Tiempo de pasada
Por ella nunca detendría el tiempo, ni el de espera. Aunque no aparcaba la desesperación, seguía progresando envuelto en enredos que él mismo hilaba.
Hoy, enhebrando otro episodio, se encontró del todo solo ante el peligro. No estaba ella para socorrerlo, no sólo con su ávida vista, con su paciencia.
Hoy, enhebrando otro episodio, se encontró del todo solo ante el peligro. No estaba ella para socorrerlo, no sólo con su ávida vista, con su paciencia.
Antonio quiero entender al leer tu relato que tu protagonista siempre ha tenido a ella detrás como ayuda, aunque él no le ha hecho mucho caso, pero parece ser que eso se ha acabado ya.
ResponderEliminarBuen relato Antonio.
Un abrazo.
Hay personas que con su presencia, paciencia y ánimo, sostienen la vida de otras. Al ser algo que se produce de forma habitual, el beneficiado no lo valora en su justa medida. Sólo al perder ese apoyo se das cuenta de la importancia que tenía, de cuánto tendría que haberlo agradecido. Pensar bien, pero tarde, un mal muy común, cuando ya no se puede dar marcha atrás al reloj, a ese tiempo que pasa sin detenerse.
ResponderEliminarUn saludo, Antonio
Antonio, hay personas que no valoran a quién tienen a su lado hasta que ya es demasiado tarde y se ha quedado solo.
ResponderEliminarBien contado.
Besos
Es normal, es que la paciencia acaba agotándose, a ver ahora cómo sale este personaje del sus enredos solito.
ResponderEliminarUn beso, Antonio.
Malu.
Obligado final.
ResponderEliminarBuen relato.las luces dejan de brillar.
Saludos,