto.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez
El sicario
Gatilló su rifle con mira telescópica al corazón de su víctima, desde la vieja azotea, sin resultado positivo. El hombre seguía vivo: su mujer guardaba aquel corazón celosamente con ella, haciéndolo un blanco escurridizo para el sicario. Mirándolos marcharse felices, la imagen permanecería pegada al ojo abierto en la mira.
Escrito por Arturo Campos Barquer
A tiro de piedra (Por amor al Arte III)
La mirada desafiante presagia el combate y su espléndido torso revela firmeza y valor. Su actitud permanece serena, pero su espíritu se agita aprisionado en la solidez del mármol.
—Esperaré a que te acerques lo justo y entonces mi piedra te alcanzará.
David —alma latente en roca—, preparado para estallar.
—Esperaré a que te acerques lo justo y entonces mi piedra te alcanzará.
David —alma latente en roca—, preparado para estallar.
Tormenta en la ciudad
Una gota cae atravesando el cielo; una tras otra. Abajo, en la calle, caminas cinco pasos por delante de mí; cerca pero lejos, como siempre hiciste. Veo que no tienes paraguas, siempre has sido una despistada. Veo la lluvia rozar tu pelo, y no me atrevo a ofrecerte el mío.
Escrito por Javier Juste - Web
El reencuentro
Cuando su terrible enfermedad la arrancó de mi lado supe que, en adelante, mi vida carecería de sentido, que sería perpetuo rehén de la soledad y la tristeza.
Hoy, después de tantos años de aquel día que cambió mi vida, me siento feliz, vuelvo a reunirme con ella, me muero.
Hoy, después de tantos años de aquel día que cambió mi vida, me siento feliz, vuelvo a reunirme con ella, me muero.
Escrito por Domingo Díaz
Tiempo perdido
Trabaja en la sala de espera y todos se fijan en él. Los que llevan más prisa le miran con nerviosismo y los otros con aburrimiento o resignados; todos miran. Su parsimonia es exasperante al ejecutar su labor, sin inmutarse: camina lento el reloj, en la pared de una estación.
Escrito por Beto Monte Ros - Twitter
En la noche
En la noche se abrió el grito como un desgarro. Interminable le siguió la sangre y se paró el latido. Un pequeño hilo de vida, lo suficiente para verse nacer..., antes de que el silencio precediera a murmullos envueltos de urgencias, en una ciudad visitada cada día por la muerte.
Escrito por Irroca - Web
Lágrimas de libertad
Uno, dos, tres...
Los correazos se suceden, uno tras otro hasta llegar a su edad; un castigo por olvidar el cumpleaños de un padre lleno de ira y frustración.
... treinta, treinta y uno...
El pequeño recordaba la fecha, pero callaba; se negaba a vivir con miedo.
... cuarenta y nueve, cincuenta.
Los correazos se suceden, uno tras otro hasta llegar a su edad; un castigo por olvidar el cumpleaños de un padre lleno de ira y frustración.
... treinta, treinta y uno...
El pequeño recordaba la fecha, pero callaba; se negaba a vivir con miedo.
... cuarenta y nueve, cincuenta.
Escrito por Salvador Esteve
El sabio Frestón
La enfermiza obsesión que el sabio Frestón sentía por don Quijote le hizo inventar aventuras apócrifas del caballero manchego. Utilizó el pseudónimo de Cide Hamete Benengeli. El libro, que un tal Saavedra tradujo del árabe, tuvo tanto éxito que las hazañas reales de don Quijote acabaron cayendo en el olvido.
Escrito por Plácido Romero - Twitter
Random
Harto del orden monótono en que construía sus días, decidió vivirlos aleatoriamente. Así que despertó una tarde y preparó el desayuno. Se duchó, se desnudó, regresó a casa, salió del trabajo, se acostó, cenó, salió de compras, se vistió y, como tenía tiempo, se cepilló los dientes antes de levantarse.
Escrito por 4Colors - Web
Las mariposas mágicas
El cálido viento marcaba el rumbo de las mariposas. Con un ritmo ondulante, musical, las llevaba urgente hacia una pequeña playa del río.
Allí estaba ella, yaciendo al sol. Las mariposas la sobrevolaron, tatuaron datos en la arena y, con una metamorfosis mágica, la convirtieron en crisálida. Pronto estaría volando.
