La búsqueda (En el fondo I)
Traído con el viento, como un susurro, le fue ordenado bajar hasta lo más profundo del océano para hallar la solución al problema.
Y así, buceó conteniendo la respiración. Consiguió su objetivo, encontrando el origen, pero descubrió que, en el fondo, no había suficiente sal para curar todas sus heridas.
Y así, buceó conteniendo la respiración. Consiguió su objetivo, encontrando el origen, pero descubrió que, en el fondo, no había suficiente sal para curar todas sus heridas.
Mirar hacia atrás es a veces tan arriesgado como avanzar a ciegas guiado por el impulso de huir hacia adelante. Las heridas profundas requieren duelo y aceptación, bálsamo de tiempo. Detectar el origen, encontrar la causa, comprender las razones pueden ser parte, pero no es la solución en sí. Curarse es instalarse de nuevo en uno mismo, sentirse y unirse de nuevo a la vibración de nuestra propia circunstancia.
ResponderEliminarCuentas de una manera muy hermosa y metafórica esa búsqueda de la sal de la vida, a la que tantas veces, vamos demasiado lejos para encontrarla. Se me ocurre concluir que la sal que cura nuestras heridas, está en nosotros.
Otro micro con tu sello. Otro micro de altura. Un besazo, Malu.
Querido Manuel, te marcas unos comentarios que son auténticas joyas. Es un lujo tenerte en cincuenta palabras, donde además de regalarnos tus historias, enriqueces las nuestras. Y no digamos esos cincuenta que haces con los ocho finalistas de cada mes, ¡auténticas perlas que engarzas de manera magistral!
EliminarHas hecho un comentario tan exhaustivo y tan bien encaminado que lo único que me queda es darte la razón. Detectar el origen o la razón por la que tenemos dolor, es fundamental, curarlo es la otra parte, no menos dificultosa. Y sí, curarse es instalarse de nuevo en uno mismo a pesar de todo. Me encanta lo que dices sobre sentirse y unirse de nuevo a la vibración de nuestra propia circunstancia.
Y lo de la sal, es precioso, la sal está en nosotros y yo añado, que también está en la buena gente que nos rodea y que tan amablemente nos deja que cojamos pizquitas de ellos cada vez que queramos.
Grande Manuel, eres enorme. Un beso fuerte y toda mi gratitud.
Malu.
Realmente bello, Malu. preciosa metáfora sobre el conocimiento de uno mismo, en el que veo mucha verdad. Qué bonito lo cuentas, qué bien lo escribes (como siempre, dándolo todo) y en qué momento de creatividad tan magistral te encuentras. Pura delicia esta historia que, para colmo, veo que es el principio de una serie (estamos de enhorabuena).
ResponderEliminarMadrina, este relato acaba en el fondo del mar sin embargo, veo que no hay techo para tus letras, que cada vez están a mayor altura.
Besos, bola.
Pablo.
Ay, ahijado, qué bueno eres. Ya sabes que todo lo que escribo, para bien o para mal, sale directamente del corazón. No sé si el momento creativo por el que paso ahora es bueno o malo, la verdad es que simplemente sale, de la misma manera que otras veces no sale... Y yendo al micro, pues eso, conocerse uno mismo requiere mucha profundidad y a veces lleva toda la vida, incluso toda la eternidad. A ver si descubrimos algo con esta serie.
EliminarPara mí la delicia es encontrarme a diario con esta familia cincuentista, tan grande en todos los sentidos, tan de verdad y que siempre está al pie del cañón.
Un beso grande, de una bola para un bético de los buenos.
Mil gracias por todo.
Malu.
No solo me alegra siempre leerte, esta vez la satisfacción es doble, porque has iniciado una serie en cincuenta palabras que promete y no podía empezar mejor. Un personaje en conflicto busca soluciones físicas a padecimientos del alma. Pronto se da cuenta de que sus esfuerzos son baldíos. Hay heridas que solo puede cauterizar el tiempo y, como muy bien ha apuntado Manuel, una mirada adecuada y sincera hacia el propio interior.
