Mejor relato de diciembre de 2018

23 autores habéis ordenado de más a menos favorito los ocho finalistas. Por cada votación, se les ha asignado 10, 8, 6, 5, 4, 3, 2 y 1 punto. Estos son los resultados:

1º. Black is black, de Manuel Menéndez Miranda - 139 puntos
2º. Impulsos, de Ángel Saiz Mora - 131 puntos
3º. La sal de la vida, de M. Belén Mateos Galán - 116 puntos
4º. Ruptura, de Ignacio Urtiaga - 114 puntos
5º. Contradicciones, miserias y pequeñas grandezas, de Pablo Núñez - 112 puntos
6º. Tareas pendientes, de Daniel Castillo - 110 puntos
7º. El ladr´n de cuent s, de Rafa Olivares - 95 puntos
8º. Mesa para cinco, de Carles Quílez - 80 puntos

Impuntual

Fumaba en la terraza cuando un griterío lo sobresaltó. Comprobó la hora y regresó a trompicones al salón, donde su familia se abrazaba. Engullía las uvas que quedaban y balbuceaba "fgelis agño" cuando alguien le dijo: "¿Y has escrito los propósitos?".

Sus papos llenos y mirada congelada respondieron por él.
Escrito por Álex Garaizar

Corazón negro

Un frío gélido le recorrió el cuerpo. Manchas moradas impregnaban su piel. Su alma, herida de muerte. Su corazón, cuasi muerto. Bajó raudo por las escaleras y gritó en la calle. Pero se topó con él de frente. La mano de éste le golpeó otra vez. Ahora, no se resistió.
Escrito por Iñaki Ferreras - Web

El diagnóstico

Salí del consultorio. La angustia y el dolor me torturaban, pero lo peor era decírselo a mi padre. La llamada de mi hermano interrumpió mi pensamiento: "Vení urgente, papá sufrió un ataque". En el cementerio lloré y agradecí no tener que decirle a mi padre que yo iba a morir.
Escrito por Marisa Villar Arranz - Twitter

Buscando sobrevivir

Mendigando otras oportunidades hizo un viaje peligroso y muy costoso. Serían muchos otros los que obtendrían suculentas ganancias. Pronto el mar satisfizo su deseo de libertad y después de una triste travesía, lo cubrió. Nadie dijo su nombre, su muerte sólo sirvió para ampliar un porcentaje en el noticiero estelar.
Escrito por Rosa Boschetti - Web

El fin justifica los medios

Corrió hasta asegurarse de estar a salvo. Se escondió en un callejón y lo sacó del bolsillo. Era un móvil precioso y carísimo, seguro. El Trueques le pagaría bien.

Sonrió. Podría hacerle un regalazo e invitarla a cenar. Vanessa no se le resistiría. Ya era hora de perder la virginidad.
Escrito por Yolanda Gil Jaca - Twitter

Estás tan lejos

Estás tan lejos que no toco tu imagen y no vives en mi lenguaje diario, ni en el almanaque de números en rojo. No me lastima el aguacero, no me hace cosquillas en los pies la distancia, y la recorro sin pereza, cuidando de no pisar los sueños otra vez.
Escrito por Margarita Cestaro Barbé

Ruptura

Cierto es que la seguía a todas partes, que grababa sus llamadas y revisaba sus mensajes, que le hice alguna foto cercana al indecoro y que, casi siempre, compartí sus secretos con mis compañeros... Aun así, no entiendo que me deje por otro solo por cuatro grietitas en la pantalla.
Escrito por Ignacio Urtiaga

Inconsolable

Su pena, redonda como una bola, le llenaba todo el pecho. Le recomendaron aquel libro de autoayuda. Ella y su pena lo leyeron, escépticas. Al terminarlo, la pena se había ido. Esperó paciente la cola en la feria del libro. Y cuando llegó ante el autor, le descerrajó dos tiros.
Escrito por Tomás del Rey - Web

El ladr´n de cuent s

Empez´ hurtando  todas las vocales redondas del título. Después ampli´ su rapiña a la del punto encima, siguiendo con la consonante equis y también la uve. Animado  por el éxito , y amparado en la impunidad, se atrevi´ ya con palabras completas y terminó apropiándose por entero  del último párrafo.

FIN.
Escrito por Rafa Olivares - Web

La voz de la inexperiencia

—Y con esta última llamada me despido de todas vosotras hasta el lunes. Disfrutad del fin de semana y no olvidéis que la base de toda relación es el diálogo.

Quitándose los auriculares echó un vistazo a su agenda. Dos hojas en blanco y una frase: Comprar comida a Milú.
Escrito por FNR

El segundo plato vale más

—Priscila, mi amor, eres extraordinaria, dulce, inteligente... Contigo soy feliz. Una vez más, ha sido maravilloso. Ojalá mi mujer fuera así. Deberías ser tú la que viviera como una reina, no ella.

Y Priscila asiente, mientras recoge los billetes que el cliente de los jueves le tira sobre la cama.
Escrito por Sonia Serna San Miguel - Web

Accidente de caza

Aquello comenzó con mucha amabilidad, demasiado fácil.

—Quedamos, ven, te divertirás.

Entonces fue cuando nos alejamos del camino, hacia el bosque. 

—Aquí hay caza mayor —dijo él.

"Jamás aceptes una invitación para ir a cazar con el marido de tu amante...", pensé mientras me desangraba lentamente por el disparo recibido.
Escrito por Daniel Canals Flores - Web

La fiesta de cumpleaños

En casa eran cinco hermanos, casi ni la veían. Sus "amigas" del instituto la dejaron de lado y reían las gracias a los imbéciles de turno que se metían con ella. Al cumplir 15 años decidió celebrarlo en una barca. Subió sola y empezó a remar. Todavía no ha vuelto.
Escrito por M. Carme Marí - Web

Diga...

Estaba solo, entre la tormenta y la tapia que nunca me había atrevido a franquear. Ahora la tentación presionaba más. Sudaba.

—Llama, llama...
—Diga —me contestó una voz de ultratumba—. Te estoy esperando.

En la pantalla salía la fecha exacta en la que había muerto mi amigo. Sentí el frío.
Escrito por Gil Hernando de Santiago - Web

Vacío

La sensación de vacío le roía sus entrañas cada mañana. Al despertarse se abría un foso insondable a sus pies, empeñado siempre en atraparla.

Ella, aterrada, se asía con uñas y dientes a los pequeños asuntos cotidianos para evitar, así, caer en la red de su enemigo mortal, la depresión.
Escrito por Gloria Arcos Lado

Mi juicio de "mierda"

—¡Culpable!, pagará las costas a trabajadores y trabajadoras de Estercoleros unidos y no podrá emplear ese vocablo de forma despectiva.

—¡Qué marrón!

—Señoría —gritó un miembro de la Asociación prodignidad de colores—, exijo una disculpa del acusado.

—Sí, hombre... Tras la demanda de la Federación feminista empecé a estudiar mímica.
Escrito por Jose Antonio Gallego

La factura

Ella estimula su imaginación y complace sus fantasías. Mientras le habla entre gemidos al oído, él desciende hasta los infiernos del placer consigo mismo, mojando su mano. Justo a tiempo, el piiiii prolongado en el teléfono le hace salir de ese trance.

Semanas después: factura por servicio de sexo telefónico.
Escrito por Selene Argueta - Twitter

La más

¡Ella creía saberlo todo! Aun en situaciones que desconocía por completo, lo que jamás hubiera podido aceptar. Lógicamente su tan ilustrado ego era sordociego a su soberbia.

Comenzando la primavera tuvo una alergia común. Imposibilitada de comprender lo banal de su diagnóstico, en un espectral y estruendoso estornudo, se murió.
Escrito por Ala Maya

(In)compatibilidad

Por la mañana, aún con el estampado de la almohada en su mejilla, me leía versos de algún libro que guardaba debajo de la cama. Intentaba fingir seriedad pero un esbozo de sonrisa aparecía en su cara, seguido por una carcajada. Yo, al contrario, siempre he sido una persona nocturna.
Escrito por Lika

Maldad infantil

En aquella aula de un colegio, al norte del país, había niños y niñas buenos y malos. Los buenos callaban, eran buenos. Los malos se metían con el gordito de gafas, acosándolo. El día que la banda ETA asesinó al padre de una de las alumnas, todos dejaron de hablarle.
Escrito por Carmelo Carrascal

Último modelo

—Y este novedoso móvil incluye una aplicación que, tras realizar una fotografía, le indica lo que la persona retratada piensa realmente de usted.

—Es increíble lo que consigue la tecnología. Quiero probarlo. Sonríe cariño, déjame hacerte una foto. ¿Cariño?

—Disculpe, pero salió corriendo mientras hablábamos. ¿Se queda con el teléfono?
Escrito por Álvaro Abad

Carta de despedida

En el reflejo de aquel espejo observó la ausencia que lo aquejaba. Se quebrantó, y su rostro lo recorrió una lágrima frustrada. No pudo más y renunció a tan miserable empresa.