Allí estaba ella, yaciendo al sol. Las mariposas la sobrevolaron, tatuaron datos en la arena y, con una metamorfosis mágica, la convirtieron en crisálida. Pronto estaría volando.
Escrito por Princesa de Agua - Twitter
Vida
El principio de la primavera se vislumbraba a través de los cristales centenarios. No podía creer que ese fuera el último beso, esta vez en la frente. Se despedía de su amor cuando en su vientre crecía el fruto de su historia eterna. El bebé dio una patada. Adiós, papá.
Escrito por Jem Ela - Twitter
Esperanzas
Aquí solía haber una oficina del olvido. La cerraron no porque ya no existan olvidos; más bien, hoy acostumbra la gente a ir por la vida sin saber de dónde viene ni a dónde va. Un día llegó un hombre de buenas intenciones y se montó un negocio de Esperanzas.
Escrito por Andrés Galindo - Web
Alejandro
La fama de Alejandro anduvo de boca en boca después de la invención de las tenazas. Sin ser sabio hasta los sabios lo visitaban en su casa buscando el conocimiento, pues tuvo la inteligencia necesaria para hacerse rico. De la noche a la mañana se convirtió en el primer dentista.
Escrito por Pedro Elías Martínez - Web
Caricias
Se sienta en frente para acariciar mi cuerpo mirándome con los ojos entornados y tristes. Me echa de menos; lo sé. Las lágrimas que le resbalan por sus mejillas, a la hora del adiós, lo delatan.
Recoge sus pinceles dejándome sola y esperando, desde el lienzo, que nunca me termine.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter
Recoge sus pinceles dejándome sola y esperando, desde el lienzo, que nunca me termine.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter
Elegido mejor relato de mayo de 2015
Atrezzo
No consiguió avanzar. Por mucho que tratara de movilizar sus piernas, estas seguían incrustadas en lo alto de una tarta gigante. Con estupor contemplaba a su lado a un caballero con un elegante sombrero de copa, que la miraba con ternura y se aferraba con toda naturalidad a su cintura.
Escrito por Mª Belén Mateos Galán
Indecisiones faraónicas
Tras exprimir a cinco generaciones de egipcios, y justo en el instante en que se acababa de colocar el último y puntiagudo bloque de piedra sobre lo más alto de su imponente y colosal pirámide funeraria, Amenapakthón III decidió que prefería ser incinerado y sus cenizas, arrojadas al río Nilo.
Escrito por David González (AYE) - Twitter
Aliteración
Tintinean las tuercas en tu tímpano. Tímido ante la tempestad. Sin templanza ni en el tuétano de tus tibias. Tic, tac, inevitable. Tremenda tontería, pero lo intentas. Aquel trasnochado te trastocó al contártelo. A tres instantes del temido final. Si tenías todas las "t", el tiempo ya no tendría sentido.
Escrito por Shantala
Una voz más
—Hay que estropearle el descanso, esta vez se ha excedido. ¿Voluntarios? —les preguntó escéptico.
—Yo lo haré —contestó con firmeza una voz de mujer.
—Tu acto salvará a los hombres —sentenció la voz de mando—, pero quizás acabes siendo la más vilipendiada por ello. ¡Mujer, ve y despierta a Dios!
—Yo lo haré —contestó con firmeza una voz de mujer.
—Tu acto salvará a los hombres —sentenció la voz de mando—, pero quizás acabes siendo la más vilipendiada por ello. ¡Mujer, ve y despierta a Dios!
Escrito por Larin
Resacas
Nunca comprendimos por qué seguía queriéndole. Con el hígado más grande que el de un ganso sobrealimentado, se aferraba como tabla de salvación a aquella farola contra la que siempre acababan sus naufragios. Ella acudía a recoger sus restos, a recomponerlos, y a devolverlos, igual que hacía siempre, a navegar.
Escrito por Juancho Plaza - Web
Ayer maté a mi madre y no sentí nada
Julie levantó la vista del libro. ¿Por qué nunca se le ocurriría a ella un comienzo semejante? Una novela que empezaba así era el éxito rotundo que necesitaba para callar a su madre. ¡Callar a su madre! Quizás en la literalidad de esa frase estaba el secreto. ¿Madre, estás arriba?
