El peregrino fantástico

"Para la vacuna tuvimos que evitar la destrucción de células del páncreas".
"Tom Hanks no es tan sencillo como sus personajes".
"Este amuleto perteneció a Pizarro, un obsequio del Gobierno de Perú".

A la vuelta, cuanto más se alejaba el tren de Santiago, más nítido se mostraba Antonio, el ferretero.
Escrito por Álex Garaizar

Apartheid

Un frenazo en el autobús hizo que una de las negras acabara en la zona reservada para blancas. Todas matuvieron la respiración, la tensión era evidente; cualquier comentario podría encender la llama. Fue una anciana la que por fin tomó la palabra:

—Este no es sitio para jugar al ajedrez.
Escrito por Miguel Ibáñez

Ganas de hablar

Si coincido en el ascensor, hablamos de la comunidad. Si es en el paseo, quiere que la acompañe... Siempre pongo excusas. No obstante, media hora nos acarrea la insulsa conversación. Gertrudis nunca pide sal. Mi vecina es la clásica persona para perder el tiempo. Porque el oro lo lleva ella.
Escrito por Carmen Martínez Marín - Web

Anuncios por palabras (Breves II)

Palabra polisílaba, determinada y con excelente aptitud fonética, desearía entablar relación con vocablo que complemente su jovial existencia. Imprescindible correcta concordancia y compromiso serio de permanencia. De darse las circunstancias apropiadas podría hablarse de crear una interesante función semántica. Se ruega abstenerse términos indefinidos y abstractos por manifiesto fracaso anterior.
Escrito por Mª Jesús Rodríguez
Parte I | Parte II | Parte III

Inaudito a su pesar

Descubrió la cima más prominente del mundo tras una esforzada búsqueda. Una mañana la ascendió temprano, acompañado de su violín. Lo extrajo del estuche, le apretó las clavijas, afinó sus cuerdas, empuñó el arco y tocó pulcramente. Nadie escuchó melodía alguna. La música, para entonces, era solo una palabra huera.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

Pelea de gallos

Me prometiste una noche inolvidable, haciéndome creer que te dominaría como gallo de corral a su gallina. Acaricié tus senos mientras mi corazón bombeaba con fuerza augurando un cacareo apoteósico. Mi cresta enrojeció y creció.

Pero no eras gallina.

—¿Y ahora qué? —protesté—. ¡Eres un pollo!

Sonreíste, picarón, sabiéndote vencedor.
Escrito por Fernando da Casa - Web

Golpe de efecto

Al contemplar el cadáver destrozado apartó su mano con un gesto de espanto. No había calculado su enorme fuerza frente a la fragilidad de ella. Horrorizado por lo que había hecho corrió a limpiarse. Estaba completamente arrepentido. No volvería a suceder... Recordó que en el último cajón había un matamoscas.
Escrito por Flor Belmonte

El arte de la guerra

Desde sus años de cadete en la academia lo suyo era la estrategia. El mayor experto en poliorcética de Europa occidental. Toda su sabiduría acabó rindiendo sus frutos. Mañana, casi a punto de jubilarse, se casa con Elena, su antigua compañera en el jardín de infancia.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro

Ahora la veis, ahora no la veis

Asombrados, sin pestañear, son testigos de lo inimaginable, de lo imposible. Los primeros aplausos rompen el hechizo.

Apagados los focos, se vuelven a encontrar tras el grueso telón morado. Ella se adhiere a la suela de sus zapatos y regresan juntos a casa, bailando entre las luces de la ciudad.
Escrito por Jose Bravo - Twitter

Vida de ogros

...mi marido, empeñado en descorchar para nuestro aniversario un reserva de espumoso salobre de los pantanos y cenar costillitas asadas de humano lechal... pero, hija, están por las nubes... al parecer, la baja natalidad de la especie debido al calentamiento global... ¡qué remedio!... Lomo alto de adulta blanca he comprado.
Escrito por Manuel Bocanegra - Web

