Transición cromática
Caminaba por el borde de esa carretera de costa, esperando su momento. Aquel rumor acercándose despacio le aceleró el pulso. A punto de pararse a su altura, el haz de luz a través del cristal delantero fue certero. El acantilado hizo el resto. Del verde al negro en un instante.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter
Próxima apertura (Breves III)
Se ha creado recientemente el Fondo de Solidaridad Textual (FST), cuya finalidad es surtir de ideas a todo aquel que se halle en estado de sequía creativa. La entidad, que recibe incesantemente aportaciones literarias del público en general, procederá de inmediato a su continua distribución. Se espera un éxito rotundo.
Un fantasma llamado deseo
Desde que él se fue, se está quedando en los huesos. De día vaga por la casa, tan grande para ella sola, como alma en pena. De noche la acucia el fantasma del deseo y pulsa su número.
En el cementerio los esqueletos de los nichos contiguos crujen de envidia.
En el cementerio los esqueletos de los nichos contiguos crujen de envidia.
Escrito por Carmen Cano - Twitter
Inocencia
El traje no le hacía justicia, o tal vez fuera esa mirada lánguida, perdida, casi sin brillo. Se sabía el objeto de todas las miradas pero sólo quería que aquella ceremonia terminase. Y mientras el anciano la desposaba, la niña únicamente pensaba en escapar para continuar jugando a las muñecas.
Escrito por Gloria Arcos Lado
Soledad habitada
Miguel se asoma al espejo para colocarse la corbata y me sonríe mientras me afeito. Le pido que hable con Bruno; yo prefiero evitarle cuando se pone violento. Pedro siempre espera en el pasillo, y Ángel solo aparece si se me olvida tomar las pastillas que me mandó el psiquiatra.
Escrito por Belén Sáenz
Neuropsicología estatuaria
Cabizbajo, describe al doctor su recurrente pesadilla:
—Cada noche... en una partida de ajedrez, juego contra mí mismo. Negras contra blancas...., y justo en el jaque mate al Rey... despierto. El tablero y la mesita han desaparecido. Quedo petrificado, meditabundo.
—Esto solamente puede ocurrirle a usted, querido Pensador de Rodin.
—Cada noche... en una partida de ajedrez, juego contra mí mismo. Negras contra blancas...., y justo en el jaque mate al Rey... despierto. El tablero y la mesita han desaparecido. Quedo petrificado, meditabundo.
—Esto solamente puede ocurrirle a usted, querido Pensador de Rodin.
Escrito por Zena Santana - Twitter
Lavar y cortar
Hay que reconocerlo: el hombre le echó valor. Harto de llevar el pelo largo se afeitó la cabeza. Luego se acostó un rato; ya se sabe que toda liberación es agotadora. Lo que no es menos cierto es que después de la siesta Sansón ya no se sentía tan valiente.
Escrito por José Ramón Sánchez Varela
El encuentro
De pronto, su respiración se escuchó agitada. Apoyó ambas manos sobre el lavamanos de la toilette y, con temor, levantó su cara para mirarse en el espejo. Lo que vio, la asustó; quizás porque se podría advertir en su rostro, las huellas de aquel suceso que la motivó a huir.
Escrito por Leticia
Sanitarium
Sólo los instantes muertos siguen girando en el tiovivo mientras el lanzador de cuchillos vuelve a fallar y tú suspiras desde el puente. El olor de las manzanas de caramelo te hace recordar dónde escondiste la nariz roja y corres a la noria para subir hasta la boca del pozo.
Escrito por Patricia Richmond - Web
Bufé ilimitado
Vivía en ese rincón del basurero, escuchando historias de gente que comía en abundancia y tiraba la comida al apenas probarla, parecían cuentos que no podría creer si no fuera por la cantidad de sobras de comida que a diario encontraba para alimentarse.
—Dichoso soy con mi propio bufé ilimitado.
—Dichoso soy con mi propio bufé ilimitado.
Escrito por Corazón Atrevido - Twitter
Último acto
"Voy a emular a Ofelia. Ya no soporto la idea de volverme loca como les ocurrió a Hölderlin o Nietzsche", se dijo mientras se internaba lentamente en las frías aguas del río Ouse con unas piedras en los bolsillos de su abrigo.
Tres semanas después, unos niños encontraron su cadáver.
Tres semanas después, unos niños encontraron su cadáver.
Escrito por Enrique Angulo - Twitter
El lunar
Cada mañana se dibujaba el dichoso lunar, ese pequeño topo oscuro que se había convertido en su seña de identidad. Estaba un poco cansada, pero no se decidía a dejar de perfilarlo. "Mañana veremos", murmuró Marilyn. Y acercándose al espejo apretó de nuevo el lápiz negro sobre su blanca mejilla.
Escrito por Eloína Calvete García - Web
Gotas de lluvia
Una historia creada a partir de un corazón roto. Una caja de chocolates desparramada en la entrada y un marchito ramo de flores desechado. Incluso la luna, carente de vida, se reía de mi desgracia. Y esa noche no fueron las gotas de lluvia las únicas que alcanzaron el suelo.
Escrito por Franco Morales
Pobre hombre
Sostenía la mano inerte de su padre con los ojos inundados en lágrimas. Éste respiraba armónicamente gracias a la máquina que le mantenía con vida artificialmente. Hubiese dado los coches, las casas y todos los caprichos con los que le agasajó en vida, por ese abrazo que nunca le regaló.
