El cenicero
Por fin podré ser esa chica que nunca me dejaste ser. Conseguiré recuperar la sonrisa y desconectar el GPS que me colocaste al conocernos. ¡Ah!, y escucha: volveré a fumar. Y empezaré con diez cartones de un tirón, para ir sacudiendo los cigarrillos en la urna que guarda tus cenizas.
Una liberación en toda regla. Como siempre, excelente, Luis.
ResponderEliminarNos seguiremos leyendo, artista.
Pablo
Sorprendente final que nos habla de la triste realidad en la que, aún, viven muchas mujeres en este comienzo de siglo.
ResponderEliminarMe gusta esa imagen de echar la ceniza de los cigarros sobre la del difunto.Triste venganza la suya, matándose con lo que le prohibía en vida su pareja.
¡Ojalá aprendieran a liberarse simplemente apartándo
se, en cuanto apreciasen las primeras señales, de esas personas dominantes, anuladoras de voluntades y maltratadoras!
Muchas gracias por tantos relatos.
Tu protagonista emerge, por fin, de sus cenizas, como el Ave Fénix. Ojalá fuese una ficción alejada de la realidad, pero no es así, lo que lo convierte en un relato necesario.
ResponderEliminarNo hace falta que te diga que te seguiré leyendo, porque ya lo sabes.
Un abrazo grande, Luis
Permíteme Luis que yo me fume un puro mientras recuesto el respaldo de un orejero con la urna sobre mi estómago, para ir yo también echando la ceniza en ella mientras disfruto con tu último relato aquí.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta luego.
Vaya liberación. Debió ser de armas tomar el difunto convertido en cenicero. A vivir a su aire tras tanto control y opresión. Lo celebro con ella compartiendo un pitillo al aire libre, tan frío, de febrero. Y que le vayan quitando lo "bailao".
ResponderEliminarHa sido un placer leer tus micros y una suerte conocerte en persona. Hasta pronto, Luis. Un fuerte abrazo.
No quiero ni pensar en cuánto habrá sufrido la protagonista de tu micro para mostrar esa contundencia al liberarse de su opresor. Una imagen muy potente la urna con cenizas que seguirá aumentando su contenido sirviendo de cenicero. Bueno, Luis, yo no soy de comentar apenas, pero espero que continuemos leyéndonos por otros sitios. Un abrazo.
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