La chispa

Oyó las llaves y apuró la copa.

—¿Empezando sin mí? —dijo él, sonriente.
—Qué va, preparando dos vinitos —disimuló.

Brindaron y bebió casi de trago. Él apenas mojó los labios, que enseguida besaban a su esposa.

Desde la cama aún podía ver su copa. "Qué lenta he estado hoy", lamentó.
Escrito por Álex Garaizar

Final anunciado

Ella se había embutido aquel vestido ceñido para ofrecerse voluptuosa y descarada al deseo ajeno.

Él, abriendo la mano, dejó caer el cuchillo ensangrentado junto al cuerpo inerme.

—Te lo había advertido —balbuceó luciendo una inquietante sonrisa de alivio o desesperación mientras las sirenas rompían el silencio de la noche.
Escrito por Mozasmo

Caldo de cultivo

Caminaban a ciegas, uno tras otro, y solo un poco antes de llegar al abismo les cayeron las vendas de los ojos, apenas con el tiempo justo de ver que la inmensa caldera en la que iban a ser arrojados era la misma que surtía de sopa a sus hijos.
Escrito por Manoli VF - Web

Sucesos (Breves I)

Un considerable tropel de palabras ha desaparecido repentinamente. Todo apunta a que el colectivo procedía de un acalorado grupo de discusión y que, en el momento de los hechos, llevaba a cabo un intercambio de impresiones. Algunos testigos advirtieron la presencia de un sospechoso viento que merodeaba por los alrededores.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez
Parte I | Parte II | Parte III

Zapato de cristal

Sus miradas se cruzaron en medio de la multitud. Hablaron, rieron, compartieron gustos y anécdotas hasta el amanecer. Dejaron de ser extraños desde el primer momento. Ignoraba su nombre, su teléfono, no tuvo tiempo de más antes de marchar.

Lástima que en su huida no perdiera un zapato de cristal.
Escrito por Inma Carrasco

El secreto

"Mi hermano y yo tenemos telepatía, pero solo de mutua voluntad, ninguno de los dos podemos leer la mente del otro si no estamos en concordancia".

Mientras desvela esa oculta habilidad en lo que va a ser su autobiografía, tres calles más allá, su mellizo, sonríe entre pícara y cariñosamente.
Escrito por Javier Palanca

El pararrayos

Aquel año, todas las mujeres encintas del pueblo abortaron.

Se habló de la proximidad de la central nuclear inaugurada meses atrás, pero ya nadie se acordaba de la gran tormenta que cayó a mediados de agosto. Ni del rayo que chamuscó el nido que coronaba la torre de la iglesia.
Escrito por Josep Sebastián - Web

Moviola

Muere en la habitación del hospital donde su esposa da a luz a su hijo a una manzana de la iglesia donde contrae matrimonio y la conoce en el instituto de la calle donde le bautizan en la iglesia que dista una manzana del hospital donde ahora acaba de nacer.
Escrito por Manuel Bocanegra - Web

La dueña de la pensión

Entra, sale, y se dirige a su habitación. Hace poco ruido. A veces saluda. Si te asomas lo ves con los auriculares puestos. Articula algún sonido, se ríe. Sin embargo cuando sale a caminar por la calle, compruebas que su éxito social es grandilocuente. Asombrada me tiene este buen hombre.
Escrito por Carmen Martínez Marín - Web

Ay ho, ay ho, nos vamos a cenar...

Los hombrecillos masticaban en silencio, saboreando la carne lentamente. El invierno había sido duro, las heladas arruinaron la cosecha y la caza escaseaba en el bosque. Pero aquella noche cambió su suerte cuando una mujer allanó su hogar. Al verla, ninguno de ellos dudó de que ella sería su cena...
Escrito por Perraka

Malentendido

La discusión había sido intensa esta vez. Aún permanecían suspendidas en el aire las palabras de él antes de cerrar de un portazo y marcharse: "No te entiendo... me vuelves loco". Recordándolas, sonrió complacida. ¡Hay que ver! Más de treinta años juntos y seguía diciendo que estaba loco por ella...
Escrito por Flor Belmonte

Malos tratos I

—No intentes escabullirte, maldito gato —susurró el niño, mientras avanzaba cojeando penosamente.