En su misiva expresó lo que todos suponíamos: un restaurante sin comensales no es buen negocio para un mesero.
Escrito por Cristopher Josué Escamilla Arrieta - Twitter

Cabrón solitario

Soy un cabrón. Ahora lo veo. Por haberla dejado en el día de su cumpleaños. Y durante época de exámenes. Ella se quedó en shock. Fue un regalo envenenado.

Entonces yo no sentí nada. Ni siquiera al verla alejarse llorando. Simplemente solté lastre.

Sí. Soy un cabrón. O un misántropo.
Escrito por Maest

Cena de Nochebuena

Cuando acabe la cena, abriré los cinco brillantes paquetes que me esperan junto al árbol. Para sentirme menos solo, me he hecho un regalo que he metido en uno de los paquetes. La sorpresa es que son iguales y no sé cuál es el que contiene las pantuflas. ¡Qué nervios!
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web

A por ella

Primero observo el calzado; después, las piernas. Me detengo en el pantalón y en la camiseta. Estudio los detalles. Subo hasta la coleta. Ondea como un balancín. Cuando estoy tan cerca que puedo oler su cuerpo, la adelanto con un par de zancadas. Una rival menos en línea de meta.
Escrito por Aurora Rapún Mombiela - Web

Eclipse (II)

Después de buscar... "él", muchas lagrimas derramadas... "ella". Sin importar tristezas ni martirios. Siempre buscando esperanzados...

¡Un día!

Nos sorprenden, ¡se encuentran!, algo mágico y único sucede: se funden en un beso que dura solo un instante, pero parece eterno, tan hermoso que el mundo se paraliza... solo para contemplarlo.
Escrito por Luis Escorche - Facebook
Parte I | Parte II

El juego del espejo

Mírala, es la niña que salta de un lado al otro a través del espejo. Ahora está en la oscura realidad y en un instante, en su oscuro reflejo. Cuenta, canta y ríe tras cada salto en su inquietante juego. Dice: 

—¿Juegas conmigo? ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡Estás muerto!
Escrito por Bufón Loco - Web

El teléfono

Bebían la vida en cada beso y las caricias le cubrían el frío. Dos lágrimas vertidas en la distancia mientras sus manos se unían en el display del móvil. A la noche cada uno mentía en su cama: "Te quiero". No habría mañana, aunque al amanecer todo volviera a comenzar.
Escrito por Nicolás Puente

Compañías insospechadas

—Desde que llegaste a esta casa me tienen arrinconada. —Qué quieres, la gente tiene ahora nuevas aspiraciones. —Ya, pero reconoce... ¡si estás aquí, es por enchufe! —Chica, ponte las pilas y verás cómo todo cambia.

Cuando abrí las puertas del armario escobero, las voces callaron. No me atrevo a cerrarlo.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web

Iuramentum

—¿Qué es una guadaña?
—¿Qué es una guadaña?
—¿Qué es una...?

La cabeza de la niña rueda hacia el hoyo como una pelota de golf, junto a otras bolas aplastadas, emoticones con lágrimas, de distintos troncos desmembrados, en esta partida de bates y batas hipócritas, que ayer juraron a Hipócrates.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

Tu calor

A pesar de que ese día de invierno hubo un apagón, una luz se encendió dentro de mí. El frío hizo que nos abrazáramos para darnos calor. Tu aroma me inundó, y desde entonces, sólo deseo una nueva oportunidad que nos una otra vez para poder sentir tu maravillosa calidez.
Escrito por Ana Belén Arbués - Web

Crónicas de Medusa II

Ese día el basilisco tenía los papeles encima de la mesa, esperando una firma que desatara los lazos que lo unían a Medusa. Estaban ya ambos hartos de que poco a poco sus almas se deshicieran como arcilla con la lluvia. Firmaron, y con dolor emprendieron caminos diferentes sin mirarse.
Escrito por Carmen Gallego
Parte I | Parte II

Microscuradespedida

Cincuenta remos propulsan la pentecóntera, se desató terrible tempestad, el piélago castigó con depresivas grupadas, el destacado tripulante cayó al abismo. Publicaste seiscientas palabras e insuperables comentarios. Ahora celebras misa de langostinos bailando con el hombre lobo, nuestro más muy mayor bye al filósofo.

Nunca subirás al tren del olvido.
Escrito por Irreverente inadaptado
Dedicado a Eduardo Martín Zurita

Intuición

Sentado al borde de la camilla, llevaba un rato escuchando en silencio su disertación. Aunque le molestaban las cicatrices, se levantó. Sorprendido de ser tan alto, tosió para manifestarse y pedir la palabra.

—¿Sí?
―Lo que usted diga. Pero... ¿por qué no hay ningún espejo en esta sala, doctor Frankenstein?
Escrito por Josep Maria Arnau

Impulsos

Descubren a un posible sospechoso del incendio. Una jauría lo increpa.

Él jura no haber hecho nada. Algunos intuyen que quizá se equivocan. Todos tendrán ocasión de pensarlo el resto de su vida, marcada por los ojos de un vagabundo que no vio otra opción que arrojarse a las llamas.
Escrito por Ángel Saiz Mora

Filicantropía

Las noches de luna llena aullamos subidos a los tejados: intentamos preservar su especie desviando la atención sobre nosotros. También amedrentamos a los enamorados en el parque, o incluso atacamos a los gatos por la calle, cuando no amanecemos desnudos en brumosos y solitarios páramos, muertos por balas de plata.
Escrito por Enrique Mochón Romera - Twitter
Dedicado a Álex Garaizar

Redundancia

Cada día era el mismo: se despertaba con el despertador, extrañaba la nostalgia, pensaba en pensar, ideaba ideas, comía comida, contaba cuentos, soñaba sueños y con sufrimiento sufría su aburrido tedio en calmo silencio.

Un día no despertó, ni pensó, ni ideó y echó de menos la monotonía. En silencio.
Escrito por Tahel6

Chulería de otro siglo

¿Pero acaso sabe quién soy yo?

A veces provoco una risotada, otras veo el acongojo en las almas del interlocutor. Desde hace tiempo, esta frase se ha convertido casi en un mantra para mi boca. Muchos lo llaman prepotencia, aunque en el informe médico lo llamaron amnesia.

¿Alguien me conoce?
Escrito por Goyo Güemes

Silencios en voz alta

—¿Qué más desea que le ponga, señora?
—Ponme unas de cerezas. Y cuarto y mitad de amor del bueno.
—¿Cómo ha dicho...?
—¡Ay, perdón! En qué estaría yo pensando... —contestó mientras apartaba la mirada del joven dependiente que bien podía ser su hijo y de quien llevaba años locamente enamorada.
Escrito por Juan Aguilera

Allá en la eternidad

El trece de agosto me dijiste: "Mi hermano, tómame una foto y súbela al face, que mi hija cumple quince años y le llevaré su torta y quería celebrarlo". Entonces regresaste y compartimos... y ahora cumpliste tu sueño de estar con ella en su quinceañero.

Te extrañaremos mucho, mi pana.
Escrito por Ruperto

Cuento infantil de horror

En el jardín de su lóbrega casa, la bruja siembra niños. La semilla es muy pequeña, del tamaño de un diente (un canino). Dicen las que saben que un colmillito es la mejor herramienta para defenderse. Así la cosecha no será aburrida, sino todo lo contrario: deportiva, emocionante y justa.
Escrito por Salomé Torres - Twitter

Black is black

El público abarrota la sala donde presenta su libro. El escritor lee una tras otra sus negras historias, que son recibidas entre aplausos, exclamaciones de horror y las sonrisas de alivio que produce saber que todo es imaginación. Mientras firma dedicatorias el autor sonríe también, seleccionando a su próxima víctima.
Escrito por Manuel Menéndez Miranda
Elegido mejor relato de diciembre de 2018

Equilibrista

Abrir la puerta supuso afrontar el reto y traspasar el umbral, aceptar las condiciones.

Andar en la cuerda floja alentó mis ganas de seguir. Pero tus manos húmedas confirmaron el futuro, haciéndome sentir cual funambulista, presa del abismo si me sueltas, esclava de un arnés prestado solo a veces.
Escrito por Malu

El correctivo

Se puso furioso cuando vio lo que habían hecho. ¡Qué desobedientes! Necesitaban recibir un buen correctivo. Expulsarlos sería demasiado sencillo. Imaginó otro castigo. Decidió lograr que las aborrecieran. Les obligó a comerlas crudas, asadas, fritas, cocidas, con nata, al microondas, en ensalada. Lo consiguió: Adán y Eva odiaron las manzanas.
Escrito por Plácido Romero - Twitter

Juana no volvió

Hasta antes de entrar al hospital, sus recuerdos estaban ahí, había fiesta, nostalgia, lucha constante, cartas y tarjetas diciendo lo mucho que le amaban, hasta hubo condolencias del día en que su madre murió. Cuando Juana volvió, la cirugía le había cambiado. La mirada perdida buscaba recuerdos. Jamás encontró nada.
Escrito por Edwin Antonio Gaona Salinas

Dialogar en la prórroga

—El proceso de encendido es una fiesta de los sentidos, exhalar el humo, dialogar contigo durante los sesenta minutos que dura este habano. Créeme, esto es fumar de verdad. ¿Sigues sin contarme?

