El aniversario
Mientras la besaba apasionado frente al Tíber, todo un año de relación pasó rebobinado en un segundo: el viaje, el concierto de los Rolling, Formentera, el Camino de Santiago, el tenis, el chat, su perfil, los filtros de búsqueda y aquel amigo borracho animándole a cazar alguna desesperada en Meetic.
Escrito por Álex Garaizar
Mi compañera de piso
—¿Loca? Yo no estoy loca.
—Ella sí está loca.
—¡Pues claro que sí!
—¿Y has visto cómo te mira? Te odia.
—Sí, me odia.
—Deberías matarla ahora que aún estás a tiempo...
"Toc Toc", sonó al otro lado de la puerta.
—¿María, estás hablando sola? —dijo mi compañera de piso.
—Ella sí está loca.
—¡Pues claro que sí!
—¿Y has visto cómo te mira? Te odia.
—Sí, me odia.
—Deberías matarla ahora que aún estás a tiempo...
"Toc Toc", sonó al otro lado de la puerta.
—¿María, estás hablando sola? —dijo mi compañera de piso.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros
ABCD...
Adiós bella, calmadamente danza entre frondosos ginkos inmensos. Juega libre, mañana nadie osará pedirte que repitas saltos tortuosos. Ufana vuela. Y, zalamera, acércate, bebiendo coñac dulce.
Extiende, femenina, generosa, hábilmente, tu intelecto. Juzga, leyendo mentirijillas noveleras. Ñoñas ofertas pasarán, que rechazarás. Siéntete ubicada. Vive yámbica, zumbando.
Alegre, bondadosa, consuélame declamando.
Extiende, femenina, generosa, hábilmente, tu intelecto. Juzga, leyendo mentirijillas noveleras. Ñoñas ofertas pasarán, que rechazarás. Siéntete ubicada. Vive yámbica, zumbando.
Alegre, bondadosa, consuélame declamando.
Escrito por Maest
La reina del baile
"Tú serás la reina del baile", le dijo su madre. Y acertó. En el centro de la pista, era objeto de todas las miradas. Sus gráciles contoneos provocaban admiración. Ejecutaba los pasos con maestría. Sus compañeras la envidiaban. "¡Guapa!", le gritaban, mientras introducían billetes de diez dólares en su tanga.
Escrito por Lorena Jiménez Justicia
Partida
Sentado en medio de una casa tan llena de muebles que se siente completamente vacía, sin nada que refleje tu presencia, solo me queda la imagen de tu espalda y el eco de unas huecas palabras intentando justificar tu partida. Palabras clavadas en la pared, donde antes estaban tus fotografías.
Escrito por Lalo Barker - Web
Sin decir adiós
Sumido en el sueño una dama lo invitó a pasear con Caronte. Se tocó el bolsillo, vio que tenía una moneda, la agarró de la mano y se fueron en busca del barquero. Fue tal el hechizo de esa mujer sobre mi padre que ni siquiera se despidió de nosotros.
Escrito por Virginia Funes
Buscando lo imposible
Con lágrimas dio pasos temblorosos entre las rocas afiladas; sus chanclas gastadas cubrían sólo la mitad del pie, pero no había dolor.
Lanzó su pequeña balsa al agua y remó, luchó, soñó, hasta que la lluvia fue una realidad. Las olas despertaron a la muerte.
Al amanecer sólo quedó calma.
Lanzó su pequeña balsa al agua y remó, luchó, soñó, hasta que la lluvia fue una realidad. Las olas despertaron a la muerte.
Al amanecer sólo quedó calma.
Escrito por Negro
La pesca de tiburones en aguas frías
Te acompañé en todas tus aventuras. Sobrevolamos los Urales, escalamos los Apalaches. Recuerdo cuando te rescaté en la selva venezolana. Qué susto y qué risas nos echamos después.
