El lunar
Cada mañana se dibujaba el dichoso lunar, ese pequeño topo oscuro que se había convertido en su seña de identidad. Estaba un poco cansada, pero no se decidía a dejar de perfilarlo. "Mañana veremos", murmuró Marilyn. Y acercándose al espejo apretó de nuevo el lápiz negro sobre su blanca mejilla.
Buen homenaje a la inmortal Marilyn, en este relato.
ResponderEliminarBienvenida, suerte y feliz 2017
Gracias, María Jesús. Un abrazo
EliminarEl lunar de Marilyn es el protagonista de tu relato, lunar que ella acentuaba tal y como tú describes y que ella utilizaba de forma sexy.
ResponderEliminarBuen relato Eloina, un abrazo.
Sí, Javier, un lunar muy característico...
EliminarHasta un icono de la belleza como ella recurría a pequeños truquitos para realzarse. Un simple punto puede tener su importancia.
ResponderEliminarUn saludo, Eloína.
Imagino que todos los iconos de la belleza tendrán sus trucos...Saludos, Ángel
EliminarEloina, me ha parecido interpretar que has utilizado el lunar como metáfora de lo mucho que le costaba seguir siendo Marylin, de lo cansada que estaba de ser el personaje.
ResponderEliminarPreciosa manera de contarlo. Enhorabuena.
Besos
¿Será verdad que cada mañana tenemos que disfrazarnos de lo que no somos para los otros?
ResponderEliminarUn buen micro. Saludos, Eloína
A veces lo que usamos como herramienta para conseguir nuestros objetivos se vuelve en nuestra contra. Marilyn no podía prescindir ya de su apariencia que tanto éxito le proporcionó. He visto la amargura en su cara mientras se perfilaba ese pícaro lunar.
ResponderEliminarUn saludo.