Y le hunde el Cohiba en los testículos mientras cerca el estadio Monumental celebra el tercero de Bertoni.
Escrito por Manuel Sanz Lázaro - Web

Morir de amor

Soñé con un cuervo. Al despertar vi una guadaña apoyada en la silla de mi habitación. Quise huir pero, al encontrar una capa caída ante la puerta del baño, tuve curiosidad y asomé abriendo una rendija. Ella, desnuda, hermosa, sonreía y me hacía señas para que entrara. No pude resistirme.
Escrito por Nuria Rozas - Twitter

Buscando en el baúl de los recuerdos

La chica yeyé se llamaba Anduriña. Siempre callaba cuando el borracho que mascullaba "yo soy aquel al que le gusta que suenen los ejes de mi carreta" le gritaba: "¡Cállate niña, no llores más!". 

Ella, entonces, como si bebiera un sorbito de champán, se perdía en los sonidos del silencio.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter

Recuerdos del hogar

En la oficina, algunos se burlaban de él, de que tuviera la mesa llena de unicornios, dragones, ogros y demás seres mágicos. Él lo sabía pero seguía trabajando sin decir nada. "Ellos se lo pierden; si fueran como yo también echarían de menos su planeta natal", se decía el alienígena.
Escrito por Luis Goróstegui - Twitter

Tres o cuatro meses

A veces ese orden se altera y empiezan a descontrolarse. A medida que se vuelven más anormales, las viejas sobreviven cuando deberían morir y se forman nuevas aunque no son necesarias. Entonces se dividen sin cesar.

Creo que algo así me explicó el médico pero yo no le escuchaba ya.
Escrito por Elena Bethencourt - Web

Feliz día de los difuntos

El camposanto amaneció con frenética actividad. Como cada año, moradores de tumbas, nichos y egregios panteones recibieron el día entre flores, cubos de agua y cal. Esa noche se celebraría además la esperadísima fiesta organizada por el nuevo inquilino, un rubicundo americano fallecido prematuramente a causa del exceso de colesterol.
Escrito por María Sotés

Tareas pendientes

- Reponer el espejo roto.
- Llamar a la agencia para cancelar el viaje.
- Redecorar la casa.
- Cambiarme las vendas.
- Tirar las viejas fotos.
- Quemar todos los recuerdos sobrantes.
- Cambiar mi foto de perfil.
- Borrar su número en el celular.
- Olvidar los últimos cinco años de mi vida.
- No volver a enamorarme.
Escrito por Daniel Castillo

La sal de la vida

Le dieron las tres en el descansillo con el delantal desabrochado; las cuatro con la blusa enredada en el brazo; menos veinte con los tacones tirados en la alfombrilla; en punto con el sujetador suspendido en una taza sin sal.

A las seis y dos minutos gimió ante su puerta...
Escrito por M. Belén Mateos Galán

Berlín, año cero

"Soy comunista, a mi hermano lo mandó asesinar Hitler". Gritó en ruso aquellas palabras que había aprendido de memoria, pero los soldados del ejército rojo hicieron caso omiso, y la violaron entre risotadas y con total brutalidad. Mientras, sobre las ruinas del Reichstag, ondeaba la bandera de la Unión Soviética.
Escrito por Enrique Angulo - Twitter

Año 2345

—Padre. Aquí ya llevamos mucho tiempo viviendo. ¿Cuándo crees que abandonaremos todo esto?

—No sé, hijo. Las condiciones de vida siguen estando en los límites. Aunque parece que no aprendemos a respetar todo lo que nos rodea; primero fue la Tierra, luego Marte y algún día abandonaremos Júpiter... ¿Pero cuándo?
Escrito por A. R. Payán - Facebook

Basado en hechos reales

Viven con sus hijas, hipotecados en un pisito que a ellos les parece un palacio. Cada mañana, sentado en la taza del váter, Felipe mira y admira cómo su mujer se arregla frente al espejo.

—Date prisa, reina mora. ¡Llegaremos tarde al curro!

Realmente, hoy les espera una dura jornada.
Escrito por Pepe Sanchis

Ausencia

No recordaba la casa, pero sí la puerta. Sabía que ella siempre estaba aquí. Preso de una incertidumbre que me producía temblor, levanté el picaporte en forma de mano y acerté a dar dos contundentes golpes. El silencio se agrandó a mi alrededor y, entonces, ya pude entender su ausencia.
Escrito por Mª Luisa Pérez Rodríguez

Un trato es un trato

La Muerte visitó al escritor para llevarlo con ella. El hombre le invitó a leer el principio de su obra y la Parca, entusiasmada por aquella maravillosa historia, le permitió vivir hasta que la acabara.

Nadie en el pueblo se explica cómo Manuel ha podido llegar a cumplir 150 años.
Escrito por Rafa Sastre

Próximamente

El viandante visitó por última vez el cine en desuso del casco histórico. Pensó en el derribo; en todas esas máquinas demoliendo muros, escarbando cimientos, desenterrando restos arqueológicos... "¿Qué habrá debajo?, ¿quiénes vivieron y murieron aquí?, ¿qué construirán en su lugar?, ¿qué se estrenará?", se preguntó.

Próximamente: Sin destino conocido.
Escrito por Salvador Cortés Cortés

Ya es tarde

Íbamos directos al desastre tan temido. Alguien sugirió no decir nada más al respecto, como si callando el problema dejara de existir. Otros ya intuíamos que podía pasar lo que pasó.

Cuando las luces se apagaron definitivamente y sonó el primer acorde de la película todavía estábamos discutiendo la cartelera.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez

El Canto de la Sibila

—Hija de Babilonia, descendiente de Noé, oráculo en Delfos, temblad, oh, humanos, yo profetizo para tiempos venideros la extinción del Mediterráneo.

Una emoción intensa traspasa el silencio del público asistente. La voz de la doncella alcanza las bóvedas del templo. En el altar suenan los últimos acordes del maestro Savall.
Escrito por Carmen Cano - Twitter

Miedo

Terminará la función, como siempre, sin haber empezado. Convencía fácilmente a la audiencia con su labia; era voraz con el acento; como moderador sabía mediar ante cualquier conato de boicot, de aquellos que no comulgan con la doctrina que va imponiéndose por decreto. Hoy, como siempre, después no habrá sesión.
Escrito por Antonio Ortuño Casas - Web

Otra vuelta al sol

Siempre se me dificulta sobrevivir al Invierno, aunque me prepare llenando el hormiguero de mi cuerpo con los besos que te robé. Recostada sobre el pasto, entrecierro los ojos. Infinidad de destellos que penetran mis pupilas. Respiro hondo, necesito beberme toda la primavera de un sorbo. Otra vez logré salvarme.
Escrito por Silvana Alexandra Nosach - Facebook

Al punto

El sol caía a plomo, aunque no parecía importarles. Sobre aquel pedregal polvoriento, daban patadas desganadas a lo que su madre, por la mañana, les había dejado para que jugaran. Acercándose la hora de comer, los llamó.

—Chicos, traedme la cabeza del misionero. Ya estará blandita. ¿Cómo queréis las hamburguesas?
Escrito por Jesús Garabato Rodríguez

El reloj mágico

Alguien le advirtió que en aquella extraña relojería recompraban tiempo mediante extrañas transacciones y pactos. ¡Vaya broma! Otro bulo vertido en internet. Pero, al fijarse en la pulsera que acababa de comprar, se estremeció.

Estaba anocheciendo y marcaba mediodía. En la esfera del reloj, sus agujas giraban en sentido contrario.
Escrito por Francisco Rubio Yepes - Web

El gobierno nos miente (La ciudad sin alma IV)

Cuando murió Lucía, lo único que significaba algo para mí era la venganza.

Mis contactos en el CNI me permitieron escuchar rumores sobre una estación submarina en la que el gobierno había trabajado. Vi los planos en el despacho de Saavedra.

—Fue orquestado... desde el principio —musité—. Murió por nada.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros
Parte I | Parte II | Parte III | Parte IV | Parte V | Parte VI

No todo cabe en 50

Aprendió a sintetizar. Ahorraba palabras en cada escrito. Hacía sólido lo que antes era un humo disperso.

Pero las letras guardadas se aliaban, formaban frases, párrafos enteros. Pugnaban por hacerse visibles y ser leídas. Cuchicheaban entre ellas planeando dónde y cuándo sería el mejor lugar para hacerlo. 