Fuiste un estúpido. No me gustó la idea y preferiste ir solo. Espero que, al menos, tu carne haya servido de algo.
Fuiste un estúpido. No me gustó la idea y preferiste ir solo. Espero que, al menos, tu carne haya servido de algo.
Escrito por Fernando da Casa - Web
Desaparecidos
Desde las profundidades emergen los desaparecidos. El mar ha comenzado a repatriar a los ahogados que no le pertenecen. Vienen, vestidos con harapos de algas sobre sus huesos corroídos, arrastrando las cuerdas que les amarraron y las mordazas que acallaron sus gritos. En tierra, los muertos clandestinos comienzan a agitarse.
Escrito por Paloma Casado Marco
¿...?
Y así iba yo, de un lado al otro, intentando encontrar una respuesta, aunque ni siquiera sabía cuál era la pregunta.
Parecía una tarea sencilla, pero cuando usas los zapatos de la duda y caminas por los senderos de la incertidumbre, es harto complicado hasta encontrar el signo de interrogación.
Parecía una tarea sencilla, pero cuando usas los zapatos de la duda y caminas por los senderos de la incertidumbre, es harto complicado hasta encontrar el signo de interrogación.
Escrito por Malu
Deduciendo lo evidente
Desgraciadamente, ése no era aquel tipo de establecimientos en el que el propietario —con un nombre tan recurrente como Pepe—, te fiara la cuenta. De nada habría servido ofrecerse para lavar los platos a cambio de una buena dosis de cafeína.
Allí, Lisa tenía que pagar al contado e inmediatamente.
Allí, Lisa tenía que pagar al contado e inmediatamente.
Escrito por Covadonga López Iglesias - Web
A uña de caballo
¡Otro día de prisas! ¿Cuándo lograré tener una mañana de lunes pausada, con cierta normalidad en mi vida? ¡Mira que me puse el despertador con cuidado de no equivocarme...! Ya me habían avisado de que el sábado cambiaba la hora, pero nada. Espero que Álex pueda atender esta ansia escritora.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez
Ignorado por invisibilidad
Cierto individuo llegó a un pueblo con gran preocupación, pues en los distintos lugares que había visitado después de un accidente en un laboratorio clínico había sido ignorado. Cansado de pasar inadvertido, decidió preguntar a un transeúnte dónde podía comprar algunas provisiones. Para su sorpresa, este contestó: "¿Quién me habla?"
Escrito por Óscar Quijada Reyes - Web
Nihilismo
—He venido por ti. En mi trabajo no doy explicaciones, pero eres un caso extraño; amas, eres amado, la gente te aprecia, empero tu apatía me llamó.
Miguel, sin dar vestigios de algún sentimiento, con la mirada clavada en su whiskey, susurró:
—No sabes lo que es ser diferente aquí.
Miguel, sin dar vestigios de algún sentimiento, con la mirada clavada en su whiskey, susurró:
—No sabes lo que es ser diferente aquí.
Escrito por Jonathan A. - Twitter
Un amor sospechosamente honesto
El resorte de su sostén se desabrochaba inundado por la lujuria de la adolescencia. Dos enamorados, presos del instinto del amor. El supuesto enamorado tuvo que fingir tan honesto sentimiento sólo para degustar la piel de su "amada". Ella, tan inocente como el sol, iba a recibir una gran sorpresa.
Escrito por Xavier Loeza - Twitter
¿Quién es el ganador ahora?
Cualquier otro se habría acobardado. Pero él no.
Se quitó las gafas y dijo: "Me iré enseñando mi debilidad. Mis ojos. Ahora que no veo, puedo oír los disparos como si fueran fuegos artificiales, y sentirme vencedor ante la muerte. ¿Deseas darme ese regalo?".
Me arrodillé. Volvió a ganarme.
Se quitó las gafas y dijo: "Me iré enseñando mi debilidad. Mis ojos. Ahora que no veo, puedo oír los disparos como si fueran fuegos artificiales, y sentirme vencedor ante la muerte. ¿Deseas darme ese regalo?".