ResponderEliminarDesconocemos aún si los problemas de tu protagonista tienen que ver con el corazón, si fuera así quedamos expectantes para saber si encontrará una sirena en ese medio acuático; lo que es seguro es que las próximas entregas serán perlas que no vamos a perdernos.
Un abrazo grande, Malu
Fíjate tú, Ángel, que en estos tres años que llevo cincuenteando, nunca me había llamado la atención escribir una serie. Si te soy sincera, creo que lo voy a dejar en trilogía, pero todavía no está decidido.
EliminarQué bien diseccionas los relatos, Ángel. Efectivamente, tenemos un personaje en conflicto que busca soluciones a padecimientos del alma. Solo el tiempo y la búsqueda en el interior podrán ayudar. O eso creo yo.
Vamos a ver si en las siguientes entregas esta protagonista es capaz de encontrar lo que busca. Y las perlas, ya veremos también si brillan o no, ja, ja, ja.
Muchísimas gracias, como siempre, por tus palabras, Arcángel Saiz. Eres un sol. Y qué suerte la mía, haber coincidido contigo en el día de publicación de los relatos de mayo.
Besos grandes.
Malu.
Qué bonitoooooooo Malu. En sí mismo es un relato poético y mágico que arrastra hasta el fondo para salir a boquear a la superficie. ¿Encontrará paz tu protagonista? Nos has dado la esperanza de saber que es el inicio de una historia que continuará. Yo ya estoy deseando leer la continuación, intrigada de qué encontrará en el fondo del mar.
ResponderEliminarAbrazote de tu admiradora.
Querida Richmond, ya siento estar creando tanta expectación, igual esto acaba en nada... ¿Encontrará paz? Eso espero, pero quién sabe...
EliminarMe ha hecho mucha ilusión coincidir contigo en el día de publicación del relato. He estado arropadita entre tú y Ángel.
Beso y abrazo grande de tu fan número uno.
Malu.
Pinta bien el asunto, con ese truncarse el anhelo de curación (o redención) de nuestro héroe. Pues habrá que esperar un mes para ver lo que le deparan los dioses o la vida. Me ha gustado, Malu. saludos y suerte.
ResponderEliminarToda curación requiere buena dosis de paciencia, ya que el tiempo que se necesita para sanar del todo es impredecible.
EliminarVamos a ver cómo se soluciona todo esto y si sabremos algo más en el próximo capítulo.
Gracias Jesús, besos.
Malu.
Precioso y poético, Malu. Al principio me he acordado de Sebastián, el cangrejo de la sirenita... Pero luego me he sumergido en tu poesía y he acabado con Benedetti y su «Mujer de Lot», la que acabó convertida en estatua de sal.
ResponderEliminarMujer de sal y rocío
Tu corazón sigue en celo
Y tu voz está de duelo
Como la tierra y el río
Me ha encantado, Malu. Besos.
Me he ido yo también ahora a Sebastián con ese "bajo el mar...", ja, ja, ja...
EliminarEsta vez me he ido un poco al tema poético y sentimental. Preciosa la referencia a Benedetti y un honor para mí que te hayas sumergido en él después de mis modestas cincuenta palabras.
Un beso grande, mil gracias.
Malu.
Tu misterioso relato me evoca una terapia mediante el método del psicoanálisis, en la que el paciente ha puesto muchas esperanzas, pero no acaba de alcanzar el resultado esperado.
ResponderEliminarHe intentado sumergirme con el protagonista, pero he tenido que volverme tan solo unos metros bajo el mar al quedarme sin oxígeno. Espero aquí en la superficie, ansiosa de saber qué tipo de remedio será el que cure las heridas que sufre. Un relato muy bueno, muy sesudo, vamos, en tu línea. Un abrazo, Malu.
Toda terapia requiere tiempo y análisis profundo e interior de uno mismo. Quizá con el tiempo pueda ir entendiendo todo lo que se le sugiere que busque y encuentre.
EliminarEn las profundidades es difícil respirar, pero quizá ahí, reflexionando sin oxígeno, se encuentres hallazgos difíciles de encontrar en otro medio.
