La escena

Fantaseaba con aquella diosa desde hacía años. Sin creérselo todavía, contempló ensimismado cómo dejaba caer su vestido para luego acercarse despacio, gateando sonriente por la cama hasta acercarse a su torso perlado. Contempló sus formidables pechos y se entregaron a un beso apasionado, insuperable, que quedaría grabado para siempre.

—¡Corten!
Escrito por Álex Garaizar

Separación

Se habían separado: pleitos, demandas, amenazas de no volverse a ver. Habían emprendido una nueva vida, cada quien sus gustos, diferentes actividades y entretenimientos. Un día él le escribió a ella y le preguntó:

 —¿Qué estás haciendo?

Ella le contestó:

—Estoy jugando a que ya te olvidé... y voy perdiendo.
Escrito por Gabriel Ramos

María Superstar

Para fidelizar y conseguir nuevos devotos, la Virgen María inició una gira mundial de apariciones, que en un primer momento la encumbraron por su poder de oratoria, su puesta en escena y el carácter extraordinario de las mismas; hasta que empezaron a solicitarle milagros y se vio obligada a improvisar.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web

Intrusos

La reina gris observó incrédula, desde su atalaya de madera listada, a la enorme marisma verde.

—Periquitos, periquitos —oyó decir al anciano que junto a ella les daba de comer.

La paloma decidió alzar el vuelo hacia otros parques. El anciano sintió el líquido misil blanco chorreando sobre su boina.
Escrito por Shantala

Olvido

Ella tenía un nombre, pero se le perdió al doblar la esquina. Una senil cortina velaba sus recuerdos. Dio vueltas y vueltas sin poder recuperarlo. Finalmente lo pilló en el autobús que la traía a casa, aunque en el portal volvió a escabullirse. Tanteó desesperada en los buzones. Allí estaba.
Escrito por Sara Lew - Web

Estrellas de esperanza

Dos almas que coinciden en el mismo tren. Dos almas, cada una perdida en su mundo de rutinas, problemas, alguna risa...

Dos almas grises, desilusionadas, que cruzan sus miradas en el mismo vagón. Dos sonrisas las llenan de pequeñas estrellas de esperanza.

¿Tal vez sea ella?

¿Tal vez sea él?
Escrito por Maest

Pasa la vida

La oscuridad me envolvió. Supe que había llegado el momento. Mi vida entera pasó por delante de mis ojos. Desde mi nacimiento, hasta el de mi último bisnieto. Sentí una emoción infinita. Las luces volvieron al acabar el vídeo. Mi familia entera corrió a abrazarme. Ochenta años llenos de vida.
Escrito por Stbn

El espectáculo de la compra

De repente aquellas patas de jamón comenzaron a taconear en el pasillo de los embutidos. Parecía que sólo yo observaba aquel espectáculo folclórico mientras el resto de personas, cual sonámbulas, empujaban sus carritos arrastrando sus vidas. Fueron cinco minutos en los que pasé del asombro al miedo y terminé aplaudiendo.
Escrito por Cuarta Lobo - Web

Veracidad inconveniente

Comienza a escribir. Las letras se le amontonan como insectos a lámpara encendida. La verdad que pretende dar a conocer quema sus entrañas. Bebe, sin control, para extinguir el fuego. Su corazón estalla. "Los bichos deben morir", se oyó murmurar a una lívida dama. No se halló rastro del veneno.
Escrito por Loretta Maio - Facebook

Esquizofrenia

De nuevo esa imagen, esa conversación. La misma escena repitiéndose en su cabeza. Aun así, hizo lo de siempre; se aproximó a ella y la besó. La emoción de su alma fue la misma, pero el tacto de su piel le alertó. Fue un beso distinto; cálido, suave, húmedo... Real.
Escrito por Joaquín Grau

El viaje

Avión, tren, autobús. Los colores y aromas del valle liberaron acallados recuerdos: juegos, amigos, siestas, naranjas, estrellas, despedida.

