#AdaptadoSocial
Extraños filtros lo rodearon paulatinamente, y en la calle rostros desconocidos se detenían a elogiarlo. Sus amigos se confundieron entre la frenética multitud, que lo despojaba de sus pertenencias y compartía sus comentarios.
Aterrorizado, corrió en busca de ayuda. El doctor fue franco:
—Tengo un diagnóstico, aunque no le gustará.
Aterrorizado, corrió en busca de ayuda. El doctor fue franco:
—Tengo un diagnóstico, aunque no le gustará.
Escrito por Álex Garaizar
La misión
Cada cual cumplía su misión. El bullicio en la calle era permanente, desde que amanecía hasta bien entrada la noche. Busqué soledad y no encontré, busque tristeza y no hallé. Bastante tenían con sobrevivir a su manera. Quizás nunca habían salido de aquel gueto, quizás no les hacía ninguna falta.
Escrito por SnowThomas
Asesinato en Munro
La anécdota es real. Sucedió pocos días después del asesinato en Munro.
La ola de crímenes era imparable en Buenos Aires. Conocíamos jueces cómplices de los delincuentes y bandas mafiosas apadrinadas por políticos perversos.
Apareció publicado este aviso en la prensa local: Vendo casa en el conurbano bonaerense. Pago bien.
La ola de crímenes era imparable en Buenos Aires. Conocíamos jueces cómplices de los delincuentes y bandas mafiosas apadrinadas por políticos perversos.
Apareció publicado este aviso en la prensa local: Vendo casa en el conurbano bonaerense. Pago bien.
Escrito por Lucía Folino - Twitter
Ausencias
Todo comenzó con la pérdida de algún objeto trivial. Luego fueron olvidos sin importancia. Ayer, de madrugada, paseaba su ingenuidad por el parque mientras toda la familia la buscaba angustiada.
Perdida en el vacío de su triste noche, ahora se pregunta quién será ese desconocido que duerme en su cama.
Perdida en el vacío de su triste noche, ahora se pregunta quién será ese desconocido que duerme en su cama.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez
Cisnes y patitos feos
Se abrocha los patines, mientras observa a los que ya llenan la pista: piruetas imposibles se mezclan con terribles batacazos.
Y ahí está ella, como un cisne, deslizándose majestuosa y elegante por el hielo.
Quiere acercarse, pero la visión de tan bella imagen le hace sentirse como un pato mareado.
Y ahí está ella, como un cisne, deslizándose majestuosa y elegante por el hielo.
Quiere acercarse, pero la visión de tan bella imagen le hace sentirse como un pato mareado.
Escrito por Maest
El entomólogo
Tanto estudiarlos que ahora me he reencarnado en uno de ellos: un neóptero sin alas. Me han capturado. Estoy constantemente saltando dentro de un bote de cristal y dándome golpes en la cabeza con algo que parece un tapón. Las fuerzas me abandonan, dejo de saltar. Soy una pulga domesticada.
Escrito por Maribel N.
Camisas caras
Día tras día pasaba por mi lado. Con traje, corbata y camisas caras. No existía en su mundo de finanzas y juegos de bolsa.
Ayer fue diferente. Se paró a mi lado, me miró y creo que sonrió. Me echó unas monedas y siguió su camino.
Este... se ha enamorado
Ayer fue diferente. Se paró a mi lado, me miró y creo que sonrió. Me echó unas monedas y siguió su camino.
Este... se ha enamorado
Escrito por Amelia
Ojalá
Ojalá no le hubiera escrito un mensaje. Ojalá no lo hubiera leído. Ojalá no hubiésemos discutido aquella noche. Ojalá le hubiera dicho cada día que la quería. Ojalá aquel imbécil no hubiera cogido el coche. Ojalá no se hubiera tomado la última. Ojalá ella hubiera levantado la vista del móvil.
Escrito por Manuel Menéndez Miranda
Amigos y amores
Emprendí el vuelo, no sabía si llegaría a buen puerto, de hecho, no sabía ni pilotar. Pero me decidí. Una vez escuché que la gloria es para los valientes. Maldita valentía la mía. Maldito mal de amores.
—Te veo como una amiga.
En ese preciso instante, morí en vida.
—Te veo como una amiga.
En ese preciso instante, morí en vida.
Escrito por Carmen Gallego
Regala vida
Lo último que recordaba era estar conduciendo, luego oscuridad... Apareció una luz inmensa, se acercaba alguien... Perplejo vi que era mi padre. Cogió mi mano, paseamos por diferentes habitaciones de hospital donde sus ocupantes lloraban aliviados, por fin la vida les daba esa oportunidad de seguir luchando. "Siéntete orgulloso, hijo...".
Escrito por Isabel Mora
Ataduras
Corro. Huyo de ti. Me atan tus pies. ¡Quiero romper las cadenas!
Como guardián el sol, taciturno al amanecer, implacable a medio día, compasivo de noche. No siento la liberación. Me atan la luz de la luna y las farolas. Quiero escapar, tener vida propia, no ser solamente: la sombra.
Escrito por Carmen Hinojal
Carrusel
Abrazados a nuestros caballos de madera, intentamos no caer por el vaivén y reímos, cantamos mientras, fuera de la plataforma, los monitores esperan con cara de seta para llevarnos de vuelta a ese aburrido campamento. Todavía no han descubierto que seguirán girando en nuestra órbita hasta que el verano termine.