Cazó al peluche de una oreja, lo sacudió y lo azotó impiadoso con su cinturón. Por suerte para el minino, sólo pudo utilizar la mano izquierda, que era la menos hábil, pero la única que le quedaba sana.
Escrito por Silvina Palmiero - Twitter
Parte I | Parte II | Parte III

Los tiempos cambian

Enfundado en su mono azul logró desencajar la llave y abrir la caja fuerte, Arturo había recuperado los documentos vitoreado por los directivos reunidos en aquella mesa redonda. Estaba satisfecho; por fin acabaron reconociendo su labor. 

Entregaron las propuestas a los acreedores, entre ellas la externalización del servicio de mantenimiento.
Escrito por Jose Antonio Gallego

La respuesta

Los dedos pulsan la retina, como un timbre tras la puerta, convocan la presencia inmediata. Se abren los párpados. Todo es negro y una estrella tintinea en ese cielo tan extraño. Inútil no rozarla. Cuando estira la mano aparecen redondos universos. Uno es verde, como sus ojos, responde: yo también.
Escrito por Juan Carlos Parra

Gratitud poética

Mis viejas sandalias, remendadas con bramante y lustradas con betún; mi pantalón beige de lino, metido de largo y de cintura; y mi desgastada camisa vaquera, completada de botones y reforzada con coderas, lucían ahora dignamente en el cuerpo de aquel hombre que me cedió el asiento en el autobús.
Escrito por Enrique Mochón Romera - Twitter

Prisión oscura

Miró la estancia, milímetro a milímetro, pero no conseguía distinguir nada; estaba todo a oscuras. Palpaba las paredes para avanzar por la habitación buscando una puerta que le ayudara a salir de allí, pero no encontraba nada, parecía que no tuviera fin. Sintió angustia, sabía que jamás saldría de allí.
Escrito por Rubén José Huertas Rojo - Web

El pañuelo es un mundo

La guerra y un matrimonio de conveniencia con Jacinto, el de los cementos, los habían separado. Pero un día el azar los juntó en el metro.

Fui testigo, hablaron sólo de achaques. Al bajar creo que se rozaron, antes de seguir cada uno por su lado, guiados por sus perros.
Escrito por Miguel Ibáñez

Menú del día en el balneario

Por la mañana, en la piscina del balneario, las mujeres no apartaban la mirada del slip de él, ni los hombres del cuerpo de ella, ceñido por un minúsculo bañador.

Por la tarde, los comentarios fueron unánimes: ¡aquellos prejubilados estaban para comérselos!

Por la noche, eso es lo que hicieron.
Escrito por Pepe Sanchis

La decisión

—¡Lánzalo, tíralo ya! ¡Date prisa!

Los dos hombres, a duras penas, consiguen hacerlo. Finalmente, lo arrojan por el precipicio.

Tal vez deberían haber hecho las paces con él, antes de llegar a tan extrema decisión. Solo queda lamentarse y asumir todo lo que les viene encima. La suerte está echada.
Escrito por María José Viz Blanco

La bailarina y el tramoyista

Levita rodeada de las miradas de sus pretendientes que se agolpan en las primeras filas. Mientras, mi corazón danza sobre la orilla de su boca.

El silencio detiene sus pies, saluda y vuela hacia su camerino. Entonces bajo el telón, al tiempo que mis sueños funambulistas van perdiendo el equilibrio.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter

Obedezca las señales de circulación

La flecha que, pintada en la calzada, señala el sentido obligatorio de la calle se cansó de las reiteradas infracciones de la moto azul. Esta mañana, cuando el vehículo avanzaba de nuevo hacia ella a toda velocidad, se ha alzado del suelo impactando de lleno en el pecho del motorista.
Escrito por M. Carme Marí - Web

El beso

Se miran, se miran con rigor, en silencio. Los ojos, de ella, azules como los dameros profundos de las piscinas. La mirada de él, oscura como la noche sin luna. Se detuvieron las pupilas ajenas, unas en las otras, los ojos expectantes. Y los labios callados, envidiosos se juntaron temblorosos.
Escrito por LZY

Y sin más se fue

Bailamos a las seis de la madrugada entre sábanas y luces del amanecer. Corrimos por las carreteras detrás de la mariposa que cazamos a media tarde y vimos aquella película tan mala de alienígenas.

