El teléfono

Bebían la vida en cada beso y las caricias le cubrían el frío. Dos lágrimas vertidas en la distancia mientras sus manos se unían en el display del móvil. A la noche cada uno mentía en su cama: "Te quiero". No habría mañana, aunque al amanecer todo volviera a comenzar.
Escrito por Nicolás Puente

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