Empatía

Alguien salta dentro de su trinchera, el soldado con uniforme distinto le apunta, él hace lo propio. Al poco, ambos bajan los fusiles. Sonríen con todos sus dientes. Hoy no contribuirán a alimentar la locura de esa guerra. El obús que estalla en medio de ellos les une para siempre.
Escrito por Ángel Saiz Mora

49 comentarios :

  1. Vaya, has preferido terminar con ellos.
    Hay veces en que uno no sabe por qué mata pero sí por qué muere...
    Me ha gustado, mucho

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    1. Comprendo que el final es drástico, pero hay contextos en los que es improbable que los desenlaces no puedan terminar bien. En el mejor de los casos, uno de ellos hubiera resultado prisionero o algo peor. Al menos, supieron superar las circunstancias impuestas e imponer su humanidad.
      Muchas gracias Rosy. Un abrazo

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  2. Maldito obús.
    Los dejó unidos para siempre como solados de plomo quemados en una hoguera.
    Gran micro como siempre, Ángel.
    Muy bien explicado el sinsentido de las guerras que inventan los poderosos, para que mueran inocentes hombres anónimos.
    Un saludo.
    Pablo

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    1. Jugar con los hombres como si se tratasen de piezas en un tablero de ajedrez transformar a buenos muchachos en máquinas de matar, sembrar odio y dolor durante generaciones. La pregunta es ¿hasta cuándo?
      Un saludo, Pablo

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  3. Aún quedan (espero que cada vez menos) reputados intelectuales que encuentran positivas las guerras, incluido algún insigne escritor anteriormente reportero de ellas. Tu precioso relato me parece, aun siendo tan breve, infinitamente más persuasivo que todos sus manidos argumentos.
    Por lo demás, tiene la conmovedora narrativa y la perfecta factura marca de la casa.
    Enhorabuena, Ángel, y un abrazo.

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    1. Proclamamos la paz sin dejar de armarnos hasta los dientes, por si acaso. Nos dirán que se trata de un equilibrio estratégico, que hay casos en los que la guerra es necesaria. Por desgracia, parece que todo puede justificarse cuando interesa, hasta intelectualmente, poco cuentan en la balanza unos cuantos miles o millones de inocentes.
      Muy agradecido por tu amable comentario, Enrique.
      Un abrazo

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  4. No siempre llevamos el uniforme puesto ni un fusil en las manos cuando "damos guerra sin cuartel". Y dibujamos líneas enemigas con demasiada inconsciencia. Pero eso es otro cuento y ahora estamos con el tuyo.
    Precioso, como casi todo lo que escribes, Ángel.
    Un saludo.

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    1. Cierto, Margarita. Hay muchos frentes y no necesariamente han de ser escenarios bélicos. En el día a día y, como bien dices, a menudo de forma inconsciente, participamos en alianzas estratégicas, efectuamos ofensivas y recibimos explosiones. Nuestra naturaleza es complicada y belicosa.
      Gracias y un saludo

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  5. A pesar de vestir diferentes uniformes logran en el momento de "bajar el fusil", reconciliarse, compartir el "basta ya de esta locura". Lástima que el obús haga estallar sus buenas intenciones. Muy emotivo, Ángel. Ojalá se dieran muchos casos así y prosperaran de alguna manera. Saludos.

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    1. Ya sabemos que es una utopía, no nos vamos a engañar, pero ojalá todos los soldados del mundo pudieran aliarse contra la sinrazón, mirarse a los ojos y darse cuenta de que no son distintos. Las atrocidades nunca pueden justificarse y siempre hay medios para evitarlas.
      Gracias, Juana. Saludos

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  6. Buen micro Ángel que además nos invita a la reflexión. Me gustó!
    Saludos!
    Sandra Sánchez.

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    1. Por lo que conozco de tus buenas letras y un poco de tus lecturas, sólo puedo decir que me alegro mucho de que te haya gustado esta combinación de palabras y, si de paso hace pensar un poquito, mejor todavía.
      Saludos, Sandra

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  7. La envidiosa mezquindad mató a la esperanza que acababa de nacer.
    Muy triste, pero real.
    Un abrazo, ingeniero.

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    1. Quién sabe si la no beligerancia entre dos soldados, un par de granos en una enorme playa, no hubiera podido propagarse y ser el inicio de un tiempo nuevo, pero las bombas no saben de sutilezas.
      Un abrazo, arquitecta de las palabras

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  8. Me has recordado a la peli 'Feliz Navidad', basada en una historia que sucedió de verdad durante la Navidad de 1914: los soldados de uno y otro bando jugaron un partido de fútbol y por un momento se olvidaron del horror, ante el asombro de los mandos.

    Luego volvió la cruda realidad de las trincheras. En forma de obús, como en tu relato. o cosas peores.