Lo encontró inmóvil en su cama, se acercó y cogió sus manos rendidas. Mirando por la ventana se dio cuenta, él tenía razón, en ningún otro lugar encontraría comparables puestas de sol.
Escrito por Jose Bravo - Twitter

Corazonada

Puse fin a la despedida ante el féretro abierto. Alguien pensó que tenía prisa por acabar para conocer el testamento de tío Eladio. No; la verdad es que no soportaba seguir viendo su rictus sonriente y el antebrazo derecho en ángulo, con el puño cerrado y el dedo corazón estirado.
Escrito por Rafa Olivares - Web

Cercanía literaria

Estaban allí, como quedamos. Los pude reconocer enseguida porque tenían esa mirada de tensa curiosidad, escudriñando a todo el que subía por la escalera de acceso al salón. Ellos también me reconocieron. Íbamos a compartir una experiencia vital interesante que tal vez diera para un relato. ¿Qué título vendría bien?
Escrito por Rafael Domingo Sánchez

Cuando la fuerza se impone al amor

Oyó de nuevo la voz furiosa y colérica del vecino de arriba seguida de la caída de objetos y la frase sorda de mujer: "Luís, no".

Otros vecinos no lo dudaron y llamaron a la Policía, que acudió rápido. Al día siguiente el maltratador ya estaba libre, con su víctima.
Escrito por Gloria Arcos Lado

La verdadera historia de María y el viento

—Sargento, ¿qué ha sucedido?
—Una ráfaga se llevó a María, señor. –dijo entre sollozos.
—Su hija María, ¿salió del refugio porque ella quiso?
—Sí, señor.
—¿Con ese huracán?
—Sí, señor.
—¿Por qué?
—Se estaba... cagando, señor.

El coronel le puso las manos sobre los hombros.

—Lamento su pérdida, señor Sarmiento.
Escrito por Ocuséyul

Cuando tarde no es mejor que nunca

Lentamente fue subiendo las escaleras. Una vez en la azotea, sudoroso y sin apenas aliento, se regaló unos minutos de descanso. Con la luna como única compañía, brindó por su quincuagésimo cumpleaños. Por fin le sonó el móvil. Demasiado tarde: botella, copa y él ya se habían lanzado al vacío.
Escrito por FNR

Consejo de amiga

Mi amiga me decía que debía rectificar mi actitud ante los hombres. Que el ideal del amor romántico me anestesiaba y que, por eso, acababan aprovechándose de mí. Y tenía razón. Desde que soy yo la que les anestesia y les encierra en el sótano, vivo en el séptimo cielo.
Escrito por Patricia Richmond - Web
Elegido mejor relato de febrero de 2015

Dulces palabras

Él elaboraba deliciosos dulces y su ridícula mujer competía con almibarados poemillas que publicaba en la revista local.

La rivalidad fue degenerando en envidia solidaria. Un 14 de febrero se intercambiaron regalos. Él le obsequió una tarta contaminada de un amargo rencor. Ella le dedicó sus peores deseos empalagosamente versificados.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez

El paraíso

En el Cabo Tres Puntas desemboca en el lago de la Tierra de Gracia uno de los cuatro ríos precursores del hombre. Allí escribe una postal: "He llegado al paraíso terrenal". Cristóbal oye voces del cielo pero desconoce el lugar donde se encuentra. Sus dioses ignoraban la existencia de América.
Escrito por Pedro Elías Martínez - Web

Reencarnación

—Observa esa mariposa, hijo. Está haciendo su último vuelo antes de morir. Cuando amanezca mañana puede que sea un olivo o quizás una gardenia, no sé. En sus vidas anteriores fue cangrejo, gato, pantera, un hermoso caballo blanco y un hombre, su primera encarnación.

—¿Te das cuenta? Siempre vamos mejorando.
Escrito por Crispín

La última noche en Berlín

Sentado frente a la puerta, cuento con que todos lo imaginen (trago), cuando todo sale mal pocos se acuerdan de ti (trago largo). Es tan fácil criticar...

El teléfono encendido sin sonidos, me quito la chaqueta, apuro el vodka. Comienza a nevar y hace frío.

Pronto llegará el sueño liberador.
Escrito por Ricardo García - Web

Imposible esconder

Y en ese momento en el que debí empezar a ser yo misma, escogí todo lo contrario. Decidí ser una persona tímida, introvertida, aburrida, triste. Sin embargo, tras las gafas era imposible esconder una mirada en busca de aventuras. Estoy segura de que eso fue lo que atrajo a Alex.
Escrito por Beckett

En el camino

El hombre franquea desilusionado una Gran Puerta, custodiada por el Ángel Guardián de la Entrada, cuando este le explica que aún no ha llegado al Paraíso, que debe continuar avanzando. Y mientras ve alejarse al hombre cabizbajo se pregunta por qué los viajeros nunca recuerdan dónde está la verdadera felicidad.
Escrito por Cadillac Solitario