¡¡En los comentarios!!
Escrito por María Galerna

Contrastes

Horas muertas aposentadas en el rostro de un tiempo disipado. Todos los relojes se detienen en las doce de la noche. Fuera, la vida sangra su locuacidad de vino y verbena. Aquellas ventanas jamás volverán a abrirse. Mientras, continúa la algarabía, ajena a la muerte injusta que rompe el silencio.
Escrito por María José Viz Blanco

Éxtasis

Iba retrasando y con prisa de llegar a la redacción. Había cierre de revista y todavía no teníamos los textos de portada.

De pronto, una linda muchacha se cruzó en mi camino; qué porte, qué cadencia al andar. Era una ricura de mujer; me quedé embelesado y no pude frenar.
Escrito por Juan Manuel Valero - Twitter

La comezón de los pobres

Comezón, terrible comezón en la palma de la mano. ¡Ciérrala rápido, es plata! Si en una, la recibes; si en la otra, lo entregas. Pero... ¿en cuál era? ¡Qué importa! Si ahorita pican las dos.

Claro, mañana cobras, pagas el cuarto, apartas para comida, bondi, puchos, y... ¡Vuelta a yugarla!
Escrito por Elisa Mancuso

Tiempos peligrosos

Cerca de las 8:00 pm adultos y niños regresan juntos de una reunión evangélica, platican animadamente sin sospechar el peligro que se les avecina. De repente, un carro a gran velocidad, desde el cual un imbécil les dispara una ráfaga.

Algunos se encontraron con su creador, otros escribieron esta historia.
Escrito por Eliezer Sánchez - Facebook

Malos tiempos

Antonio escupió, asqueado, dentro de la taza.

—¿Esto qué demonios es?

—El banco ha cobrado treinta euros de comisión por un día de retraso en la cuota. No tenemos presupuesto para café.

Resignado, volvió a sorber. Ella también bebió.

El ruido de una manifestación callejera rompió el silencio esa mañana.
Escrito por Fernando da Casa - Web

Lectura prohibida (I)

A diferencia de otros internos del manicomio, la Srta. C. sabía perfectamente cuándo había perdido la razón. El Dr. Beds hablaba de la evolución de la demencia, pero se equivocaba. Ella se sentó a leer una tarde, perfectamente cuerda, y cuando levantó la mirada del libro había enloquecido por completo.
Escrito por Aurora Baeza
Parte I | Parte II

Mesa para cinco (Comensal #5)

Spiderman se subía por las paredes. Los Cuatro Fantásticos le invitaron a cenar, pero apenas vio a La Chica Invisible; La Cosa sufrió un ataque de piedra; La Antorcha Humana, con las encías inflamadas, quemó su filete; y, encima, Míster Fantástico no se estiró y terminó pagando él la cuenta.
Escrito por Carles Quílez
Uno | Dos | Tres | Cuatro | Invitado | Cinco
Micro-homenaje a Stan Lee

Contradicciones, miserias y pequeñas grandezas

Tan solo consigo expulsar el vacío que me hunde en mi propio laberinto los días que soy capaz de olvidar los desengaños, mis derrotas, la fugacidad del tiempo, y se filtran en mi memoria la luz de tu mirada y aquel beso clandestino que juramos decir que nunca nos dimos.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter

Metamorfosis

Tumbado en el catre, miraba un desconchón del techo. Llevaba horas allí. Fue hacia la ventana, pero Franz no veía caer la nieve. La frase surgió y la atrapó. Se sentó y escribió toda la noche como un autómata. Amanecía cuando regresó a la cama, enfebrecido, exhausto y completamente feliz.
Escrito por Valle

Cenicienta

Como de costumbre, Cenicienta debía retornar a su palacio antes de la medianoche; sin embargo, esta vez ocurrió algo inesperado: el reloj del castillo del apuesto príncipe se detuvo. Sin percatarse del tiempo, ella disfrutó de la hermosa velada hasta el amanecer. Entonces, desde aquel día, decidió caminar sin zapatos.
Escrito por Manuel Sedamano Ballesteros - Twitter

Libertad

Asqueada, necesitaba respirar, que la brisa arrastrase el pegajoso sudor que había mancillado su cuerpo. Tras pisotear aquellos amontonados ojos, temerosos del látigo del capitán, saltó a cubierta. Las luces de la costa le marcaban su final.

Al alba, contemplaron su piel de ébano, inerte, sobre un mar de libertad.
Escrito por Pedro Rodríguez

Entre algodones

Aquella noche algo en mí cambió. Comencé a oír voces extrañas que me gritaban "vamos... ven". 

Todo era confuso, inicié mi camino por un estrecho e interminable sendero, mi corazón palpitaba con fuerza. Inexplicablemente alguien desconocido me asió firme pero con delicadeza...

Y me entregó a mi madre. —Es niña.
Escrito por Pilar Garrido Aláez

Locura

Todas las mañanas, sin excepción, Ivette se levantaba de la cama con el ánimo de comprobar si en la habitación colindante la cigüeña había dejado a su tan ansiado niño de París. Y todas las mañanas, sin excepción, Ivette amamantaba de su pecho a la abominable serpiente de la locura.
Escrito por Ventura Panisse - Twitter

The other side of the wind

¿Qué hay al otro lado del viento?

Sólo está la croata Oja Kodar, mujer fascinante y misteriosa, modelo y actriz, a la que perseguí locamente como amazona erótica de la compleja película, a través del tiempo y del espacio, pero que nunca logré alcanzar.

Porque Orson Welles no me dejó.
Escrito por Luis Toyos

La señora del anillo

Guarda hobbits bajo el pecho, ogros en las mazmorras de su paciencia, elfos entre su intuición y magos a flor de piel. Todos ansiaban el anillo único forjado en las cumbres de su carisma, pero ella había decidido entregárselo a los hombres, en mano, concretamente al anular de la mía.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter

¿Quién es ella?

Nuestra vida de casados la fue moldeando mi enfermedad. Dejamos de ser nosotros, de hacer cosas. Solo te importaba mi bienestar. Tu tiempo era para mí, hasta que dijiste basta. Nos dijimos adiós después de veinte años juntos. Un año tardé en saber que la otra se llamaba "esclerósis múltiple".
Escrito por Manuela Balastegui

Pecados cristianos

Los pasos de don Gerardo eran sigilosos. Él, un farmacéutico ejemplar, se movía por las calles cuidando al máximo esconder la sombra de un hombre que con asiduidad se acababa perdiendo en casa de doña Angelita. ¿Qué ocultaba? Nada menos que un secreto de estado, un secreto de estado civil.
Escrito por Juan Badaya - Web

Hiperoxia

La fotosíntesis artificial revirtió los altísimos niveles de CO2. El oxígeno sobrepasaba lo recomendado. La gente usaba máscaras para no morir de hiperoxia. El aire era muy inflamable y peligroso, tanto así, que un día la guardia nacional arrestó a un fumador que destruyó media ciudad al encender un cigarro.
Escrito por Víctor Andrés Parra Avellaneda - Web

Un taco al borde del desacato

Tras sacarme de la bolsita, me introdujeron en un ajustado agujero. Completamente hundido, sentí cómo una punta de acero perforaba, con insistentes vueltas de rosca, mi virginal alma de plástico. ¿Hasta cuándo tendría que soportar aquella escarpia alojada en mis entrañas? Entonces escuché al señor Fischer: "Mis tacos aguantan siempre".
Escrito por Javier Igarreta Egúzquiza - Web

Caminos invisibles

Mamadou, varado en la playa, sin aliento, tararea la canción del abuelo. La primera enseñanza es no perder de vista las aves que buscan nido. Luego deben avanzar estrofa y pies para despistar a sus perseguidores, esperando llegar con vida al estribillo y que la luna blanquee su piel morena.
Escrito por Belén Sáenz

Pasó muy cerca

Ya en la calle cerró fuertemente los ojos. La sensación de que un tren había pasado a su lado rozándole la piel lo dejó sin aliento. Hasta sintió el viento producido.

Lívido, recordó las palabras del médico: "Eran células cancerosas, pero ya no existen". Y su recomendación: "Una buena cena".
Escrito por Javier Velasco Eguizábal

Pan para hoy

Ignoraba si habría cometido delito de sangre de haber llegado al frente vivo. Nada podía alegar, salvo que su hombre fue bueno y se vio obligado a ir a la guerra.

Ahora en el Auxilio Social, con sus dos pequeños, mendigaba una piadosa e implacable cartilla de racionamiento. Necesitaban comer.
Escrito por Manuel López Muñoz

Mi regalo

Mis amigos hacen listas de juguetes para Santa Claus. Yo no quiero ninguno. Sólo que me devuelva el que me robó las navidades pasadas.

