Nos vemos cuando quieras (Adpotada I)
Años de espera e indagaciones en la agencia y resulta que su padre biológico era aquel gordo. Quiso irse, pero ya habían pedido las bebidas. Pensándolo bien, él había sido amable, le había dicho que le explicaría. Todo en él temblaba: sus manos, su voz...
Ella empezó a sentir ternura.
Ella empezó a sentir ternura.
Ya dice el cuento "la belleza está en el interior", y creo que ella hace bien en escucharle, siempre podrá decidir.
ResponderEliminarTierno relato Aurora,me ha gustado.
Besos.
Ya ves, ella llega a la cita siendo un pelín niñata y sólo de ver el mal rato que pasa el padre madura un poco... ¡Gracias por tu comentario Javier!
Eliminar¿Quién dijo que la primera impresión es la que cuenta? Colgado del término "ternura" puede surgir una historia por entregas que promete, aunque estas cincuenta palabras iniciales ya tendrían entidad por sí mismas como relato independiente.
ResponderEliminarUn saludo
Habrá que esperar y ver si esa ternura crece y se convierte en algo más sólido. Gracias por tu comentario Ángel. Un abrazo.
EliminarUna persona es mucho más que un físico, es un alma y una personalidad que dirige el cuerpo. Se puede ver en su manera de hablar, de opinar... Me alegro de que tu protagonista le de una oportunidad.
ResponderEliminarUn bonito relato, Aurora. Besos.
Efectivamente, el físico de una persona es sólo la punta de un enorme iceberg... gran error juzgar a nadie por su apariencia. Gracias por tu comentario Olga (y por tus relatos, me encantan!)
EliminarAsí pues,y contra lo esperado se dan los pasos necesarios.
ResponderEliminarOriginal relato,esperemos que vayan en la misma dirección.
Me gusta.
Por el momento están sentados en la misma mesa tomando algo y eso ya es mucho... Gracias por tu comentario JJ.
EliminarAurora, a veces los niños adoptados idealizan a sus padres biológicos. En este caso aunque en principio no es lo que ella esperaba, al menos decide darle un oportunidad y ve que ha merecido la pena.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Besos
Sí, yo creo que esta chica se ha llevado un gran chasco exactamente por esa idealización de la que hablas. ¡A ver qué le cuenta el padre! Gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarCreo que aquí la primera impresión no es la que cuenta, sino que lo importante de esta historia es la intención, mucho tendrá que explicar ese padre, aunque imagino que será en siguientes entregas cuando nos enteraremos. Se pone interesante.
ResponderEliminarUn beso Aurora.
Malu.
Gracias Malu, me hace ilusión que te haya gustado. Por el momento a ese padre le tiembla la voz sólo de tener a la hija delante; creo que la primera impresión poco va a importar. Un abrazo. PS. Manuel "Barbas" es de lo mejor que he leído!!
EliminarUn buen comienzo para lo que apunta ser una gran historia. Esperaremos. ;-) Un beso, Aurora.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Matrioska. A ver si este padre y esta hija están a la altura. Un abrazo.
ResponderEliminarEsto promete, ya nos explicarás aunque sea con un hilillo tembloroso de 50 palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por tu comentario Raquel. Un abrazo.
EliminarUn buen argumento para muchas más palabras. El relato tiene entidad por sí mismo y me ha encantado, aunque lo titularía de otra forma, para rematarlo. Felicidades, Aurora, es muy bueno.
ResponderEliminarHas dado en el clavo Luis, el título no me gusta nada, pero es que le hice algún cambio después de enviado a Álex y me daba apuro marearlo más... Gracias por tu comentario (y si se te ocurre un nombre mejor se lo cambiamos para el próximo!). Un abrazo.
EliminarEs natural generar expectativas sobre un padre que no se ha conocido pero hay que idealizar su corazón no su apariencia física. Ese atisbo de ternura promete sentimientos sinceros. Muy bueno, Aurora. Un abrazo.
ResponderEliminarElla es joven, peca de superficial, supongo. A ver si le convencen las explicaciones que le da este padre. Gracias por tu comentario Salvador, un abrazo.
EliminarBuen relato, presenta muy bien la situación. Espero con interés la continuación de esa historia padre-hija que acaba de empezar.
ResponderEliminarUn saludo.
Y yo espero que ambos estén a la altura de tu interés. Mil gracias por tu amable comentario Asun. Un abrazo.
EliminarBuen principio, Aurora, sugerente y escrito con gran frescura. Me uno a la expectación general ante el resto de la saga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vaya, no sé si este padre tan tímido y tembloroso es buen aliado para sobrellevar el peso de esta expectación. Espero que no os defraudemos. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
ResponderEliminarParece que con el adjetivo "gordo" ha expresado la hija toda la rabia por el abandono. Veremos si la explicación consigue que lo vea con otros ojos más "filiales".
ResponderEliminarNos dejas expectantes.
Un abrazo, Aurora
Gracias por tu comentario Margarita. Despecho y desprecio tienen muchas letras en común... Un abrazo.
Eliminar¿Cuánto pesan los prejuicios? Si el papá no fuera gordo, sino alto y elegante, apuesto incluso, hombre de éxito... ¿le hubiera perdonado de antemano? ¡Ay! ¡Cómo nos pesan las apariencias! Estas reflexiones me provoca este estupendo relato que has escrito, Aurora. Saludos.
ResponderEliminarEsperemos que nuestra protagonista esté a la altura de las circunstancias y madure un poco. Gracias por tu comentario Manuel. Un abrazo.
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