Al día siguiente no se despertó ni para ayudarme a hacer el desayuno como cada mañana.
Escrito por JM

Restauración

—Observe con qué esmero el restaurador ha pincelado esta espiral dorada, sutilmente oleosa, que lo enmarca todo con su brillo destellante, gracias a la indirecta luz cenital. Examine, también, ese pigmento bermellón que realza las nacaradas salpicaduras que cubren, delicadas, el...

—Disculpe, señor, yo he pedido ensaladilla rusa, no pulpo.
Escrito por Jesús Garabato Rodríguez 

La plaga

Vivían en un bosque amplio, lleno de enormes plantas y flores de todos los colores. La libertad olía a césped y la vida era sencilla hasta que su hábitat fue destruido por una lluvia ácida que derritió sus pequeños cuerpos. Las hormigas yacieron juntas hasta el ocaso de sus vidas.
Escrito por Esther Moreno Morillas - Web

Anfitrión e invitado

Logró codearse con la cúpula de mafias internacionales. En Facebook aparecía con los pies sobre la mesa, acompañado de conocidos capos del hampa.

Fue invitado a una timba por el capo soviético. Orgulloso asistió y con estupor descubrió que el juego era la ruleta rusa. No pudo rehusar.

Después, tampoco.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web

Dudas y fallas

Madre siempre dijo que dejé de llorar cuando vi la primera hoguera. Este año prefiero que no diga nada, que esté quieta. Un pestañeo es sí y dos, no.

Aunque quizás me esté equivocando ya que, cuanto más parpadea, más gente quiere indultar al ninot en el que se encuentra.
Escrito por Luisa Hurtado González - Web

Amigas noctámbulas

Me persiguen desde anoche, ya no sé dónde esconderme, todo empezó con un simple juego, parecían tan dulces y tan suaves que me quedé embobado y sucumbí a sus encantos, ahora la luz del alba las ha delatado, veo sus ojos crispados y mi cabeza estalla con sus balidos iracundos.
Escrito por Malu

Un plan casi perfecto

Lo tenían todo planeado: las bolsas de basura, las botas, las pistolas... Llevaban mucho tiempo preparando el trabajo, querían hacerlo antes que las calles se llenasen de gente y no tuviesen espacio para moverse.

De pronto estalló una tormenta. Sus planes de pintar los bancos del parque tuvieron que esperar.
Escrito por Leire Frex

Estrés laboral

Con la autorización judicial intervinimos el teléfono del sospechoso. Tras una semana de escuchas pedí el cambio de servicio, no podía aguantar más. Todas las llamadas eran de Estela María, Magaly o Vanesa Luz, las mismas que también llamaban a mi móvil todos los días con la oferta de Pelmaphone.
Escrito por Rafa Olivares - Web

Inmensamente feliz

Todo era silencio. Le gustaba vivir lejos de la gente. Tanta tranquilidad le fascinaba. No se oía nada. Ni el zumbido de un insecto, ni el gotear de un grifo. Nada. Era inmensamente feliz. De pronto sintió un ligero balanceo y la absoluta oscuridad que lo rodeaba: estaban dándole sepultura.
Escrito por Mª Luisa Pérez Rodríguez

Desfallecido

Siempre que me leía un cuento de buenas noches, mi padre se quedaba dormido y me dejaba solo en un país de pesadilla enfrentándome a dragones feroces, ogros sanguinarios, gigantes crueles, brujas pérfidas, madrastras antipáticas y duendes malévolos. Mi madre no entendía por qué todas las mañanas me levantaba desfallecido.
Escrito por Plácido Romero - Twitter

Ciclos de oficina

—Lo siento, jefe.
—No te preocupes, Chávez —respondió el hombre mientras colocaba sus pertenencias en una caja de cartón—, estas cosas pasan, nadie es imprescindible ni eterno.

Se estrecharon las manos mientras que una voz femenina decía apurada desde la puerta:

—No me gusta interrumpir, pero me asignaron esta oficina.
Escrito por Horcasas2 - Twitter

Invisibles

Nadie de casa parecía darse cuenta. Era como si yo no estuviera. Nadie preguntó "¿Estás bien?, ¿qué te ocurre?, ¿por qué estás cada vez más delgada?".