Escrito por Gemma Torres - Web
50 veces 7
—¿Cuántas veces debo perdonar a mi hermano que ha pecado contra mí? ¿Hasta siete veces? —preguntó Pedro a Jesús.
—No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete —contestó el nacido en Belén.
—Yo prefiero perdonar a Rodrigo Rato cincuenta veces siete; ¡han empezado las rebajas del Corte Inglés!
—No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete —contestó el nacido en Belén.
—Yo prefiero perdonar a Rodrigo Rato cincuenta veces siete; ¡han empezado las rebajas del Corte Inglés!
Escrito por Marcuan
El usurpador
La pérdida de mi cordura aconteció cuando emergió esa mancha en el techo. Una náusea sucedía cada vez que la miraba. La mancha creció así como un vacío me invadía el cuerpo. La lucidez disminuía mientras la mácula absorbía la iluminación. Al final la oscuridad usurpó mi mente y cuerpo.
Escrito por Ricardo Rodríguez Sánchez
Magnetismo animal
Agujereo penas, debilito desdichas, borro malos recuerdos. Primera consulta gratis.
Abrió la puerta, el tintineo de las campanillas le hizo alzar la mirada. Tras una mesa ovalada ella observaba y sonreía. Estuvo a punto de salir corriendo, pero accedió y se dejó hipnotizar. Desde entonces, ya nunca despertó del todo.
Abrió la puerta, el tintineo de las campanillas le hizo alzar la mirada. Tras una mesa ovalada ella observaba y sonreía. Estuvo a punto de salir corriendo, pero accedió y se dejó hipnotizar. Desde entonces, ya nunca despertó del todo.
Escrito por Jose Bravo - Twitter
Dulce final
A cada nota arrancada del piano contestaba el reloj con su incesante tic tac. El cuarto de baño parecía haberse aislado del resto del mundo. La mujer extendió el brazo desde la bañera, tomó la copa de champán en cuyo interior el cianuro ya se había disuelto, listo para tomar.
Escrito por Fátima B. - Twitter
Volveré pronto
Tumbado bajo el sol sobre el suelo húmedo, puedes imaginar formas en las nubes en lo alto. También ves dos pájaros que surcan el cielo azul sobre ti.
Mientras tanto, tu viuda te espera en casa. Ya no volverás a verla.
¿Cuánto tardarán los buitres en decidirse? No lo sabes.
Mientras tanto, tu viuda te espera en casa. Ya no volverás a verla.
¿Cuánto tardarán los buitres en decidirse? No lo sabes.
Escrito por José Ángel Gozalo - Web
Una reflexión antes de regalar
Por última vez, ¿quién me ha cogido el libro de matemáticas? Seriamente nos miraba Sor María mientras nos escrutaba cada pliegue de la cara. Se marchó enfurecida.
Era un libro odioso con las tapas destrozadas por el abuso. Cómo le explicamos que lo están encuadernando como regalo para su cumpleaños.
Era un libro odioso con las tapas destrozadas por el abuso. Cómo le explicamos que lo están encuadernando como regalo para su cumpleaños.
Escrito por Consolmr
Viaje relámpago
El tren circula veloz por interminables estepas. Percibo el rumor de los pasajeros que conversan en lengua extranjera. Evoco el caviar que comeré más tarde. "¡Maribel, hay que pasar este documento a la firma!", me dice el jefe. Me bajo del tren inmediatamente. ¡Pardiez, qué suerte tienen los demás viajeros!
Escrito por Hipérbole
Espérame en el Cielo
Me lo dejó claro, lejos de la agonía a la que estaba condenada, quería un final indoloro y rápido. Sólo han pasado unos minutos y ya la echo de menos. Nunca nos habíamos separado, pero en cuanto acabe de preparar la segunda dosis de este cóctel letal volveremos a encontrarnos.
Escrito por Ángel Saiz Mora
El agua que respira
Suspiró, pero no se alivió.
—¡Anímate, hombre! No puedes estar así todo el tiempo. Ánimo, ¡si el mar está lleno de peces!
—Pero el problema, querido amigo, es que ella es el mar.
Se hundió en su tristeza, buceó por sus añorados recuerdos y se ahogó con sus agrias lágrimas.
—¡Anímate, hombre! No puedes estar así todo el tiempo. Ánimo, ¡si el mar está lleno de peces!
—Pero el problema, querido amigo, es que ella es el mar.