Me arrodillé. Volvió a ganarme.
Escrito por Saioa Etxegia Eizagirre - Twitter
Pecados virtuales
Puja por un Jaguar, solicita unas píldoras milagrosas para adelgazar; puja por un yate, contrata un crucero por el Caribe; puja por una mansión en Marbella, queda en París con una chica de un chat. Repican las campanas.
Cierra todas las ventanas de confirmación y se pone, suspirando, la casulla.
Cierra todas las ventanas de confirmación y se pone, suspirando, la casulla.
Escrito por Salamandra - Web
Causa del siniestro: la curiosidad
Gustaba de observar a las personas en su quehacer diario. Cuando paseaba, si se asomaba a la ventana, por la mirilla. Buscaba desvelar qué secretos atesoraban en sus vidas.
En el retrovisor vio cómo discutía una pareja. Se preguntó los porqués antes de empotrarse en la trasera de aquel tráiler.
En el retrovisor vio cómo discutía una pareja. Se preguntó los porqués antes de empotrarse en la trasera de aquel tráiler.
Escrito por José Antonio Barrionuevo
Se me fue de las manos
Solo quería que me devolviese los guantes de piel que dejé olvidados. Así que me presenté en su casa. Abrió la puerta sonriendo. Me miré en el rancio espejo rosado del recibidor y respiré profundamente. Lo apuñalé.
Se me fue de las manos. Y encima olvidé otra vez los guantes.
Se me fue de las manos. Y encima olvidé otra vez los guantes.
Escrito por Maria Las Vegas
Ahora
Ocurría cada vez que lo veía o solamente con sentir su presencia. Notaba "eso" en el estómago. Lo había percibido muchas veces antes, pero no se había escuchado. Ahora tenía la ocasión de decirle cómo se había sentido aquel tiempo. Ya no tenía que esconderlo.
Juzgado número uno, sala dos.
Juzgado número uno, sala dos.
Escrito por Lemniscata
Encuentro
Acostumbraba permanecer a solas en su habitación, leyendo versos recortados de revistas que desde hacía años coleccionaba. Cuando por fin se animó a escribir, le dio por hacerlo sobre cosas inexistentes que existían en algún ensoñado lugar.
Y era feliz porque así pudo encontrarse en el país de Nunca Jamás.
Y era feliz porque así pudo encontrarse en el país de Nunca Jamás.
Escrito por Ruperto
Te doy mi palabra
Tras plantar un árbol y tener un hijo juré escribir un libro. Empecé por relatos de cincuenta palabras pero cada vez disponía de menos tiempo debido al cuidado del árbol y del hijo, entonces reduje la extensión de las obras hasta que un día sólo pude escribir la palabra "FIN".
Escrito por La Marca Amarilla
Literatura rosa
Quedaron para tomar café y hablar de lo suyo. No pensaban que llegaría tan lejos. La verdad es que se ha montado una buena, dijo Julieta; ya te digo, dijo Romeo. Vieron un paparazzi tomándoles fotos. "Otra vez estos mierdas". Salieron del café y huyeron derrapando en un coche negro.
Escrito por Francisco José
El taxidermista
Amaba su trabajo, salvo por la perpetua insatisfacción de los clientes. Las alas de los búhos nunca estaban lo suficientemente abiertas ni las cabezas de los ciervos tan erguidas como ellos quisieran. Por eso adoraba llegar a casa con su familia y sentarse entre ellos, como uno más, completamente inmóvil.
Escrito por Juancho Plaza - Web
Anhelos frustrados
Se avergonzaba de sus orígenes. Odiaba formar parte de los parias de la tierra. A ella le atraían los ambientes lujosos, las delicadas fragancias, los menús exquisitos...
Se acercó sigilosamente al restaurante de blancos manteles... se posó sobre la vajilla de fina porcelana... sus patas quedaron atrapadas en la miel.
