Amnesia autoinducida

Agitado, corrió dos o tres manzanas hasta encontrar el primer bar; cualquier antro serviría. Bebió para olvidar y, una vez olvidado, bebió para olvidar que había olvidado.

 Lo siguiente que recordaba era la comisaría y varios policías que lo rodeaban. 

—¡Haga un esfuerzo, joder! ¡Necesitamos que recuerde lo que vio!
Escrito por Álex Garaizar

Festejos

Se encienden las luces de la Feria, se apagan las de los quirófanos. Un circo extranjero ha llegado con leones voraces y una cuerda floja para artistas intrépidos. El público aplaude con los dedos descarnados por el hambre de las fieras. Un pueblo unido baila, al son de la hambruna.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

El Gordo y el Flaco

Por más que sus cuerpos fueran totalmente opuestos, podías confundirlos fácilmente. Ocurría sobre todo al verlos venir caminando bajo la luz mortecina del crepúsculo o el alba. Aunque también en plena claridad; a veces, después de haber tomado demasiadas cervezas con ellos; pero otras, lo juro, sin haberlas probado siquiera.
Escrito por Enrique Mochón Romera

El mago

Entre la tercera fila descubrió un antiguo amor. Desde ese momento los nervios le traicionaron: el conejo se escapó del bolsillo, la paloma acabaría chamuscada en la chistera.

Al pedir voluntarios, ella subió al escenario.

Era su truco más espectacular: mago y espectadora desaparecerían ante el público juntos, para siempre.
Escrito por Pau

Sed de viejo

Marcial quería todo: acariciar su cuerpo sin miedo, besar sus labios a boca abierta, tocarle con cariño pero sin pudor, sentir sus formas hasta el último pliegue. Marcial había envejecido pero también quería apaciguar su sed de piel. Sin embargo, le faltaba amor para lubricar esa corporalidad y hacerla duradera.
Escrito por Marciano

Antónimos

El silencio atronador de su activo letargo se vio sobresaltado plácidamente por un pensamiento "valiente cobarde estaba él hecho". Con firme temblor apretó la gillette contra sus venas. Su vida llena de vacíos iba a quedar atrás. Una triste alegría agitó su serena alma. Impaciente esperaba un efímero sueño eterno.
Escrito por Stbn

Alopecia precoz

Se empezó a preocupar; veía su frente muy despejada y el flequillo apenas lo disimulaba. La coronilla eran cuatro pelos, las cejas estaban despobladas y no tenía ni barba.

Con el anhelo de crecer a un mayor ritmo, dejó de mirarse al espejo y continuó jugando con su peluche preferido.
Escrito por La Marca Amarilla

Un viaje inesperado

Juan Martín pensaba en alto: "No somos nadie...", mientras que su acompañante le escuchaba, sin querer, y aparentando que leía el diario de la mañana. Tras hojear la necrológica, se dispuso a dormitar pues el traqueteo del tren parecía requerirlo. De improviso, le vino la imagen. RIP Juan Martín Ibáñez.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez

Disyuntiva

Alguien ha empezado a tirar del hilo y me pregunto qué haré cuando se sepa la verdad. No sé si esperar a que vengan a por mí, dejando que se encarguen ellos de todo, o salir por lo menos a escoger la lápida. Siempre he tenido unos gustos muy particulares.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza

Cincuenta palabras

Tras el accidente apenas recuerdo nada, tan solo cincuenta palabras para expresar mi amor. No me reconozco, ahora inmóvil en esta cama; ni a ti, pero te he amado siempre, desde que viniste, hace un momento.

Aunque da igual, estás aquí y tampoco puedo decírtelo, únicamente mirarte, llorando hacia dentro.
Escrito por Paco Murall - Web

La eterna búsqueda

Mientras el efusivo conferenciante trataba el tema de cómo alcanzar la felicidad, Lucas, ensimismado, miraba por un gran ventanal, transformando nubes en objetos, siguiendo el vuelo de las aves y pensando en cuál sería el siguiente grupo de autoayuda en el que se inscribiría, para arreglar su vida para siempre.
Escrito por Perro Xico - Web