Cuando mi hermanito y yo nos perdimos en el centro comercial dijo que le esperara allí sentado, que lo llevaría con mamá para que no llorase.
Escrito por Manuel Bocanegra

Mejor relato de noviembre de 2018

25 autores habéis ordenado de más a menos favorito los ocho finalistas. Por cada votación, se les ha asignado 10, 8, 6, 5, 4, 3, 2 y 1 punto. Estos son los resultados:

1º. United Colors, de Manuel Menéndez Miranda - 142 puntos
2º. Hijo único, de Belén Sáenz - 135 puntos
3º. Carabina, de Pepe Sanchis - 130 puntos
4º. Resonancia magnética, de Patricia Richmond - 128 puntos
5º. Pecado original, de Aurora Baeza - 124 puntos
6º. Rey de redes, de Ángel Saiz Mora - 119 puntos
7º. Sistemas de ubicación en el recuerdo, de Miguel Ibáñez - 115 puntos
8º. Confesiones de una mujer, de Marisa Martínez Arce - 77 puntos

La epifanía

Menuda suerte, ¡el fantasma de la Navidad! Ni me lo pensé: le di la mano entusiasmado y fuimos a descubrir cómo sería la Navidad sin mí.

El paseo estuvo curioso, volando y tal. Pero, incapaz de apreciar nada anormal, lo miré, se encogió de hombros y se fue sin más.
Escrito por Álex Garaizar

A pierna suelta

Tras una noche de farra, dejamos al novio acostado en la trastienda de la botica de su padre. Musitaba incongruencias y se revolvía desazonado bajo la estantería de "Sedantes y lenitivos".

Toda la mañana lo esperó Inés en el pórtico de la iglesia, colérica y hermosa, toda vestida de blanco.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez

El último mes

A mi tú no me gustas nada. Cuando llegas, espero ansioso que te vayas como has venido, que desparezcas rápido, que pases volando como un suspiro. Sin dejar posos de nostalgia. Ya hubo épocas. Aunque están en lontananza dejaron huellas grabadas, son tatuajes etéreos de esos que no se olvidan.
Escrito por Carmen Martínez Marín - Web

Corrientes actuales de la filosofía

"Una Experiencia religiosa", fue lo primero que me vino a la cabeza. En la Universidad, el profesor de Filosofía nos preparó una clase magistral. De forma sutil, emparejó el pensamiento de Hegel con la música de Beethoven.

—Cerrad los ojos —nos dijo— y permaneced como pagodas, mientras suena la música.
Escrito por SnowThomas

Plantón

Juan le propuso, una vez más, varios planes. Él volvió a hacerse el remolón. Eran amigos desde hace años. Volvió a pensar que tenía depresión. Pero al llamarle para confirmar y éste obviarlo, decidió no volver a contar con él. Finalmente, le devolvió la llamada. Quedaron, pero Juan nunca apareció.
Escrito por Iñaki Ferreras - Web

El silencio

¿Por qué aquel silencio? Era sobrecogedor. No se oía absolutamente nada. Pensé en un primer momento que la explosión de la bomba me había dejado sordo, pero me equivocaba: yo estaba solo en aquella trinchera en la que, un momento antes, nos apiñábamos treinta hombres. Entonces comprendí: yo estaba muerto.
Escrito por Rosa Ibarra Amor

La abuela es un peligro

—¿Abuela, te acuerdas de qué día te hiciste vieja?

—Sí, Amanda, fue el día en el que tuve que sentarme en la cama para ponerme las bragas —le respondió Carmen sin dudarlo un solo instante. Su hija María las escuchaba mientras cosía.

Hoy está en urgencias, se rompió la crisma.
Escrito por Celeste

Regalos de Navidad

Berta adoraba los peluches de ojos redondos y pelo suave, así que sus padres le regalaban varios cada Navidad.

—¡Compremos otra cosa!
—¡Pero si es lo que más le ilusiona!

La mañana del veinticinco, Berta jugaba con sus preciosos muñecos. Luego llegaba febrero y botaba esa basura que, estorbando, ladraba.
Escrito por Cristina Núñez

Eternos amantes

Ambos se aman desde que se conocieron. Cada día se adoran en silencio, se desean en silencio. Eternos amantes, sus manos quieren tocarse, sus cuerpos anhelan abrazarse, pero siempre está esa maldita distancia de por medio. Tal vez, si el guarda del museo adivinara su amor, acercaría estas dos estatuas...
Escrito por Sonia Serna San Miguel - Web

El anticipo

Sacó su caja de cerillas del bolsillo y encendió uno de los fósforos. La llama le permitió ver lo que tenía más cerca. El reflejo de la luz en el filo del cuchillo le concedió unos segundos para comprender qué era el dolor agudo que sentía ahora en su estómago.
Escrito por Alma Rural - Web

Al que a feo ama...

El hombre era feo y lo sabía. Desde chico su madre se lo hizo notar y le dijo el famoso cliché. "La suerte de la fea...". Cuando conoció a Sartresia se enamoró de su belleza. Unieron sus vidas, se amaron sin sospechar que en el pueblo los llamaban "los feos".
Escrito por José Torma - Web

Mesa para cinco (Invitado)

Fue lo único que heredaron de su madre, una mesa. Siendo imposible dividirla en cinco partes iguales, optaron por disfrutarla una semana cada uno. Así que, cada siete días, la trasladan a la casa del hermano que por turno corresponde. Junto al cepillo de dientes que les legó el padre.
Escrito por Rafa Olivares - Web
Uno | Dos | Tres | Cuatro | Invitado | Cinco

Resonancia magnética (Médicos sin fronteras III)

Siempre te intrigó qué podía tener en la cabeza. Y ahora lo ves: un lago azul surcado por barquitos de velas blancas, niños corriendo por la orilla y un coro de violines que rivaliza con el canto de los pájaros. Me miras, escuchas al médico y confirmas el diagnóstico: "Inoperable".
Escrito por Patricia Richmond - Web
Parte I | Parte II | Parte III

No importa el tiempo

Decolorido, apareció con marcador, 7/1/10. Los azulejos de atrás del mueble viejo sonrieron al verme trapo con agua en mano.

Todo el día como una etiqueta en mi cabeza, 7/1/10.

Aceptando el dolor, cuando llegó la noche, volví a su cucha, y lo lloré de nuevo.
Escrito por Ala Maya

Inconsciencia

Desesperadas, volaban apresuradas cuando cayeron en una trampa. La Reina gritó, rompiendo su silencio ancestral.

—¿No entiendes? Al matarnos destruyes el planeta.

El hombre, mientras prendía fuego a las colmenas pensó: "¡Estoy cansado... Hasta escucho hablar a las abejas!". Al instante el fuego devoró a las últimas de su especie.
Escrito por Rosa Boschetti - Web

Mesa para cinco (Comensal #4)

En un extremo de la mesa, el sombrerero, la liebre y el lirón discuten si las mariquitas son rojas con puntos negros o negras con manchas rojas.

Absurdo, piensa Alicia mirando el reloj, y grita hacia fuera del relato:

—¡Te estamos esperando! ¡Diligente y veloz, ve delante de un espejo!
Escrito por M. Carme Marí - Web
Uno | Dos | Tres | Cuatro | Invitado | Cinco

Accidente aéreo

La aeronave descendía en picado sin ningún freno posible. Había perdido tres de los cuatro motores que la sustentaban. Asustados, veíamos cómo caía echando humo negro hasta que se estrelló contra el suelo, incendiándose. Se escuchó un grito.

—¡Mamá, papá me ha roto el dron que me trajeron los Reyes!
Escrito por Daniel Canals Flores - Web

Circunstancia

Coge el bisturí e inicia con una precisa incisión sobre la zona más blanda. Extrae una delgada capa, finísima, casi transparente. Observa el resultado de su acción y la compara. Magnífico sabor. La satisfacción y el morbo lo exaltan. Acelera los cortes y solo se detiene al observar restos óseos.
Escrito por Hairo Jorge - Twitter

Paisaje

Ya no hace falta que vengas cuando llueve. Ya no. Las gotas en los vidrios son pequeños ríos que dibujan un paisaje de luz. Descubro en el viento la promesa que no tuve, disfruto de tu ausencia, me abarca un tiempo nuevo, gozo con la lluvia, y no hace falta.
Escrito por Margarita Cestaro Barbé

En attendant l'ordre

A derecha veo cadáveres y hombres moribundos sobre charcos de sangre. A izquierda, apenas distingo los rostros sollozantes de mis paisanos aterrados y avergonzados por su miedo. Ante mí, la noche, un farol y un cobarde pelotón apuntando con sus fusiles. Levanto mis brazos. El rojo teñirá mi camisa blanca.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web

Abecedario desesperado

Ella le ama, besa, canta, dice, explica, flirtea, grita, huele, invita, juega, lame, mira, ningunea, ñasca, ordena, pica, quiere, roza, silba, titubea, unge, vence, yace, zarandea.

Pero nada insufla vida a sus ojos y sus manos de piedra.