Se acercó sigilosamente al restaurante de blancos manteles... se posó sobre la vajilla de fina porcelana... sus patas quedaron atrapadas en la miel.
Escrito por M. Dolores Vicente - Web
La exposición
Los críticos elogiaban unánimemente su última exposición. El periódico hablaba de un giro inesperado hacia lo abstracto en el pintor más importante del hiperrealismo. Mientras el autor sonreía a todos recordando el día en que la puerta del estudio quedó abierta y su hijo pequeño entró gateando dispuesto a jugar.
Escrito por Kantellado - Twitter
La venganza
"Aquí estaré mañana", me contestó cuando le prometí que vendría a verlo al día siguiente. Pobre, no sabía que allí no existían otras opciones.
Al día siguiente cumplí y él... también.
Me cuesta conciliar el sueño, su mirada al verme salir del geriátrico me persigue.
Él tenía otra alternativa; llorarle.
Escrito por Rosy Val - Web
El cambio
Nació ya perezoso, por cesárea, no se decidía a salir. La cama deshecha, la ducha seca, el negocio familiar se hundía. Hasta que un día apareció ella en su vida y todo cambió. Energía había trabajado en infinidad de sitios, pero la despedían porque no podían seguir su ritmo frenético.
Escrito por Silvia Asensio García
Jadeaba
Jadeaba, me faltaba el aire, me dolía la espalda, pero había merecido la pena. Ahora podía ver su sonrisa de satisfacción, su pelo despeinado, su ojos victoriosos, ella estaba tocando el cielo con la punta de sus dedos.
Por fin lo había conseguido, mi hija ya sabía montar en bicicleta.
Por fin lo había conseguido, mi hija ya sabía montar en bicicleta.
Escrito por Arturo
Mi caja de sentimientos
—Encima de la mesa del salón te he dejado los motivos por los que no puedo seguir contigo.
Nerviosa, se dirigió hacia allí. Había una cajita y una nota en la que se podía leer: "Mis sentimientos". Abrió la caja temblorosa y una lágrima empezó a caer inevitablemente. Estaba vacía.
Nerviosa, se dirigió hacia allí. Había una cajita y una nota en la que se podía leer: "Mis sentimientos". Abrió la caja temblorosa y una lágrima empezó a caer inevitablemente. Estaba vacía.
Escrito por Calcetín Rayado - Twitter
La hormiga reina
Ángel había estado bebiendo más de la cuenta y estaba fumando como un carretero.
—La globalización nos está homogeneizando —decía.
—Pronto seremos como un hormiguero haciendo lo que nos diga una abeja reina.
Delante de la cerveza y sin muchas ganas, corrigió:
—Una abeja reina no, una HORMIGA REINA, joder...
—La globalización nos está homogeneizando —decía.
—Pronto seremos como un hormiguero haciendo lo que nos diga una abeja reina.
Delante de la cerveza y sin muchas ganas, corrigió:
—Una abeja reina no, una HORMIGA REINA, joder...
Escrito por Narión
La víspera fúnebre
Al final del camino de su existencia, él estaba vagando a través del cementerio donde con dolor dio sepultura a su querida madre. Lágrimas recorrían su rostro mientras su mente proyectaba los desgarradores recuerdos de su hermosa ausente, ahora alabada por los ángeles, pero aquí, ya sin nombre para siempre.
Escrito por Xavier Loeza - Twitter
Un hueco libre
Desde aquel día en el que le habló para preguntarle algo, se sentaba estratégicamente en la biblioteca. Siempre iba temprano y dejaba un hueco libre. Pasaban las horas y no venía. Terminó la jornada, ya no aparecería. Aunque ya habían pasado varios meses, no se desanimaba. Mañana habrá más suerte.