Gravedad

Odio que me toquen el pelo. Mi calvicie incipiente hace de la tarea de peinarse algo prolijo y concienzudo, una labor exigente en tiempo y atención. Además tuvo que ser él. Mi jefe no deja de sorprenderme con peticiones insólitas. Dos circunstancias simultáneas y esa maldita ventana que estaba abierta.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro

Intolerante (Microtrilogía del desayuno III)

Parte del café se derramó sobre los resultados del laboratorio. Juan lo limpió como pudo y añadió leche al tazón. Bebió un largo sorbo y un intenso dolor oprimió sus entrañas. Debía ir al baño inmediatamente. Cogió el informe para leer algo. Había salido positivo. Tenía intolerancia a la lactosa.
Escrito por Carles Quílez - Web
Parte I | Parte II | Parte III

La cena

En un estado de nerviosismo, euforia y excitación encaminó sus pasos hacia el lugar de encuentro mientras mentalmente iba recitando los nombres de sus compañeros de EGB. Una vez allí necesitó escasos minutos para comprobar que nadie la recordaba.

—Treinta y tres años —pensó— son muchos años.

Sonó el despertador.
Escrito por FNR

Sueño celestial

Los ángeles no existen... Me lo repito cada noche antes de dejar la cruz fosforescente sobre el alféizar. Son tan curiosos que siempre aparece alguno para mirarla de cerca y, entonces, les sorprendo subiendo la persiana y arrancándoles un puñado de plumas. Ya me falta poco para llenar el almohadón.
Escrito por Patricia Richmond - Web

Origen

Sus ojos se posaron sobre el doctor:

—¿Algo importante ?
—Oh, no es nada. Solo un rasguño...

El doctor sabía que las heridas más pequeñas tenían en ese extraño país la mala costumbre de causar grandes problemas. Ni siquiera las autopsias de sus cuerpos revelaron el origen de aquella misteriosa enfermedad.
Escrito por Ruperto

25 de julio de 2014

Le leyeron las manos de pequeña: "25 de Julio". Nunca se olvidó.

Cuando entró en su habitación dio un brinco y se acomodó en su regazo. Marilyn era una gata blanca y negra, que vivía en la residencia de ancianos.

Se miraron fijamente. "¿Entonces es verdad? ¿Voy a morir hoy?".
Escrito por Raquel Tevas Cisneros

Crisis

Acudí a aquella gitana vieja para que me predijera el futuro. Frotó suavemente la bola de cristal, agitó las hojas de té en el fondo de una taza y barajó sus cartas. Nada, no encontraba nada. Desorientado, pensé en nuestros años juntos. Pagué, volví a casa y te besé largamente.
Escrito por Soledad García Garrido

Sin palabras

Durante la cena hubo un apagón general. Todo quedó en silencio. La televisión, muda, nos cogió desprevenidos. Yo quise hablar, pero no me salían las palabras. ¿Qué digo? Mi hermana, parlanchina ella, dijo "¡Oh!". Mi hermano, el erudito, susurró "¡Jo!". Por fin me salió algo: mañana, temporal en el Cantábrico.
Escrito por Santiago

Contraprestación

Sonó el timbre.

—Ya estoy aquí.

Apresurada, subí la escalera, abrí el armario y cogí la caja donde lo guardaba. Bajé más lento y, respirando hondo, abrí la puerta.

Como cada primero de mes, lo contó y guardando el dinero en el bolsillo, el casero se marchó con paso firme.
Escrito por Malu

El aprendiz

Supe que podía publicar en aquel blog y me sentí escritor en plenitud.

No me eligieron para el premio. No obtuve ni un solo comentario. Sesenta publicados y ni un comentario, comprendí que tenía que aprender a escribir.

 Tiré la pluma y dejé el papel en blanco. Gané el concurso.
Escrito por Gil Hernando de Santiago

Fénix

Sólo cenizas han quedado después de que ella se marchara de nuevo. Las mira triste y cauteloso las recoge, sabe que son parte de él. "Nunca más", piensa mientras coloca la urna junto a las otras, pero entonces, suena el teléfono, y al escuchar su voz comprende que nada cambiará.
Escrito por Piedad Herrera

La misión

Esta vez era mío. Lo escondí en mi chaqueta, comprobé si estaba cargado y le apunté. Esperé un poco más y me acerqué sigilosamente.