Escrito por Asier Susaeta - Web
Fracaso de un pequeño dios
Atrasó las manecillas hasta los Tiempos Oscuros y desterró a los filósofos a profundas cuevas. Allí perviven descarnados, confundidos con duendes. Los chiquillos perdidos en el bosque les sirven de alimento, y ya se van revistiendo de un cartílago frío que les permite avanzar con paso vacilante hacia la escuela.
Escrito por Belén Sáenz
Tipografía creciente
Una entidad solvente, de toda la vida. Un economista encorbatado, la firma en el mismísimo despacho del director... Las letras diminutas del documento, como las de los prospectos que nunca leía, no parecían preocupantes.
Enseguida llegaron otras notificaciones y requerimientos, cada vez más escuetos y con la letra muy clara.
Enseguida llegaron otras notificaciones y requerimientos, cada vez más escuetos y con la letra muy clara.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro - Twitter
Quebrados
Anna Wheeler (X) y Alexander Pell (Y), reputados matemáticos e incansables trabajadores, se pasaron años intentando resolver la ecuación —en apariencia— más sencilla, sin llegar a conseguirlo. Descubrirían, demasiado tarde, que llegar juntos al invierno de sus vidas consistía, únicamente, en sumar los otoños de X a los de Y.
Escrito por José Ramón Sánchez Varela
Quimera
—Mira, sobre la mesa hay un hermoso ramo de rosas, con capullos a punto de abrirse, hojas llenas de vida y un olor que embriaga. Míralo bien.
—¿Qué dices? Si solo son cuatro flores marchitas y algunos pétalos secos.
—Bueno, perdona, quizás tengas razón... Es que no lo estaba mirando.
—¿Qué dices? Si solo son cuatro flores marchitas y algunos pétalos secos.
—Bueno, perdona, quizás tengas razón... Es que no lo estaba mirando.
Escrito por Crispín - Web
Como antes
Buscaban unas vacaciones diferentes. Ella tuvo una idea. Jugarían a representar su propia obra de teatro.
Le dijo: "Hagamos que los demás nos vean como amantes. No como casados".
Él, sorprendido, le advirtió que tendrían que mentir: "Intentaré no hacer el ridículo".
Paseaban y se besaron. El semáforo se ruborizó.
Él, sorprendido, le advirtió que tendrían que mentir: "Intentaré no hacer el ridículo".
Paseaban y se besaron. El semáforo se ruborizó.
Escrito por Francisco Rubio Yepes - Web
Combate atroz
El combate fue atroz. Yo me libraba de él y, persistente, él acababa regresando.
Un día, por fin, después de muchos años, simplemente desapareció: no volvió a molestarme nunca más.
No fue, sin embargo, una victoria plena: cuando contemplé mi cara en el espejo, advertí que estaba cubierta de arrugas.
Un día, por fin, después de muchos años, simplemente desapareció: no volvió a molestarme nunca más.
No fue, sin embargo, una victoria plena: cuando contemplé mi cara en el espejo, advertí que estaba cubierta de arrugas.
Escrito por Plácido Romero - Twitter
Juan sin zapatos
Juan iba de compras a la zapatería, lucía zapatos con vejez moribunda. Los pies eran un ramillete de ampollas reventadas, talladas con trizas de piedras resentidas. Los dedos se le escapaban al alquitrán. Los zapatos del muestrario eran perfectos para los hijos, y él volvió con los viejos al hombro.
Escrito por Edwin Antonio Gaona Salinas
Los fósforos
Juana se sentía sola, todo era oscuro. Sus ojos trataban de adaptarse a su entorno, se guiaba solo con sus manos. Encontró una pequeña caja, la sacudió y, al hacerlo, todo su cuerpo se estremeció. La soltó enseguida y siguió caminando.
Desde aquella hoguera, ella ya no era la misma.
Desde aquella hoguera, ella ya no era la misma.
Escrito por Tebo Samaniego
Ese que engaña
Me he encontrado fantaseando con aquel compañero de cabello ondulado y ojos color tierra. Quizás fue su supuesta timidez lo que me atrajo o, después de conocerlo, el saber que no lo era. Que era en realidad un pícaro encubierto, que espera el momento o la palabra perfecta para revelarse.
Escrito por La Niña Pony
Saliendo de cuentas
Fueron cincuenta promesas falsas, cuarenta disculpas sin alma, treinta cartas sin respuesta, veinte llamadas vacías y diez lágrimas ahogadas.
Hoy saboreo nueve cigarrillos sin filtro, ocho porciones de chocolate negro, siete helados de vainilla, seis copas de vino, cinco minutos aterida, cuatro ardiendo, tres auto-caricias, dos gemidos y un olvido.
Hoy saboreo nueve cigarrillos sin filtro, ocho porciones de chocolate negro, siete helados de vainilla, seis copas de vino, cinco minutos aterida, cuatro ardiendo, tres auto-caricias, dos gemidos y un olvido.
Escrito por Mª Belén Mateos Galán
Genio y figura
Era muy mendaz. Ya cuando era un joven púbero sus tejemanejes consistían en perturbar, cuanto más, mejor, a sus compañeros de juegos con relatos inventados.
Por eso, cuando leí la lápida, no pude reprimir una media sonrisa. Decía así:
Disfrutad, amigos, mi ausencia, que espero sea corta. Nos vemos pronto.
