Reloj de arena

Desgarró su playera, arañó su pecho del lado izquierdo, hasta sangrar y abrir paso por sobre su piel.

Separó las costillas, metió su mano dentro de sí, agarró con fuerza el corazón y regaló sus últimas palabras partiendo en dos el silencio:

"Este es tu último tic tac, estúpido reloj".
Escrito por Alejandro Ramos Ayala - Web

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