Mil gracias por pasar y comentar, Juana. Muy sesuda estoy yo últimamente, ja, ja, ja...
Un beso grande.
Malu.
Un relato bello desde el inicio, pero con un final con una fuerza poética que me ha llegado. No es fácil construir una metáfora tan deliciosa, encerrar en cincuenta palabras un sentimiento, conmover, emocionar, dar un pellizco al corazón. Magnífico. Enhorabuena.
ResponderEliminar¡Ay, Miguel!No es fácil, no... pero ahí estoy yo intentando ese "más difícil todavía".
EliminarCreo que ha merecido la pena embarcarme en esta serie, aunque solo sea por los comentarios tan bonitos que estáis dejando. Nunca mis cincuenta palabras dieron para tanto, ni para un pellizquito al corazón. (Me hace una ilusión enorme, aunque duela un poquito).
Mil gracias, pequeño gran poeta, saboreo este delicioso comentario y me lo guardo como un tesoro.
Un beso grande.
Malu.
¿Os habéis puesto de acuerdo para publicar el mismo día los miembros de la Santísima Trinidad del Cincuentismo? Digo yo que es una señal para que no pase sin comentar.
ResponderEliminarA ver, a veces, presumo de insensible, pero tú conmueves con este viaje hacia el interior.
Bello, bien narrado y "muy profundo".
Besos. Nos vamos leyendo.
¡Oh, gracias Jesús, eres bueno y has oído mis plegarias!
Eliminar¡El maestro, el artista, el gran e inigualable I. Urtiaga ha pasado por aquí a dejarme un comentario! No quepo en mí de gozo...
Tendremos que planear algo para tener la misma suerte el mes que viene, tal vez si propiciamos una conjunción planetaria entre Marte y Urano... no sé, lo que haga posible que nos visites más a menudo...
Mil gracias, de verdad, por pasar. Sabes que te admiro mucho y tus palabras son bálsamo incluso para heridas que no cura ni la sal.
Un beso enorme.
Malu.
Pd. Recuerdos para... tú sabes quién.
Malu, hoy el día empezó con Ángel, continuas tú y luego veo a Patricia, esto es el sueño de cualquier lector de 50palabras.
ResponderEliminarNos presentas un texto lleno de poesía y como ya te han comentado nos llevas a la reflexión, a ese mirar el interior de uno mismo, pero lo has hecho de una forma bellísima.
Muchas ganas de seguir leyendo esta serie, que promete y será excepcional.
Muchos besos.
Javier, perdona por contestar tan tarde, este mes voy como las locas...
EliminarPrimero agradecerte inmensamente que pases por aquí. Si un relato se queda sin tu comentario, está cojo, le falta uno de los aliños principales. Es como si a un plato le faltara algo tan indispensable como la sal, o si a un sofrito le faltara el aceite.
El tema de la serie, no sé, se me ocurrió y ahí lo estoy madurando. Creo que es importante mirar dentro de uno mismo de vez en vez y analizarse, encontrarse con "yo" verdadero que llevamos dentro. Para ello creo que hay que bucear y reflexionar mucho, incluso a veces sin oxígeno. No sé muy bien si estas introspecciones locas servirán para mucho, pero por lo menos lo intento.
Mil gracias por tus palabras, Javier.
Un beso grande.
Malu.
Es muy poético. La sal pica en las heridas, pero las cicatriza.
ResponderEliminarAsí es Maite, la sal pica, pero cura. Veremos si encuentra toda la sal que necesita.
EliminarMuchas gracias por pasar.
Besos.
Malu.
Es el comienzo... de lo que ha de venir.
ResponderEliminarDe momento ha llegado al fondo,eso significa que ha podido conocerse y mirarse directamente en el Alma. Pero le faltan ayudas, herramientas para poder sanar sus heridas.
Hay camino y hay esperanza...
Enhorabuena! Menudo día de nivel, habéis tenido hoy por aquí!