Solo entonces comprendí que solo me tenía a mí misma y empecé a aguantar las ganas terribles de vomitar siempre que terminaba de comer.
Escrito por María José Rodrigo

Pessoa

"Tenemos que volver ya a los Jerónimos", le dijeron Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Álvaro de Campos. "Esperad un poco", les respondió, mientras miraba absorto las resplandecientes aguas del Mar de la Paja, y sentía que le impregnaban el alma saudades infinitas, amores imposibles y todos los sueños del mundo.
Escrito por Enrique Angulo - Twitter

Walpurgis

El cuerpo, recién salido de la nevera, estaba preparado para la autopsia. El doctor y su ayudante lo colocaron sobre la mesa de acero y levantaron la sábana. Era una joven de bellas proporciones con la etiqueta L212 en su dedo gordo.

Elevó un párpado cuando oyó la sierra eléctrica.
Escrito por Pepe Illarguia - Web

Rota la crisálida

No le gustaba para nada su vida, así que se la quitó. Se quitó esa, la que pesaba como traje de buzo, y en el rubor de su anhelada desnudez se enfundó otra más liviana, acorde con sus ganas de volar. Tanto resplandecía, que el cuervo no pudo evitar comérsela.
Escrito por José Ramón Sánchez Varela

Supervivencia

El aire gélido de la noche dificultaba respirar. Tiritando, observaba acurrucado tras unos setos la encorvada silueta de aquella monstruosa criatura olfateando, intentando localizarle. Pero el aire soplaba a su favor y no podía captar su olor. Gruñendo y contrariado, aquel ser empezó a alejarse buscando a su evasiva presa.
Escrito por Emilio NB - Twitter

Ciudades silenciosas

Hileras de figuras con túnicas y tocados blancos asoman a los balcones de muchos edificios. Hombres y mujeres prisioneros en sus casas, inmóviles, de pie, sufren su condena. Hasta los niños cruzan las calles cabizbajos, mudos.

La voz en off de la pantalla anuncia con atonía la sentencia de muerte.
Escrito por Carmen Cano - Twitter

Ya lo decía mi madre

Mi madre tiene superpoderes. Cuando era pequeña hacía aparecer los objetos perdidos. En mi adolescencia adivinaba qué y cuánto había bebido por mi forma de hablar. El día de mi boda predijo la duración exacta de nuestro matrimonio.

Por eso hoy no me sorprendió encontrarlo en la cama con otra.
Escrito por Asun Paredes

Frío encuentro

Tras un tercer timbrazo sin respuesta, utilizo las llaves para emergencias. El apartamento está impecable. Extraño. "Estoy en el arcón", se puede leer escrito en el espejo del dormitorio. Un presentimiento siniestro eriza mi nuca. Gríseos cabellos enmarcan una oreja congelada. Súbitamente, a mi espalda, un cerrojo se desliza despacio.
Escrito por Matrioska - Web

Silencios

El verano parecía comenzar diferente para ellos. Nada que ver con aquellos estíos calurosos de carreras y gritos, en los que, como mamá les había enseñado, jugaban a esconderse y permanecer en silencio.

Aquel agosto decidieron subir a una barca pequeña para atravesar un mar inmenso. Sólo encontraron nuevos silencios...
Escrito por Carmen Martagón E. - Twitter

Por ellos

Mis amigos son magníficos, me quieren aunque soy alcohólico. Se alegraron cuando empecé la terapia, y me dan palmaditas en la espalda si me tiemblan las intenciones.

Es la cuarta vez que consigo estar 90 días sobrio, y míralos, aquí están, siempre dispuestos a tomarse unas copas conmigo para celebrarlo.
Escrito por Margarita del Brezo - Twitter

El nieto

Con la lluvia el nieto subía al regazo del ciego. Sacaba la cabeza por el hueco de la ruana. Cara con cara escuchaba sus historias fantásticas. El abuelo no tenía pies ni manos, decían que su enfermedad era contagiosa. Una tarde la oscuridad cubrió su cuerpo. Nunca volvió a llover.
Escrito por Pedro Elías Martínez - Web

ritráM

—No me gustan los macarrones con tomate.
—Te los comerás porque lo ordena el "masterchefsupremo"
—Prefiero alimentarme de razón y ciencia.
—Los macarrones con tomate son el verdadero alimento de los hombres.
—Los vomitaré.
—En la sala de tortura cambiarás de parecer.

