Los jóvenes amantes, huidos del colegio, se regocijaban en el soleado parque.
—Eres tan especial. Me da igual lo demás, yo sólo quiero estar contigo
—decía ella.
—Te prometo que estaremos siempre juntos
—contestaba él.
Una estampa deliciosa, sólo empañada por la sonora carcajada que profirió uno de los jubilados.
Escrito por Álex Garaizar