Un día (casi) como otro cualquiera

Se levantó según sonó el despertador, como hacía cada mañana: desayuno y ducha; secador y maquillaje; tacones y vestido. Al salir de casa le dio un beso a su pareja quien, en un susurro, le deseó suerte. Era el primer día en el que él salía de casa como Anna.
Escrito por Nerenka

Volátil (Serie micro-cromática: Blanco)

Al nacer, un hechizo la vinculó al Viento del Norte; y cuando éste soplaba, bailaba desnuda en la plaza mayor.

Sus vecinos siempre la trataron de loca; y, así, rehusada por todos, creció sin conocer varón.

Una mañana, una gigantesca ventisca sepultó el pueblo entero. Ese día aprendió a volar.
Escrito por Carles Quílez - Web
Serie: Rojo | Gris | Blanco | Rosa |
Negro | Naranja | Amarillo | Azul

En construcción

Ladrillo, argamasa, ladrillo...

Cada día construía la misma pared, después se marchaba y cuando volvía al día siguiente ya no estaba. Ladrillo, argamasa, ladrillo...

Aquel día regresó y la pared seguía allí. Una lágrima corrió por su mejilla, pero no tenía tiempo que perder: cogió la escuadra. Ladrillo, argamasa, ladrillo...
Escrito por José Pichel Andrés - Twitter

Memoria

Había perdido la memoria, anduvo desorientado por muchas calles. Trataba de reconocer la puerta de su casa, hasta que encontró una parecida. Dudó mucho en tocar, finalmente lo hizo. Abrió una mujer que, tras un momento de silencio y con expresión de enojo, dijo:

—¡Te dije que algún día regresarías!
Escrito por Gabriel Ramos

Buen viaje

Antes de ingresar en el hospital, se arrastró y buscó entre los setos de su jardín al único amigo que tenía, al que nunca permitió pisar su casa. "Valiente gilipollas", pensó el can. Al día siguiente nuestro protagonista emprendió viaje en la barca de Caronte; su último destino estaba cerca.
Escrito por Mª Nieves Nieto Sánchez-Pastor

Nunca lo sabré

Trabajamos veintiséis años juntos, nos jubilamos, cambiamos de localidad y continuamos llamándonos. Nuestra amistad continuó. Hablamos allá por noviembre. Hacía tiempo que no nos veíamos. Quedamos en vernos a principios de año. Quería contarme algo. Ayer me llamó su mujer... Había muerto. Nunca sabré qué quería decirme... Nunca lo sabré.
Escrito por Salvador Pérez Salas

El cirujano plástico

Le encantaba, amaba su trabajo; coser cicatrices de la talla cien, ribetear subidas de glúteos, zurcir extracciones sebosas. Llegaba a casa y se aburría. Una de esas noches, su mujer, desde la cocina, con el relleno sobre la mesa, gritó desesperada: "¿¡Pero quién le ha cosido el culo al pollo!?".
Escrito por Rosy Val - Web

Entre las flores

La niña triste juega en el cementerio. Salta sobre las tumbas esquivando flores y lee al revés las inscripciones de las lápidas. Con su rotulador rojo dibuja corazoncitos entre los nombres de las parejas o sonrisas en las fotos sepia. "A mamá —dice— le gusta así y nunca me regaña".
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro

El país de nunca podré

Retiró el paquete de la ranura del buzón; decidió finalmente ceder al miedo y no enviar el que quizá fuera su mejor relato.

Le gustaba escribir cuentos, pero no aprendió de ellos que cuando alguien deja de creer en las corazonadas muere una ilusión en el país de nunca podré.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter

Consecuencias de la prisa

Siempre iba con prisa. Un día descubrió que manteniendo el dedo pulsado en el botón del semáforo, no solo este cambiaba de rojo a verde, sino que anochecía. Seducido por el experimento lo repetía una vez tras otra. Hasta que una mañana vio a un viejecito reflejado en el espejo.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web

Nebulosas y agujeros negros

Han vuelto a cambiarle el tratamiento. Y le han recomendado mirar su realidad con distanciamiento. Él lo intenta. Ciertamente le reconforta algo pensar en la relativa insignificancia de todo. Pero pronto el terrible objeto de su dolor resurge inabarcable. Y toda su perspectiva escapa disparada por el punto de fuga.
Escrito por Enrique Mochón Romera

Empatía

Alguien salta dentro de su trinchera, el soldado con uniforme distinto le apunta, él hace lo propio. Al poco, ambos bajan los fusiles. Sonríen con todos sus dientes. Hoy no contribuirán a alimentar la locura de esa guerra. El obús que estalla en medio de ellos les une para siempre.
Escrito por Ángel Saiz Mora

¡Por Sigrid de Thule!