Desconoce que bajo la apariencia humana hay una estatua. Cosas del hiperrealismo.
Escrito por Chispita

Desencajadas

La encontré tirada, sucia y con raspones. Parecía querer esconderse, pero me agaché para recogerla y la limpié frotándola despacio. Con su débil bracito romo señalaba al cercano contenedor de papel. Me asomé aprisa. Apiñadas en el fondo, otras dos mil novecientas noventa y nueve asustadas piezas me miraban aliviadas.
Escrito por Álvaro Abad

Fiel amante

Podrían haber acabado aquella noche siendo íntimos, pero habrían tirado por la borda su reciente amistad. Estuvieron muy cerca de hacer el amor, como otros enamorados. Tan próximos, que durmieron en habitaciones diferentes, separados.

Al día siguiente, poseyó a su esposa. El rostro que vio mientras fue el de ella.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

El día que me despedí de mí

De pronto el espejo se vació. Del temor había pasado a la duda, luego al titubeo y el extrañamiento propio. Azulearon las sombras en mi mente, zigzaguearon mis pensamientos, el pánico incipiente fue sofocado por un fogonazo inapelable que me impuso una férrea regla: nunca más sería el que fui.
Escrito por Carmelo Carrascal

Los chicos del carrito

"Loren, date prisa. Tenemos muchos contenedores que revisar antes de que pase el camión", dice Matías tirando del carrito con una mano y blandiendo el gancho con la otra.

Loren, calándose la raída visera, echa un vistazo rápido a una habitación iluminada. Entre sus paredes quedaron muchos sueños por cumplir.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web

Fake news

—Quiero esta lengua de cerdo cortada en pedacitos.

El carnicero mueve la cabeza afirmando no tener los cuchillos suficientemente afilados

—Entonces comprímala con su prensa.

Se hizo el silencio.

El público congregado en el local, con la vista fija en la pantalla del móvil, coreó el primer gol del partido.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

Despertar

El sol parecía tener un gusto especial esa mañana; era un abrazo dulce aunque ya levemente molesto, era un abrazo de inexplicable sed. Hasta que recobró un poco el sentido y miró alrededor; había dormido en la plaza y ese sol iba a ser lo mejor del día, por mucho...
Escrito por Letuner

La tormenta

La tormenta era intensa. El granizo golpeaba con fuerza.

Él pensaba en su auto. Ella, en su indiferencia. Él, en la ruta peligrosa. Ella, en su desilusión. Él estaba furioso. Ella, triste.

Él ganó la pulseada, como siempre, mientras el auto derrapaba en el camino y se deslizaba al barranco.
Escrito por Marisa Villar Arranz - Twitter

La modelo

Tomó el cincel de forma maquinal y se acercó a la modelo para comprobar que todas sus facciones estaban plasmadas en la escultura. Era igual: los mismos ojos llenos de tristeza. Los mismos pómulos níveos pintados por la muerte. Clavo el cincel en medio de su pecho: "Son exactas", exclamó.
Escrito por Nicolás Puente

Amor gatuno

¡Ven, te digo que vengas, suelta el calcetín!

Este gato me vuelve loca y sin embargo me mira con sus tiernos ojos cuando le regaño. Me lo como a besos. A cambio me regala su ronroneo. Debo parar de achucharlo o su próximo regalo me dejará marca en el brazo.
Escrito por Marola

Tósigo

Me volví experto en aparentar: paseaba entre la cama de mi amante y la casa donde vivía mi familia. 

Transcurrieron años, y una dualidad que no advertí fue que mi mujer también jugaba en ese tablero. No con las mismas reglas pero, tras enterarse de mis desventuras, me envenena lentamente.
Escrito por Cristopher Josué Escamilla Arrieta - Twitter

Donde dije digo...

En Chucheristán se pagaba con gominolas, la principal fábrica de chuches estuvo a punto de quebrar pues los directivos se las comían.

Las fábricas prestaban gominolas y el gobierno cobraba al que las pedía.

Los jueces dictaminaron que tenían que pagar las fábricas, pero eso perjudicaba a fábricas y gobierno.
Escrito por Irreverente inadaptado

Sistemas de ubicación en el recuerdo

Hay un hombre que vive en la ausencia. Es una estrella fugaz que, si te fijas, ves en la mirada perdida de mamá en las comidas familiares. Para ella es la luz que enciendes solo un segundo en la noche para orientarte cuando vuelves del baño; y no quieres tropezar.
Escrito por Miguel Ibáñez

Crónicas de Medusa I

Tantas preocupaciones tenía en su trabajo, como Medusa serpientes en su cabeza. No era menos la carga que soportaba el basilisco, siempre con su carácter por bandera. Hasta que ambos se miraron fijamente sin convertirse en piedra y supieron que su relación laboral debía de llegar a su fin indefectiblemente.
Escrito por Carmen Gallego
Parte I | Parte II

Confesiones de una mujer

Resumiré en 50 palabras lo que he sido incapaz de decirte en estos 50 años. Ni me has respetado ni me has querido. Me has tratado como a una esclava. Pude irme, no lo hice por mis hijos. Por cierto, ya es hora de que lo sepas: no son tuyos.
Escrito por Marisa Martínez Arce

Sin cuentos

—Cada vez que croa un sapo barrigudo y verrugoso una niña pierde su trenza. Por eso te hemos tenido que cortar la tuya, cariño.

—Déjate de cuentos, mami. Sé que estoy enferma. Por el bicho que tengo dentro es porque me han cortado tanto el pelo. Pero ya crecerá. ¿Verdad?
Escrito por Maest

Rey de redes

El vídeo es un éxito, la gente lo reproduce, incansable, una y otra vez. Cuando su móvil empezó la grabación ya supo que iba a alcanzar la fama, aunque no imaginaba que llegaría a tanto. Algo tuvo que ver la piedra que cedió bajo sus pies al borde del precipicio.
Escrito por Ángel Saiz Mora

El despropósito

"¿Bailas?". Inclinado hacia ella y sonriendo con aplomo, esperaba su respuesta. Vestía mi primer traje, comprado aposta para agradarle, mientras en la pista, como una ofrenda, sonaba Samba pa ti. No recuerdo si me miró, aunque sí cada una de sus palabras: "Y tú, ¿sacas la corbata de mi refresco?".
Escrito por Enrique Mochón Romera - Twitter

Balance

Tres hijos, treinta años trabajando como periodista, tres divorciada y cincuenta alejada de su tierra. Era el breve balance vital de María.

La mujer odiaba que su existencia pudiera resumirse en solo tres líneas. Y aunque, saturada de rutinas y vacíos, era insufrible, juró que haría que mereciese la pena.
Escrito por Gloria Arcos Lado

Ellos

En el silencio de la noche, las miradas congelan las sonrisas, los susurros aceleran los latidos y las caricias detienen el tiempo. Quiso decir algo, pero resbaló en sus ojos.

Podrían apagarse la luna y las estrellas, o derrumbarse el mundo. Ya nada importaba, porque al fin la estaba besando.
Escrito por Giancarlo Ubillus - Twitter

Mesa para cinco (Comensal #3)

Brindaron con un "¡gracias!". A los cuatro les iba bien. El alcalde licitando sin parar. La presidenta con su máster. El exministro gestionando tarjetas. La responsable de comunicación fabricando verdades.

Le ofrecieron renovar el contrato. Él buscó en el bolsillo, apagó el dispositivo, sacó la pluma y estampó su firma.
Escrito por Josep Maria Arnau
Uno | Dos | Tres | Cuatro | Invitado | Cinco

En el viernes, desahogo

En las vísperas de un mercadillo mi amor se partió las piernas, los pies y se fracturó los brazos. Fisuró la cabeza, se hizo un chichón.

Mi amor oxidó los cubiertos, rajó la mampara y desechó la mandolina.

Mi amor en vísperas del mercadillo es imberbe, no sabe coser poesía.
Escrito por Márcia Abath

Compañeros

Me gusta despertarlo con besos y mimitos, le canto, le abro la ventana para que le entre el sol y le pongo un buen desayuno. A veces creo que soy un friqui, pero entonces mueve la colita y me lanza burbujitas... Al fin y al cabo solo es un pececito.
Escrito por Pau

United Colors

El héroe envuelto en su capa desaparece en las alturas, con la chica desmayada entre sus brazos. La multitud vitorea entusiasmada; la ciudad está segura bajo su protección.

Regodeándose ante su inminente festín, Drácula reflexiona que empezar a vestirse con colores chillones ha sido la mejor idea de su muerte.
Escrito por Manuel Menéndez Miranda
Elegido mejor relato de noviembre de 2018

El banco de la desolación

Se pusieron de pie y él la besó por última vez. Caminaron solo algunos pasos cuando otra pareja ocupó el lugar que ellos habían dejado.

Llegados al límite del parque, ahí se separaron.

En el banco discutían. Después se les vio ponerse de pie. Luego él le dio un beso...
Escrito por Ruperto

Viviré mi vida vivida

Comencé la carta escribiendo: ¡Hola... yo!

Iría dirigida a mí pero... cuarenta y dos años atrás. Posiblemente, la letra, me resultaría familiar. Tan parecida a la, entonces, "suyamía".

No sé qué mentiras decirme para llegar vivo hasta el día de hoy.