Por eso, cuando leí la lápida, no pude reprimir una media sonrisa. Decía así:
Disfrutad, amigos, mi ausencia, que espero sea corta. Nos vemos pronto.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter
Profesión de riesgo
Me gustaba dar patadas a las piedras. Lanzaba chuts de todos los gustos y colores, lateral, de tacón, con efecto, logrando cada vez mayor distancia.
Hasta que ocurrió lo inevitable, acerté al pobre guardia de tráfico, que se tragó el silbato.
Desde entonces suena sin cesar de Cibeles a Neptuno.
Hasta que ocurrió lo inevitable, acerté al pobre guardia de tráfico, que se tragó el silbato.
Desde entonces suena sin cesar de Cibeles a Neptuno.
Escrito por Pepe Illarguia - Web
Perdi-2
El día que se hallaron, perdieron la noción del tiempo y dejaron de sentirse unos perdedores.
En su segunda cita, sin perder un minuto, perdieron la vergüenza.
Tiempo después, perderían las formas y empezaron a perderse el respeto. Luego, perdida la ilusión, se encontraron con que volvían a estar perdidos.
En su segunda cita, sin perder un minuto, perdieron la vergüenza.
Tiempo después, perderían las formas y empezaron a perderse el respeto. Luego, perdida la ilusión, se encontraron con que volvían a estar perdidos.
Escrito por Carles Quílez - Web
Competencia desleal
Tu fotografía lleva quince años presidiendo el mueble del salón. Mamá todavía llora cuando la mira y papá siempre me ha comparado contigo.
Los dos te prefieren a ti.
Me pregunto si habrías sido tan buen hijo como ellos imaginan si el coche que te atropelló hubiera frenado a tiempo.
Los dos te prefieren a ti.
Me pregunto si habrías sido tan buen hijo como ellos imaginan si el coche que te atropelló hubiera frenado a tiempo.
Escrito por Asun Paredes
Amor de madre
Los domingos, mamá venía a visitarnos sin falta. "Juan, abrígate bien", me decía. Y volviéndose al lado: "Luis, procura no desvelarte". Mi hermano y yo no podíamos evitar un suspiro compasivo: "Mamá, estamos bien".
Antes de partir, con un invisible guiño de complicidad, nos dejaba la merienda sobre la lápida.
Antes de partir, con un invisible guiño de complicidad, nos dejaba la merienda sobre la lápida.
Escrito por Daniel Castillo
Encore (VI)
Hoy, como todos los días, desperté radiante y optimista, al menos al principio; pero no vi los rayos del sol herir mi ventana. Sequé mis rojas lágrimas y, al fin, logré encontrar mis ojos, sangrantes, debajo de la cama. El gato con cabeza de Amelia sonríe, lo intuyo, la siento.
En casa
Llevaba horas caminando sin rumbo. Iba a paso lento y los pensamientos en cualquier parte. Súbitamente las ganas de verla. Ahora corría. Al entrar, lo recibió con su risa inacabable y, al igual que él, con la ropa de siempre. Al abrazarla, todo el dolor desapareció. Ya estaba en casa.
Escrito por Giancarlo Ubillus - Twitter
Menuda faena
Desde la redacción observaban sorprendidos el atasco que la Guardia Civil había ocasionado con su control de alcoholemia en la M-40.
Esa noche no se escaparía ningún borracho pero seguro que algún conductor deseoso de volver a su casa a las cuatro de la madrugada se estaría acordando de ella.
Esa noche no se escaparía ningún borracho pero seguro que algún conductor deseoso de volver a su casa a las cuatro de la madrugada se estaría acordando de ella.
Escrito por Gloria Arcos Lado
43.252.003.274.489.856.000 combinaciones (Relatos cúbicos I)
Antes que el dinosaurio cierre sus fauces sobre mí, tomo el cubo de colores, giro las piezas y...
Aparezco en el lejano oeste, en plena Guerra de Secesión.
Arrepentido de no haber leído las instrucciones del Rubik's Time Machine, espero, ahora, encontrar la combinación precisa para regresar a mi época.
Aparezco en el lejano oeste, en plena Guerra de Secesión.
Arrepentido de no haber leído las instrucciones del Rubik's Time Machine, espero, ahora, encontrar la combinación precisa para regresar a mi época.
La decisión
Escuchaba atónita sus palabras. Sentía como si le recorrieran mil arañas por la espalda. Ese oscuro pasado...
En su interior sabía que una relación con él no podía ser. Era hipocondríaca. Otro fracaso emocional y buscar la manera de decirlo.
Sus miradas se cruzaron. Ella bajó la vista, era portador.
En su interior sabía que una relación con él no podía ser. Era hipocondríaca. Otro fracaso emocional y buscar la manera de decirlo.
Sus miradas se cruzaron. Ella bajó la vista, era portador.
Escrito por Fina Yélamos
Echando un capote
El noble animal cruzó el albero, saltó las tablas y recorrió el callejón, cuya única salida era un círculo vicioso. Acudió reiteradamente al engaño, hasta sucumbir de un artero bajonazo. Aunque el estoque le llegó hasta lo más hondo, no logró hacerle sentir la presencia del duende. División de opiniones.