No superó el dolor, pero no los comió.
Escrito por Santiago

Testigo confundido

Llevando cada cual el recuerdo de una península en el corazón, el español y el italiano acudieron puntuales a la cita. Ante el único testigo, una mujer con ojos de fuego y ágiles manos, manchego y parmesano se fundieron en un abrazo, como sólo pueden hacerlo los quesos de categoría.
Escrito por Vicente Varas - Twitter

La mascota

Acertó al regalar a su esposa aquel animalillo sonrosado de dos patas, pero parecía muy desdichado. El marido introdujo una pantalla en su habitáculo. En ella, otros individuos semejantes perseguían una esfera. La criatura, feliz desde entonces, emitía un curioso sonido: "¡Gol!". El matrimonio extraterrestre fue la envidia del vecindario.
Escrito por Ángel Saiz Mora

Cordón umbilical

Unas tijeras fantásticas cortaron los hilos que me daban movimiento. Brotó la sangre y sentí dolor, porque, después de tantos años, eran ya parte de mi cuerpo. Me quedé quieto, desorientado. Comencé a caminar y me sorprendió poder hacerlo en la dirección que yo quisiera, pero tuve miedo, mucho miedo.
Escrito por Luis San José - Web

¿Qué me habrán hecho?

Todo fue muy turbio, hasta las aguas claras.

Hoy en su casa, a solas, se pregunta qué habrá pasado. Lo último que recuerda es la sonrisa malévola de su mejor amigo, cuando juntos hacían aquel atrapasueños.

Levanta la mirada y se da cuenta: en su casa siempre es de noche.
Escrito por Juan Mono

La náusea

Escuchaban una canción por el hilo musical de una amplia sala de espera decorada con atrezzo futurista. Había revistas más que interesantes para que las parejas pudieran disimular la angustia que las engullía. De repente se hizo el silencio, enmudecieron por un tiempo. Con risa nerviosa alguien señaló una pluma.
Escrito por Plinio el Bizco

Una mosca afortunada

La mosca se sintió afortunada cuando contempló al escarabajo pelotero empujando su carga. Ella, habitualmente instalada detrás de la oreja del inspector, ejercía ocasionalmente de mosca cojonera. Antes escapó de los violentos coletazos del diablo y de la atracción fatal de un panal de miel, donde perecieron dos mil congéneres.
Escrito por Javier Igarreta Egúzquiza - Web

Encierro

Surgieron por la cuesta de Santo Domingo. Eran cuatro toros tatuados con pañuelo rojo anudado al cuello. Entonces ella quiso huir, pero no había burladero.

Babeantes y beodos, la empujaron, la arrastraron y, sobre un lecho de vómitos y orines, la embistieron.

Mientras, en la calle sorda, continuaba la fiesta.
Escrito por María José Escudero

Salto mal calculado

Estaba allí tendida, sintiendo el frío pavimento directamente sobre mi espalda, como si estuviera desnuda. En el cielo, divisaba las dos azoteas y en medio, la luna. Algo como un gemido, que me hacía sentirme viva, salió de mi garganta. Estuve repitiéndolo varias veces, después no tuve deseos de respirar...
Escrito por Olga Noya

Ulises

Ella esperaba. Sobre el asfalto, un eterno morse de líneas me conducía a mi destino. Negras nubes, preludiando una gran tormenta. Recuperaría lo mío.