Se hundió en su tristeza, buceó por sus añorados recuerdos y se ahogó con sus agrias lágrimas.
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre
Cenizas
—¿Estás segura?
—Sí, le gustaban el sol, el viento, y el eterno vaivén de las olas.
—Pero la gente paseará y los niños removerán la arena buscando caracolas.
—No importa, le gustaban también los niños y la gente.
—¿Y tú?
—Vendré y su recuerdo me hará cosquillas en los pies.
—Sí, le gustaban el sol, el viento, y el eterno vaivén de las olas.
—Pero la gente paseará y los niños removerán la arena buscando caracolas.
—No importa, le gustaban también los niños y la gente.
—¿Y tú?
—Vendré y su recuerdo me hará cosquillas en los pies.
Escrito por Carmen
La caza
El ladronzuelo se escabulle como una lagartija entre las alcantarillas. Los esbirros del gobernador toman posiciones. Una vez devora el mendrugo robado, asoma confiado por el colector. Un garrotazo hace estallar su cabeza. "¡Así limpiamos la ciudad de ratas!", gritan a la vez que arrastran el pequeño cuerpo sin vida.
Escrito por Matrioska - Web
Sin salida
"A 300 metros, entre en la rotonda y coja la segunda salida a la derecha". Hice caso omiso del GPS y continué recto. Mis manos aferraban con determinación el volante. Música, brisa ligera y olor a hierba recién segada. Pero ¡maldición!, allí estaba otra vez la señal de carretera cortada.
Escrito por Margarita del Brezo
Cita con las musas
Las letras del libro que leía, cuando me quedé dormido, empezaron a escalar por mis dedos. Hoy, al despertarme, las descubrí a la altura de mi codo consultando una brújula que parecía señalar hacia mi cabeza, justo donde todos mis terrores, mis miedos y mis múltiples personalidades parecen estar esperándolas.
Escrito por Luisa Hurtado González - Web
Cuando nada importa (Serie micro-cromática: Naranja)
A su vientre nada le importaban las guerras: fue ver aquellas zanahorias y antojársele comerlas.
A los soldados nada les importó que hubiera personas: fue recibir las órdenes y prenderle fuego al huerto.
Al padre del nonato ya nada le importaba: fue oírla gritar entre las llamas y quererse muerto.
A los soldados nada les importó que hubiera personas: fue recibir las órdenes y prenderle fuego al huerto.
Al padre del nonato ya nada le importaba: fue oírla gritar entre las llamas y quererse muerto.
Custodia compartida
Ellos habían decidido que la custodia fuera compartida, pero sus parejas no estaban de acuerdo.
—En nuestra casa no entrará. Nos da igual lo que le ocurra.
Todas los días iban a verle. Desde su jaula, les miraba como si les comprendiera, mientras lamía agradecido las manos que le acariciaban.
—En nuestra casa no entrará. Nos da igual lo que le ocurra.
Todas los días iban a verle. Desde su jaula, les miraba como si les comprendiera, mientras lamía agradecido las manos que le acariciaban.
Escrito por La hija del Ferroviario
Superación
Estaba en uno de esos momentos en los que no sabía si se hundía o si aún podía remontar. Entonces, como en una visión fugaz, lo comprendió todo, lo aceptó y quiso aferrarse a su diferencia tanto tiempo ocultada. En su sonrisa, se podía leer: "Soy yo y soy distinto".
Escrito por Crispín
¡¡Mamáaa!!
—¿Has lavado mi chándal?
—¿Dónde están mis patines?
—¡No hay papel!
—¡Mis gafas!
—¿Has comprado el Marca?
Aturdida, preguntó:
—¿Qué hacéis en casa un martes por la mañana?
—¡Hoy es fiesta! No curro y los chicos no tienen clase. Si es que no te enteras... ¡Claro, como tú no trabajas!
—¿Dónde están mis patines?
—¡No hay papel!
—¡Mis gafas!
—¿Has comprado el Marca?
Aturdida, preguntó:
—¿Qué hacéis en casa un martes por la mañana?
—¡Hoy es fiesta! No curro y los chicos no tienen clase. Si es que no te enteras... ¡Claro, como tú no trabajas!