Escrito por Javier Igarreta Egúzquiza - Web
Oportunidad
Algo habrá que hacer, exclamó antes de venirle el mundo encima. Ya parecía tarde y, sin embargo, justo después del fracaso, las puertas se le abrieron de par en par, mostrando un camino ahora bien distinto. Había nacido para reencarnarse, y en esta segunda ocasión debería hacerlo con más acierto.
Escrito por Antonio Ortuño Casas
Tiempos modernos
Un ajustado corsé bajo una transparencia negra. El espejo le devolvió una imagen forastera. Tocaba intentar camuflar las ojeras de ese corazón aún convaleciente. Con algo de maquillaje, rojo carmín en los labios y confiando en una tenue luz se dio por satisfecha. No quería ser impuntual. Encendió su ordenador.
Escrito por FNR
Nueva casa tomada
Ya conocen aquel cuento de los ruidos invasores. No es eso. En el silencio de la noche puedo oírlos, sentir cómo se acercan y alejan como si fueran olas de un mismo mar insólito, que amenaza con ínfulas de tsunami nuestra casa de hermanos vitalicios. Los otros, che, tus lectores.
Escrito por Miguel Manrique
Sonrisas
Hasta el coño estaba de doña Marta, siempre con aquella sonrisita. Le iba a decir cuatro verdades y se iba a volver al pueblo tan contenta. Que no necesitaría interna si no fuera tan guarra, vamos.
"¿Pepi? ¡Estupenda! No sabes qué suerte hemos tenido con ella… Trabajadora y siempre sonriente".
"¿Pepi? ¡Estupenda! No sabes qué suerte hemos tenido con ella… Trabajadora y siempre sonriente".
Escrito por Aurora Baeza
Al alba
Danza desnuda con las olas, mientras entre la espuma se arremolina su pelo. Se balancea con el mar, hasta que de nuevo la envuelve el silencio. Sobre la arena, espera que el alba despierte de nuevo.
Anhela que cuando aclare la bruma, descubran al fondo del acantilado su etéreo cuerpo...
Anhela que cuando aclare la bruma, descubran al fondo del acantilado su etéreo cuerpo...
Escrito por Pilar Alejos Martínez - Web
La bombona de helio
Desde que los niños la encontramos pasábamos el rato aspirando y hablando en tonos inverosímiles. Nos divertíamos. Una tarde Roberto, un chico muy callado, sin darnos cuenta, empezó a flotar. Le gritamos que soltase aire, pero él seguía ascendiendo moviendo los brazos, como un pájaro. Y entonces sonó el disparo.
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter
Mal día para visitas
Llamaron a su puerta insistentemente.
Se incorporó de su sillón y, sujetando su andador, avanzó con paso lento hasta la entrada. Observó por la mirilla y, de nuevo, decidió que no era el momento de dejarla pasar.
La muerte con su guadaña se sentó pacientemente en los escalones, otra vez.
Se incorporó de su sillón y, sujetando su andador, avanzó con paso lento hasta la entrada. Observó por la mirilla y, de nuevo, decidió que no era el momento de dejarla pasar.
La muerte con su guadaña se sentó pacientemente en los escalones, otra vez.
Escrito por Inma Carrasco
Sin manual
Te lo llevaste sin manual de instrucciones, sin preocuparte por saber quién era y qué necesitaba. Te lo llevaste porque yo quise que te lo llevaras.
Porque aun siendo un hombre de costumbres, él había perdido la costumbre que a mí más me gustaba, había perdido la costumbre de quererme.
Porque aun siendo un hombre de costumbres, él había perdido la costumbre que a mí más me gustaba, había perdido la costumbre de quererme.
Escrito por María José Moreno
Trance
Silenciosa, la vida penetra en mi cuerpo con cuentagotas mientras afuera se despliega bulliciosa en un derroche de insectos, pájaros y flores.
Lloras sobre mojado.
Rumor de batas blancas por el pasillo.
Sobre el alféizar, un tábano se recupera de un golpe contra el cristal. Fácil presa para un gorrión.
Lloras sobre mojado.
Rumor de batas blancas por el pasillo.
Sobre el alféizar, un tábano se recupera de un golpe contra el cristal. Fácil presa para un gorrión.
Escrito por Enrique Mochón Romera - Twitter
Legado
El eco de sus palabras retumba en sus oídos incansable, impasible. Con el corazón desbocado dentro del pecho y los ojos desorbitados intenta recuperar el aliento mientras se cubre, en un torpe intento de protegerse, con las sábanas. Pero volverá. Ambos lo saben. Y acabará tomando lo que es suyo.
Escrito por Lau
Protección indestructible
Nunca olvidaré la noche en la que descubrí cómo derrotar a esos seres maléficos que solían visitarme. Tan sólo tuve que reunir el valor suficiente para levantarme de la cama e ir al dormitorio de mi abuela. Junto a ella, todos los monstruos desaparecieron, incapaces de atravesar mi escudo protector.
Escrito por Ana Belén Arbués - Web
Interrogantes resueltos
Desde la azotea observó embelesado la noche estrellada. Mientras se vestía de Superman, pensó, aliviado y exultante, que al fin había entendido para qué el abuelo Celso le había regalado, sin pedírselo, ese mágico disfraz en su último cumpleaños; y por qué después se había marchado al cielo sin despedirse.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web
Señales divinas
La Señora de los desamparados los salvó del desahucio. Mientras rezaba suplicando su ayuda, vio moverse el gran manto de oro de la imagen y no tuvo ninguna duda en interpretar aquel mensaje divino.