La perfección del violinista

Le dijeron que no parara de tocar, o todos los allí presentes fallecerían; empezó a llorar, la gente creía que era por la emoción de la melodía, aplaudían. Cuando llegó al final de la partitura falló, la gente lo notó; decepcionado dejó caer el violín al suelo y todo estalló.
Escrito por Rubén José Huertas Rojo - Web

Arma biológica

Mientras agonizaba miraba con satisfacción las luces del puerto. Había llegado, pese a las terribles condiciones del viaje. Los tumores negros de sus axilas habían explotado y la muerte le susurraba al oído dulces palabras. Ahora los cadáveres y las ratas del barco se encargarían de acabar con sus enemigos.
Escrito por Perraka

La llegada, la espera

Los jueves eran los más esperados en mis aburridas semanas. Aparecías y transformabas lo cotidiano en sublime; rompías el orden lógico de las cosas; conseguías que el tiempo se parara, que los segundos fueran minutos, que los minutos fueran horas... Por eso te esperaba cada jueves; te extrañaba cada viernes.
Escrito por Emma González Arribas

Colorín, colorado, este cuento ha comenzado

Acabada la función, el titiritero recoge las marionetas de las historias explicadas guardándolas en su baúl. Blancanieves teme ese momento, últimamente los amontona de cualquier manera. Está harta de enredarse con los hilos de Pinocho y no poder quitárselo de encima. Hoy ha conseguido resbalar hasta caer sobre el lobo.
Escrito por M. Carme Marí - Web

Mi fénix

Será rápido. Al principio, notarás cómo los párpados se sueldan a tus ojos. Luego tu mandíbula adoptará forma de lamento y tus brazos se estirarán hasta alcanzar el suelo. Al final, cuando se quiebre tu cintura, apagaré el fuego. Y solo entonces decidiré qué figura tendrás cuando reutilice la cera.
Escrito por Ignacio Urtiaga - Twitter

Cinéfilo

Todas de blanco. Se conocen al entrar en la caja. Alguna se cae por el camino pero las demás no le dan importancia. Cuando recogen al niño le transmiten calor a sus manos por las aristas. Va feliz. Apagan la luz. Lo último que escuchan es: "Papá, quiero más palomitas".
Escrito por Juan Carlos Parra - Twitter

Temporada baja

Pablo se sonrojó al decir que tenía vómitos y mareos, pero Miguel, el pequeñín, bordó lo del dolor de articulaciones y fiebre. Eché otro vistazo al coche, cargado y estorbando, mientras la pediatra los reconocía despacio y Marta apretaba contra su regazo el sobre con los billetes y las reservas.
Escrito por Enrique Mochón Romera - Twitter

Cuando sea mayor

Caminaba yo, canturreando y absorta en contemplar los vivos colores de los escaparates de la calle, cuando apareció, de repente, con su brío característico, para empujarme. Yo me encaré a él, pero no conseguí evitar que me tirara fácilmente al suelo. "¡Cuando sea mayor, verás!", dije, furiosa, al insolente viento.
Escrito por María José Viz Blanco

El hombre que tropezó tres veces (por lo menos)

A sus años, cada día paseaba por las afueras. El humo del caserío formaba círculos morados. Los rosales habían conocido tiempos mejores. Las naranjas estaban verdes, inmaduras. De unas torres de acero y cristal salieron miles de gaviotas azulando la tarde.

Arrastrando los pies, tropezando varias veces, siguió su camino.
Escrito por Pepe Sanchis

Fragilidad

Las manos asoman por la ventana, en lo alto. Blancas de sombra, de soledad. Imagino un pecho y una cara presionando contra la pared fría, para que los brazos estirados alcancen el exterior. Las manos me llegan como brotes de vida desde la piedra de la cárcel. Sigo mi camino.
Escrito por Sergio Cossa - Web

Refugiados

Tras días a la intemperie, consiguieron subir en marcha a ese tren rumbo a una vida mejor, a resguardo de la guerra. Pero a escasos kilómetros de la frontera fueron descubiertos y enviados de vuelta. "No queda hueco para nadie más", pensaban volviendo a Madrid ese frío invierno del 38.
Escrito por Dani

El trovador

El Rey aplaudía las canciones del trovador. Las cuerdas del laúd y la melódica voz retumbaban en el castillo formando una armonía deliciosa. Pero había otra música silenciosa que nadie observó. El trovador era un ladrón de corazones. Su música se estaba llevando algo más que aplausos. Suspiraba la reina.
Escrito por Tonigc - Twitter

Los dedos del archivero

Las huellas de los pulgares nos enseñan técnicas para ahogar; las de los índices, cómo apretar un gatillo; las menos violentas, a mezclar arsénico sin compasión.