    Impresiona imaginar tu escena.
    Suerte.

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    1. No he visto esa película, pero sí que he contemplado algún documental sobre ese hecho espontáneo, cierto y documentado. Les faltó tiempo a los mandos para considerar alta traición esos encuentros, que de inmediato prohibieron. Hay realidades muy tozudas y excluyentes, que no permiten la más mínima desviación.
      Gracias, Maest.
      Un saludo

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  9. Un relato bien contado, Ángel. Enhorabuena.
    ¿Morir sonriendo? Me gusta la idea. Pero preferiría sonreir para contarlo.
    Ójala cada soldado raso muerto supusiera sendos ataques al corazón de los generales.

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    1. Para ellos sólo son números que admiten recambio. Por suerte, los supervivientes de los conflictos, pasado el tiempo, pueden dar fe de las atrocidades a las que pueden llegar los hombres, son el testigo vivo de que algo así no debe volver a repetirse.
      Un abrazo, Antonio

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  10. La grandeza de tu relato, Ángel, es la metáfora que encierra: la sinrazón de la guerra no sólo siega vidas, también destruye los puentes de entendimiento entre los hombres.

    Felicidades y un abrazo.

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    1. Cuando los hombres se distancian, cuando establecen diferencias que en realidad no existen y éstas se enquistan, pueden germinar todos los males. "Puentes de entendimiento" hubiera sido un buen título.
      Un abrazo

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  11. ¡No es justo, Ángel! Tan ufano que estaba yo con mi Capitán Trueno y su Sigrid de Thule y va Álex Garaizar y coloca el mismo día, unas pocas horas después que el mío, este espléndido relato tuyo sobre el sin sentido de la guerra que termina, precisamente, con el sin sentido de la muerte, cuando esos dos soldados 'enAmigos' sufren en sus carnes el horror que habían decidido dejar atrás.
    ¡Magnífico como ya es habitual! Y como también es habitual en mí, va mi 'Me gusta' y mis saludos más efusivos.
    Un abrazo, amigo.

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    1. Antes de responder a tu amable comentario ya me había deleitado con tu Capitán y su chica. Como te he dejado escrito, me has hecho rememorar y disfrutar, que no es poco. Voy a aprovechar para agradecerte dos cosas, sin saber decir cuál de ellas valoro más: tu generosidad y tus buenas letras.
      Un abrazo, José Antonio

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  12. La confraternización en el campo de batalla, algo paradójico, pero que ya alguna vez ha sucedido, más allá de los buenos deseos y de la ficción. En este caso con un desenlace trágico y conmovedor.
    Enhorabuena, Ángel, siempre nos tocas. Un saludo.

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    1. Aparte de aquella Navidad en la Primera Guerra Mundial que tan bien ha planteado Maest, ha habido muchos otros casos, sin ir más lejos, en la Guerra Civil española, donde eran frecuentes los intercambios amigables de tabaco y otras mercancías en el mismo frente, entre enemigos teóricos y en la práctica. En el fondo, la mayoría de la gente es buena, otra cosa es no poder evitar la vorágine de los tiempos cuando vienen torcidos.
      Gracias, María Jesús. Un saludo

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    2. Es más, en nuestra Guerra Civil, incluso ha habido casos patéticos de hermanos de sangre enfrentados, por esos caprichos del destino, en el mismo campo de batalla. ¡Terrible la barbarie de la guerra!

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  13. Magnífico relato. Siempre he tenido la curiosidad de conocer el "tercer sentimiento" o sea ese que no es ni de un bando ni del otro, sino del común de ambos bandos cuando estén face to face.
    Un abrazo, amigo.

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    1. Ya sabes, Isidro, que con frecuencia pertenecer a uno u otro bando viene dado por una simple circunstancia del azar. A nada que se ahonda un poco puede verse con claridad que siempre es mucho más lo que nos une que lo que trata de separarnos.
      Gracias y otro abrazo para ti

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  14. Aunque de bandos contrarios, los dos han caído bajo fuego enemigo y es que siempre pierden las dos partes.
    Gran relato Ángel.
    Saludos

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    1. No hay término más absurdo que el llamado "fuego amigo", como sabes, las bajas producidas por error de cálculo o accidente entre tus propias filas. Parece que hay quien aprovecha y hace su agosto, pero nadie, nadie gana en una guerra.
      Muchas gracias José. Saludos

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  15. Para una vez que la cordura aparece en el campo de batalla, la locura lo fulmina.
    Buen relato Ángel.
    Besotes.