Le atraparía por sorpresa. Tenía una oportunidad. Cumplir la misión y escapar. Le seguí, y cuando se despistó la saqué...

Ya tenía foto para la exclusiva.
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre

Récord de audiencia

Se enciende el piloto. En el aire una presentadora, con lengua pero sin lenguaje, suelta su parrafada. Cada vez son más los que se reúnen frente al monitor. En un movimiento estudiado, asoma uno de sus pechos a la cámara. El rebaño, hipnotizado, acerca su morro a la pequeña pantalla.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

Trastorno disociativo de la identidad

Según el informe del forense, el cadáver presentaba numerosas heridas defensivas. A excepción de su psicólogo, conocedor privilegiado de su severo desarreglo mental, y de su mujer, que había sufrido como ninguna otra persona las consecuencias de su compleja conducta, nadie supuso que se trataba de un caso de suicidio.
Escrito por Enrique Mochón Romera

El último aliento del dragón

Antes de exhalar su último aliento, el dragón, tendido sobre la grama ensangrentada del valle, miró al sol y emitió un extraño sonido gutural... Algunos de los soldados creyeron escuchar la palabra "madre".

Al día siguiente, nevó con tal intensidad que el reino quedó anegado bajo un inmenso manto blanco.
Escrito por Nelo - Web

Seguro que podremos

Quiero pensar que esta vez lo sabremos hacer bien. Hace muchos años ya de la última vez que lo intentamos. Tendré que mirar si aún conservo aquella bandera, aunque no soy muy amigo de símbolos inanimados, prefiero envolver mis ideas en argumentos. ¡Donde estén los Spurs que se quite Miami!
Escrito por Rafael Domingo Sánchez

Deseo cumplido

"Amor mío, sonríe y pide un deseo mientras capto este glorioso momento". La mujer hizo una mueca, se inclinó ante las 50 velas pulcramente colocadas sobre una apetitosa tarta de chocolate y, cerrando sus ojos, sopló con potencia. La cámara fotográfica cayó, estrellándose contra el suelo; su marido había desaparecido.
Escrito por Rafa Sastre - Web

Zapatos de charol

Se ovilla sobre las baldosas frías, Laura lo mira fijamente durante unos segundos mientras aparta los volantes del vestidito para apreciar hasta el más mínimo detalle de la escena. Finalmente levanta su menudo pie derecho y deja que el brillo del charol caiga sobre la oruga con todas sus fuerzas.
Escrito por Conrado Lama - Web

Confusión

No sabía cómo había llegado allí. Recordaba muy vagamente risas y finalmente llantos, tras una noche en la que habían corrido a raudales el alcohol y las drogas. Ahora se despertaba en la playa, golpeado por los confusos recuerdos y gritos de socorro de su acompañante, que se estaba ahogando.
Escrito por Gloria Arcos Lado

Reloj de arena

Desgarró su playera, arañó su pecho del lado izquierdo, hasta sangrar y abrir paso por sobre su piel.

Separó las costillas, metió su mano dentro de sí, agarró con fuerza el corazón y regaló sus últimas palabras partiendo en dos el silencio:

"Este es tu último tic tac, estúpido reloj".
Escrito por Alejandro Ramos Ayala - Web

Desde ahí

Aunque no parezca, esta estación tiene mucha historia. En esta parte fue donde una vez el tren chocó cuando estaba llegando. Había descarrilado veinte metros antes. En aquella barrera atropelló un ómnibus que cruzaba. Ese día hubo dos muertos. Y en ese andén..., desde ahí me tiré a las vías.
Escrito por José Luis Bulacio - Web

Sueña el agua

Un regalo para los sentidos: eso era abrazarte cuando abrías el grifo y yo, liberado, me lanzaba danzante sobre tu piel exhibicionista. Luego, condenado al desagüe, iba perdiendo el entusiasmo.

Ahora parte de mí te espera insomne y derramado en el pasillo, soñando con volver a ser tu súbito escalofrío.
Escrito por María José Escudero

El caminante

Él comenzó a caminar hace ya mucho tiempo, huyendo de algo que ya no recuerda. Camina recto hacia el este.