Seguramente lo deje así: ¡Hola... yo!

Será lo mejor.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter

Añoranza

El astronauta estuvo un año en el espacio. Cuando regresó a la Tierra, a veces iba a la piscina que tenía en el sótano de su casa y se metía en el agua, en la parte profunda; allí se sumergía e imaginaba estar de vuelta en el espacio. Sentía añoranza.
Escrito por Luis Goróstegui - Twitter

Nunca más elixires

Cruzó la calle con el corazón descubierto. Los autos dibujaron la evasión exacta para dejar que el cuerpo ciego pase. Sorteó todo con el elixir de la vida, pero vino un auto guiado por el elixir de las cañas, y se encontraron. Aún no renuncian. Sus heridas los siguen matando.
Escrito por Edwin Antonio Gaona Salinas

Amor filial

Dos hombres arrastraron el cuerpo sin vida por la arena, un rastro de sangre fue señalizando el recorrido; al poco, desaparecieron tras una puerta. En el graderío, la muchedumbre aplaudía y vociferaba excitada. Sólo un muchacho, con el rostro escondido entre sus manos, lloraba desconsoladamente: era el hijo del gladiador.
Escrito por Enrique Angulo - Twitter

La última apuesta

No deseo fracasar. Una vez más, no. Faltan cinco minutos. ¡Puto vértigo! La gente me mira. Cuatro. Este sudor. Me siento desnuda aquí arriba. Fracasaré. Tres. Más gente. Cuchichean. ¿Quiero hacerlo? Dos. Me juzgarán. ¿Quién juzga a quién? Uno. Demasiado tarde. Caigo al vacío. ¡Auxilio!

¡Estimado público, con todos ustedes...!
Escrito por Loli Regs

Carabina

Mi hermano mayor me llevaba a casa de su novia. Encerrados en su cuarto esperaban que hiciera compañía a Piluca. Nos enamoramos enseguida: revolcándonos en caricias, extasiándonos de intenso placer... Cuando ellos rompieron, quisimos continuar con nuestra relación. Pero resultó un amor imposible.

Mis padres jamás consintieron mascotas en casa.
Escrito por Pepe Sanchis

Huyendo de uno mismo

En vano, trato de saber lo que me espera en la otra orilla. Casi llegando, como si de una maldición se tratara, una terrible corriente me devuelve al puerto de partida y me veo de nuevo tratando de huir de esa sombra que ruge desde la linde del bosque oscuro.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez

Mi basura

Suena el timbre de mi casa como si hubiera un incendio y, al abrir la puerta, la bolsa de basura que acabo de bajar está ante mí. Tiene una pose desafiante, con las lazaditas puestas en jarra. Ante mi desconcierto se me cuela dentro y se acomoda en el sofá.
Escrito por Nuria Rozas - Twitter

El síndrome de Don Quijote

Descubrió, de repente, que ya no podía caminar por el bosque como solía. Luego se le vio distraído y su voz empezó a sonar como un oboe melancólico. Poco después, perdió el hilo de la conversación con el mundo: fue cuando empezó a señalar con su lanza a los molinos.
Escrito por María José Escudero

Sin villancicos

Como no podía dormir, me he puesto a contar ovejas. De pronto, unos pastorcillos se han encaminado hacia Belén.

Menos mal que he refrenado el impulso de comprar dulces navideños en la cola del súper. Son muy considerados: en atención a nuestra manga corta, aún suena la canción del verano.
Escrito por Carmen Cano - Twitter

Músico

No me escondo nunca de nada y, aunque logra siempre gobernarme, continuaré actuando altaneramente. Si ella puede seguir la partitura, yo llevaré la batuta tocando con todos mis instrumentos: la boca, las manos y la cabeza bien alta para continuar recibiendo orgullosamente todas las distinciones; eso sí, en su honor.
Escrito por Antonio Ortuño Casas - Web

Duelo

Los dos hombres llegaron al duelo con idéntica premura; los dos sostuvieron el arma con las manos temblorosas; los dos dispararon al mismo tiempo, con los ojos cerrados.

Solo uno de ellos se desplomó con el pecho sangrante. La otra bala se quedó incrustada para siempre en mitad del espejo.
Escrito por Daniel Castillo

Ni sumisa ni devota

Siempre había sido tan silenciosa. Aceptaba todo lo que se le pedía. Cuando llegaba a casa, estallaba en lágrimas y dolor. Ser así, era una cualidad tan bien vista por la sociedad.

Un día algo cambió. El silencio encontró su voz. Dejó de ser invisible. Todos creyeron que había enloquecido.
Escrito por Silvana Alexandra Nosach - Facebook

Días de vida

Desde que se lo comunicaron desayuna churros en el Áfrika, ha vuelto a la plazuela con las vecinas y come fuera. Los miércoles se acicala en la peluquería. Cada tarde vuelve a casa feliz. Tras revisar el calendario se acuesta pensando si don Emiliano tenía razones ocultas para no acertar.
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter

Mesa para cinco (Comensal #2)

―Sí, solicitaron un reservado para "los cinco cincuentones", o algo así, diciéndonos que traerían ellos su comida. Cuando entré ya estaban muertos, con sus manos entintadas y entrelazadas. Parecía un pacto diabólico de esos, apestaba a azufre. Lo más extraño es que dejaron un puñetero dinosaurio despedazado sobre la mesa.
Escrito por Jesús Garabato Rodríguez
Uno | Dos | Tres | Cuatro | Invitado | Cinco

Vuelta atrás

Salimos al monte un día de primavera y, cuando regresábamos, ya era invierno. Una gruesa capa de nieve nos impedía avanzar y el frío nos entumecía los músculos. Al sorprendernos la noche, decidimos guarecernos. En la cueva, un hombre semidesnudo, alumbrándose con una antorcha, dibujaba sobre la pared un bisonte.
Escrito por Mª Luisa Pérez Rodríguez

Alien-Nación (La ciudad sin alma III)

Día 527.

Alienados, se aferraban a sus pequeñas rutinas como si las tinieblas no se hubieran apoderado de todo. Portaban velas. Iban y venían de sus trabajos inexistentes, zombificados. Escuálidos, chocaban contra paredes. Muchos morían atropellados por aquellos intrépidos, que incluso se atrevían a conducir en la más inhóspita oscuridad.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros
Parte I | Parte II | Parte III | Parte IV | Parte V | Parte VI

La plaga

Están por todas partes. Agrupadas con delicadeza en estructuras frágiles de extraña pigmentación que salpican el gris pulverulento del suelo. En las escasas zonas del planeta aún accesibles sin mascarilla es posible captar su aroma sutil, pero será preciso destruirlas de nuevo. Los viejos, apenas las descubren, rompen a llorar.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro - Twitter

Mesa para cinco (Comensal #1)

Se reunían, puntuales, todos los diez de octubre. Ninguno de los cinco escritores recordaba el motivo del encuentro. Su memoria se desvanecía. Olvidaron sus nombres completos. Conocían tan solo sus iniciales: dos C, dos J y una M. Los abrazos, sin embargo, continuaban siendo intensos, emotivos y vivos. Como siempre.
Escrito por María José Viz Blanco
Uno | Dos | Tres | Cuatro | Invitado | Cinco

Categorías distintas

La vi, me sonrió, fui y la besé. Me sentí jodidamente genial, la amo. Desperté de mi sueño, miré la hora. Las tres y cincuenta y cuatro. Quise regresar al sueño, llevarla a la cama y desnudar sus sueños. Pero no. Ella ni me mira. Un sueño, nada más allá.
Escrito por TR

La ciudad acordonada

Me desperté a las cuatro de la mañana. El motor rugía en la otoñal madrugada. Vi la calle cortada al tráfico y acorralados los sospechosos gigantes.

Sigilosos, los operarios levantaban la alfombra de hojarasca con potentes chorros de viento. Si el alba no lo remediaba sería otra noche de insomnio.
Escrito por Francisco Rubio Yepes - Web

Contra natura

El león la observa agazapado. La gacela calma su sed en el río. De un salto, la poderosa melena irrumpe por sorpresa. Los dos animales quedan irremediablemente presos en una red de amor abominable. Unos meses después, una nueva especie luchará por sobrevivir en la dura vida de la sabana.
Escrito por Aurora Rapún Mombiela - Web

Quince meses

Abrí la ventana y una brisa de fuego y miel revolvió mi pelo. Reí y también lloré, hasta que, un día, convertido en molécula, volé.