Mientras me llovían golpes multiplicados por mil, apenas pude reconocer a Villalba, un bellaco infame como los otros. Lo único que hice fue lanzar una patada al tuntún para darle en la espinilla. ¡Crac!

Don Lucas, el director, jamás comprendió aquel innoble gesto de tu Capitán Trueno. Tú sí, besándome.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

Vigesimotercer Aquelarre Internacional

Al Aquelarre llegaron brujas en forma de aves, gatos y bichos, otras sin piernas, algunas surgieron de la nada, montadas en nubes negras y unas cuantas en escoba. De pronto una limusina con una importante política.

Es la Reina de las Brujas, insuperable en maldad y provocar daño a terceros.
Escrito por Jean Durand - Web

Hasta que la muerte nos separe

Distraída empujaba esa silla en la que su marido dormitaba despreocupado. Treinta años de lo mismo. Sin querer pisó una piedra que el destino puso en su camino, despertando la ira del transportado.

Dos metros después de aquel precipicio, por fin el viento limaba los callos de sus desnudas manos.
Escrito por Graciela Rodiño

Corrupto, ¿se nace o se hace?

Vamos, Paco, no seas así, ¡mira que te gusta siempre confrontar con el niño! Sabes que no lo ha hecho con mala intención, es más, si no lo hubiera hecho él, lo habría hecho alguno de sus compañeros de partido.

Vamos a pagar la fianza y no se hable más.
Escrito por Malu

Malditas confianzas

Confió en su padre, pese a todas las palizas. Confió en su mujer, pese a los cuernos. Confió en sus hijos, pese al internamiento en una residencia. Confió en los Bancos y el Gobierno, pese a dejarlo sin ahorros ni pensión. Confió en Dios, pese a acabar en el infierno.
Escrito por Rafa Sastre - Web

Los últimos segundos de Norma Jean

Está tensa. Su mano izquierda tiembla. Duda. Tiene miedo. Se mira a los ojos, el espejo los refleja como un eco. El metal se levanta y secciona el tejido como mantequilla. Es breve.

Los mechones rubios impactan contra el suelo. Norma se vuelve a mirar... dando la bienvenida a Marilyn.
Escrito por Dani Keral - Web

No era alemán, sino chino

En el ocaso de su vida se sentía estafada. Exhausta y desencantada decidió tirar la toalla. Había llegado a la conclusión de que sólo podía tratarse de un plagio. Tantos años de experiencia tras esa infructuosa búsqueda la avalaban: ninguna de las 47 especies de rana se convierte en príncipe.
Escrito por FNR

El paleontólogo

Cuando me despierto, el dinosaurio sigue ahí. A cualquier hora del día o de la noche su sombra alargada se apodera del suelo y de las paredes del salón.

Cuando me casé, mi marido no me advirtió de que era uno de esos que suelen traerse el trabajo a casa.
Escrito por Elena Casero

No pediré justicia

Yo era una ama de casa de cuarenta años. Mi marido me trataba como una esclava y una mujer para parir. Como otras mujeres, fui una maltratada durante muchos años. Una tarde, con la plancha, lo maté. Ahora ante el tribunal no pediré justicia, porque conmigo nunca la ha habido.
Escrito por William Che

Fiesta de San Sebastián

Llueve, hace frío. Vengo del colegio con mi amiga Carol. Mi madre nos espera... Ha comprado filetes, chistorras y pan moreno.

¡Qué fiesta hemos organizado las tres en casa!

La lluvia no es un obstáculo para nosotras. Porque después de esperar un año entero... no nos podían aguar la fiesta.
Escrito por Manuela

La ouija

Mi editor ha puesto el grito en el cielo cuando le he dicho que no voy a poder cumplir con la próxima entrega. Hasta he cambiado el teclado por una tabla de ouija, pero sigo esperando un milagro, que algún espíritu se compadezca y empiece a señalarme las malditas letras.
Escrito por Luis San José - Web

Último suspiro

Aquel mi ángel de la muerte, exhausto de otro día laboral, se retuerce en mis brazos, el pobre inocente; otrora victimario, se ha vuelto víctima de su propia mano. Ya no quiere soportar más su eternidad.