Escrito por Perro Xico - Web
Soledad
Y allí estaba yo con mi vestido rojo, oliendo a mi perfume más caro. ¿Qué es lo que me habría llevado a quedar con un desconocido? Tal vez mi imposibilidad de relacionarme con los demás. ¿Por qué llegará una hora tarde?.
No te atormentes. Si no viene, la vida sigue.
No te atormentes. Si no viene, la vida sigue.
Escrito por Freakyraro
Adulta
Se despertó del sueño en medio de una gran tormenta. Era como cuando siendo niña se escondía asustada debajo de la cama, porque los truenos hacían temblar su casa. Hoy decidió esconderse bajo la sombra de esos recuerdos, pero el temblor lo llevaba ahora dentro, ya no era una niña.
Escrito por Antonio Ortuño Casas
El loro de la abuela
Cuenta la abuela que un loro de la familia nunca fue enjaulado, ni sus alas cortadas, y jamás escapó de casa; hasta que un día el hijo de ella dijo: "Algunas plumas hay que recortar". Desde entonces la abuela siempre llora, porque la muy querida mascota desapareció sin dejar huella.
Escrito por Óscar Quijada Reyes - Web
Motu proprio
Confundida, la muchacha no trató de evitar el nuevo encuentro. Sabía que la buscaba como paño de lágrimas porque, dijo, le tenía mucha confianza; y aunque ella no olvidaba lo que un día antes le había insinuado, dejó a un lado la precaución. Salió aína, callada; simplemente, se dejó llevar...
Escrito por Gustavo Lino
Vocación
Quiero ser un gran escritor y para lograrlo sigo los consejos de Bukowski. Cojo a varias mujeres y bebo mucha cerveza, pero no logro escribir algo decente. Mis amigos ya no me invitan a sus fiestas, no me soportan: dicen que tengo talento para ser un gran hijo de puta.
Escrito por Beto Monte Ros - Web
El don de la venganza
Cuando la conoció, lo primero que él le criticó fue el sobrepeso. Luego, lo mal que vestía. Y sus dientes desparejos. Ni hablar de lo que decía de sus cabellos poco organizados. Ni de su pésima labor como cocinera. Pero ella tenía el don de la venganza. Ayer se casaron.
Escrito por José Luis Bulacio - Twitter
Paisaje
Cierres bajos. Niños, alzan al cielo una cometa.
Dos jóvenes extienden los brazos, se anestesian.
Mi abuelo mordisquea el habano recuerdo de mi boda, tose. Sus amigos del parque le responden a coro. Queman horas vacías.
La amenaza hipotecaria azota mi casa, y yo vendo mi tiempo que nadie compra.
Dos jóvenes extienden los brazos, se anestesian.
Mi abuelo mordisquea el habano recuerdo de mi boda, tose. Sus amigos del parque le responden a coro. Queman horas vacías.
La amenaza hipotecaria azota mi casa, y yo vendo mi tiempo que nadie compra.
Escrito por María Jesús Briones Arreba
Delirium Tremens
—Con una copa de cointreau en la mano, la sonrisa sale sola —dijo, solemne.
El trago áspero le arañó la garganta y lanzó un quejido.
—No te lamentes —dijo—, que lo peor aún no ha llegado.
Acercó el cuchillo al dedo para extirparlo. Aunque no logró acabar con su delirio.
El trago áspero le arañó la garganta y lanzó un quejido.
—No te lamentes —dijo—, que lo peor aún no ha llegado.
Acercó el cuchillo al dedo para extirparlo. Aunque no logró acabar con su delirio.
Escrito por Francisco Javier Sarabia
Inseparables
Formaban una pareja ideal, estaban hechos el uno para el otro. Toda una vida repleta de cálidos momentos en común, eran inseparables. Cómplices eternos de juventud, siempre soñaron una vejez compartida.
La pérdida de uno fue fatídica, el otro nunca superó su ausencia.
¡Aquel calcetín no era un calcetín cualquiera!
