Gozar la vida

Me acerqué a la playa, sentí el olor marino y, sin darle más vueltas, me lancé. Me fundí con las olas dando gracias a Dios por semejante regalo.

La mente viajó por parajes insólitos y una euforia incontenible se apoderó de mí. ¡Qué sensación! Qué alegría supone gozar la vida.
Escrito por Inmaculada Nogueras Montiel

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