A la mañana siguiente el capellán descubrió con horror que la virgen del santuario estaba desnuda.
A la mañana siguiente el capellán descubrió con horror que la virgen del santuario estaba desnuda.
Escrito por Encarna Cuesta García
Recuperando el paraíso
Tras el largo viaje, desde un remoto lugar al otro extremo de la galaxia, la nave interestelar descendió en silencio. El alienígena buscaba algo en concreto, algo de inmenso valor. Cuando lo encontró, lo observó, acarició y olió con cariño: eran flores.
En su planeta, la Tierra, ya no había.
En su planeta, la Tierra, ya no había.
Escrito por Luis Goróstegui - Twitter
Así nací yo
Empezó como duelo de magia: humo, ratones y dragones. El cuento dice que Merlín ganó la partida, lo que no se dice es que ella se dejó vencer. ¿Cómo convertirse en fuego, toxina o un simple antiséptico y matar a su amado enemigo? No estaría yo contando este romántico relato.
Escrito por Geyna López - Twitter
El segundo sexo, o ni siquiera eso
De niña me mutilaron haciéndome la ablación del clítoris. Siendo adolescente, tuve que casarme con un viejo al que odio, y con quien tengo tres hijos. Ahora, estoy enterrada hasta el pecho y me lapidarán por adúltera. Lo hará un grupo de hombres feroces entre los que está mi padre.
Escrito por Enrique Angulo - Twitter
Optimismo
Los errores no deben ser castigados, sólo esperar que quien los ha cometido aprenda la lección. Y eso le ocurrió a ella.
Tras errar, caer y levantarse de nuevo, cayó otra vez, pero no era la misma.
Y tras caer en ese pozo sin fondo, se prometió caer de pie.
Tras errar, caer y levantarse de nuevo, cayó otra vez, pero no era la misma.
Y tras caer en ese pozo sin fondo, se prometió caer de pie.
Escrito por Víctor Vidal
Viaje sideral (Trilogía de las estrellas 2050 I)
Con frecuencia de onda, sus caricias impregnan y colman mis sentidos. Fundido en el universo de su abrazo, me siento de nuevo en casa.
El Simulador inicia la cuenta atrás... En vano trato de retener su cuerpo... Nuestro tiempo de amor se desconfigura.
La Inmensidad interpone años luz entre nosotros.
El Simulador inicia la cuenta atrás... En vano trato de retener su cuerpo... Nuestro tiempo de amor se desconfigura.
La Inmensidad interpone años luz entre nosotros.
Miedo a la destrucción de los sueños
Esclavizado contemplaba la colina, soñando qué habría más allá. Ciudades de plata, fuentes de oro y trabajo, sobre todo trabajo; justo y necesario.
Un día se rompió la valla, sabía que la noche le serviría de aliada; pero temía que, tras la colina, solo hubiera la misma miseria que aquí.
Un día se rompió la valla, sabía que la noche le serviría de aliada; pero temía que, tras la colina, solo hubiera la misma miseria que aquí.
Escrito por Rubén José Huertas Rojo - Web
El secreto del viento
El viento levantó el sombrero del poeta sentado en el parque. Con él volaron sus versos, que fueron posándose en la anciana solitaria entre los pájaros, en el enamorado indeciso, en el hombre abatido por el peso de la vida y en el soldado que desobedeció la orden de disparar.
Escrito por Carmen Cano - Twitter
Escrito por Carmen Cano - Twitter
Elegido mejor relato de mayo de 2017
Latidos
Aceptó el trabajo en la guardería sólo por tener una excusa para abrazarla. Cuatro años atrás su bebé falleció, ahora su corazón le sigue regalando a diario la más bonita melodía, son sólo unos segundos, pero en el tiempo que dura esa comunión, a una madre le devuelven su vida.
Escrito por Yoya M. Alonso
Sólo deja pasar el tiempo
Mariela escribe en una servilleta de papel: "No tengo mi cuaderno, llevo un bolso pequeño". Sí, un pensamiento, una emoción. El bolígrafo relata, quizás sea un cuento. Sueños almacenados en silencio. Da un sorbo al café. Tiene grandes planes que nadie va a romper. Ni hoy, ni mañana, ni ayer.
Escrito por Carmen Martínez Marín - Web
El viajero del tiempo
—Todo listo, Sr. Verne —anunció el científico, cuando hubo establecido el siglo XIX en la máquina del tiempo—. Y recuerde, no puede hablar del futuro en el pasado porque podría...
—No te preocupes -—lo interrumpió Julio, sonriendo pícaramente, mientras se abrochaba el cinturón de seguridad—. Haré que todo parezca ficción.
—No te preocupes -—lo interrumpió Julio, sonriendo pícaramente, mientras se abrochaba el cinturón de seguridad—. Haré que todo parezca ficción.
Escrito por Sir Helder Amos - Web
Orgullo
¡Bullía de odio! Sentía que tenía que acabar con ellos. Me hacían la vida imposible por ser de otra pasta. Pero también me sentía superior, más inteligente. Me topé con uno del grupo, frente a frente. Quise matarlo. Pero le perdoné. Entonces, creí ganar aunque perdí: me ganó el orgullo.