La pérdida de uno fue fatídica, el otro nunca superó su ausencia.
¡Aquel calcetín no era un calcetín cualquiera!
Escrito por Mª Jesús Rodríguez
Aquí mandas tú
Así dice el político cuando necesita de tus votos. Luego de un corto tiempo en el poder, el sillón presidencial se va consumiendo ese cuerpo que habría comenzado a sentarse con su columna.
Deformando su postura (emocional inclusive).
—¿Qué hay en ese sillón que todo lo cambia?
—Aquí mando yo.
—¿Qué hay en ese sillón que todo lo cambia?
—Aquí mando yo.
Escrito por Carmen Teresa Macareño - Web
Sueños de primavera
Era mi día de suerte. Aquel excremento canino que se cruzó en mi camino había surtido el efecto esperado. No sólo llevaba mejor mi sempiterna alergia de inicios de primavera, sino que estaba convencido de que, cuando volviera a casa, alguien estaría aguardando mi llegada, con pasión. Y desperté vigoroso.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez
Luces de Esperanza
La casa vestida de fiesta, farolillos y guirnaldas, hasta una piñata. Sonrisas, corazones encogidos, las manos unidas para dar palmas. En el centro, la tarta, nata mezclada con sal de lágrimas. Media docena de velas que a la oscuridad desafían, destellos de titubeante esperanza. El niño calvo va a soplarlas.
Escrito por Ángel Saiz Mora
Escrito por Ángel Saiz Mora
Elegido mejor relato de abril de 2014
Amador y compañía
Cenaron en un sitio caro y, tras dar un paseo por la playa, llegaron al hotel. Cerraron la puerta de un empujón y, dejando tras ellos un reguero de prendas, alcanzaron la cama totalmente excitados. "Estoy un poco nervioso", le confesó Samuel. "Tú vas a ser el primero", le recordó.
Escrito por Miguel Ángel Algarra - Web
Tatuajes
Los trazos asimétricos cubriendo su cuerpo como sagrada manta, cuyo objetivo es embriagar las miradas perversas a su alrededor, privadas de esos placeres por tanto tiempo que su cordura se estaba viendo diezmada por la pandemia de la excitación, admirando los deliciosos bosquejos decorados por la paleta del sutil tatuador.
Escrito por Xavier Loeza - Twitter
Querido abuelo
Querido abuelo que estás en los cielos:
Debería venir a verte pero no recuerdo el número de nicho. Le pregunté a la abuela pero no me quiso decir. No me agrada visitar a los muertos. Prefiero escribirte cartas y dejarlas en cualquier ranura. Con un poco de suerte te llegan.
Debería venir a verte pero no recuerdo el número de nicho. Le pregunté a la abuela pero no me quiso decir. No me agrada visitar a los muertos. Prefiero escribirte cartas y dejarlas en cualquier ranura. Con un poco de suerte te llegan.
Escrito por Maria Las Vegas
Inversamente proporcional
El pecador de la pradera rezó tres chistes nuestros mientras por dentro maquinaba la siguiente broma. Sufría una enfermedad rara: gracietismo infecciosus. Todos los payasos del país intentaron exorcizarlo sin éxito. Ahora trabaja en la tele de madrugada vendiendo cremas para acentuar sonrisas. La suya, se apaga con cada euro.
Escrito por Arimike - Twitter
Cruce
Después de una larga discusión, dio su consentimiento. Aunque se había quejado con rudeza acerca del pretendiente y sus malos modales, finalmente cedió.
—Ni siquiera son de la misma raza —dijo a su mujer, malhumorado.
Los dejaron solos en el jardín. Qué más da. La maldita naturaleza haría el resto.
—Ni siquiera son de la misma raza —dijo a su mujer, malhumorado.
Los dejaron solos en el jardín. Qué más da. La maldita naturaleza haría el resto.
Escrito por Ruperto
Mundos opuestos
Jamás podrían encontrarse.