Decidió contar las historias de sus pasos. Y ella escuchó sus historias. Y ella comenzó a caminar: todo recto, hacia el oeste, para poder contarle historias de caminos no pisados.
Escrito por Manu Ramírez - Web

Una duda razonable

Navegaba constantemente en un mar de dudas; siempre inseguro, vacilaba ante cualquier situación. Si por fin tomaba una decisión volvía a echarse atrás para disponer lo contrario. 

Fugitivo de su angustia, decidió quitarse de en medio.

Mientras hería sus venas el arrepentimiento se extravió en los límites de su consciencia.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez

Villano

Lleva largo tiempo en la claustrofóbica intimidad de su celda de aislamiento maquinando un preciso plan de escape. Acabado el período de castigo, por fin los guardias lo trasladan a su antigua celda, donde le espera un nuevo compañero. Observa su juventud y delicadeza. Posterga su huida una vez más.
Escrito por Sara Lew - Web

Cum laude

Estaba limpiándola y se disparó. La bala me alcanzó la sien y la carga explosiva me reventó el cerebro y me destrozó el corazón derecho sin alcanzar ningún órgano vital. Me quedó una leve cojera. Algo molesta pero que no me impedirá ejercer la medicina cuando consiga aprobar la Anatomía.
Escrito por Rafa Olivares - Web

Un nombre, un cuento

Mmmm, eeeeeme…

Mmmm, aaaa…

Mmmm, eeeeerre… ¡Jo, esta me ha salido regular!

Mmmm, iiiiii… Con el puntito…

Y mmm, aaaaaaa.

¡Ya está! ¡He escrito mi nombre!

¡Uf! Me ha costado… No se por qué dice papá que es muy importante saber escribir… ¡Si yo nunca voy a escribir un cuento!
Escrito por La Marca Amarilla

Simbiosis

El abuelo siempre decía: "Bajo la basura, ¡no os vayáis!". Antes de morir, me contó por qué. De chico, una vez que volvía a su hogar, se encontró todo cambiado: no estaban sus padres, ni sus hermanos, ni su nave… Solo un piso con unos extraños seres bípedos. Como yo.
Escrito por Alfonso González Cachinero

Flor de mayo

Era una preciosidad. Su imagen, una caricia que enjaulaba el alma y la hacía prisionera de su belleza. Mis ojos no se cansaban de sorber su textura, su cromatismo, sus perfiles. El dilema me superó: ¿la arranco y me la llevo lejos o la dejo para que sacie otros anhelos?
Escrito por Marciano

El despertar

Cuando despertó, la vampiresa todavía estaba ahí, esperándolo, al acecho. Él la observó durante un momento, dubitativo. Luego, caminó hacia ella con paso decidido, como quien no tiene nada que perder. La padeció un poco en el primer momento. El resto fue uno de esos sueños que se sueñan despierto.
Escrito por Luciano Doti - Web

Secuestro de cuento

Su corazón latía con fuerza en el silencio de la biblioteca. Hacía rato que se sentía observada. Inquieta, decidió marcharse, pero ya era tarde. Varios personajes salidos de los cuentos la sujetaron con fuerza, arrastrándola al mundo de fantasía.

Al desaparecer, se formó un nuevo libro. Era su propia historia.
Escrito por Yolanda Bruch - Twitter

Ciegamente

—Todavía no entiendo cómo puedes quererme sin verme.

—No lo necesito. Mira —lo llevó a la sombra—, no me enamoré de tu sonrisa, me enamoré de tu voz. No me enamoré de tu cuerpo, me enamoré de tu alma. No puedo verte, ahora tú tampoco a mí. ¿Me sigues queriendo?
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre

Suele pasar

Siempre fue él, y el destino lo trajo (creo). Me pidió los ojos y me los arranqué. Ya ciega, quiso mi piel y se la di. Después, el corazón y no me negué. "Nada te daré", avisó. "Nada quiero", contesté. Hoy me ofrece su llanto. Yo me hago la sorda.
Escrito por Piedad Herrera

Rencor

Sus novelas negras eran éxitos pasados. Todos bebían. Nadie se acordaba de él. Dejó caer los polvos en una copa, el azar elegiría al protagonista. "¡Está muerto!", gritaban. Víctor salió, el ordenador lo esperaba.