Escrito por Iñaki Ferreras - Web
El último tren
¿Estoy soñando? Siento, a mi espalda, una mirada. ¿Qué hago? ¿Girarme? ¿Ahora? No me atrevo. ¿Y si es fea? ¿Y si es guapa, y yo el feo, para ella? Sí, me doy la vuelta. ¡Ya no está! Confuso, amordazo entre mis dientes dos palabras. Y permito que resbale alguna lágrima.
Escrito por Jesús Garabato Rodríguez
Gallinópolis
Todas cacarean menos Lina, de huevos gordos y cresta de alto copete. Sus clases de canto despiertan al pueblo hipnótico y adormecen al macho dominante.
Emprende batida de ovoides contra el zorro, que huye.
La algarabía del corral despabila al amo. Retuerce sus pescuezos, respetando a Lina, convertida en gallo.
Emprende batida de ovoides contra el zorro, que huye.
La algarabía del corral despabila al amo. Retuerce sus pescuezos, respetando a Lina, convertida en gallo.
Escrito por María Jesús Briones Arreba
Público objetivo
La primera vez no le di importancia, pensé que se trataba de un envío publicitario masivo. Pero recibir otros diez en la misma semana sobre productos similares empezó a incomodarme. Tanta crema maravillosa para el crecimiento del pene no podía ser casualidad. El chivato debía estar entre los del gimnasio.
Escrito por Rafa Olivares - Web
El extraño caso del manuscrito que vino de Arkham
No era propio de Lord Durand saltarse el té. La señora Wollstonecraft, el ama de llaves, acudió a la sala donde solía encerrarse a leer. Llamó, abrió la puerta e, inmediatamente, la cerró con doble vuelta de llave. Todavía hoy sigue negando la existencia de una biblioteca en la mansión.
Escrito por Patricia Richmond - Web
La búsqueda (En el fondo I)
Traído con el viento, como un susurro, le fue ordenado bajar hasta lo más profundo del océano para hallar la solución al problema.
Y así, buceó conteniendo la respiración. Consiguió su objetivo, encontrando el origen, pero descubrió que, en el fondo, no había suficiente sal para curar todas sus heridas.
Y así, buceó conteniendo la respiración. Consiguió su objetivo, encontrando el origen, pero descubrió que, en el fondo, no había suficiente sal para curar todas sus heridas.
Bucle cotidiano
Bendigo la mesa. Mis hijos miran sus móviles y mi mujer, el televisor. Ajenos a la plegaria, me ignoran. Quiero conducir para evadirme, pero el coche no está. Camino durante horas. Llega la noche. Recuerdo imágenes de hierros y sangre, también que nunca duermo; aunque tampoco como, bendigo la mesa.
Escrito por Ángel Saiz Mora
Es un secreto
Un fantasma es solo una historia que se hace eterna porque nadie la olvida. Una partícula de polvo de hace cien años que guarda perfectamente la información de un arrepentimiento. Una foto en el instagram cuántico del universo. Te lo revelo como fantasma que soy. Es un secreto.
Escrito por Eva García Fornet
Perdida
—Nunca pensé que pasaría nada así —dijo Marcos enojado.
—Intentamos comunicarnos, pero...
—¡No quiero excusas! —gritó—. Esta mañana casi atropello a mi madre, que creía bajo su cuidado en este centro geriátrico. A saber cuánto tiempo llevaría perdida.
—Se-señor... —dijo el director, pálido—. Intentamos llamarle ayer. Su madre falleció anoche.
—Intentamos comunicarnos, pero...
—¡No quiero excusas! —gritó—. Esta mañana casi atropello a mi madre, que creía bajo su cuidado en este centro geriátrico. A saber cuánto tiempo llevaría perdida.
—Se-señor... —dijo el director, pálido—. Intentamos llamarle ayer. Su madre falleció anoche.
Escrito por Valentín Bayón Muntaner - Web
Ni donde caerse muerto
—Veamos... Es la quinta vez que le digo que esta no es su fila, que la suya es aquella, la del fondo. Esta es para quienes tienen posibles, para quienes aspiran a sentarse a su derecha. ¿O esperaba usted alfombras rojas y la santa recepción del apóstol Pedro en persona?
Escrito por José Antonio Barrionuevo - Twitter
El peso del pasado
Subió a las cimas del mundo hundiendo a otros a su paso. Horadando voluntades creció hasta tener el poder absoluto.
Su vida fue un dispendio equivocado. Derrochó sin pudor olvidando al resto de los mortales. Acumuló amores, fortunas, odios.
Murió.
Ahora está allí... en su tumba... solo... detrás del olvido.
Murió.
Ahora está allí... en su tumba... solo... detrás del olvido.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter
Breve paseo glacial
Todas las mujeres del mundo tienen un tipo en algún lugar que las piensa al despertar.
El armagedón de tu pelo en otras manos me pilló mirando el gran iceberg, viejo como este anhelo de caricias. El frío clavaba agujas en mi corazón; mientras comenzaba el deshielo en mis ojos.
El armagedón de tu pelo en otras manos me pilló mirando el gran iceberg, viejo como este anhelo de caricias. El frío clavaba agujas en mi corazón; mientras comenzaba el deshielo en mis ojos.
Escrito por Miguel Ibáñez
El cartero ya no llama ninguna vez (III)
Ayer dijo: "¡Qué bonito está el jardín!". Me volví con una sonrisa sarcástica y mirándola a los ojos le dije: "Tiene la culpa un abono orgánico estupendo y poner todo mi amor en la siembra". Hoy al echar de menos su maleta he recordado su expresión entre asustada e incrédula.