Él, dando tumbos siempre, perdido entre el laberinto y el treinta.
Ella, media vida metida en casa, esperando un cinco para poder salir.
Solo cuando el dado escapaba del tablero lo miraban rodar juntos, aunque sin saberlo, como dos extraños en mundos distantes contemplan una misma luna.
Él, dando tumbos siempre, perdido entre el laberinto y el treinta.
Ella, media vida metida en casa, esperando un cinco para poder salir.
Solo cuando el dado escapaba del tablero lo miraban rodar juntos, aunque sin saberlo, como dos extraños en mundos distantes contemplan una misma luna.
Escrito por Enrique Mochón Romera
Transgresión de las ordenanzas
Su felicidad recorrió un trayecto diseñado por técnicos municipales, con un horario regular. Allí estaba, en el interior de un autobús que tomó a tiempo.
A punto estuvo de perderla para siempre, pero en la penúltima parada desobedeció tímidamente la orden tajante del cartelito, que prohibía hablar con el conductor.
A punto estuvo de perderla para siempre, pero en la penúltima parada desobedeció tímidamente la orden tajante del cartelito, que prohibía hablar con el conductor.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro
En el teatro
La amaba cuando estaban solos. El problema llegaba cuando el público entraba al teatro. Entonces él comenzaba a interpretar su perfecto papel, y seguía al pie de la letra el guión en el que solo eran buenos amigos. Ella, triste, se retiraba al fondo de la sala esperando que acabase.
Escrito por Calpurnia Tate
Descubrimiento inesperado
Aquella mañana se levantó más descansado de lo normal, tan ligero que parecía flotar en vez de andar. Se encontraba eufórico, pero con esa sensación de que algo se le olvidaba. La sensación se convirtió en pánico cuando se giró hacia la cama. Vio su propio cuerpo inerte, sin vida.
Escrito por Óscar Plaza - Twitter
Tercera función
Cada actor con su máscara, arrasa el aforo.
No hay vítores, aplausos, laureles, flores, ni cantos de aves. Sólo asientos vacíos, huellas de cuerpos, extremidades esparcidas, restos, cenizas confundidas con el gris de la tierra:
Nada, vacío, silencio.
Sobrevive la Inercia entre las armas químicas, e inicia un nuevo Ciclo.
No hay vítores, aplausos, laureles, flores, ni cantos de aves. Sólo asientos vacíos, huellas de cuerpos, extremidades esparcidas, restos, cenizas confundidas con el gris de la tierra:
Nada, vacío, silencio.
Sobrevive la Inercia entre las armas químicas, e inicia un nuevo Ciclo.
Escrito por María Jesús Briones Arreba
Fatalidad
Las fragosas mareas envuelven su cuerpo apenas vestido de vida zarandeándolo impunemente, aprovechando su obligada indulgencia. Cuando ya parece que su destino está escrito, las olas desenfrenadas lo dejan tirado en la orilla. El náufrago entonces despierta escupiendo todas las aguas del mar, inundando así la isla, ahogándose de nuevo.
Escrito por Sara Lew - Web
Tatuador
En su taller, dibuja mariposas, diablos, ángeles… y todo aquello que el cliente desee sobre su piel.
En su casa, si ella no le recibe con una sonrisa, si le mira asustada o simplemente porque existe, le marca su rabia y sus celos en su piel, también con sus manos.
En su casa, si ella no le recibe con una sonrisa, si le mira asustada o simplemente porque existe, le marca su rabia y sus celos en su piel, también con sus manos.
Escrito por Nicolás Jarque Alegre - Web
El vaso
Arturo buscaba su vaso, porfiaba que por dejar de comer no podía morir, pero por aguantar sed sí. Agua y un delicioso zumo le esperaban, sabía que la falta de líquido era mortal, aún así prefirió esperar el tiempo que fuese necesario, ya que solo tomaba en su cubilete perdido.