Escrito por Rosy Val - Web
Divina justicia
Desde el pétreo púlpito, el párroco alzó su aflautada voz ante la feligresía:
—¡Pecadores! ¡Arrepentíos de vuestros actos impuros o caiga sobre...!
Un estruendo entonces atronó en la iglesia, cuando el pesadísimo tornavoz de madera labrada se desplomó.
Desde el lateral del altar mayor, el monaguillo esbozaba una malévola sonrisa.
—¡Pecadores! ¡Arrepentíos de vuestros actos impuros o caiga sobre...!
Un estruendo entonces atronó en la iglesia, cuando el pesadísimo tornavoz de madera labrada se desplomó.
Desde el lateral del altar mayor, el monaguillo esbozaba una malévola sonrisa.
Escrito por José Antonio Barrionuevo
Para siempre
Fue a agradecerle los años de felicidad y a despedirse. Ya no cabían segundas partes. Pero antes de marcharse, aceptó el vaso de leche dulce.
En la cama, relajados, ella le susurró:
—La canela no me excita.
—Cuando te arda el estómago, descubrirás que lo de hoy no era canela.
En la cama, relajados, ella le susurró:
—La canela no me excita.
—Cuando te arda el estómago, descubrirás que lo de hoy no era canela.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web
Espacio
Tuve que disminuir el paso, iba demasiado rápido. Llevaba tiempo caminando, horas, meses, no sabía realmente. Después de otro periodo de tiempo, días, años, ni me paré a comprobarlo, he podido por fin corroborar que no era una cuestión de velocidad o de tiempo: no me fijaba por dónde iba.
Escrito por Antonio Ortuño Casas
Halloween
Luego de las historias de terror y los juegos, los niños saltaban ansiosos por que llegara la noche. Querían salir disfrazados y volver a sus casas atiborrados de dulces. Las brujas también esperaban ansiosas. Al fin pudieron salir. Pero ellas, sin disfraz. Al otro día, los pocos sobrevivientes comprendieron todo.
Escrito por Sandra Rebrij - Web
La hipoteca
Llevaba seis meses de papeleo para un préstamo hipotecario de doscientas mil pesetas. El día que le avisaron de su aprobación su suerte le había premiado con un décimo de lotería de un millón.
Sorprendido, el empleado de ventanilla le hizo pasar a un despacho. Ese día conoció al director.
Sorprendido, el empleado de ventanilla le hizo pasar a un despacho. Ese día conoció al director.
Escrito por Ángel Rueda
Tadeo el escriba
Tadeo, el escriba, caminó durante siete lunas para consultar al oráculo:
—Maestro, no sé cuándo voy a morir pero quiero escribir hasta que la sangre y la tinta se agoten en mi tintero.
Como respuesta rompió el bastón de la sabiduría de Esculapio que flanqueaba la entrada a su templo.
—Maestro, no sé cuándo voy a morir pero quiero escribir hasta que la sangre y la tinta se agoten en mi tintero.
Como respuesta rompió el bastón de la sabiduría de Esculapio que flanqueaba la entrada a su templo.
Escrito por Gil Hernando de Santiago
Maleta
El conserje arrastra un cuero viejo con el brazo morado de pellizcos.
Ningún asiento libre en la sala. El televisor emite en máximo audio. Las noticias llegan hasta el despacho donde el hombre firma el ingreso de su vecina.
Aurelia abre la maleta mientras los hijos la cierran por vacaciones.
Ningún asiento libre en la sala. El televisor emite en máximo audio. Las noticias llegan hasta el despacho donde el hombre firma el ingreso de su vecina.
Aurelia abre la maleta mientras los hijos la cierran por vacaciones.
Escrito por María Jesús Briones Arreba
Roberto y Mabel V
Suspirando miró hacia adentro. Corrió para refugiarse en la calle de enfrente, encendió un cigarrillo y regresó.
Un brazo les solicitaba serenidad a las uñas.
En un pestañeo la puerta se abrió. Vio cómo se despejaban los ojos grises. "Hola, Rober", dijo tímidamente tocándose el pelo, y sólo entonces respiró.
Un brazo les solicitaba serenidad a las uñas.
En un pestañeo la puerta se abrió. Vio cómo se despejaban los ojos grises. "Hola, Rober", dijo tímidamente tocándose el pelo, y sólo entonces respiró.