Me parece muy acertado lo que dices, Galilea, "hay camino, hay esperanza".
EliminarLa verdad es que eso de bajar al fondo no suena demasiado bien. Solo algunos afortunados saben lo que significa y bien apuntas, algo así como conocerse y mirarse directamente en el alma. Esperemos que en la siguiente entregan lleguen las ayudas y las herramientas, ya veremos...
Mil gracias por pasar y dejar palabras tan positivas.
Malu.
Maravilloso y poético, Malu. Un descenso de tu protagonista a las profundidades buscando una cura para sus males, pero parece que va a tener que seguir buscando. Una suerte para nosotros, que seguiremos disfrutando de esta búsqueda con tus letras.
ResponderEliminarUn besazo, Malu.
Descenso obligado y necesario, sin el cual no sería posible plantearse una cura. Veamos cómo avanza la búsqueda y si encuentra luz aunque sea en el fondo.
EliminarUna suerte para mí es tener personas como tú apoyando mil letras.
Un beso enorme, campeona. Mil gracias.
Malu.
Me sumerjo en la poesía de tu relato, te acompaño hasta las profundidades y contengo la respiración queriendo saber más, pero debo volver a la orilla a esperar el bálsamo de tu próxima entrega.
ResponderEliminarMuy bello, Malu. Besos.
¡Oh, qué bonito Georges! Tu comentario sí es pura poesía. Así da gusto sumergirse en las profundidades y quedarse sin respiración.
EliminarVeamos si aparece ese bálsamo.
Mil gracias, un beso.
Malu.
Malu, me he sumergido, como tu protagonista, en las aguas poéticas de este bellísimo relato. El autoconocimiento exige esfuerzo e inmersión en busca de ese origen del problema que atenaza a tu protagonista. Una vez logrado, le espera un largo camino hasta la sanación. Espero poder disfrutar con él de ese viaje en las próximas entregas.
ResponderEliminarEnhorabuena, te has movido en el ámbito poético como pez en el agua. Besos.
Quizá nos lleve toda la vida conocernos. Desde luego que es necesario un esfuerzo y sumergirnos una y otra vez en busca de los orígenes de los problemas. Unas veces nos costará más y otras menos... desde luego que el camino será largo y nada fácil, pero habrá que intentarlo, de otra manera será imposible la sanación.
EliminarMil gracias, mi querida Carmen, leerte siempre es un placer.
Un beso grande.
Malu.
Malu, pura poesía para sumergirnos en la introspección del protagonista. A veces, cuando llegamos al fondo descubrimos heridas tan profundas que son muy difíciles de sanar. Espero con interés tu próxima entrega.
ResponderEliminarÚltimamente estás que te sales... ¡Enhorabuena!
Besos apretados.
Pilar, si tú me dices que es pura poesía voy a tener que creérmelo, aunque te digo que es un género que me parece de lo más difícil.
EliminarTienes toda la razón cuando dices que en el fondo descubrimos heridas muy difíciles de sanar, pero es un gran paso haber llegado hasta ahí.
Mil gracias por tus palabras y por pasar siempre de forma tan cariñosa por mis letras.
Un beso enorme.
Malu.
Malu, estás últimamente de un romántico subido...!
ResponderEliminarLa verdad es que se te da bien el género poético-romántico.
¡Ni que fueras bola! jejeje.
Me ha recordado a Alfonsina Storni y su trágico final
Un besazo.
¡Oy, oy, oy, Isidro! Es tan bonito todo lo romántico...
EliminarYo soy bola como tú y desde que te conozco, presumo mucho más de ello, je, je, je.
El final de Alfonsina fue más trágico, yo no voy ni quiero que este/a protagonista vaya por esos derroteros. Pobre...
Mil gracias por pasar, sé que tu tiempo es oro.
Te mando un beso enorme y por cierto, estás bárbaro, te sales de guapo en tu foto. ¡Decir gentelman me parece demasiado poco para ti!
Malu.
Una forma muy sutil y poética de describirnos el suicidio, con unas sugerentes imágenes.