Nosotros preferimos trabajar en equipo y, al salir del archivo de Scotland Yard, agarramos un cuchillo para limpiar de pecado las calles de Whitechapel.
Escrito por Pablo Núñez - Twitter
Elegido mejor relato de octubre de 2016

Rutinas

Concluido el sueño, acordar con el día, inexperto aún, la inevitabilidad del fastidio de amanecer y negociar el aliento con el cual se ha de enfrentar la jornada. Reaparecer tras un breve café y hundirse en la tarea. Entregar el día a la noche. Apagar la mirada y soñar vivir.
Escrito por LZY

Ladridos de ausencia

Bajó la basura con un temple que hacía sospechar. Abrió la tapa del contenedor y su sonrisa frívola me hizo temblar. Volvió con un andar pausado, como quien cumple una obligación. Percibí en la comisura de su mirada una ausencia placentera. El perro no ladró. Él dejó caer su correa.
Escrito por Mª Belén Mateos Galán

El astronauta

En cuanto se asomó al ventanal perdió todos sus prejuicios. En aquel silencio, roto levemente por el zumbido sordo de la electrónica, vio la belleza de un mundo sin fronteras ni barreras y fue consciente de la sinrazón y estupidez humanas.

Lástima que no quedara nadie más para comprenderlo.
Escrito por Emilio NB - Twitter

Continuidad en las calles

Se paró en la vereda al verse reflejada sobre el escaparate, entre los destellos de una columna de televisores. En una habitación blanca, Henry Fonda hostigaba a Tony Curtis mientras este rememoraba nervioso. Ella aprovechó para retocarse el pelo. Sintió una fuerte opresión en la garganta. Cayó ante su imagen.
Escrito por Jesús Garabato Rodríguez

Puro teatro

Observa a las dos figuras; una de ellas, con cara triste, cuenta una tragedia. A la otra le parece una historia cómica y lanza una carcajada.

Le dan deseos de pegarle un tiro al insensible personaje; pero él reconoce que, aunque parezca fiero, nunca será violento un fusil de utilería.
Escrito por Beto Monte Ros - Twitter

Deseo de cumpleaños

Con rigor científico narraba a su abuelo múltiples historias, episodios de la guerra y anécdotas que el mismo anciano le había venido contando desde que David era niño.

Esta cita diaria fue el deseo expreso del abuelo en un cumpleaños, cuando aún era conocedor y temeroso de sus progresivos olvidos.
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web

Triste soledad

Y al llegar la mañana siguiente seguía muy sola. Miró por la ventana y la lluvia no paraba de caer sobre el jardín.

Una triste melancolía arrasó su corazón.

Agarró con fuerza la ropa de su bebé y poco a poco la oscuridad la inundó. Al fondo una luz brillaba.
Escrito por Marola

¡Danzad, danzad!

Tenían escrito mi nombre, me eligieron aunque yo no les hubiera seguido ni en mis sueños más remotos. Supieron adaptarse a mis necesidades, pero este idilio ya me está matando, y por mucho que me pese, acabo descalza cuando bailando en la pista soy incapaz de seguir sus malditos pasos.
Escrito por Malu

Una puerta se cierra, otra se abre

Sonaron de nuevo las voces. La mujer, sigilosa, se encaminó hacia ellas. De pronto se detuvo, miró escaleras abajo. Entonces cayó en cuenta de que esa no parecía su casa. Gentes raras pasaron indiferentes por su lado.