Misión cumplida
—Chicas, ha sido un verdadero honor trabajar día tras día con vosotras. Recordad que si una desfallece las demás han de seguir hacia adelante. Lo único que importa es la misión por la que tan duramente hemos estado preparándonos.
A partir de ese día, jamás volvió a dejarse una tilde.
A partir de ese día, jamás volvió a dejarse una tilde.
Escrito por FNR
Realidad imposible
Cada día le costaba más comprender la realidad cotidiana, que jornada a jornada se empeñaba en ser extremadamente cruel, tanto que parecía tratarse de una película de terror.
Aunque debido a su profesión estaba obligada a desentrañar esas horribles informaciones, su mente atormentada trataba de hacerlas pasar por actos imaginarios.
Aunque debido a su profesión estaba obligada a desentrañar esas horribles informaciones, su mente atormentada trataba de hacerlas pasar por actos imaginarios.
Escrito por Gloria Arcos Lado
Compatible
Tengo un monstruo bajo la escalera, pero a veces se sube a la cama. Tengo un monstruo que come conmigo, bebe conmigo y duerme en mis adentros. Os mentiría si dijera que no quiero a mi monstruo. Tengo un monstruo bajo la escalera, o quizás él me tiene a mí.
Escrito por Wayne Benítez - Twitter
Sarah Good
El hombre, furioso, entró a su casa. Asustada, la esposa no pronunció palabra.
—La mujer sólo sirve para cocinar, lavar y planchar —gritó él, y luego le tiró una escoba—. ¡Ya sabes qué hacer!
Ella, triste y enfurecida, agarró la escoba con firmeza y emprendió su vuelo por la ventana.
—La mujer sólo sirve para cocinar, lavar y planchar —gritó él, y luego le tiró una escoba—. ¡Ya sabes qué hacer!
Ella, triste y enfurecida, agarró la escoba con firmeza y emprendió su vuelo por la ventana.
Escrito por Alberto Benza - Web
No correr
Se detuvo en seco cuando vio que en sentido contrario venía otro bus y el conductor la invitó a subir. Apagó el celular sin enviar el mensaje.
—Vaya —se dijo—. No vale la pena correr. Ni detrás de un hombre, ni de un bus; si esperas siempre viene otro —pensó.
—Vaya —se dijo—. No vale la pena correr. Ni detrás de un hombre, ni de un bus; si esperas siempre viene otro —pensó.
Escrito por Aurandaluz
Mi correo
El buzón tuvo una boca. Hoy rodeada de computadoras el mundo le parece una fiesta de caracteres sin persona. No hace mucho, compraba libretas de direcciones y tinta china sepia. Hoy mira la rendija en la puerta y nunca pensó que las normas de comunicación quedaran en un simple arroba.
Escrito por Sergio Astorga - Web
El personaje y la nube
Me asomo a la ventana. Ahí sigue, acechando en la puerta, dispuesta a descargar. Me vio salir del cine anteanoche. Me dejé el paraguas, por eso me siguió. Tuve suerte. No me mojé, pero ahora estoy encerrado. Es lo que tiene ser de papel, y no de carne y hueso.
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter
La niña chica
Cada noche, al acabar el baño, le ponía el pañal, la acostaba y permanecía a su lado en la oscuridad escuchando su respiración. Le sostenía la mano, acariciaba su frente y lloraba por desear que de una vez la muerte se compadeciese de la mujer que le había dado la vida.
Escrito por Gabardiella
Entre el día y la noche
Al llegar el ocaso, pidió el sol a la luna un instante más. Ella, decidida a bañar el mundo con su oscuridad, apartó al astro de un plumazo y reinó.
Al cabo de doce horas, con más fuerza se impuso el sol y la lucha de poder de nuevo comenzó.
Al cabo de doce horas, con más fuerza se impuso el sol y la lucha de poder de nuevo comenzó.
Escrito por Graciela Rodiño
Concentrado
El caos revolvía cada vuelta del tambor de la lavadora. Lo blanco se mezclaba con el color y un sonido atronador ocultaba el griterío de risas infantiles en la cocina. Mientras, yo intentaba mantener el equilibrio, preguntándome si salvaría alguna de mis siete vidas, cuando la máquina terminara la colada.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro
Vida extraterrestre
—Por favor, unas palabras para el canal 6. Mañana partirá en busca de vida alienígena. ¿Nervioso?
—Algo.