Esta fue la primera página de mi nuevo calendario. Hoy, sus hojas se arremolinan junto a tus besos; y yo, meso mis cabellos y tiemblo.
Escrito por Carles Quílez - Twitter

El comentarista galáctico

El relato se siente algo cohibido hasta que aparecen unas palabras sentidas que van sacando las costuras a su argumento. Respira tranquilo al ver que el precioso comentario ha enmascarado las fisuras del autor y ahora brilla más que nunca. Como colofón, una despedida inconfundible: Mi más muy mayor enhorabuena.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter
Dedicado a Eduardo Martín Zurita

Pecado original

Cada tarde cruzaba la plaza hacia la parroquia donde el padre Braulio había aceptado enseñarle el catecismo y las cuatro reglas cuando los demás niños se hubieran ido. Sentía las miradas de siempre tras los visillos y se preguntaba qué culpa tenía ella de cómo ganaba el pan su madre.
Escrito por Aurora Baeza

La forma del agua

Es la hora de la comida y el carcelero se acerca. Los cautivos no tienen noción del tiempo en su encierro.

Se mueven nerviosos. No hay salida.

Algunos han desaparecido sin dejar rastro.

Sobreviven entre cuatro paredes de cristal. Y ahí, en esa líquida cárcel, ni las burbujas son libres.
Escrito por María Galerna

Otro cuento

Ya no hay lobos en las montañas acechando el rebaño, hace tiempo bajaron a la ciudad. Puedes encontrarlos a la vuelta de la esquina, su pelaje simula lana de cordero y ocultan sus colmillos afilados tras una sonrisa inverosímil.

Hay tregua para los ganaderos, las víctimas actuales son otras ovejas.
Escrito por Malu

En la soledad

Allí se esconde de su miedo. Allí anidan los silencios, se apagan las miradas y los sueños rompen sus alas. Allí busca los abrazos perdidos, las caricias quebradas, las palabras que hicieron sangrar sus cicatrices y que le dieron el último impulso hacia el abismo. Sabiendo que no podía volar.
Escrito por Pedro Rodríguez

Crónica de dos ciudades

El frío aviva el eco de un taconeo que tamborilea la acera. En los escarpados hogares, el día se refugia entre rostros que se reconocen y voces que ofrecen respuesta. Afuera, la noche salpica de despedidas sin encuentros su piel prestada, fonda de semblantes anónimos bajo sordos alientos de neón.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter

Buenas noches, que descanses

Todavía recuerdo cuando la plaza era un paraíso de aventuras y el sillón de casa, un barco pirata invencible. Eras el Capitán Rojo y yo, la pirata Corbata.

 —¿Mamá, estás bien?

Muevo la cabeza asintiendo, enredada entre tubos y cables. Arreglas las sábanas. Me abrazas diciendo:

—Que descanses, pirata Corbata.
Escrito por Sylvia Bonilla

A tu recuerdo

Ante esta lápida fría, te planto de nuevos tus flores, esos claveles rojos que te preceden ante esta primavera triste. Dos años hace ya que nos dejaste. Dos años recordándote sin verte, oliendo el azahar de los alrededores floridos sin tenerte a nuestro lado. Nunca te olvidamos en nuestros corazones.
Escrito por Cristina Jiménez Urriza

Humectación de las palabras

Tomé sus piernas y ella las abrió. Me pidió platicarle, así le hablé a la flor: deletreando una poesía, susurrándole mi pasión, diciendo lentamente cada letra del abecedario.

La flor se abrió y se humectó de ambrosía.

Esa es la mejor conversación y el mejor poema que alberga mi interior.
Escrito por Ricardo Rodríguez Sánchez

Interjecciones que no falten

Tarej Bayuf estornudó con muchas ganas y todos cuantos estaban a su alrededor, cristianos viejos por lo que ve, lo acompañaron con un ¡Jesús! Pero Tarej Bayuf protestó. Si yo soy mahometano, practico el islamismo, no me suelten blasfemias. ¡Hala!, exclamaron los aludidos en un esfuerzo de empatía y comprensión.
Escrito por Juan Badaya - Web

Disciplina espartana

Una vez más, Miguel secaba al sol su colchón mojado. Algunos tutores se reían cínicamente. Sería la última vez.

Cuando Miguel desapareció, lamentaron su excesiva melancolía y aquella maldita costumbre de aventurarse entre los acantilados. Todas las sospechas apuntaban hacia el mar, pero Miguel había puesto tierra de por medio.
Escrito por Javier Igarreta Egúzquiza - Web

La esquina de los besos

El orador pidió silencio en la sala; pidió silencio en el edificio, en la manzana, en la ciudad. Después, colocando la palma de su mano detrás de su oreja, dijo: "Oíd, todos". Fue el trueno, fue el derrumbe: la prosa venció a la poesía en la esquina de los besos.
Escrito por Salvador Cortés Cortés

La hija

Era la pequeña de seis hermanos. Le dijeron que sería ella quién le cuidaría siempre. Hoy su padre tiene ciento cinco años. Ella solo ochenta.

Apoyándose en el bastón, llega a lo más alto del cerro. Inclina su cuerpo sobre la barandilla. Vuela hacía el fondo y saborea la libertad.
Escrito por La hija del Ferroviario

Hijo único

Un divorcio es el hoyo donde se hunde un espejo de dos caras. Doble cumpleaños, cuentos duplicados leídos a medias, calcetines desparejados en quincenas alternas. Hay días en que uno de mis pulmones cesa de respirar y una voz de eco me pregunta si dejará de latir mi único corazón.
Escrito por Belén Sáenz

Mujeres en penumbra

Mujeres que viven una extraña soledad y tristeza huyen de las oscuras tinieblas para salir a la luz. Abren las puertas de sus vidas para manifestarse y afirmar por qué motivos huyen.

Rompen con el silencio y con todo, y se rebelan para liberarse y ser iguales a los demás.
Escrito por Luis Toyos

Espectros

El tren aminora la marcha. Una sombra, con determinación, salta al interior del vagón. Recuesta su maltrecha espalda en el frío suelo. Otras sombras silenciosas, sacos abarrotados de injusticias, yacen apretujados buscando calor. Espectros que caminan bajo el manto de la noche.

En la próxima parada les aguarda el arresto.
Escrito por María del Carmen Pavón Rodríguez

El otro sol

El sol dolía allá en lo alto. Llevaba horas de trabajo agachado, mirando al suelo, viendo avanzar lentamente la labor. El sudor surcaba la capa terrosa adherida a mi piel. Era duro el trabajo del campo.

Hoy, este pensamiento me asaltó mientras me acomodaba en la toalla mirando al mar.
Escrito por Javier Velasco Eguizábal

Mis viejos zapatos

Mis preferidos. Tan gastados de suela y con el brillo perdido de sus mejores días, guardan aún su magnético poder de objetos mágicos. Alados, anduvimos juntos veredas y avenidas; subimos y bajamos empinadas escaleras… las mismas que ahora sorteo, ascendiendo o descendiendo por la rampa, sobre mi silla de ruedas.
Escrito por Manuel Bocanegra

No llamen

De nada sirve que llamen a su timbre con vigor. No está ni para jóvenes que se afanan en aligerar sus facturas, ni para escuchar el evangelio de quienes quieren salvar su alma inmortal.

Tumbado, sus ojos fijos en el techo ignoran ya las grietas que le perturbaban en vida.
Escrito por Manuel López Muñoz

Mejor relato de octubre de 2018

33 autores habéis ordenado de más a menos favorito los ocho finalistas. Por cada votación, se les ha asignado 10, 8, 6, 5, 4, 3, 2 y 1 punto. Estos son los resultados:

1º. Estirpe, de Ángel Saiz Mora - 199 puntos
2º. La fiel amiga de Petra, de Sonia Serna San Miguel - 193 puntos
3º. Y amarillo a la genista, de Isidro Moreno Carrascosa - 169 puntos
4º. La vereda, de Enrique Mochón Romera - 166 puntos
5º. Salir del armario, de Pau - 163 puntos
6º. Erupción, de Patricia Richmond - 155 puntos
7º. Humanos, demasiado humanos, de Daniel Castillo - 153 puntos
8º. Libertad incondicional, de Jerónimo Hernández de Castro - 92 puntos

La cabeza bien alta

Kallistos regresó de Delfos fatigado y con ampollas en los pies.

—¿Qué vicisitudes te reveló el oráculo, Kallistos? ¡Cuéntanos! —le imploraban en la polis. Él mantenía su semblante imperturbable.

—Los asuntos de los dioses deben permanecer con los dioses.

Antes ejecutado por Zeus que reconocer que no vio absolutamente nada.
Escrito por Álex Garaizar

La censura

—¿Ni una sola llamada?
—No. Ya sabes dónde estás.
—Es que me siento muy solo, ¿dónde puedo hablarle?
—Te he dicho que no. Estás en el Seminario.
—Usted es mi tutor, ¿le gustaría conocer la respuesta?
—¿Con quién hablabas, insensato?
—Con Dios. Pero no se me ha grabado su teléfono.
Escrito por Gil Hernando de Santiago - Web

El acento

Ese atardecer sus pasos le llevaron al banco del acantilado, aquel en el que por primera vez habló con él. Allí volvió a sentir la emoción que le embargó ese primer día al escuchar su voz y, al recordar su inconfundible acento, en su rostro se dibujó una gran sonrisa.
Escrito por Celeste