Soledades
Solo un último cigarrillo, solo vacíos ocupados por nostalgia y solo, alfombrando aquella melancolía, cartas esparcidas por la casa, con números rojos en su interior.
Cogió ese único cigarrillo, lo sujetó entre sus labios y, con la compañía del silbido adormecedor que fluía desde la cocina, encendió su última cerilla.
Cogió ese único cigarrillo, lo sujetó entre sus labios y, con la compañía del silbido adormecedor que fluía desde la cocina, encendió su última cerilla.
Escrito por Javier Puchades - Web
Dolor verdadero
Sale del sepelio de su hijo. Lo dejó allá, desprotegido, junto a su autito rojo. Se siente sola, prisionera, confundida. Los consuelos y las caricias la dañan. Su corazón se desgarra y la aísla. No puede gritar sus verdades, se sabe hueca, imposibilitada.
Se abraza al tiempo, su última esperanza.
Escrito por Amadeo
Caricia de luz
Las lágrimas se detuvieron por un breve instante. En un abrazo, encontró aquello con lo que su adolorida alma soñó tanto tiempo. ¿Qué importaba cuánto duraba ese momento? Sentir por unos minutos la caricia del sol era cien veces mejor que resignarse a pasar la vida entera entre las sombras.
Escrito por Patricia J. Dorantes - Facebook
Cara a cara
Siempre tuviste un arte, una grasia y un salero que desbordaba mi recatada introversión.
Admiraba, desde pequeño, tu taconeo, tus sonrisas, tus castañuelas... ¡Ooole!
Combatí mi timidez con flamenco; años de clase en secreto para sorprenderte y conquistarte esta noche en el escenario. Bailaremos a mi compás:
—Maestro... ¡la primera!
Admiraba, desde pequeño, tu taconeo, tus sonrisas, tus castañuelas... ¡Ooole!
Combatí mi timidez con flamenco; años de clase en secreto para sorprenderte y conquistarte esta noche en el escenario. Bailaremos a mi compás:
—Maestro... ¡la primera!
Escrito por Enrique Caño
Colgar los hábitos, sí o no
Cada sábado, Ana intenta confesar su secreto. Daniel, sacerdote joven, está seguro de que este sábado sí lo hará, ella se le declarará y ha meditado qué contestarle.
—Padre, no puedo callar más este amor prohibido, estoy enamorada de...
Daniel seca su sudor, se dispone a responderle.
...Margarita —dice ella.
—Padre, no puedo callar más este amor prohibido, estoy enamorada de...
Daniel seca su sudor, se dispone a responderle.
...Margarita —dice ella.
Escrito por Yoli L. - Web
Yo... te esperaré siempre
Compañero de alegrías y penas. Siempre a su lado, conectando miradas confiadas en las que se entiende todo.
La velocidad cedió y un golpe seco lo arrebató del regazo amigo. Voló a través de la ventanilla. Solo en el arcén, ya no encuentra su mirada. Hace frío en el corazón.
La velocidad cedió y un golpe seco lo arrebató del regazo amigo. Voló a través de la ventanilla. Solo en el arcén, ya no encuentra su mirada. Hace frío en el corazón.
Escrito por Galilea - Twitter
Perdón y gracias
He descubierto frutos exóticos, pescados y carnes cuyo nombre y procedencia ignoro e incluso licores que jamás sospeché que existieran; pero mi mayor descubrimiento ha sido el ahorro de tiempo en la compra diaria, pues solo tengo que coger un "despistado" carro cargado con compra y rápidamente dirigirme a cajas.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web
Precoz
La madre, recordando las palabras entre lágrimas de su pequeño, no podía dormir. Cuando sintió movimiento en el otro lado de la cama, asió el cuchillo escondido y, yendo tras el monstruo, su marido, se lo clavó una y otra vez.
En su habitación, siempre al acecho, sonreía el niño.
En su habitación, siempre al acecho, sonreía el niño.
Escrito por Luisa Hurtado González - Web
Paredón
La pared gris y oscura fue testigo de lo nuestro. Tú, tan jovial, vivaracho y risueño; y yo, entusiasmada con tus cálidos besos.
Hoy, la barda yace manchada por algunas de mis lágrimas cargadas de recuerdos y por tu sangre que lo salpicó todo, tras confesar tus intenciones de abandonarme.
Hoy, la barda yace manchada por algunas de mis lágrimas cargadas de recuerdos y por tu sangre que lo salpicó todo, tras confesar tus intenciones de abandonarme.
Escrito por Cristopher Josué Escamilla Arrieta - Twitter
Amistad virtual
Después de años, y de cientos de mails que cruzaron el Atlántico, al fin decidieron conocerse personalmente.
Quedaron a las once en un bar.
Fue él quien comenzó a hablar. Entre trago y trago de cerveza contó su vida sin ser interrumpido por su compañera de mesa. La patética caña.
Fue él quien comenzó a hablar. Entre trago y trago de cerveza contó su vida sin ser interrumpido por su compañera de mesa. La patética caña.
Escrito por Georges
La propiedad
Se sienta junto a mí. Es rubia. Abre un libro.
—Señorita. Ese libro es mío...
—¿Qué dice? No hay sitios libres. Mantengo la compostura.
—Que es mío.
—Lo acabo de comprar.
—Sin mí no podría leerlo.