Y creyó escuchar que tenían la loca idea de contactar a un fantasma.
Escrito por Ruperto

Debilidades

Deslizó la solapa del sobre entre sus labios y cerró la carta. Dentro, las palabras que nunca supo decir de viva voz llenaban los renglones de un folio en blanco. Y mientras la echaba al buzón, prometió nunca más enamorarse.

Bueno..., hasta el siguiente domingo que volviera a verla bailar.
Escrito por Juan Aguilera

Estupor

—¿Quién es usted? ¿Cómo ha entrado?
—Mírame. No tengas miedo.
—¿Quién es usted? ¿Qué hace en mi cama? ¡Váyase ahora mismo!
—No tengas miedo, Beatriz. Mírame. ¿Me reconoces?
—Creo que... me parece... Sé quién eres, creo.
—Dime, ¿quién soy?
—Eres el hombre con quien estaba soñando.
—Eso es, cariño. Duerme.
Escrito por María José Rodrigo

Insomnio severo

No conseguía conciliar el sueño. Pasaba las noches deambulando por los pasillos. Tuve que acudir al médico.

—Sufre insomnio severo —me dijo—. ¿Recuerda cuándo comenzó a padecerlo?
—No sé, doctor. Creo que la misma noche en que sorprendí a un ladrón en casa.
—¿Qué sucedió?
—Sólo recuerdo que me disparó.
Escrito por Plácido Romero - Twitter

La entrevista definitiva

El periodista Chet Morrison llevaba tiempo tratando de localizar al famoso asesino para una entrevista. Éste era conocido por sus fechorías y le apodaban "El rápido" por su forma de trabajar.

Al fin la concertó. En la edición del domingo salió la excepcional conversación junto a la esquela del periodista.
Escrito por Mª Luisa Pérez Rodríguez

Fuera de catálogo

Tres meses después de naufragar, con apenas agua y comida, frente a aquella isla desierta, habían conseguido capturar más de cien monstruos de Pokémon, además de otro, que no sabían clasificar. Grande, indiferente, de mirada melancólica, pequeños cuernos, cola nerviosa y ubres a reventar. No sabían qué hacer con él.
Escrito por Rafa Olivares - Web

La estancia

"¿Tienes hambre? ¡Caza!". Un bramido me arranca del aturdimiento. Impregnado de humedad y un nauseabundo hedor, escudriño la oscura estancia. Unos ojos centelleantes me observan delatándose. Me lanzo ávido. Atrapo la larga cola y estampo con fuerza su cuerpo peludo contra el portillo de la celda. "¡Hoy, festín!", vociferan burlescos.
Escrito por Matrioska - Web

Onettiana

En esta tierra de nadie, la vida es breve y está llena de adioses. Así que, cuando ya no importe, pierda los rostros del amor y llegue el infierno tan temido, seré un juntacadáveres para una tumba sin nombre. Y, tan triste como ella, miraré la cara de la desgracia.
Escrito por Enrique Angulo - Twitter

Septiembre

Mochilas, destinos y olores nuevos, un horizonte diferente ante tus ojos. La fila a medio componer donde los niños juegan, empujones, risas y una voz que llama al orden.

Podría ser el comienzo de curso en un colegio cualquiera o el inicio de una travesía hacia la libertad. Tú decides...
Escrito por Carmen Martagón E. - Twitter

Cenicienta I

Regresó armada de escoba y recogedor con ganas de acabar rápidamente con esa faena tan desagradable. Los cristales estaban esparcidos por toda la habitación. ¡Qué desastre! Cómo iba ella a imaginarse que encontraría a la doncella con sus zapatos de cristal en los pies y su marido entre los brazos.
Escrito por Margarita del Brezo - Twitter
Parte I | Parte II

La unicornia

Mairdred esconde bajo las haldas una cesta de huevos, robados de la despensa del castillo, y los deposita con cuidado ante el mágico ser. Observad cómo hinca su cuerno amorosamente en el pecho de la doncella, qué fantástico animal.

