La delgada línea

Su oído percibió el sonido de pasos infantiles alejarse. Entonces cogió el papel:

mamita llase que tu no mequieres me jorman dame al in fierno para que tu tequedes li bres llosoi mal criada. 

Sabía que no tenía margen para el error. Y acaso resultó ser excesivo castigo la indiferencia.
Escrito por Gustavo Lino

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