Un rayo solar que atravesó las nubes me transportó a un recuerdo de regreso a lugares y momentos que jamás volverían a existir. No podrán detenerme.
Escrito por Neldai - Twitter

Sin rastro (Relatos triangulares II)

Indudablemente el triángulo alimenticio cambió en el pasaje Los Sargazos gracias a los exquisitos e irresistibles platos de la señora Bermúdez. Además de ayudarlos en su economía, servía de terapia para las constantes infidelidades de su marido, al tiempo que evitaba sobrepoblar el patio con las amantes del señor Bermúdez.
Escrito por Jean Durand - Web
Parte I | Parte II | Parte III

Un hombre de provecho

Acudió a visitar a su hijo en la UCI hastiado de decepciones. Hubiera preferido que hiciera Derecho y se dejara de tanto gimnasio. Lo único que reconoció sobre la almohada fueron sus pestañas quemadas. "No será de estudiar", le recriminó. Fingía no ver, en la mesilla, el casco de bombero.
Escrito por Belén Sáenz - Web

Esquina, bajan

Era despiadado con sus víctimas. Sanguinario. Cruel. Hoy viajó como cualquier usuario de transporte público. Se acomodó cercano al timbre. En su mente competía con los que solicitaban que el autobús parase. A todos vencía, apretaba la chicharra antes.

Hasta que aquella vieja ganó ser otra estrangulada desollada en ciernes.
Escrito por Cristopher Josué Escamilla Arrieta - Twitter

El gran espectáculo del circo

Visitó la ciudad el Circo Transilvania con su tropa de payasos, equilibristas, magos y domadores. A los que quisieron asistir al espectáculo, pero no tenían dinero para pagar la entrada, les ofrecieron la oportunidad de conseguir un tique dando de comer a los leones. Después de la función, por supuesto.
Escrito por Juan Pedro Ortega Sánchez - Web

Abandonado

Los que pasaban cerca de él se alejaban. Despedía un olor fuerte... entre dulzón y putrefacto. Hacía tiempo que su cuerpo no recibía ni la caricia del viento ni la de ninguna mano.

Así acaban todos ellos. Lindas mascotas que, más tarde, mueren en las carreteras abandonadas por sus dueños.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter

(De)formación intergeneracional

"Miramos, pero no observamos. Hablamos, pero no dialogamos".

Así explicaba a sus nietos, el abuelo, las razones que él encontraba tras la maldad humana, mientras que en los noticieros seguían narrando desgracias de esa gente que sigue "empeñada" en venir de lejanos lugares. Y luego, ganó Trump. God save America!
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter

Trampa

"Érase una vez" son tres palabras y "éraseunavez", solo una, de igual forma que "érase que se era" son cuatro y "érasequeseera", una. Son vocablos incorrectos, pero no en contexto del cuento que presentó a ese concurso de relatos de cincuenta palabras, para el que no se le ocurría nada.
Escrito por Crispín - Web

Un breve instante

Cuando terminó de desnudarla, se quedó atónito ante la belleza de aquella escultural mujer. La veía cada día al salir del trabajo. Siempre quiso conocerla, poder tocarla.

Aunque ya no importe, sabe que ahora tiene una única, breve oportunidad: hasta el momento preciso en que termine de hacerle la autopsia.
Escrito por Daniel Castillo

Desolación

Recorrer caminos salvajes, al borde del vértigo de los abismos, bajo lluvias torrenciales, al límite de las fuerzas, presentir el desastre acelerar el pulso hasta latir en la sien con furor. Ni entonces fue capaz de sentir apego.

No funcionó, la apatía continuaba allí, no se despeñó por ningún barranco.
Escrito por Sophia

Tiempos difíciles

Él cansinamente empuja la carroza plateada desde donde su princesa, como un hada mágica, busca tesoros escondidos en cofres color esmeralda. Llenan el carruaje con objetos de valor y apetitosos manjares.

Antes de ir al siguiente le dice: "Princesa, aparta las manos, que voy a bajar la tapa del contenedor".
Escrito por Javier Puchades - Twitter

El pueblo soberano

El rey abdicó en el pueblo soberano: "Al pueblo, lo que es del pueblo", proclamó. El entusiasmo se apoderó de las calles cuando arrojó su corona al gentío. El rey esperó. En pocos minutos, peleaban para apropiarse de ella.

Cuando todos estuvieron heridos o muertos, volvió a coronarse sin oposición.
Escrito por Riko R.

Destino: Paraíso

Dobla con cuidado todos sus sueños y los guarda en su maleta, junto con la necesidad de comenzar una vida nueva. Se dirige al lejano y deseado paraíso. 

Amanece mancillada sobre la mugrienta cama de una habitación cerrada.