—Magnífica novela, enhorabuena.
—¿Nos puede revelar su fuente de inspiración?
—Por supuesto. Una copa de vino.
Escrito por La hija del Ferroviario

Mal de amores

Fluye la sangre, clara y transparente. Corre entre agua y sustancias endulzadas por todo tipo de ilusiones semejantes a un volcán de inmutables fantasías. Todas ellas se construyen en cada ser surgido de algún lugar entre los sueños y esperanzas. Todas son sustancias inmedibles cuando se pueblan con tu ausencia.
Escrito por Guillermo Arnul Castillo Ruiz - Web

Pregunta con respuesta

—Espejito, espejito, ¿quién es la mujer más bella del reino?
El espejito guarda silencio.
—Espejito, espejito, ¿quién es la mujer más bella del reino?
El espejito no responde.
—Ayer dijiste que era yo.
—Ayer.
—Te voy a romper la cara.
 Abrió los ojos, con la cara vendada en el hospital.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

Letras VS Números

Un puñado de letras puras se acerca mientras tomo café. Me miran y cuchichean entre ellas. Discuten con energía, sin ponerse de acuerdo. Intento acercarme a ellas para preguntarles el motivo de su discusión.

No logro averiguarlo: un grupo de números irracionales vociferantes las asusta, y ellas salen huyendo despavoridas.
Escrito por Maest

Freud

No pudo aceptar esa explicación. Después de referir que soñaba frecuentemente con serpientes recorriendo su cuerpo, aprisionándola hasta casi ahogarla, la interpretación que escuchó no le gustó para nada. Suspendió las sesiones de inmediato.

En casa, vistiendo su hábito, de regreso al convento, dijo sonrojada:

—Con razón fue tan cuestionado...
Escrito por Ruperto

La mezcla (Microtrilogía del desayuno II)

Luego, le echaron azúcar. Al tercer terrón, Arquímedes demostró su principio y hubo un derrame, seguido de un sorbo de amargura. Un removimiento cauteloso provocó un diminuto remolino. Se había iniciado la ceremonia de la disolución. Al final, se mezclaron y se convirtieron en uno solo, pero la dulzura prevaleció.
Escrito por Carles Quílez
Parte I | Parte II | Parte III

La ilusión del día

Me comenta que anda muy liado. Desde que se ha independizado le echo de menos. Aunque sé que pasa frío, en el fondo me encanta, pues aprovechando que sale a la calle a fumarse el cigarrillo, me llama por teléfono cada mañana.

Hace dos semanas que ha dejado de fumar.
Escrito por Rosy Val - Web

Proyectos, grandes ideas

Él era un hombre de proyectos. Siempre tenía grandes ideas en mente, y mañana, por fin, las iba a poner en marcha.

Un día de la semana, da igual cuál, murió. Últimamente muere gente que antes no moría.

Es una pena, porque justo mañana las iba a poner en marcha.
Escrito por Gonzalo Arbex - Web

Poner en agua

Hace un año nos bajaron el sueldo. Seis meses después, dejamos de cobrar. Ayer sellé mi tarjeta del paro. Ahora salgo de mi antiguo trabajo recordando la cara del gerente mientras recogía mi ramo de claveles con tarjeta: póngalas en agua, vendré a comprobar cada día que conservan su dignidad.
Escrito por Francisco José

Grietas

La niña pelirroja quedó rezagada del grupo. Enseguida encontró con qué entretenerse. Se subió a un taburete y con la uña rasgó por la esquina inferior el cuadro del ibón en el Pirineo. Cuando el museo cerró las puertas, en una de las salas el agua medía ya un palmo.
Escrito por David Moreno Sanz - Web

Segundón

Ante la ausencia del habitual triunfador, el eterno segundón espera el fallo del concurso. Cuando le nombran como finalista maldice en voz baja y espera el nombramiento del ganador. Resignado vuelve a casa con las palabras del Jurado rebotando en su cabeza: "Desierto, el primer premio ha sido declarado desierto".
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter

Si están verdes las manzanas...

Ahí estaba, parado en el dintel de la puerta, la cara de cordero degollado. Diez años, y ahora esto.

—Lo siento —dijo con voz entrecortada.
—Estoy muy enfermo —susurró.
—No sabía adónde ir.

Con movimiento de la cabeza le indicó:

 —Adentro.