Le acaricio el pelo, revuelto de violencia, le digo que ya está. Nunca más.
Escrito por Ángela - Web

Estómago traicionero

Estómago traicionero, me hiciste sentir mariposas y se llenó de polillas mi pobre corazón, esperando una mirada, una señal que me dijera que sentía lo mismo que yo. Pero al verlo fruncir el ceño y apretar los puños cuando la vio bailar con otro, noté que nunca la había olvidado.
Escrito por Nereka

Nunca llueve a gusto de todos

El número de accidentes de tráfico desciende un trece por ciento con respecto al año pasado según la DGT.

Ese es el titular en negrita del día y Luis lo había leído. Aquella noche volvería a derramar aceite en la autovía. Su mujer necesita un nuevo corazón sí o sí.
Escrito por Manu Ramírez - Web

Soledad aguda casi crónica

—¿Qué día es hoy?
—Once de noviembre.
—Y ¿qué tiempo hará mañana?
—Lluvias generalizadas en la costa y viento seco en la montaña.
—Pon algo de música, por favor.
—[...]
—¿Quién canta esa canción?
—Amaral. Pero no me pidas que te la cante.
—¡Qué graciosa!
—¡Ja, ja, ja!—ríe la máquina.
Escrito por María José Escudero

Historia de un amor frustrado

Caminé por los encrucijados laberintos para encontrarme con su mirada. Luché contra las bestias más salvajes para acariciar su suave piel. Atravesé los fuertes ciclones para sentir su susurro sobre mí. Escalé las afiladas altas montañas que alcanzan el cielo, y sin aliento, un beso suyo fue lo que perdí.
Escrito por Sergio Vílchez - Twitter

Serespositivos

La carta resbaló de entre sus dedos. Miró a su mujer. La abrazó y balbuceó: 

—¿Por qué te cambié el turno en el hospital? Me hubiera tenido que pinchar yo con aquella maldita jeringuilla.

Ella le tranquilizó.

—La ciencia avanza cada día más, mi amor. Ahora hay que ser positivos.
Escrito por Stbn

Una mariposa negra

Una chica quería dormir pero una mariposa negra lo impedía con su sonido irritante. La chica la mató con rabia.

Cuando se lo contó a su madre, juntas trataron de matar todas las mariposas. Ellas luchaban por su vida escondiéndose en sus camisetas, pero perdieron. La chica estaba muy feliz.
Escrito por Suzana - Twitter

Vampiro vegano

Él había decidido hacer huelga de sangre. Pensó que una vez convertidos todos en vampiros, ya no tendrían cómo alimentarse.

Probó el jugo de tomate, luego, la savia vegetal, y le pareció bien hacer ese sacrificio por una causa noble. Entonces, tomó coraje y atravesó su corazón con una estaca.
Escrito por Sandra Rebrij - Web

Parecía

Parecía que iba a ser un día más. Se levantó sin ganas y se dirigió a la ducha. Abrió el grifo y sonó el teléfono. Un whatsapp de él.

—¡Hola! ¿Quieres que hablemos? Yo sí.

Dudó unos segundos:

—Yo, no. Se metió en la ducha. Definitivamente sería un día especial.
Escrito por Carmen Bielsa

El pequeño Álex

Estaba perdido. Se elevó en el globo que él mismo construyó. Siempre quiso ser un gran explorador. Llegó a las nubes, y siguió subiendo. Llegó a la luna, y quiso ir más allá. Voló hacia las estrellas, y no se detuvo. Y al final, más allá de todo, se encontró.
Escrito por Faroni

Tendrás toda mi locura, amor mío

Ambos salieron de casa. Él, esposado, cubierta ella con una sábana y piel entre sus uñas; rotas de haber intentado zafarse de quien la quería, con locura.