Escrito por Stbn
Shhht
Pesan, y mucho, si los carga uno solo. Tanto que José empezó a notar molestias en la espalda, luego andaba encorvado y al final se arrastraba literalmente por los suelos.
Una noche lo descubrieron delante de su casa, aplastado. Por cumplir la palabra dada, se los llevó a la tumba.
Una noche lo descubrieron delante de su casa, aplastado. Por cumplir la palabra dada, se los llevó a la tumba.
Escrito por M. Carme Marí - Web
De longevos
Era el Día de los Abuelos y quería sorprenderles, a los cuatro, con los regalos que había comprado con sus escasos ahorros pero sobrada ilusión. Los envolvió con sumo cuidado rotulando con su mejor letra el nombre de cada uno. Se lo merecían después de haberle atendido durante ochenta años.
Escrito por Rafa Olivares - Web
Espacio de amor
Desde la luna contemplaba la tierra; no importaba la distancia, tenía que repetir el beso que se dieron en el espacio; aquel momento donde las estrellas parecían brillar más, y el calor de sus cuerpos podía competir con el sol.
Volverían a unirse, volverían a brillar; esta vez en Andrómeda...
Volverían a unirse, volverían a brillar; esta vez en Andrómeda...
Escrito por Carla Andrea Segura Márquez
El club de las luciérnagas
De una belleza indescriptible, ella sabía que su libro lo cambiaría todo. También, conocía el precio a pagar. No le importaba en absoluto. A fin de cuentas, se uniría a los más grandes autores universales, a los que siempre consideró auténticos maestros. Así, completó su obra firmando en mayúsculas: Anónimo.
Escrito por Salvador Gallego de Aymerich - Twitter
Karma
Murió el hombre bueno y su alma lo llevó, por galaxias y hoyos negros, hasta la puerta del cielo; donde, sin muchos trámites, fue instalado en el paraíso.
Constató que (entre ángeles y cánticos celestiales) allí tampoco hay vida eterna. En ese lugar sin pecados volvía a morir, de aburrimiento.
Constató que (entre ángeles y cánticos celestiales) allí tampoco hay vida eterna. En ese lugar sin pecados volvía a morir, de aburrimiento.
Escrito por Beto Monte Ros - Twitter
Malos tratos III
Quizás si hubiera preguntado dónde iban juntos todas esas tardes... Acaso si hubiera indagado en esa incómoda intimidad... Si hubiera leído la angustia en la sonrisa y la súplica en la mirada... Si sólo hubiera querido, sabría ahora quién era esa extraña que miraba con desprecio el cadáver del padre.
Kaputt!
Solo uno lloraba. Lo señalaba con el dedo índice mientras se limpiaba los mocos y las lágrimas con la manga. En su pequeña cabeza no lograba entender lo que veían sus ojos. En su tumba de lata, hecho mil pedazos, yacían los restos del globo rojo de Joaquín.
Escrito por Kalo
Un sueño hecho realidad... ¡a su manera!
Al entrar en la desierta cantina la vio. Ella, por quien llevaba todo el curso suspirando en silencio, estaba allí, a escasos metros, y le guiñaba un ojo. Se armó de valor y se acercó a su mesa.
—Hey —lo saludó sorprendida—. ¿Tienes colirio? Es que me molesta la lentilla.
—Hey —lo saludó sorprendida—. ¿Tienes colirio? Es que me molesta la lentilla.
Escrito por FNR
Del infierno sólo quedaron las cenizas
Aquella mañana todo era gris menos mi mirada, todo era tristeza menos mi sonrisa.
Ya no habrá más visitas de papá bajo mis sábanas, mientras mamá consentía tapándose los ojos y los oídos rezando el rosario en su habitación.
Fue tan fácil como encerrarlos y prender las cortinas del comedor.
Fue tan fácil como encerrarlos y prender las cortinas del comedor.
Escrito por Amparo
Ella
Mi mano sudorosa contrasta con su frialdad mientras la acaricio. Me fascina. La temo.
Su boca besa mi sien, sólo entonces lo comprendo. Ella no consuela ni remedia ningún problema.
Consigo lanzarla lejos. La pistola se hunde en el lago junto con mi cobardía. Liberado de su peso, busco soluciones.
Su boca besa mi sien, sólo entonces lo comprendo. Ella no consuela ni remedia ningún problema.
Consigo lanzarla lejos. La pistola se hunde en el lago junto con mi cobardía. Liberado de su peso, busco soluciones.
Escrito por Ángel Saiz Mora
Ángeles de tinta
Abandonado entre la basura un bebé llora. A su lado, libros amontonados, desahuciados. Pero sus personajes, siempre vivos, escuchan su llanto.
Don Quijote, lanza en ristre, mantiene a raya a una rata hambrienta de inocencia. Mientras, las hadas tejen con sus cuerpos un manto de calor y protección. Pronto amanecerá.
Don Quijote, lanza en ristre, mantiene a raya a una rata hambrienta de inocencia. Mientras, las hadas tejen con sus cuerpos un manto de calor y protección. Pronto amanecerá.
Escrito por Salvador Esteve
Dos años sin ti
Me observabas con admiración, sin interrumpir mi descanso, hasta que notaba tu presencia e interpretabas que podías recorrer los pasos que nos separaban para refugiarte entre mis piernas, después de responder a mis caricias humedeciendo mis manos.
Han pasado dos años y no transcurre un día sin notar tu ausencia.
Han pasado dos años y no transcurre un día sin notar tu ausencia.
Escrito por Mozasmo
Jo, jo, how
—Señor, allá afuera está la persona de quien le hablé.
—Dígale que pase —respondió con desgana el magnate petrolero.
Un hombre vestido de rojo, obeso y de barba blanca entró en la oficina. Se arrellanó sobre las piernas del potentado y le preguntó:
—¿Qué me vas a regalar esta Navidad?
—Dígale que pase —respondió con desgana el magnate petrolero.
Un hombre vestido de rojo, obeso y de barba blanca entró en la oficina. Se arrellanó sobre las piernas del potentado y le preguntó:
—¿Qué me vas a regalar esta Navidad?
Escrito por Vicente Varas - Twitter
Un error infantil
Cuando los dos asaltantes vestidos de payaso entraron en el banco, todos esbozamos una sonrisa. Duró un segundo, el tiempo que un disparo fortuito borró para siempre la del interventor. Hubo una terrible confusión al repartirse las pistolas, era la de agua la que llevaría el atracador afectado de Parkinson.
Escrito por Yoya M. Alonso
J. C. (I)
Chupóptero enano, Leviatán narcotraficante, insaciable
parásito de mi diosa del Mar del Sur; ojalá te pudras en las
negras profundidades abisales, donde desaparecerá para
siempre tu existencia sin estirpe, como hizo con Cartago,
de la que procede tu sangre carroñera, Publio Cornelio
Escipión el Africano.
Asesinaste a mi Cupido.
Asesinaste a mi Cupido.
Espabilado
Como morlaco albardado de noble estampa, estaba destinado a morir en la arena. Por eso me negué a que me torearan y permanecí aplomado en el centro del ruedo. Desde el tendido gritaban, llamándome rajao y burriciego, pero mi inmovilidad absoluta consiguió que me devolvieran a los corrales por manso.
Escrito por Encarna Cuesta García - Twitter
Esperanza
Cada día, desde hacía algún tiempo, cruzaba los dedos al salir a la calle. "Buenos días, Dios, ¡protégenos!".
Camina triste, sin ánimo, dirige sus pasos al ascensor que la llevará a la planta de oncología del materno infantil para visitar a su amiga, en tanto espera que ocurra el milagro...
Camina triste, sin ánimo, dirige sus pasos al ascensor que la llevará a la planta de oncología del materno infantil para visitar a su amiga, en tanto espera que ocurra el milagro...
Escrito por MariE
Consagración
Me felicitaron por mi papel durante la reconstrucción del crimen: recibí el disparo con valentía, me mantuve inmóvil mientras trazaban mi silueta en el piso, ni siquiera grité durante la autopsia.
Solo mas tarde, cuando me dejaron en la tumba, comencé a arrepentirme de ser tan dedicado a mi trabajo.
Solo mas tarde, cuando me dejaron en la tumba, comencé a arrepentirme de ser tan dedicado a mi trabajo.
Escrito por Daniel Castillo
Cómplices
Siempre estaban juntos, inseparables en todo momento, parecían no poder estar uno sin el otro, hacían todo a la vez, no se separaban jamás.
Pero un buen día apareció Ana y vino a poner distancia entre ellos.
Ahora los siameses sabrían qué era sentir por separado, no querían hacerla cómplice.
Pero un buen día apareció Ana y vino a poner distancia entre ellos.
Ahora los siameses sabrían qué era sentir por separado, no querían hacerla cómplice.
Escrito por Leire Frex
La despedida de don Antonio
Los siete hermanos, reunidos tras años sin verse, guardaban un respetuoso silencio alrededor del lecho de su padre agonizante y lo miraban cariacontecidos cuando él, antes de exhalar su último suspiro, soltó una sonora carcajada. Su amante, mientras tanto, abría una carta con una citación para la lectura del testamento.
Escrito por Crispín - Web
Muerte y adiós
Amaneció y así la muerte se hizo visible a sus ojos. Quiso gritar pero su voz murió también y entonces comprendió, su cólera se volvió ejecución, había acabado con el origen de su angustia, había acabado con su amor. La fría sonrisa ocupó su rostro y ya nunca más sintió.
Escrito por Josuer
Geometría profanada
Claritxa, experta en explosivos, logró infiltrarse en el mundo de las ideas y dañó las figuras geométricas —cuadrados, triángulos, polígonos de todas las clases—. Un gendarme de forma indeterminada la atrapó y, trazando con el pie en la arena a su alrededor, la dejó encerrada en un cuadrado imperfecto.
Escrito por Javier H. Narváez C. - Web
Experimentos
No quiero estar aquí. No quiero cambiarte. Ni que me elija otro. No quiero que se apague la luz y que me rocen unas manos extrañas.
Quiero que me sigas acariciando tú. A quien yo elegí. Para estar contigo. Sin experimentos. Sin sorpresas.
Me dan miedo estos juegos de intercambio.
Quiero que me sigas acariciando tú. A quien yo elegí. Para estar contigo. Sin experimentos. Sin sorpresas.
Me dan miedo estos juegos de intercambio.
Escrito por Maest
Carta del jardinero
Querida Rosa, siempre fuiste la alegría del jardín, a pesar de las malas hierbas y de aquel capullo que ahora cría malvas entre auténticos gusanos. Espero que encuentres a alguien del ramo que te haga brillar. No te imagino marchitándote al lado de algún picaflor, por buena planta que tenga.
Escrito por Javier Igarreta Egúzquiza - Web
Puesta de sol
Vuelve a levantar el teléfono para comprobar si funciona. Primero, un pitido continuo y, al cabo de un rato, la intermitencia rápida. Así pasa la tarde, como había pasado todas desde aquel día.
Tenía once años cuando, al despedirse, ella prometió llamarle para ir a contemplar otra puesta de sol.
Tenía once años cuando, al despedirse, ella prometió llamarle para ir a contemplar otra puesta de sol.
Escrito por Elías - Web
Jóvenes aventureros
Cuando comenzaron la travesía, incautos, no tuvieron en cuenta que las condiciones cambian muy rápidamente allí arriba, pegados a las nubes; y la tormenta de nieve les pilló desprevenidos.
Cerca del pico más alto hallaron una muerte gélida y solitaria. Los encontraron muy juntos; con las venas llenas de agujeros
Cerca del pico más alto hallaron una muerte gélida y solitaria. Los encontraron muy juntos; con las venas llenas de agujeros
Escrito por Miguel Ibáñez
Tú
Mirabas a todo el mundo fijamente, como si tuvieras poder para escudriñar sus adentros. Me retaste, ¡y acepté! La provocación me arrastró sin remedio. ¿Quién apartó la mirada primero? No lo recuerdo.
Que siga el juego... No seré yo quien se atreva a detenerlo. ¿Quieres ser mi cómplice en esto?
Que siga el juego... No seré yo quien se atreva a detenerlo. ¿Quieres ser mi cómplice en esto?
Escrito por Pilar García
Forzado a ello
Abría la boca una y otra vez. Bueno, se la abrían. Quisiera o no quisiera, se la abrían. Él solía
tenerla cerrada. De hecho, si no lo forzaban, nunca lo hacía por sí mismo. Tragaba objetos, forzado continuamente... Vivía ese drama, día tras día, por ser un buzón de correos.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter
Realidad
Su lengua enfanga mi boca con fluidos de hiel. Sus labios absorben en vez de besar. Sus caricias arañan mi piel. Sus dedos serpentean por mi cuerpo sin afinar. Su olor rancio se adueña de la estancia. Su dinero, sin embargo, desencadena mi furor y logra comprar la desagradable realidad.
Escrito por Maite Moreno
Cómplices y testigos
A punto de ir a Juicio Oral por delitos económicos cometidos que le auguraban prisión por varios y penosos años, el reo pidió públicamente a su familia que le concediera un deseo. Su hermosa mujer y sus resplandecientes hijos respondieron solícitos que así lo harían: "Mátense. Me podrían haber frenado".
Escrito por Lucía Folino - Web
El mundo en sus manos
El planeta entero amaneció pendiente del resultado electoral.
A lo lejos, en el horizonte, oscuras nubes amenazaban al mundo.
Todo eran temores y conjeturas. Dudas y miedos.
Un hombre solo.
Nunca pensó llegar tan lejos.
Frente a su escritorio y lleno de temor se planteaba una cuestión: ¿y ahora, qué?
Frente a su escritorio y lleno de temor se planteaba una cuestión: ¿y ahora, qué?
Escrito por Inma Carrasco
Fórmula mágica
Por fin, con la ayuda de su ayudante Sharapova, había conseguido la piedra filosofal, el elixir, la panacea, la ambrosía que la humanidad había perseguido a lo largo de la historia. Allí estaba: en la mezcla de los fluidos esparcidos por las sábanas. Solo era cuestión de trabajar en equipo.
Escrito por Luis San José - Web
La pesadilla de Sísifo
Hans subió por escaleras llenas de gavetas. Buscaba una llave en el último piso. La llave estaba lejos, en la gaveta del cuarto escalón, segunda columna de la izquierda, vigésimo tercer piso. Hans vuelve a bajar para buscar la llave a ras del suelo. La llave, como olvidada, sigue descansando.
Escrito por Mauro Marino Jiménez - Web
El maldito destino
Acuérdate de lanzar mis cenizas al mar y no me culpes por abandonarte tan joven. Recuérdame en la playa y cuando el agua te roce imagina que son mis manos acariciando de nuevo tu piel, cartografiando tu cuerpo y volviendo a unirnos en una danza de amor, deseo y lujuria.
Escrito por Jesús Manzaneque Fraile
Invisible
Las plantas no florecían, los perros dejaron de ladrar.
Nadie la echó de menos, ni el banco; la soledad pagaba bien las facturas.
Solo la avaricia necesitó su casa y forzó la cerradura. Allí estaba ella, en su sillón, esperando que alguien llamase a su puerta desde hacía dos años.
Escrito por Javier Puchades - Twitter
Escrito por Javier Puchades - Twitter
Elegido mejor relato de diciembre de 2016
Para llegar al clímax
El argumento lo tenía maquinado, la historia era sencilla porque me gustan los filmes realistas que retratan lo cotidiana que es la vida.
En fin, el guión estaba listo, sólo faltaba conseguirme una esposa, dos hijos, la mascota y una amante para darle un punto de quiebre a la película.
En fin, el guión estaba listo, sólo faltaba conseguirme una esposa, dos hijos, la mascota y una amante para darle un punto de quiebre a la película.
Escrito por Cristopher Josué Escamilla Arrieta - Twitter
Desdoblamiento
Oleg Ivánovich Grishenko come pan mientras observa pasar una larga fila de prisioneros alemanes. Uno de ellos se le acerca.
—Brod, towarisch, bitte.
El ruso le grita, le insulta. Sin embargo, le entrega el pan que le queda. Oleg maldijo al enemigo, pero compartió el pan con el ser humano.
—Brod, towarisch, bitte.
El ruso le grita, le insulta. Sin embargo, le entrega el pan que le queda. Oleg maldijo al enemigo, pero compartió el pan con el ser humano.
Escrito por Juan Pedro Ortega Sánchez - Web
Persuasión
"Otro día consultaré productos para deportistas", dije. No quería elixires.
"Estos son los mejores". Señaló un gran paquete de productos y los cargó a mi cuenta. Los fue sacando uno a uno, después marcó su precio y los introdujo en la enorme bolsa mientras me ofrecía el Trichet sonriendo.
"Estos son los mejores". Señaló un gran paquete de productos y los cargó a mi cuenta. Los fue sacando uno a uno, después marcó su precio y los introdujo en la enorme bolsa mientras me ofrecía el Trichet sonriendo.
Escrito por Calamanda
Ella
—¡Qué irónica es la vida! —exclamó sonriente el joven aprendiz tras abandonar Madrid. En apenas unos días entendió que es posible perder el norte estando en el centro, como también que los mejores sueños ocurren cuando despiertas. De ahí que decidiera darle una oportunidad a aquello que más temía, enamorarse.
Escrito por Álex León
Te quedará bien
La muchacha se quedó quieta mirando hacia su armario abierto de par en par. Estaba repleto de ropa de todos los colores y formas.
—¡No tengo qué ponerme!
—¿Estás segura? —preguntó su madre divertida.
—Segura, no tengo nada —respondió la chica.
—Entonces ponte una sonrisa. Ya verás. Te quedará bien.
—¡No tengo qué ponerme!
—¿Estás segura? —preguntó su madre divertida.
—Segura, no tengo nada —respondió la chica.
—Entonces ponte una sonrisa. Ya verás. Te quedará bien.
Escrito por Alma Rural - Web
Adiós, amigo Juan
Ramón prefirió volver paseando a casa tras el entierro. Primero pasó el cruceiro de las charlas sobre el tiempo, luego cruzó el puente de piedra del fútbol. La ermita de la economía precedió a la fuente de la política. Llegó a la puerta de la casa que ya no compartiría.
Escrito por Manuel Pociello Haro - Web
Las interrogaciones perdidas
Entretenido en copiar y reemplazar, no dejaba descansar la mente. No me gustaba mucho la historia siempre recordada que trataba de restituir, después de haber pagado una costosa factura que me fracturó.
Aunque me sumergí en el teclado inalámbrico, no encontré las malditas teclas de las interrogaciones para poderme preguntar.
Aunque me sumergí en el teclado inalámbrico, no encontré las malditas teclas de las interrogaciones para poderme preguntar.
Escrito por Lyon Sánchez
A las tres serán las dos
Aquella noche el médico de urgencias, solemne y convencido, aseguró a mi familia que no había remedio, que ya era demasiado tarde, que lo sentía mucho... Pero una enfermera entusiasta exclamó: "Doctor, esta madrugada hay cambio de hora". Y por aquel regalo del destino, prepararon el quirófano y sigo vivo.
Escrito por María José Escudero
Las aventuras de Katie Carter en la Isla Perdida
Hastiada de sus ambiguos pretendientes, Katie, la heredera de la fortuna Carter, decidió utilizar sus recursos en busca de aventuras.
Al amerizar su hidroavión, se adentró en la profunda selva hasta contemplar a varios hombres de torso desnudo cortando leña… ¡Finalmente había encontrado la isla perdida de los hombres machos!
Al amerizar su hidroavión, se adentró en la profunda selva hasta contemplar a varios hombres de torso desnudo cortando leña… ¡Finalmente había encontrado la isla perdida de los hombres machos!
Escrito por Jean Durand - Web
Mermelada de fresa
Soñé que mi cuerpo se abultaba, que mi vientre se movía. Fui consciente de que estaba pariendo en sueños, pero de mis entrañas no salió un niño. Di a luz las cosas olvidadas, que rondan por la casa, cubiertas de mermelada de fresa, el material necesario para escribir mis cuentos.
Escrito por Guillermina Díaz Cortés - Twitter
El escondite
Nunca los veíamos; pero ellos vigilaban nuestro mundo sin descanso. Siempre estaban allí. Esperando a que se escapara una pelota, a que el viento derribara las murallas o a que alguno de nosotros, los más pequeños, mientras la madre contaba hasta cien, corriera a esconderse más allá de los límites.
Escrito por Jukebox
Ancianolandia
Ancianolandia estaba habitada por abuelos sin nietos.
Sólo una pareja fértil había perdido el tren del futuro trabajando la tierra estéril. Se satisfacían sin reproducirse. Los ancianos alertaron:
—Tenemos pensiones de hambre, vosotros tendréis hambre sin pensiones.
Nueve meses después nacerían gemelos deformes, incrementando así la lista de los dependientes.
Sólo una pareja fértil había perdido el tren del futuro trabajando la tierra estéril. Se satisfacían sin reproducirse. Los ancianos alertaron:
—Tenemos pensiones de hambre, vosotros tendréis hambre sin pensiones.
Nueve meses después nacerían gemelos deformes, incrementando así la lista de los dependientes.
Escrito por María Jesús Briones Arreba
De profesión: astronauta
Puedo sentir el vacío.
Una noche infinita asoma tras las ventanas de mi cápsula espacial. La misma noche que veló tus ojos para siempre.
Orbitas en mis recuerdos como la luz de una estrella mil eones atrás apagada.
Sigo buscándote, pero sólo hallo nuevos mundos devastados.
Puedo sentir el vacío.
Escrito por Carles Quílez - Web
Una noche infinita asoma tras las ventanas de mi cápsula espacial. La misma noche que veló tus ojos para siempre.
Orbitas en mis recuerdos como la luz de una estrella mil eones atrás apagada.
Sigo buscándote, pero sólo hallo nuevos mundos devastados.
Puedo sentir el vacío.
Escrito por Carles Quílez - Web
Pastor | Astronauta | Verdugo | Futbolista | Periodista
Última llamada
Se sacude el polvo que cubre su pequeño cuerpo. Temblando, lava sus manitas, la tierra de sus pestañas. Cada vez más fuerte, cada vez más cerca...
Teme dormirse, no ver otro amanecer. A oscuras, frente a la pantalla del ordenador, antes que caiga la próxima escribe: ¡Socorro! ¿Hay alguien ahí?
Teme dormirse, no ver otro amanecer. A oscuras, frente a la pantalla del ordenador, antes que caiga la próxima escribe: ¡Socorro! ¿Hay alguien ahí?
Escrito por Pilar Alejos Martínez - Web
Guerra
A pesar de todo había decidido no abortar, pero ahora tenía miedo de parir en ese hospital ruinoso, de que sonaran las sirenas y no poder guarecerse, de que hubiera alguien para atenderla... Pero lo que más temía era encontrar en el rostro de su hijo los rasgos del enemigo.
Escrito por Paloma Casado Marco
El vuelo
Me habría gustado que mi estancia en la empresa hubiera sido mucho más larga. Lo sentí especialmente por Marta, una compañera que me había cogido un gran cariño. Ella, a menudo, me decía: "Eres un ángel". Pero llevar replegadas las alas bajo la camisa me resultaba cada día más doloroso.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web
Aprendiendo a vivir
—¡Mamá! —gritó Miguel desde la puerta—. ¡Tengo la colita tan grande, que me da susto!
María miró sorprendida a su hijo de apenas cuatro años. Llena de ternura, se acercó a él:
—Amor mío, mamá nunca ha visto una colita tan grande como la tuya.
Y Miguel se fue feliz.
María miró sorprendida a su hijo de apenas cuatro años. Llena de ternura, se acercó a él:
—Amor mío, mamá nunca ha visto una colita tan grande como la tuya.
Y Miguel se fue feliz.
Escrito por Ana Llorens - Twitter
Amelia (II)
"¡Ay, mis ojos! ¡¡Ay, mis ojos!!", me dicen que no deja de lamentarse Amelia todas las noches mientras, sucia y descarnada, recorre las calles de la ciudad. Yo sé que eso no son más que habladurías, porque no la he vuelto a ver desde que la enterré en el jardín.
Ver mundo
La vida tenía que ser algo más. Siempre en aquella estúpida cocina, cansada de dar vueltas sin sentido... Así que salí andando, literalmente. Aproveché el centrifugado. ¡Quería ver mundo! Estaba temblando de emoción... De repente, off. El enchufe se desconectó de la corriente: los trapos sucios se lavan en casa.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros
Esperando el tren
Toda una noche esperando el tren, y los Reyes Magos me dejaron una pelota de trapo.
También, esperando el tren, te besé antes de que partieras.
Tres años después, esperando el tren, vi descarrilar el vagón donde ibas tú.
Y aquí estoy, esperando el tren, esperando el momento, esperando saltar.
También, esperando el tren, te besé antes de que partieras.
Tres años después, esperando el tren, vi descarrilar el vagón donde ibas tú.
Y aquí estoy, esperando el tren, esperando el momento, esperando saltar.
Escrito por Josep Sebastián - Web
Enamorado
Busca con la mirada hueco donde sentarse. Lo encuentra junto al vacío de la ventana mojada. Con el vaivén del Cercanías se amodorra.
La muchacha del pelo mojado de lluvia juega a enredarlo en el dedo, mientras mira el móvil. La contempla embobado: también esta noche ha soñado con ella.
La muchacha del pelo mojado de lluvia juega a enredarlo en el dedo, mientras mira el móvil. La contempla embobado: también esta noche ha soñado con ella.
Escrito por Carmen Hinojal
Balas de borrar
El bolígrafo apareció en la cuneta días después de que se lo llevaran. Lo encontraron de pie, erguido entre la maleza, acunado por las amapolas, bien rojas, como a él le gustaban.
Resurgió con la fuerza precisa para escribir su historia, la que otros trataron de borrar de un disparo.
Resurgió con la fuerza precisa para escribir su historia, la que otros trataron de borrar de un disparo.
Escrito por Raquel Lozano
Ciberamistad
Apareció poco a poco, como se escriben las historias importantes. Un día era sólo un nombre, al mes ya era mis ilusiones, al año ella era la definición de abrazo.
Tras ella llegó otra, llegaron varias. Soñé que perdía el wifi, pero no, ahí siguen las rayitas y mis buenamigas.
Tras ella llegó otra, llegaron varias. Soñé que perdía el wifi, pero no, ahí siguen las rayitas y mis buenamigas.
Escrito por Arimike - Twitter
Un enorme pezón morado
Una mórbida sensualidad en sus ojos, como animal agazapado, atento y coloso. Los músculos tensos, aceitados de sudor. La mirada fría, buscona y una indolente sonrisa infantil. Mientras se acercaba desprendía un bretel del camisón y ofreció su pecho desbordante de leche que apretujaba el contorno del enorme pezón morado.
Escrito por Orlando Yans - Twitter
La venganza es un plato que se sirve frío
De joven todos en el colegio se burlaban de él —por lo tímido que era—; y aunque era el más listo de la clase también se burlaban de él por eso.
Por eso cuando, algunos años después, ganó el Nobel de medicina, se lo dedicó a sus excompañeros del colegio.
Por eso cuando, algunos años después, ganó el Nobel de medicina, se lo dedicó a sus excompañeros del colegio.
Escrito por Luis Goróstegui - Twitter
Andar por las nubes (Trilogía literal I)
—¿No hay puente? ¿Y cómo hacen para cruzar el canal cuando quieren ir a la ermita?
—Esperar a que haya niebla.
El hondo silencio inicial se hizo ipso facto murmullo entre interjecciones de sorpresa e incredulidad.
—Es muy, muy densa... —aclaró, en tono conciliador, el guía local a los turistas.
—Esperar a que haya niebla.
El hondo silencio inicial se hizo ipso facto murmullo entre interjecciones de sorpresa e incredulidad.
—Es muy, muy densa... —aclaró, en tono conciliador, el guía local a los turistas.
Retorno a la conciencia
Al despertar, en el espejo de su habitación vio que él todavía estaba allí. Vivito, coleando. Salió de casa y, al doblar la esquina en dirección a la parada del bus, una lagartija completaba su aseo matinal antes de ponerse a tomar el sol. No era un diminuto dinosaurio, pero...
Escrito por Carmelo Carrascal
De la noche al día
El faro solía ignorar al infeliz contrabandista que trataba de aliviar las penurias de su familia, pero hoy el guiño del cíclope no sobrevolará la barcaza abarrotada esta vez de muchachas narcotizadas.
Próxima al furtivo desembarco, una pareja arranca su todoterreno alertada por el repentino fulgor de aquella pequeña cala.
Próxima al furtivo desembarco, una pareja arranca su todoterreno alertada por el repentino fulgor de aquella pequeña cala.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter
Apisonadoras
Desde el amanecer se sentía el polvo y el ruido de las chabolas cayendo bajo las máquinas. Ella trataba de recoger apresuradamente lo poco que poseían. Los niños tenían que ponerse los zapatos. Amarrando el colchón al carro con una cuerda, rompió aguas. Y ya no pudo contener las lágrimas.
Escrito por Aurora Baeza
Cuenta pendiente
Ana le cantaba una canción de cuna a su bebé. Paró de cantar, ya que había escuchado unas voces conocidas. Llamó a su esposo.
—Iré a ver quien es —dijo él, bajando a la sala.
Al rato se escuchó un disparo. En ese momento, sabía que vendrían a por ella.
—Iré a ver quien es —dijo él, bajando a la sala.
Al rato se escuchó un disparo. En ese momento, sabía que vendrían a por ella.
Escrito por Luis Ángel
50
Los creyentes te llaman divinidad. Los insulsos, miedo. Los científicos, muerte. Los ignorantes, viaje. Los felices, nada. Los infelices, alivio. Los curiosos, duda. Los hiperactivos, mal. Los malos, plata. Y así te llaman, pero nunca vienes.
...Escribía Julián cuando el avión comenzó a entrar en turbulencia, y se apagaron motores.
...Escribía Julián cuando el avión comenzó a entrar en turbulencia, y se apagaron motores.
Escrito por Juan Mono
Los marineros de Alfonso
Llegó. La tierra anhelada. Atrás: los combates perdidos, las pasiones encontradas, la falta de paz. Fue muy duro el camino, pero Alfonso y sus soldados, los pocos, aquellos que dejaron cicatrizar sus heridas, allí estaban contemplando sus pasos en la orilla. Nuevas aventuras encontrarán y anhelan nuevos miedos por vencer.
Escrito por Giovisna
Preludio para vísperas de la Nochebuena
Como preludiando el desgarro que habría de dejarle Bosie en años venideros, barruntaba el dolor horrible de trillones de átomos atravesando los míseros cuerpos humanos.