—¿Qué tontería dice?
—Que soy el autor.
Su semblante cambia.
—¿Qué dice? ¿Podría dedicármelo?
—Señorita. Ese libro es mío...
—¿Qué dice? No hay sitios libres. Mantengo la compostura.
—Que es mío.
—Lo acabo de comprar.
—Sin mí no podría leerlo.
—¿Qué tontería dice?
—Que soy el autor.
Su semblante cambia.
—¿Qué dice? ¿Podría dedicármelo?
Escrito por Gil Hernando de Santiago
Desmontando la tienda de campaña
—Bésame, cómeme entera.
¡Ni me lo creía! Le comí los labios, las axilas.
—Trini, qué buena estás.
Los pechos de pera, los pezones color trigo, duros como timbres de castillos, el ombliguito, el pubis que asomaba...
—¡Niño, levántate ya, que son las siete. Llegas tarde al instituto!
Mierda, mierda, mierda...
¡Ni me lo creía! Le comí los labios, las axilas.
—Trini, qué buena estás.
Los pechos de pera, los pezones color trigo, duros como timbres de castillos, el ombliguito, el pubis que asomaba...
—¡Niño, levántate ya, que son las siete. Llegas tarde al instituto!
Mierda, mierda, mierda...
Escrito por Dipandra - Web
La crueldad del destino
El destino es cruel y se mofa de nosotros, sin embargo, tengo que seguir adelante, lo daría todo por volver a esos momentos de felicidad, ahora que me encuentro frente a ti.
Te veía como un buen amigo, un hermano pero ahora solo veo a un enemigo al que abatir.
Te veía como un buen amigo, un hermano pero ahora solo veo a un enemigo al que abatir.
Escrito por Ángel Álvarez
Do not disturb
Me desperté con una cierta sensación de calor. En la oscuridad no pude ver el objeto que tenía en sus manos. Quise llamarla, pero un sonido vibrante apagaba mi voz. Quise tocarla, pero en esos momentos ella estaba lejos, muy lejos de mí... En el lado izquierdo de la cama.
Escrito por Pepe Sanchis
Citas
Las relaciones clandestinas eran muy excitantes. Estábamos pocas veces solos, los encuentros entonces eran intensos. La imaginación hacía el resto. Rompía la rutina. Ambos idealizábamos el amor que sentimos en la adolescencia antes de casarnos. Así el deseo nos mantuvo expectantes.
Nadie en la Residencia se percató de ello.
Nadie en la Residencia se percató de ello.
Escrito por Mª Luisa Pérez Rodríguez
Cirujana
Me dices que no tengo corazón, pero puedo explicarlo. Ocurrió hace mucho tiempo, siendo primerizo. No supe defenderme del veneno que despedían sus ocelos. Llegó despacio, untó mis labios con la burundanga de los suyos y se alejó después, sonriente, dejándome un enorme vacío y un penetrante olor a casquería.
Escrito por Luis San José - Web
Esas aves tan extrañas
Ellas lo saben todo, porque ellas nos vigilan y tanto tú no lo adviertas... ¡zas!, te comen las ideas. Con sus cantos hipnóticos llenos de voces, y las voces envolviéndolo todo con sus pesadas máquinas de fabricar imanes... ¡Es de tarados! Un lugar lleno de espejos, que hasta da vértigo.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros
La firma
La mujer movía con aspavientos sus manos, tratando de impedir que él lo hiciese. Su esposo, sin embargo, se sentía feliz. Su vida iba a dar un giro radical, en cuanto el doctor firmase la receta. No albergaba ninguna duda de que obtendría la píldora azul que tanto había anhelado.
Escrito por María José Viz Blanco
La solución
Estimado Dr. Watson:
Antes de tomar mi última dosis me gustaría dejarle resuelto el caso que, según usted, nunca quise investigar.
Me propuse comprobar si era posible el asesinato perfecto y debo decirle que mi experimento fue un completo éxito.
Hasta siempre.
Su amigo Sherlock Holmes, o Jack "El destripador".
Antes de tomar mi última dosis me gustaría dejarle resuelto el caso que, según usted, nunca quise investigar.
Me propuse comprobar si era posible el asesinato perfecto y debo decirle que mi experimento fue un completo éxito.
Hasta siempre.
Su amigo Sherlock Holmes, o Jack "El destripador".
Escrito por Pablo Núñez - Twitter
La camisa
Acaricio esa camisa blanca, que tus ojos eligen con frecuencia, que tus manos acomodan al cuerpo, tratando de imaginar por cada hueco de su trama el mundo que no conozco.
La guardo. Abandono la casa. En la mía, me recibe una cerveza y una boca que me exige la paga.
La guardo. Abandono la casa. En la mía, me recibe una cerveza y una boca que me exige la paga.
Escrito por Yolanda SA
De siervo a propietario (Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: Peste)
Sobre lúgubres tañidos, columnas de humo negruzco cabalgaban el aire dulzón del mediodía dispersando las cenizas del último heredero del feudo.
Rodeado de pavesas, se persignó agradecido por sobrevivir a la muerte negra mientras surcaba como nunca la tierra que abrazaba al arado, consciente de que ya nadie podría reclamarla.
Rodeado de pavesas, se persignó agradecido por sobrevivir a la muerte negra mientras surcaba como nunca la tierra que abrazaba al arado, consciente de que ya nadie podría reclamarla.