ResponderEliminarMi felicitación sincera, Malu
Besito virtual
Ay, María Jesús, no me asustes a este pobre buscador de sus problemas, confío en que va a encontrar muy pronto soluciones y verá la luz de la esperanza y sanará, de eso me encargo yo.
EliminarMil gracias por pasar.
Besos.
Malu.
Que hermoso Malu!!!Un relato intimo o mejor dicho de auto descubrimiento. Me encanta!!!
ResponderEliminarFelicitaciones por pasar a 4ta ronda.
Un beso!
¡Oh, Jean, mil gracias!
EliminarTan necesario el auto descubrimiento y tan poco practicado...
Pasé la cuarta ronda y ahí me quedé, pero muy contenta, la verdad.
Un beso enorme.
Malu.
Ningún problema se soluciona hacia abajo. Las heridas que nos conmocionan suelen ser más profundas que cualquier abismo, tanto que sólo desde el precipicio del dolor propio seremos capaces de empezar a cauterizar.
ResponderEliminarTodo ello los has expresado con una liviana cadencia muy bien arropada entre metáforas, en el armazón de un relato contado con exquisita sensibilidad. Felicidades.
Un abrazo enorme, querida Malu.
¡Yo en mi próxima vida quiero escribir como Antonio Bolant! Es que leo tus comentarios y me quedo muda, hijo...
EliminarHay heridas que son más profundas que cualquier abismo y es cierto que solo desde el precipicio, teniéndolas a ese nivel, es cuando se puede empezar a curarlas, muy de cerca y sintiendo el vértigo que da lo que no se sabe que vendrá.
Mil gracias, querido, por estar y ser como eres. Es un placer leerte siempre.
Besos grandes.
Malu.
¡Oyoyoyoy! ;) ¡Intuyo que viene una serie! ¡Albricias! ¡Regocijaos, lectores cincuentistas, porque si los cincuenta que vengan son igual de buenos que este, la espera de un mes para leer la siguiente entrega se nos va a hacer muy larga! Solución mientras tanto que os propongo: Leer este relato y buscar una explicación convincente a por qué el paso del tiempo, en estos trances, no puede ser controlado por uno mismo.
ResponderEliminarBueno, me dejo de rollos introductorios, porque yo iba a lo que iba, a comentar este fantástico microrrelato que nos deja la siempre sorprendente, e insuperable cincuentista, Malu.
La introspección personal, ese viaje a conocer los entresijos de nuestro interior, nunca fue fácil. Pero es que si encima uno descubre que sus problemas no tienen solución, entonces es cuando además del abatimiento se suma la desesperación y el innegable hecho de cuestionarse si merece la pena los esfuerzos, a veces casi sobrehumanos, que tenemos que hacer para resolver las cuestiones que nos atosigan como seres pensantes.
Bello, mágico, misterioso y muy poético relato el que nos regalas este mes, con una profundidad en su interior que nos obliga a sumergirnos en ese océano profundo presente, sin desvelarnos para qué buceamos, cuál es ese problema que nos persigue. Pero es que son tantos...
Enhorabuena, admirada Malu. Ni que decir tiene que es un verdadero placer leerte. Te digo lo que a otros cincuentistas: que nos sigamos leyendo. Eso sí, en mi caso, he de confesarte que con toda mi fascinación por tu envidiable manera de narrar.
Un beso muy pero que muy grande.
Mi querido José Antonio, es que me dejas sin palabras... sabes que te admiro infinitamente, tus letras, tu sabiduría y tus consejos son extraordinarios y leer lo que has puesto a este cincuenta parido por mí, me llena de emoción, de verdad.
EliminarCierto es que no es fácil viajar al fondo para conocer los entresijos de nuestro interior, nunca lo fue y nunca lo será. Solamente tomar la decisión de emprender el viaje cuesta casi más que hacer el resto. Pero creo que merece la pena, más bien merece la alegría, diría yo.