Desde su silla vio cómo le preparaba la cama.
Escrito por Santiago

Antes de tiempo

Aguardas impaciente a que el semáforo cambie y se ponga en verde.

(Cincuenta y cinco, cincuenta y cuatro…)

Los vehículos circulan con la prisa de la escasez de tiempo, con la premura de llegar a un lugar donde, pudiera ser, nadie espera.

(Quince, catorce…)

Alguien inesperadamente te empuja y caes.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

Mantener la ilusión

Cansado de verse defraudado cada vez que desenvolvía el regalo dejado la noche anterior por los Reyes Magos, el pequeño decidió ese año no abrirlo. "¿Qué será?", repetía llevándolo consigo a todas partes con una sonrisa que ni el hedor a putrefacción que comenzaba a emanar del paquete conseguía borrar.
Escrito por Raúl G. R. - Web

La vida es una obra de arte

La hoja del cuchillo apretaba fuertemente contra su cuello. ¿Morir o vivir?, ¿luchar o rendirse?

Una gota de sudor se deslizaba por su mejilla. Pensó durante cinco eternos minutos y se lo rajó completamente. Cayó al suelo desplomado, muerto. Cinco segundos de silencio, de oscuridad...

Y el público aplaudió entusiasmado.
Escrito por Manuel Barea - Web

Susto

Tomando las precauciones para no ser visto, el niño se acerca sigiloso; extiende el brazo y dispara: ¡bang! La descarga da en el blanco, el padre se lleva las manos al pecho y cae. El chico ríe, no sabe que algunas veces, en el juego imaginario, la muerte es real.
Escrito por Beto Monte Ros - Web

Teorema del mono infinito

Mil años después el azaroso tecleo de los monos comenzaba a tener criterio, circunstancia que amenazaba el éxito del experimento.

El supervisor observó detenidamente la mirada profunda del autor de aquella cuartilla y luego, con manos temblorosas, la arrojó al fuego.

—¡Buscamos sonetos de Shakespeare! —argumentó evasivo—, nada de microrrelatos.
Escrito por Enrique Mochón Romera

Nuevas tecnologías

—Es muy sencillo. Una vez se dejan llevar por sus impulsos, se libera esta nueva sensación, la llamo culpabilidad, por lo que ya no será necesario castigarles.

Se atusó la barba y cerró el trato con el vendedor.

—Espero que funcione. Me estoy arruinando entre tanto diluvio y tanta plaga.
Escrito por Marina C. - Twitter

Extraña propuesta

Yo estoy bien, tú eres la que no lo está del todo. Puedes agarrar una pistola, metértela por la boca, disparar sin pensarlo e irte al otro barrio con la cara completamente desfigurada. Allá podrás presumir distinta, que lo hiciste porque en el fondo me querías y no deseabas perderme.
Escrito por Antonio Ortuño Casas

De camino

Buscaba palabras para expresarse pero no las encontraba. Siempre que buscaba algo le ocurría lo mismo, nunca buscaba lo que encontraba y mucho menos encontraba lo que buscaba.

Pero en este caso tenía la extraña sensación de que era diferente. La búsqueda era el fin, 50 simples y dubitativas palabras.
Escrito por Lü

Home is where the heart is

Se bajó del avión, volvió. ¡Y qué alegría al ver que todo seguía igual, que todo olía igual! Hogar, pensó. Salvo que ese todo ya no era todo, era sólo una parte de un concepto más complejo. Entonces se dio cuenta del desastre: nunca jamás podría volver a tenerlo todo.
Escrito por Gaby Carreira - Web

Zancudo impresionante

—Mami, ¿existen los zancudos gigantes? —inquirió la niñita.

—Claro que no, nadie ha visto uno —respondió calmadamente la madre.

—¿Seguro, mami? —insistió Mady casi sin abrir la boca, con gestos de terror, mientras contemplaba al insecto de casi un metro aletear cerca de su ventana.