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    1. Al final la locura arrasa cuanto encuentra, como un tsunami imparable, poco pueden ante ella las buenas intenciones individuales, pero aunque todo esté perdido de antemano, la dignidad debe salir por algún sitio.
      Muchos gracias por comentar.
      Abrazos

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  16. Fina Nieto Ramón17/2/15, 8:10

    Me has hecho recordar las vivencias que me contaba mi padre (qepd) cuando le pedía que me hablara de la Guerra Civil Española. Desgarrador micro por toda esa realidad que encierra. Enhorabuena, Ángel.
    Saludos

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    1. Hace años que tenemos la suerte de disfrutar de un prolongado periodo de paz, y que no pare nunca, pero fue hace muy poco cuando en esta tierra que pisamos se enfrentaron hermano contra hermano, vecino contra vecino, con una saña de la que hoy nos asustamos, pero que seguimos llevando dentro. Que no se nos olviden nunca esas experiencias de primera mano, no tanto los grandes datos históricos, que personas como tu padre (qepd), no tuvieron más remedio que vivir, para que no vuelvan a repetirse.
      Gracias y un saludo

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  17. Querido Ángel, siempre nos tocas la fibra. Tantísimas cosas que decir de la guerra ... un sinsentido, una barbarie, una aberración ... Bonito gesto el de tus protagonistas y triste final que es el denominador común de las guerras.
    Contesto aquí a Isidro Moreno, sobre personas con "el tercer sentimiento", conocí a una gran persona con ese sentimiento y créeme que es muy doloroso.
    Besos.
    Malu.

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    1. Cuando se dice que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor, está claro en cual de esos extremos de la balanza se coloca la guerra, de la que sólo puede salir dolor. Ojalá con nuestras humildes palabras y buenos deseos pudiéramos acallar esas armas que no dejan de bramar en tantos sitios.
      Gracias, Malu. Besos también para ti.

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  18. Absolutamente todas las personas, independientemente de nuestro sexo, raza, cultura, religión (e incluso afinidad politica o por un equipo de futbol..)tenemos muchisimas más cosas en común y que nos unen que diferencias que nos separen. Lástima que en ocasiones focalicemos exclusivamente en estas últimas. Pero por otro lado, personalmente tomo tu fantastico relato como un homenaje a las innumerables personas ánonimas o no, que ante las condiciones más críticas hicieron lo que realmente debian hacer para que nuestra especie pueda seguir llamandose "humana".
    Felicidades, Angel.
    Joaquín Grau.

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    1. Has hecho una aportación muy interesante y que te agradezco, Joaquín. En situaciones tan radicales muchos hombres pierden por completo su cualidad humana propiamente dicha, su esencia, para convertirse en algo mucho peor e infinitamente menos noble que el animal más salvaje que podamos imaginar. Es fácil decirlo en frío y desde lejos, pero no parece que pueda haber otro camino que hacer lo correcto en todo momento y circunstancia.
      Gracias otra vez y un abrazo

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  19. Creo que no se puede reflejar mejor el sinsentido y la barbarie de la guerra.
    Enhorabuena Ángel.

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    1. "Sinsentido" y "barbarie", dos palabras que, combinadas, definen a la perfección el máximo grado de locura al que es capaz de llegar el ser humano.
      Seguro que vas a decir que no lo eres, pero el agradecimiento por tu amable y atinado comentario lo voy a acompañar con el apelativo de "maestro".
      Un abrazo, Rafa

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  20. Es una pena lo del obus, pero no podia acabar de otra manera. Sino estallaria la paz. !Que buen relato! como todos los tuyos. Enhorabuena tambien por el 14

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    1. Gracias a ti, José María, por tu amabilidad, tus palabras y tus letras.
      Un abrazo

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  21. De acuerdo con este final, es el realismo de la guerra que desde que se desencadena, siempre acaba mal. Un abrazo y enhorabuena.

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    1. Cuántas posibilidades hay de morir en una guerra, incluso después de ella, y no sólo para los soldados. Algunos tienen suerte, sobreviven y lo cuentan, pero nunca contarán que quizá sobrevivieron a costa de otros.
      Gracias, Anna.

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  22. Otro alegato más de lo absurdo de la guerra. Que tengas suerte.

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    1. Mira que hay cosas absurdas, pero no se me ocurre que algo pueda superar a una guerra.
      Gracias, Lorenzo. Un abrazo

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  23. Tremendo Ángel! Me ha encantado tu relato. Con toda la crudeza y la ternura. Enhorabuena!

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    1. Has dado en la diana al apuntar los dos pilares en los que se sustentan estas líneas: crudeza y ternura. Lástima que, dado el contexto, sea la primera la que se haya impuesto.
      Me alegro de que te guste, Jero. Gracias y un abrazo

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  24. Aunque se piense lo contrario, en las guerras no hay final feliz. Tu relato demuestra la insensatez de las mismas. Muy bueno Ángel, como siempre.
    Saludos.

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    1. Nadie gana en una guerra, nadie, aunque haya quien trate de enriquecerse sin ningún escrúpulo.
      Muchas gracias, Beto.
      Saludos

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