Dos lágrimas teñidas de rojo neón resbalan por su piel de ébano.
Escrito por Pilar Alejos Martínez - Twitter
Elegido mejor relato de septiembre de 2016

Mi bebé

Mis manos en las suyas, sus dedos en mi piel. Ojos aislados del entorno. ¿Los bebés, sueñan?

Yo lo hice por él, desde el deseo hasta in vitro. Pegado a mi pecho, siento circular la sangre, mi sangre.

Acelerada por su tacto, desequilibro la mecedora, que apisona su cuerpo Reborn.
Escrito por María Jesús Briones Arreba - Twitter

La primera sonrisa (Adoptada III)

Ella absorbió en silencio la letanía de aquel hombre que se parecía a Philip Seymour Hoffman y era su padre. Y se dio cuenta de que la parte más vulnerable en aquellos papeles de adopción no había sido ella recién nacida sino él abrumado por las circunstancias.

Se miraron; sonrieron.
Escrito por Aurora Baeza
Parte I | Parte II | Parte III

El laberinto de los espejos

Estábamos frente a frente, rodeados por nuestras imágenes replicadas hasta el infinito en todas direcciones. No podía permitir que atacara él primero y escapara de nuevo. Los nervios me hicieron fallar el tiro, que dio de lleno en mi reflejo. Desde entonces lucho por escapar de esta bola. Maldito Pikachu.
Escrito por Ana de Santiago

Un deseo irrefrenable

Preso de un fuerte instinto que perturba mi sueño la busco a tientas en la noche. Al sentir la tibieza de su negra y satinada piel, la libero de su elástico amarre y cumplo mi deseo en su interior.

Una nueva idea mora en mi libreta a salvo del olvido.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web

Arquitecto

Colocó el primer ladrillo. Se sintió feliz. Una hora después puso la pared entera. Para terminar de construir su granja tuvo que esperar a conseguir diez créditos. Su perseverancia le aseguró una ciudad entera. Y todo iba bien hasta que un dedo en el cielo cerró la aplicación del móvil.
Escrito por Andrés Galindo - Web

Y líbranos del mal

Me había adormilado en el sofá. Al pasar por el pasillo vi luz en su habitación.

—Hugo, apaga la luz y duérmete ya. —Ni se inmutó—. ¿Cariño, me estás escuchando? Mírame cuando...

¡Tininín! Saqué el móvil: "Mamá, soy Hugo, estoy en el armario. Socorro. Hay un monstruo en mi cama".
Escrito por Raquel Tevas Cisneros

Cuestión de espuma

Dejó escrita una pregunta y la acomodó con el imán a la nevera. Luego, se asomó al fondo, donde siempre ponía las cervezas. La espuma se derramó al mismo tiempo que sus lágrimas. Bebió de las dos y se quedó esperando a que la respuesta llegara en forma de perdón.
Escrito por Mª Belén Mateos Galán

Veinte soldados

¿Cómo complacer a La Reina? Los cocineros se volvían locos.

—Necesito veinte soldados a mis órdenes. Urgente —solicitó el chef principal del castillo.

Listo el mini ejército.

—Nos vamos. De regreso, cada soldado subía el árbol cargando cuatro o cinco hojas de olmo en la espalda.

La Reina sería complacida.
Escrito por Omar Martínez González

La vida en colores

Celeste, de tez blanca y ojos azules, estaba sentada en el verde césped junto a pequeñas florecitas amarillas y naranjas. Miraba, sollozaba, la suelta de coloridos globos en el cielo turquesa. Pero no lloraba porque había soltado su globo carmesí, sino porque no sabía cuál era el suyo.

Era daltónica.
Escrito por Nicolás Libardoni

Sentada en los escalones

No había nadie que me viese y corrí hacia aquella escalera escondida que siempre me acogía. En el rincón, estaba un libro olvidado del día anterior, así que como siempre lo puse en mis manos, cerré los ojos y me dispuse a soñar. Era el mejor momento de la tarde.
Escrito por Kalala - Twitter

¡Bravo, Nino!

Sólo sabía que se llamaba Noelia, pero era libre como el mar.

Solía cantar con su voz igual que un niño y las piedras del camino forjaron su destino.