Y ahora me siento un poco extraña, siendo sincera, no sé si estoy levantando demasiadas expectativas, porque la trilogía en sí no dice nada que no sepamos sobre la búsqueda de uno mismo, simplemente saca a la palestra sentimientos y emociones que todos tenemos en nuestro interior. Me ha encantado bucear sin oxígeno para escribirla y sobre todo para que la degustéis. A cambio estoy recibiendo comentarios tan bonitos, que no sé por qué no la he escrito antes.
Y ante la pregunta, ¿para qué buceamos? La respuesta está dentro de cada uno de nosotros. ¿Cuál es el problema? Seguro que también lo encontramos y lo solucionamos.
Mil gracias, señor Barrionuevo, el placer es mío siempre que visita usted mis letras.
Nos seguimos leyendo por aquí, por allá y por donde vayamos escribiendo.
Un beso enorme, de corazón.
Malu.
Ese fondo, el de cada uno, creo que es más profundo que las fosas más abisales del planeta. La metáfora del iceberg creo que sirve perfectamente para imaginarnos lo que en realidad es nuestra mente. Por qué es así, se me escapa del todo, y me parece el mayor de los misterios de la vida. Estamos de alquiler en nosotros mismos, algo parecido creo que dijo Freud, que lo dividió en id, ego y superego –yo, a veces, me llevo mal con los tres-, y aunque ha tenido y tiene muchos detractores, creo que fue muy brillante al enfocar la linterna de sus pensamientos hacia eso que llamamos el subconsciente, descubriendo allí unas cavernas que asustarían a los espeleólogos más avezados.
ResponderEliminarEn tu microcuento, por medio de una simbología marina, has descrito el viaje que realiza un personaje a las intimidades de su ser, y dado que consigue llegar hasta el fondo, que logra su objetivo, se supone que ha puesto un gran tesón en ello, pero con eso no es suficiente, el destino también juega sus cartas, lo cual nos ocurre muchas veces, hacemos lo que pensamos que es lo mejor, pero, al final, nos llevamos un chasco, unas veces se gana y otras se pierde, hay que aceptar eso.
De tu personaje puede suponerse que ha buceado hasta los primeros años de su vida, que ha escarbado en los episodios más traumáticos y luctuosos para encontrar la paz, para sanarse de sus tristezas, pero eso no ha sido suficiente, las heridas, quizá muchas de ellas ya cicatrices, siguen doliéndole y tendrá que hacer más inmersiones o, quizá, nadar por la superficie, uno nunca sabe qué terapia le va a ir mejor.
Lo que sí que resulta una buena terapia es leerte, mis felicitaciones y un abrazo, Malu.
Señor Angulo, su análisis es siempre tan certero, que me deja con una sonrisa en la boca, de tal forma que estoy sonriendo durante un buen rato, degustando sus palabras.
EliminarCoincido plenamente contigo, Enrique y con Freud, sobre aquello de que estamos de alquiler de nosotros mismos y que indagando en las cavernas o donde quiera que sea, pero muy profundamente, encontraremos algo que nos servirá.
Para mí una buena terapia es leer todo lo bueno que siempre tienes que contarnos, eres una fuente de sabiduría.
Mil gracias siempre por tus palabras.
Beso grande.
Malu.
Suele ocurrir: conseguimos encontrar lo que tanto buscamos y acabamos dándonos cuenta de que nos quedamos igual. Un sugerente micro. Saludos, Malu
ResponderEliminarUfff... pues ya es un buen paso encontrar lo que tanto buscamos. Aunque no sé si nos quedamos igual, Plácido, por lo menos tenemos la satisfacción de haberlo encontrado, ¿no?
EliminarGracia por pasar, un beso.
Malu.
Una gran metafora. Muy poetico relato. Sugerente y con sensibilidad.
ResponderEliminarMil gracias, Iñaki, bienvenido a estos lares, me alegra que seas un cincuentista en toda regla.
EliminarBesos.
Malu.
Me encanta que ese viento-susurro inicie la historia, pues ya de entrada la dota de un aire mágico. Luego, aparece un protagonista atribulado y un par de misterios por resolver.
ResponderEliminarY ahora a esperar, qué remedio.
