El rifle le hace sentirse poderoso. Disparará a un pato en medio de la bandada, quizá a dos, el azar elige, él ejecuta, es divertido jugar a Dios, ese mismo que acaba de señalarle a él, mortal, por deporte, para que se consuma en semanas sobre una cama de hospital.
Escrito por Ángel Saiz Mora
Elegido mejor relato de octubre de 2013