Un día de su pecho brotaron flores carmesí. No dejó otra herencia que unas cartas amarillas, un beso y una flor.
Escrito por Carles Quílez - Web

El nido del viento (Trilogía de un reencuentro III)

Mi ataúd adoptó una posición fetal y comencé a anclar raíces que me irguieron hasta las sendas de la brisa. La piel del aire se arrellanaba entre las yemas de mis ramas disculpándose primero por haberse marchado, susurrándome luego una promesa. Entonces, en el abrazo del viento, reconocí tu voz.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter
Parte I | Parte II | Parte III

Transformación

La miró y aún conservaba sus ojos de rata. Estaba humanizada pero no se veía la menor intención de comportarse como humana.

Se le acercó y con su tosca boca murmuró algo, no soportó su aliento.

Al alejarse despacio de ella, descubrió una cola de lagarto, estaba mudando de especie.
Escrito por Diani

Shock

El ambiente es aterrador, seres extraños pululan por la sala. No los miro, no quiero verlos. Sólo quiero huir de aquí.

Me aferro a Ma. Ella parece tan afligida como yo, y sin embargo intuyo la traición, su intención de irse y abandonarme aquí, con los monstruos. En esta guardería.
Escrito por Georges

Y que la historia escriba nuestros pocos nombres

Sabía que el destino me llevaría al Orco con la potencia de hombre aún intacta.

En Piedras Calientes se hicieron noche los cielos y los mares se hicieron bosques de hombres fieros. Yo y los míos, en Piedras Calientes, defendimos la libertad hasta resultar todos muertos, como temían los éforos.
Escrito por Dipandra - Web

Tu nombre

Desde que te marchaste, dejo abierta la puerta de mi casa por si decides volver. No temo a los ladrones, se fue contigo todo lo que importaba. En este tiempo, han entrado un mendigo y dos gatos a los que doy de comer. A todos los llamo con tu nombre.
Escrito por Paloma Casado Marco

Mi mamita

—Péiname otra vez, mi mamita —me pedía caprichosa. Despacito trenzaba sus ralos cabellos.

—Píntame los labios—. ¡Como siempre, tan coqueta! A veces, deliraba.

Sentada en la cama, Rosaura gemía.

—Mamá, que venga mamá—. Se agarraba a la sábana, desolada.

Me parecía mentira, cien años cumpliría mañana, y todavía la necesitaba.
Escrito por Carmen Hinojal

Ella y yo

Noté que por las mañanas soleadas me seguía y decidí hacer lo mismo con ella por las tardes. No entendía cuáles eran sus motivos ni supongo que tampoco ella los míos.

A pesar de todo yo estaba tranquilo, pero por las noches, en mi duermevela, pensaba: ¿dónde dormirá mi sombra?
Escrito por Josep Sebastián - Web

Innombrable

No importa dónde te escondas, marinero. He descifrado el significado oculto de tu nombre... El que me hace temblar cuando lo pronuncio de madrugada, el que me atraviesa en la oscuridad, el que enreda todas sus letras en mis uñas al intentar escribirlo sobre las paredes de sal. Y pagarás.
Escrito por Patricia Richmond - Web

Duro invierno

El invierno llegó y extrañamente el frío se concentró dentro de su hogar: la nieve, la niebla, la lluvia de sus ojos solo la alejaban de ahí. Pero ya llegaría la primavera, cálida, y quizá pudiera volver nuevamente a su sitio, sólo si no se congeló antes el corazón, quizá...
Escrito por Gabriel

Espero

Hoy espero como todos los días. No sé cuándo llegará, ni cómo llegará, pero estaré esperando, solo un gesto de su cara me dirá lo que temo. Me enfado y ya está. Pero espero el día que todo termine para dejar de esperar y aunque tampoco quiero que llegue, llegará.
Escrito por Jucolo

Tarea cumplida

Nuestros encuentros son los que me mantienen. Me parece preciosa y conectamos en pura esencia. Charlamos de todo entre cafés y alguna copa, reímos juntos y nos cabreamos cuando el tema lo lleva.

A las tres horas, le pago y se va. Yo me pongo a limpiar con ánimo renovado.
Escrito por Javier Palanca