—Seguro, hijita, puedes estar tranquila.
Escrito por Óscar Quijada Reyes - Web

Límites en frío

No entendía nada. La llamó puta, antes dijo que la amaba. Pero esta era la última vez. La lluvia que golpeaba con recurrencia la ventana fue su única testigo. Metió con ímpetu la manó en su pecho y se arrancó el corazón de cuajo. Al primer mordisco lo comprendió todo.
Escrito por Piedad Herrera

Táctica

Los perros de mi vecina son listísimos. Al menor ruido, forman un círculo y ladran para mostrar sus colmillos. Asustan y de esta forma protegen su hogar. Pero no me rindo. A mis chicos les estoy instruyendo para que venzan el miedo, salten la verja y griten fuerte: "¡Papá, vuelve!".
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web

El siguiente

El cuerpo pesaba mucho, lo arrastró al jardín, cavó un hoyo y lo enterró. Toda la noche le llevó limpiar el patio, las escaleras y el sótano; al acabar el trabajo, ya al amanecer, hizo café y revisó su facebook sentado en la cocina. Sonrió, acababa de elegir al siguiente.
Escrito por Conrado Lama - Web

Reencuentro

Notas disonantes de un viejo piano. Teclas lacadas de añoranza. Abro la partitura dedicada a tu memoria. Tu nombre resuena entre las cuerdas. Me embriago en tu veneno. Vestida de organza, coronada de azahares y olor a cera, mi promesa es eterna. Un vals rayado nos invita al último baile.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

La máquina del tiempo

He logrado construir una máquina del tiempo que funciona. ¿No se lo creen? Miren, ajusto el programa para retrasar el tiempo unos segundos y... He logrado construir una máquina del tiempo que funciona. ¿No se lo creen? Miren, ajusto el programa para retrasar el tiempo unos segundos y... He logrado...
Escrito por Cadillac Solitario

El político

El político hablaba con vehemencia y con conocimiento de causa sobre el mantenimiento, la gestión y la administración de los recursos públicos. ¡Todos ellos, libres del fenómeno natural de la corrupción, la demagogia y la incompetencia! Y para no cansarlos... la gente tomó asiento y habló durante tres horas más.
Escrito por Guillermo Arnul Castillo Ruiz - Web

Reconstrucción

Sólo me quedaban tres horas. Dios me había dado setenta y dos para reconstruir aquel templo, mientras Dalila, mi esposa arrepentida, me iba devolviendo pelo a pelo toda mi fuerza.

Empecé por el tejado. Ya sólo me quedaban las columnas. El principio.

Pensé: "¿Aguantaría tres horas sin volver a discutir?".
Escrito por Gil Hernando de Santiago

Dignidad

El ataque fue brutal, sin declaración de guerra. Tras la perplejidad, las pruebas constataron el avance.

Mi resistencia sólo demora lo inevitable. Estoy hecho de química, aunque también de algo más. No reniego de esas células malignas, ellas me ayudarán a que caiga como he vivido, sin dejar de luchar.
Escrito por Ángel Saiz Mora
Elegido mejor relato de junio de 2014

Asteroides

De camino a los vértices del tiempo, ni un alma en el trayecto. Exhausta contemplo los restos del odio derramado sobre la naturaleza y siente el caminar sobre las garras de asteroides que quemaron mi amada montaña. Hoy los comandantes no podremos saltar con nuestros rosas, raídos pero hermosos paracaídas.
Escrito por Dale Arden

Revolución o muerte

Salimos a la calle armados hasta los dientes, dispuestos a protestar contra las últimas reformas económicas. Pero elegimos mal el día: hacía un poco de frío y la mayoría de nosotros no habíamos cogido una chaquetilla. Además esa noche había bingo en la residencia, así que nos dimos la vuelta.
Escrito por Radon - Twitter

Hormigas

Llevaban años planeando la fuga, día y noche solo esa idea en la cabeza. Cansados de su encierro, el corazón les latía más deprisa con tan solo imaginar el viento en la cara. Nada podía fallar, lo tenían todo bajo control, el túnel era perfecto. Todo menos aquellas malditas hormigas...
Escrito por Leire Frex

¿Ya no me quieres, hijo?

Estaba de espaldas al borde del acantilado, pero no pude… Entonces me preguntó por qué estaba tan raro.

—¿Ya no me quieres, hijo?

¿En qué clase de monstruo me había convertido? Habían sido unos meses infernales, estaba senil, pero era mi madre.

Fui a abrazarla, tropecé y cayó al vacío.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros