De la noche al día
El faro solía ignorar al infeliz contrabandista que trataba de aliviar las penurias de su familia, pero hoy el guiño del cíclope no sobrevolará la barcaza abarrotada esta vez de muchachas narcotizadas.
Próxima al furtivo desembarco, una pareja arranca su todoterreno alertada por el repentino fulgor de aquella pequeña cala.
Próxima al furtivo desembarco, una pareja arranca su todoterreno alertada por el repentino fulgor de aquella pequeña cala.
Antonio le has dado vida a ese faro, incluso diría yo poder de decisión, ya que mientras el contrabandista solo se dedicaba a eso al contrabando, pues digamos que el faro se lo permitía, pero en el momento en que la mercancía son mujeres, ese mismo faro ha decidido poner fin a su aventura.
ResponderEliminarComo siempre en tus relatos hay una frase que me encanta, y en este caso es genial ese "guiño del cíclope" dice e ilustra tanto el relato.
Me ha gustado mucho tu relato Antonio, un abrazo enorme.
Así es, Javier. Has descrito perfectamente la esencia de la historia. La idea, en definitiva, era construir una especie de fábula con una de la debilidades humanas, la codicia.
EliminarMe alegra, además, que menciones lo del guiño, con él quería transmitir la complicidad rota.
Gracias por tan atenta lectura, Javier. Un fuerte abrazo.
La proyección animista del cíclope (aquilatada metáfora sobre el faro insomne de la costa de los contrabandistas) le presta al relato una visión de vista de pájaro, como el ojo impenitente y vigía de un gran hermano que controla las acciones y permite un laissez faire, siempre y cuando las acciones estén dentro del marco permisivo de lo decentemente aceptable para vivir. Cuando las tornas son malvadas, el cíclope vierte su furia iluminando la playa y sus vigilantes actúan ante la empresa vil de las mafias que tratan con mujeres.
ResponderEliminarDelicadez y finura ponen tus palabras en un contexto de original creación para evidenciar otra de las lacras subterráneas que socava el entramado moral de una sociedad hipócrita que vende su dignidad, desde hace siglos, a los sucios manejos de la explotación de seres humanos pobres y desfavorecidos en beneficio de empresas alegales o, directamente ilegales que comercian con personas como objetos de placer sexual para las otras, las pudientes.
El relato es bello por su factura, por la manera en que la narración nos conduce a través del ciclópeo ojo hasta esa barcaza abarrotada de muchachas narcotizadas. Se agradece que su previsible final feliz nos consuele de tan míseras empresas en las que se hayan embarcadas tantas organizaciones clandestinas, así como saber que hay quienes velan para detener estas aberrantes prácticas.
Un tema que tiene mucho recorrido e interminables reflexiones. Y un micro estructurado con pericia y escrito con tu sello. Sinónimo y denominación de Buena Lectura. Disfrute literario para un día de asueto como es hoy.
A disfrutrar, Antonio, como yo con tu relato. Un abrazo.
¡Vaya, Manuel! menuda disección del relato; atinada, rica y enriquecedora.
EliminarTienes razón en lo de las múltiples reflexiones, pero he querido destacar la finísima línea entre la necesidad y la ambición, cosa que nuestro iluminador héroe sí parece tener muy clara.
Muchas gracias por extraer tantos matices del relato y por regalarme un comentario tan interesante.
Un fuerte abrazo.
Con un título de lo más apropiado, donde se ilumina una situación muy oscura, dejas a las claras la práctica de una esclavitud que de una u otra forma sigue produciéndose aún en nuestros días. A ese cíclope le ha resultado suficiente un solo ojo para situar el foco de atención donde otros hacen la vista gorda. Hay realidades que desaparecerían si se pusiera luz y buena voluntad sobre muchos asuntos, en lugar de mirar hacia otro lado; no sería tan difícil, al igual que las cucarachas, los sujetos que viven a costa de la dignidad de otros huyen despavoridos al ser descubiertos. Existen muchas formas de sobrevivir sin realizar tareas poco éticas bajo el manto de la nocturnidad y lo clandestino.
ResponderEliminarUn relato lleno de creatividad, reivindicativo y de impecable factura, con una prosa cuidada al máximo. Es un placer leerte.
Un abrazo fuerte, Antonio
Demasiadas veces vemos como la ética es devorada por la codicia, más cuando ésta última está amparada, en este caso, por la oscuridad de las circunstancias. Pero ahí tenemos al exceso de confianza, como la chivata más eficaz para abortar malas artes o desprecios por lo ajeno.
EliminarMil gracias Ángel, por tu exquisito comentario del que siempre es una suerte poder disfrutar.
Un fuerte abrazo, compañero.
El contenido del relato es una denuncia de la trata de mujeres destinadas a la explotación sexual, práctica habitual en países que se hacen llamar, de manera hipócrita, civilizados. El pequeño contrabando de quien intenta, en su desgracia, ayudar a su familia es permitido por ese justiciero faro.
ResponderEliminarPero la narración, el punto de vista, las poderosas imágenes, como la del guiño del cíclope y la belleza de la prosa elevan la historia a la categoría de microrrelato soberbio, genial.
Enhorabuena, Antonio. Y gracias por compartir relatos tan bellos como este. Un gran abrazo.
Con todas esas bondades que describes del relato, soy yo el que te está agradecido, Carmen.
EliminarMuchas gracias por pasarte y dejarme tu sensibilidad.
Un fuerte abrazo.
Tomamos prestada la mirada del gigante luminoso y asistimos a la gradual descomposición de este traficante, cuya ambición no le ha permitido detenerse aún cuando los estómagos de los suyos estén satisfechos. Hay de males a males y no es necesario tener más de un ojo para reconocer el génesis de un monstruo.
ResponderEliminarUn relato con la luz y sabiduría que te caracterizan, estimado Antonio.
¡Genial!
Abrazo.
Tú lo has dicho Vicente: dejarse llevar por la ambición conduce irremediablemente a una descomposición, bien de lo que eras, bien de aquello en lo que te querías convertir, o ambas.
EliminarGracias por la luz de tu comentario.
Un fuerte abrazo.
Un micro bastante duro. Y lleno de metáforas.
ResponderEliminarEnhorabuena, Antonio
Gracias Plácido, me alegra que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Nos presentas la bondad de una luz vigilante ante la ley, con un guiño a la lucha y con el atenuante del amor y el sacrificio por su familia. Pero la dignidad de las personas es una línea roja que el faro no puede ignorar. Un micro que nos hace reflexionar sobre la naturaleza y el fin de nuestras acciones. Genial, Antonio. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarLínea roja como dices, pero extremadamente delgada, más de lo que nos imaginamos incluso los que aseguramos que nunca la atravesaremos.
EliminarMe alegro de que te haya hecho reflexionar, tal y como pretendía.
Muchas gracias por tu comentario, Salvador.
Un abrazo.
Antonio, con qué sutileza consigues dotar de vida a ese faro, que encubre cuando se realiza contrabando por necesidad y descubre con su luz cuando lo que se hace es trata de mujeres para su explotación sexual, impidiendo que tengan éxito al ser detenidos por la Guardia Civil.
ResponderEliminarLa metáfora del faro como si fuese un cíclope, es muy acertada y bella.
Nunca defraudas. Denuncias esta actividad indigna e inhumana con la belleza de tus palabras y la calidad de tu micro.
Enhorabuena, Antonio.
Besos
Has descrito perfectamente el relato, Pilar. Los humanos seremos cómo seremos, pero siempre encontramos una luz en medio de la oscuridad
EliminarTe agradezco muchos tu comentario. Menudo orgullo no defraudar a una bicampeona.
Un fuerte abrazo.
Ojalá todos los faros de todos los mares encandilaran con el fulgor de su linterna, prácticas como estas y no se diesen en ninguna parte del mundo.
ResponderEliminarLos faros automáticos, ya todos, sólo sirven para contemplarlos y para que ayuden a los barcos
Un cincuenta precioso, bien contado en pocas palabras.
Besicos, Antonio
No temas, el faro de mi historia no desaparecerá. Es la luz que nos hace humanos, esos seres capaces de apagarse en las más oscuras atrocidades y de iluminar con una fuerza capaz de atravesar los siglos.
EliminarFue un placer conocerte, Carmen. Muchas gracias por tu comentario.
Por cierto, fue estupendo que llevaras tu faro en noviembre, gracias a él, son más nítidos los recuerdos de la última quedada.
Un besazo.
Un faro con alma, vigilante, acostumbrado a los cantos de los marinos que desafían al mar y a los llantos de las desconsoladas sirenas, no podía dejar que la noche encubriera un crimen antinatural.
ResponderEliminar¿Comienzo de una nueva serie? Este faro tiene muchas historias que contar.
Un abrazo de la chalada. :)
¿Qué sería del alma del mar sin los faros? probablemente abocada a encomendar su deriva a la piedad de la noche, para mantenerla a flote del traidor perfil de la costa.
EliminarGracias por acercarte a la costa y dejarle tu canto al solitario faro. Si vienes más veces, seguro que tendrá nuevas historias que contarte.
Un abrazoso beso.
Tu faro humanizado tiene muchas luces y las ideas muy claras ¡lástima que no sea de verdad! Estaría muy bien que existieran faros como el que nos cuentas, haciendo de centinelas para evitar que llegaran a buen puerto tantas injusticias. Un relato de los que iluminan, Antonio. Un abrazo.
ResponderEliminarNo Juana, sí es de verdad. Todos tenemos uno dentro. Sólo hay que encenderlo.
EliminarGracias por pasarte y dejarme tu bonito comentario.
Un fuerte abrazo.
Antonio, tu faro –muy acertada tu metáfora al compararlo con un cíclope- ilumina muchas parcelas de nuestras sociedades del siglo XXI, y no precisamente de las que podamos sentirnos orgullosos, por el contrario, son parcelas que al conocerlas producen vergüenza y aversión.
ResponderEliminarDe entrada, hay dos mundos, el nuestro, ese al que llamamos el Primer Mundo, y los otros, donde no sé hasta dónde se puede seguir haciendo clasificaciones. ¿Acaba todo en el Tercer Mundo, o hay también un Cuarto y un Quinto Mundo donde están los últimos parias del planeta?
Y luego, en cada uno de esos mundos hay sus correspondientes clases, o las decenas de escalones que componen eso que llamamos pirámide social.
Del lado del país, llamémosle privilegiado, está el contrabandista al que, quizá, no le ha quedado más remedio que incurrir en una vida delictiva para sacar adelante a su familia, y luego las autoridades corruptas, que inutilizan el faro para poder hacer la vista gorda, y así, los traficantes de seres humanos –mayormente mujeres- puedan salirse con la suya, mientras esos defensores de la ley se llevan unas sustanciosas cantidades por dejarles a los malos llevar a buen puerto sus criminales planes, con lo cual, añaden más podredumbre al mundo.
Del otro lado, donde hay tantos países hundidos en guerras, miseria, violencia y demás la lacras humanas, están esos seres sin escrúpulos que se aprovechan de sus paisanos o de cualquiera que se les ponga por delante.
En tu historia son muchachas narcotizadas a las que les espera el peor de los destinos, pero podrían haber sido emigrantes o refugiados, a quienes se les exprime al máximo por hacerles llegar a alguna de nuestras tierras de promisión y que muchas veces mueren en el intento.
Así que con unas pocas pinceladas, con unas frases certeras, has sintetizado unas cuantas denuncias y verdades que parecen estar lejos de solucionarse, más aún desde que, con la omnipresente crisis económica, soplan vientos retrógrados por todas partes.
Mis felicitaciones por este gran microcuento, un saludo.
Había dejado el comentario a medias, tenía una idea en la cabeza sobre el mismo que es la que he seguido para continuarlo, pero una vez enviado, me doy cuenta de que me había inventado una segunda parte de tu microcuento que no existe.
ResponderEliminarCreo que en líneas generales lo dicho es válido, pero mi imaginación -la loca de la casa, como decía Teresa de Ávila-, me ha gastado una mala pasada, así que la voy a castigar unos días a ver Sálvame Deluxe para que se entere.
Lo siento, Antonio.
Es que nos rodea un mundo muy complejo Enrique, y tú, con mucho oficio, valentía y erudición, te lanzas a desgranarlo dejándonos siempre con la boca abierta.
EliminarUna vez cerrada, te diré que ni se te ocurra acudir a semejante programa; tu imaginación corre demasiado peligro. Ten presente que la estupidez es muy contagiosa y además juega en casa.
Gracias de nuevo por este comentario maestro, maestro.
Un abrazo.
Un faro espectador que se ha “humanizado” a fuerza de estar frente al mar día tras día contemplando el devenir de los hombres que lo construyeron. Con todo lo que pasa, sería fantástico que algo así se convirtiese en realidad. Felicidades, Antonio, por tan bonita y original historia. Un beso grande.
ResponderEliminarVoluntarios, conciencia, generosidad. Todo ello es luz de faro de filo tan agudo que es capaz de rasgar la oscuridad. Yo creo que podemos ser optimistas; por larga y cerrada que sea la noche, ésta siempre muere de luz.
EliminarMuchas gracias, Inma, por dejarme tu comentario, por estar siempre ahí.
Un fuerte abrabeso.
Concuerdo con Manuel sobre la acertada metáfora del faro-cíclope. Me gusta el conjunto del relato escrito muy bellamente y mi loca imaginación ya bautizo al infeliz contrabandista con el nombre de Ulises.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar¡Ea!, pues bautizado queda. En el nombre del padre, del...
EliminarGracias Jean por dejarme tus impresiones. Y yo, feliz por hacerme saber que te ha gustado.
Un fuerte abrazo.
Gran criterio el de ese Faro, que hace uso además de su poder para impartir justicia. Gran personaje en todos los sentidos este juez de fábula, arrojando luz sobre una de las mayores debilidades de la condición humana, y excelente tu relato, sólido en su planteamiento y bello en su narración.
ResponderEliminarEnhorabuena, querido Antonio.
Un fuerte abrazo.
Gracias Enrique. Me ha gustado mucho el calificativo de 'juez de fábula' que otorgas a nuestro erecto héroe. Hubiera sido un buen título para el relato.
ResponderEliminarRepito, gracias por pasarte a comentar. te aseguro que soy adicto a tus amables y certeras apreciaciones.
Un fuerte abrazo, querido compañero.
Un faro con vida propia que se ha hecho el ciego cuando el contrabando era de cosas sin importancia, pero cual cíclope vigilante, ha abierto su enorme ojo al avistar algo con lo que nunca se debe hacer negocio.
ResponderEliminarCuentas las historias con un estilo tan poético que, además de ser buenas, me relamo del gusto al leer ese forma tan tuya de narrar.
Este va a mi libreta, bueno, tengo un apartado solo con tus historias, porque me encantas.
Tienes un don, y es un placer que lo compartas con nosotros.
Un abrazo, amigo.
Pablo
Gracias Pablo. Me siento orgulloso de pertenecer al elenco de narraciones que son capaces de tocar tu enorme sensibilidad y de ser consideradas por ti dignas de pertenecer a tu libreta.
EliminarUn abrazo, querido compañero. Y como cada mes, espero tu nuevo relato que a buen seguro disfrutaré.
Relato con protagonista y mensaje panópticos, y con un destello de esperanza en forma de fulgor, para permitirnos pensar que sí es posible barrer, con un haz de luz, la maldad que demasiadas veces navega por el mundo.
ResponderEliminarGran relato, Antonio. Suerte con él.
La oscuridad sólo es ausencia de luz y si nuestro propio faro interior se apaga, como muy bien subrayas en tu excelente comentario, existe luz de sobra ahí afuera para apagar cualquier oscuridad.
EliminarUn fuerte abrazo, compañero. Te deseo una felices fiestas.
Vaya historia, Antonio. Digna de un guión cinematográfico con guiños a la mitología. Una genialidad, aunque no me sorprende viniendo de ti.
ResponderEliminarSuerte en la votación.