—Nuestros televidentes se preguntan: "¿Por qué?".
—Una corazonada. Por estadística, debe existir alguien más en nuestro universo.
Jesucristo cruzó sus cuatro brazos verdes. Estaba pletórico, por fin viajaría de expedición a la Tierra.
—Algo.
—Nuestros televidentes se preguntan: "¿Por qué?".
—Una corazonada. Por estadística, debe existir alguien más en nuestro universo.
Jesucristo cruzó sus cuatro brazos verdes. Estaba pletórico, por fin viajaría de expedición a la Tierra.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros
Loco por verla
Me pasé el día sonriendo, trabajando en la tienda. Mi jefe, ausente. Todo es más fácil sin él, siempre. Pensé en ella todo el día, ¡qué ansias de tenerla! Dentro de poco estará en mis manos. Lindo día, fuimos al jardín azul. Así, juntos por fin: mi cámara y yo.
Escrito por Pepe Caudillo - Twitter
Tanto tiempo gestando
Aunque las lágrimas me impedían ver con claridad, no podía dejar de mirarla, sin duda era ella, esa peca rebelde en la comisura de los labios y esos rizos rojizos hacían justicia a la genética que nos unía.
Años buscándola y la tenía a dos palabras de distancia:
—¡Hija mía!
Años buscándola y la tenía a dos palabras de distancia:
—¡Hija mía!
Escrito por Malu
Décadas de decadencia
Le regaló un collar de oro en sus bodas de plata. Y unos pendientes de plata en las de oro. Entre ambas, cinco lustros deslustrados y muchos años de añoranzas, de abriles desabridos.
Pero me admiro al mirarlos de que antes, sin embargo, se quisieran menos que ahora, con embargos.
Pero me admiro al mirarlos de que antes, sin embargo, se quisieran menos que ahora, con embargos.
Escrito por Enrique Mochón Romera
La importancia de ser la última
Cuando llegó no sabía lo que le esperaba. Ni siquiera se le había pasado por la imaginación. Delante de ella iban otras y esperó pacientemente su turno. De pronto lo comprendió todo. Ella sería la última. De ahí su importancia. La importancia de ser... la gota que colmó el vaso.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter
Pequeña cazadora
—¡Cuándo comprenderá que es celíaca!
Angustias explotaba cuando veía miguitas en el cuarto de su nieta, pensando que la niña se atiborraba a escondidas. Lo que ella no sabía es que robar esas galletas permitía a la pequeña encerrar dentro del armario al monstruo que la atormentaba todas las noches.
Angustias explotaba cuando veía miguitas en el cuarto de su nieta, pensando que la niña se atiborraba a escondidas. Lo que ella no sabía es que robar esas galletas permitía a la pequeña encerrar dentro del armario al monstruo que la atormentaba todas las noches.
Escrito por María Navarro - Twitter
Reivindicación laboral
Vale, en ocasiones te obligo a hacer cosas ridículas sabiendo que hay gente observándote... Pero debes ser más profesional. Soy tu superior, esta huelga no tiene sentido... Podrías decir algo, una frase, un gesto... algo.
¡Uff! Eres el protagonista de mis relatos y finalmente en este no vas a salir.
¡Uff! Eres el protagonista de mis relatos y finalmente en este no vas a salir.
Escrito por Joaquín Grau
Siglo XIX
Ian Smith solo creía lo que veía. Y cuando le dijeron que un negro podía blanquearse lavándolo, quiso verlo. Eligió una negra para sumar el placer al experimento. La lavó hasta el cansancio y gozó un mundo, pero solo para ver que cuanto más la frotaba más negra se ponía.
Escrito por Marciano
Un gran día
No importaba quién era ni adónde pertenecía. ¡Tantos meses pleiteando con un gobierno intransigente y hostil! Pero ahora ya estaban juntos y nada había que pudiera separarlos. Lo arrulló tiernamente con sus canciones y sus brazos fueron los de una madre. Por fin había llegado y se quedaría para siempre.
Escrito por Chusa RH
No deseo nada más
Cogió aire frente al pastel y pensó que había elegido a su mujer, tener a sus hijas, a sus amigos, su profesión... y, al verse rodeado por sus padres, hermanas y cuñados, cayó en la cuenta de que a ellos los había enviado el destino y, soplando fuerte, dio gracias.