Concluyó el cuento dibujando la inánime avecilla y el corazón de plomo. Dejó la estilográfica y salió al corredor, tomando su bastón y su sombrero.
Concluyó el cuento dibujando la inánime avecilla y el corazón de plomo. Dejó la estilográfica y salió al corredor, tomando su bastón y su sombrero.
Escrito por Dipandra - Web
Las capas de las cebollas
En la cocina van a hacer una tortilla de patatas. Teresa recuerda las lágrimas amargas resbalando por sus mejillas pecosas, destiñendo la alegría de su cara. La mayor dice: "Con cebolla". La pequeña: "Nosotras las pelaremos, yaya". A la abuela se le aclaran las pecas, mantiene la sonrisa sin capas.
Escrito por Carmen Martínez Marín - Web
Fumar mata
Resultó doloroso comprobar que había sido una relación sustentada en la nicotina. Porque cuando el doctor les prohibió el tabaco, los polvos no sabían igual sin la guinda del cigarrillo fumado a medias, símbolo de la complicidad de dos amantes entregados a una pasión que lentamente fue menguando hasta desaparecer.
Escrito por Rafa Sastre - Web
Las musas regresaron
Desempolvé las anotaciones que hacía meses había guardado en la carpeta cuya portada lucía un "nueva novela". Preparé una tisana y, ordenador en mano, las palabras empezaron a fluir. Escribía apresurada, muerta de miedo. Temía que de nuevo acabaran abandonándome. Pero estaba equivocada, habían regresado para acompañarme gratuitamente durante días.
Escrito por Emma González Arribas
Entre el cielo y el infierno
Una píldora para cada hora.
A las ocho hay una que me prepara para el trabajo. Antes de la merienda la azul ayuda a no engordar. Para evitar el olvido, la multicolor. Si tengo pareja, la negra; si estoy solo, la blanca.
Dios hizo tantas píldoras y colores para poder vivir.
A las ocho hay una que me prepara para el trabajo. Antes de la merienda la azul ayuda a no engordar. Para evitar el olvido, la multicolor. Si tengo pareja, la negra; si estoy solo, la blanca.
Dios hizo tantas píldoras y colores para poder vivir.
Escrito por Ricardo Rodríguez Sánchez
A grandes males...
Una década duraba aquella implacable sequía que provocó la total extinción de las diferentes cabañas ganaderas. Imposible adquirir carne de calidad. Mucho menos consumirla. Aníbal, el carnicero, sin embargo, ofrecía cada lunes a su distinguida y acomodada clientela unas suculentas piezas. Afirmaba ejecutar la matanza allá, en su pueblo natal.
Escrito por José Antonio Barrionuevo - Twitter
Incompatibles
Te amé desde la primera vez que te vi. Me cautivaron el brillo de tus ojos, tu esbeltez. Y esa manera tuya de moverte, sin hacer ruido, en la oscuridad.
Siempre sospeché que tenías algo de gata.
Hoy muero mientras escucho crujir entre tus mandíbulas mi pequeño esqueleto de roedor.
Siempre sospeché que tenías algo de gata.
Hoy muero mientras escucho crujir entre tus mandíbulas mi pequeño esqueleto de roedor.
Escrito por María José Rodrigo
Quien a buen árbol se arrima...
En verano le gustaba encaramarse a los árboles para leer. Según fuese el libro, elegía una u otra especie: frutales si eran libros de aventuras, viejos robles para los libros de viajes... Cuando aquel verano conoció a Manuel, sus ojos verdes hicieron que buscara un tilo para serenar su corazón.
Escrito por Flor Belmonte
Pasión por la ciencia
Ensayo fase I. Selección química.
Apura en una toma el fármaco contenido en la probeta. El efecto es inmediato. Avanza decidido hacia una de sus colegas y le da un largo beso con sabor a magnesio. Reacción positiva. Repasa su libreta.
Ensayo fase II. Gimnasio, sastre y clases de baile.
Apura en una toma el fármaco contenido en la probeta. El efecto es inmediato. Avanza decidido hacia una de sus colegas y le da un largo beso con sabor a magnesio. Reacción positiva. Repasa su libreta.
Ensayo fase II. Gimnasio, sastre y clases de baile.
Escrito por Jose Bravo - Twitter
Puñalada trapera
La carreta avanzaba lentamente por la empinada cuesta cuando el trapero se ocultó las tijeras bajo la andrajosa chaqueta. Se acercó sigilosamente al transeúnte que resoplaba junto al camino y se las clavó en el bajo vientre . Sin inmutarse apenas, las abrió, asegurándose así de que le desgarraba los intestinos.
Escrito por Perraka
Después de todo
—Calla —dijo ella.
—Cállame tú —dijo él.
Después se escuchó un beso y el quejido de dos cuerpos entrelazados.
Me desperté sofocada. Toqué tu lado de la almohada y allí estabas. Plácidamente dormido. Sentía que el corazón explotaba de felicidad al sentirte de nuevo a mi lado después de todo...
—Cállame tú —dijo él.
Después se escuchó un beso y el quejido de dos cuerpos entrelazados.
Me desperté sofocada. Toqué tu lado de la almohada y allí estabas. Plácidamente dormido. Sentía que el corazón explotaba de felicidad al sentirte de nuevo a mi lado después de todo...