Enhorabuena por esta incipiente serie, Malu, y un beso.
Desde hoy te nombro mi pintor de cámara, querido Carles. Has dado unas pinceladas mágicas a mi cincuenta y ahora brilla sin igual.
EliminarMil gracias.
Un beso grande.
Malu.
Me gusta mucho Malu, quizás al fondo le falta sal, qué cierto! estupendo! muchas suerte y besossss
ResponderEliminarSandra.
Pues seguro que sí, Sandra. Al fondo le falta sal y probablemente muchas cosas más, pero para saberlo hay que bajar.
EliminarMil gracias. Beso grande.
Malu.
Dicen que la mejor forma de curar todos los problemas es ir a la raíz. Lo que pasa es que, a veces, llegar al núcleo puede ser demasiado doloroso. A veces nos conformamos con soluciones más livianas pero que realmente no arreglan nada.
ResponderEliminarAl lesionado o contracturado no le queda otro remedio que el fisio masajee en las fibras dañadas causándole dolor, al depresivo no le quedará otro remedio que excarvar en sus sentimientos más dolorosos; no se puede deshacer un nudo sin saber cómo se ha atado.
Has creado una metáfora real y fantástica al mismo tiempo. ¡Pobre protagonista! Tanto sumergirse para darse cuenta de que hay heridas que para curarse necesitan algo más que llegar al origen.
Enhorabuena por la serie que has iniciado, me ha encantado este viaje y ya estoy deseando leer el siguiente. Besos.
Cualquier persona en estado "perdido" escucha todo lo que digan. Si al protagonista le han dicho que vaya a la raíz del problema, allá que va, aunque sea doloroso llegar hasta allí. Y una vez allí, intentará deshacer el nudo si con ello consigue sanarse.
EliminarEl protagonista va por buen camino, aunque sea angosto y oscuro, Enrique. Y sí, estoy convencida de que hay que hacer algo más además de llegar al origen, no sirve solo con llegar, sino también hay que entender y quizá perdonar para así poder empezar la cura.
Mil gracias por tus palabras, nos vemos en el segundo capítulo.
Un beso grande.
Malu.
Ese “Traído con el viento” del inicio me ha provocado varias reacciones a un tiempo; la primera, al interpretarlo como un concepto opuesto a “Lo que el viento se llevó”; la segunda, por recordarme a la canción de Dylan que nos invitaba a buscar respuestas a nuestras preguntas en el viento; y finalmente otra, al seguir leyendo, tras esa orden de bajar a las profundidades, cargada de connotaciones bíblicas y que equipararía a tu personaje con aquellos profetas que en las escrituras recibieron órdenes del Jefe. Excelente carta de presentación para ese atribulado y dolorido personaje que tiene que sumergirse, a pulmón además, en los abismos del océano en busca de una solución. Al parecer tiene que conformarse con un primer logro: hallar las causas de sus padecimientos. Quizá ahora le toque salir fuera y mirar a su alrededor para encontrar el medicamento, sal, en la cantidad prescrita.
ResponderEliminarMagnífico, Malu. Paradigmático dentro de esa tendencia tuya, tan grata y enriquecedora, a la introspección, con esa asfixiante metáfora de bucear sin botella hasta las oscuras y opresivas profundidades abisales.
Enhorabuena y un abrazo fuerte.
Ay... la canción de Dylan... escuchándola estoy, buena banda sonora para acompañar este paseo por cincuenta.
EliminarEste personaje tiene que sumergirse, sin oxígeno, para buscar algo que quizá sea la respuesta a sus problemas y preocupaciones. Dicen que si miramos bien, en el fondo (en el fondo de nuestro ser, en el fondo del mar o en el fondo de nuestra idiosincrasia) encontraremos lo que buscamos. Así que bucear toca, para encontrar remedios definitivos.
Y sí, das en el clavo, mi tendencia... es que soy así, no tengo remedio, ni con toda la sal del mundo... ja, ja, ja...
Me alegra muchísimo que te haya gustado, Enrique.
Te mando un beso fuerte.
Malu.