En las conciencias nocturnas de aquel patio vecinal aún parece oírse el forcejeo de la soledad, abatida con una testosterona de treinta centímetros.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter

Vida de fábula

Érase una vez una frase con la que comenzar cuentos. Al principio le gustaba aquello de sentirse especial y protagonista pero, apenas pasaron unos siglos, comenzó a sentir la monotonía. Le pesaba su vida gris junto a Colorín Colorado, y nunca se perdonó haber dejado escapar a un Final Inesperado.
Escrito por Miguel Ángel Page - Web

El hueco

Bajo el nórdico recordó cuando el calor se lo daba el cuerpo de al lado porque hasta las sábanas dormían en el suelo. Pero los años habían impuesto tal orden que tampoco en el techo quedaba rastro del futuro que pintaron.

Se levantó y solo su hueco dejó como despedida.
Escrito por Ana Martínez Marco - Twitter

El paso del silencio

El silencio visitó la noche por sorpresa. Todos los ruidos se habían ausentado de la ciudad. La gente se asomó extrañada a la ventana y lo vio pasar. Nadie lo reconoció... Hacía tanto que no lo oían que no sabían su nombre. Cuando se lo preguntaron, por supuesto, no contestó.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter

Trastorno obsesivo-compulsivo

Ella me mira y me paralizo, luego pestañeo rápido, me pongo rojo hasta las orejas y le digo "guapa", hasta quince veces.

—Pasa, siéntate.

Vuelve el pestañeo y aturrullado repito otros dieciséis "¡guapa!".

Ella es mi psicóloga y dice que tengo un TOC.

(No es cierto, me gusta de verdad).
Escrito por Malu

Filosofía matemática

La primera vez que la vi, creí en la Química. Parecía un Dibujo hecho a mano, de esos que con la Historia se convierten en Arte. Caminábamos por Geografías distintas; sin embargo, pronto encontramos una Lengua común para nuestras proposiciones. Y entonces supimos a Ciencia cierta que siempre estudiaríamos juntos.
Escrito por Margarita del Brezo

La cita doble de las gemelas

En el peor día de su vida una de las hermanas rechazó al mejor hombre que conoció mientras que, unas cuantas mesas más allá, la gemela en el mejor día de su vida aceptó al peor hombre del pueblo.

Dependemos no de las circunstancias externas, sino de nuestro estado interior.
Escrito por Jean Durand - Web

Resistiendo

Mientras se arropaba junto a sus compañeros en la tienda de campaña, consideraba los riesgos que corrían sus vidas y la grandeza del objetivo que iban a lograr.

En ese momento, el estruendo de los megáfonos lo devolvió a la realidad... ¡Ya llegaban los antidisturbios a la Puerta del Sol!
Escrito por Dani

Corazón de ceniza (Serie micro-cromática: Gris)

Había llegado el momento de partir, pero no lloró, pues en su ajado corazón ya no quedaban más lágrimas. Sólo ceniza y aquella niebla fría que lo envolvía todo.

Cerró la maleta, demasiado cargada de sus propias ruinas y, entre suspiros, se dirigió hacia la puerta. Nadie salió a despedirle.
Escrito por Carles Quílez - Web
Serie: Rojo | Gris | Blanco
Rosa | Negro | Naranja | Amarillo | Azul

Noticias calientes

Como cada mañana, junto a su café, ojeó la portada del diario. Ninguna noticia llamó su atención. Fue pasando página tras página cada vez con mayor desinterés y velocidad.

Por primera vez, cerró la contraportada con el café aún caliente. Relajado, se reclinó en la silla.

—Por fin, buenas noticias.
Escrito por Joaquín Grau

La escalera

Entró y la vio subida a la escalera, limpiando libros. Ella se agachó y entonces pudo ver su ropa interior. Se le cayó el pan al suelo.

—Anda, baja —le dijo.
—¿Y los nietos? —protestó ella tímidamente.
—Me importan un pito —contestó él, muy serio.

Y ella bajó despacito, sonriendo.
Escrito por Ricardo García - Web

El cuadro

Mi hogar estaba envuelto en llamas. Era el esperado día del año en que mi cuadro se transformaba.

Al girarme lo vi. Donde antes estaba mi casa, ahora la pintura mostraba unas ruinosas cenizas y un esqueleto.

El cuadro quería salvarme, mas mi mente descifró su macabro mensaje demasiado tarde.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter

A la espera

Ramón llega como siempre: borracho y drogado. Al menos esta vez se va derecho a dormir y no me pega. Mientras se descalza, balbucea te quieros y algo de una pelea en un bar. Noto que su costado sangra considerablemente, pero yo no digo nada y, esperanzada, aguardo el amanecer.
Escrito por Héctor Hernández

La voluminosa rubia del bus

Hoy me he puesto más espuma debajo de la camiseta. Vaya pedazo de... Ahora sí que parece real, sobre todo de perfil.

No quiero levantar sospechas. Hace demasiados años que estoy de 20 semanas y si me descubren se ha terminado el chollo de sentarse cada mañana en el bus.
Escrito por Maria Las Vegas

Gotas de humanos

Las heladas sombras tocaron el barro y el abismo se llenó de gélida escarcha. El aliento del sol lo derritió goteando, el calor se envidiaba y se convirtió en hombre. Los dioses apagaron su sed con sudor y lágrimas humanas, de huesos hicieron las montañas y de sangre los océanos.
Escrito por Vianey Toledo Cerrato - Twitter

Revancha

Ya no sabía nada, le repetían una y otra vez sus hijos, quienes no se olvidaban de recordarle que se había quedado anquilosado en el pasado.

Posiblemente fuera así. Él, por su parte, les reiteraba que gracias a la escasa pensión de este pobre y viejo analfabeto comían cada día.
Escrito por Gloria Arcos Lado

La secta de los robots autocomplacientes

Los miembros de la secta de Los robots autocomplacientes fueron programados para rendirse ante Freyja y morir en Ragnarök, el planeta olvidado en que el amor es una maquinaria que ha dejado de funcionar por falta de lubricantes. Todas las noches los robots miran con deseo contenido a la walkiria.
Escrito por Andrés Galindo - Web

Atrax

Entre cartones de vino peleón, colillas cenicientas y notas arrugadas, un pesado fardo de cuerdas y hebras de araña. Dos lunares rojo sangre, en el corazón de los harapos, llaman la atención a las matutinas escobas de la ciudad.

Ya nunca más se volverán a escuchar los gemidos del violinista.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

Impotencia

Era una teta turgente, que se mecía y ondulaba como un flan. El niño mamaba indiferente. Cualquier teta con leche le hubiese dado igual. A mí no. Traté de que el respeto me desviase la mirada, pero no pude. Y la disfruté hasta que se la guardó bajo la blusa.
Escrito por Marciano

Un presente inesperado

Hacía años que no esperaba ningún regalo. Se conformaba con estar ahí, observando la alegría inocente infantil, desbordando los límites acústicos soportables en las casi siempre frías mañanas de la Epifanía hogareña. Por eso, al escuchar "¡éste es para ti!", se sobresaltó. El contenido del paquete no le importó nada.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez

Traspasar el umbral

Cada día, puntual como los anteriores, la encuentro camino del trabajo y de vuelta a casa. Inmóvil y silenciosa, extendida su mano derecha. No pide, regala una sonrisa especial hasta que te pierdes al doblar la esquina.

Su porte, su elegancia te invita a cruzar el umbral de su escaparate.
Escrito por Isan

Recuerdos confirmados

Ella y él no se conocían. En un día cualquiera, hace ya mucho tiempo, por circunstancias de la vida disfrutaron de un idilio apurado.

No han vuelto a verse.

Hoy, sin ni uno ni otro saberlo, en el mismo instante lo recordaron; y regresando al lugar de encuentro, lo confirmaron.
Escrito por Patafresca - Twitter

Cuestión de prioridades

Desde su despacho, arrepentido, entre papeles y responsabilidades, observó cómo se marchaba a su cuarto, llorando su decepción.

Se levantó; ¡él no sería como su padre!

Ese urgente informe tendría que esperar. Le aguardaba algo más importante; una cruenta batalla, de piratas, al borde de la cama de su hijo.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter

La pensionista

El frenazo del vehículo nos sobresaltó. Y todos pudimos ver el cuerpo de la anciana tirado sobre el asfalto, en aquella postura rota de marioneta sin hilos, y ya también sin alma. Las sirenas no tardaron en dejarse oír. Entre la muchedumbre, alguien murmuró:

—¡Mala suerte, vieja! ¡Una pensión menos!
Escrito por Javier Ceballos

Un día cualquiera

Una mañana madre me contó de dónde venían los niños. Una tarde don Pedro, el párroco del pueblo, dijo a mis padres estar muy orgulloso de mí. Una noche, antes de morir, padre me contó que fue don Pedro quien ayudó a madre a escribir la carta a la cigüeña.
Escrito por Dídac Marín Hernández - Web