Trisca alborozada por ríos, prados y bosques esperando al príncipe avatar.
Escrito por Pepe Illarguia - Web

Congelados

Cuando no estaban, yo les seguía llamando Balay, Fagor y Corberó. Eran los hijos de mi mejor amiga. Ella no soportaba a los hombres. Gozaba de un alto poder adquisitivo. Seguía estando como un bombón. Pero yo nunca le hice un favor, aunque Zanussi ya tenía nombre. Los prefería congelados.
Escrito por Gil Hernando de Santiago

Duda razonable

El día de nuestra boda pensé que, aunque de blanco, no venías en son de paz. Entraste en la iglesia disparando sonrisas, alardeando de tus armas de seducción. Y yo, pacifista declarado, reconozco que tuve mis dudas. Hoy las confirmo. Eres lo mejor que me ha pasado, presente y futuro.
Escrito por José Ramón Sánchez Varela

40º

Desde la cama añoraba a sus compañeros de clase. Le vino a la mente la palabra "álgebra" y una bandada de cifras pobló la habitación. Las "x" se encaramaban por la cortina. Probó con "geografía" y la brisa del océano refrescó su frente.

Entusiasmado, pensó en "cielo" y apareció mamá.
Escrito por Carmen Cano - Twitter

El triángulo del verano

Vega, cercana y brillante, se balancea en su vestido azul y se debate entre el gigante Deneb, que no tiene sombra, y el pequeño Altair, que es destemplado y tímido.

Su amor es observado, pero sólo busca un lugar en la noche estrellada, y nada importa la opinión del universo.
Escrito por María José Escudero

Despertar campestre

Era tiempo de cosecha. La luz del alba arrancaba destellos plateados de las hojas de acero bruñido. Solamente se escuchaba el suave siseo de los maizales mecidos por la brisa. Se presagiaba una buena mañana de recolecta.

Esta vez, habían dejado salir a casi dos docenas. Ya se oían lamentos.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter

Poetisa de posguerra

Escribir poesía representaba para mí una irreverencia, sobre todo tras tener la suerte de ser liberada de Ravensbruck. Todo optimismo utópico había quedado neutralizado. Habíamos dejado que nos manosearan las entrañas.

Mi ventana al mundo quedó tapiada con el muro, pero en esa pared real e imaginaria decidí escribir poesía.
Escrito por Olga Noya

Caída libre hacia nubes de algodón

Me lanzo en caída libre desde el fondo del abismo hacia ese cielo celeste acuarela que contemplo infinito. En mi largo trayecto encuentro un par de suicidas con expresión de terror que van en sentido contrario.

Mi esperanza es la de caer en una de esas blandas nubes de algodón.
Escrito por Corazón Atrevido - Web

A la cuenta de tres

—¿Estás segura? —le pregunto él. La adrenalina los invadía.
—Te juré que yo iría a donde fueras... juntos —dijo ella acariciándole la cara. Se besaron.
—Como siempre, ¿a la cuenta de tres?
Okay.
—Uno, dos, tres...

Y los dos paracaidistas saltaron de la avioneta. Esta vez, sin el paracaídas puesto.
Escrito por Nicolás Libardoni

Un gran vacío en el Czartoryski

Por fin estás a mi lado, ya nunca te dejaré. Eres solamente para mí. Los días y las noches serán exclusivamente para nosotros. Siento el dolor que pueda causar a tus admiradores; pero sólo serán unos años. Cuando yo muera, volverás con ellos, mi bellísima y adorada dama del armiño.
Escrito por Santiago

Músico

Lo encerraron para escribir canciones que calmaban la pena del captor. Cuando el rey muere baja el carcelero: "¡Músico, eres libre! ¡Sube al sol con los ojos de los árboles!". Él muestra las goteras de la celda: "Debo concluir mi sinfonía. Falta la marimba de la lluvia en el muro".
Escrito por Pedro Elías Martínez - Web

Daño colateral

No era mal chico, pero sentía aversión por el estudio. Los encantos de la voluntariosa madre, una cita privada con el director y el curso aprobado. Un día el marido lo supo. "Todo sea por un hijo", repetía ella mientras se secaba las lágrimas, tras recibir los papeles del divorcio.
Escrito por Ángel Saiz Mora

Fidelidad

Era una adolescente cuando sentí sus primeras caricias. Se marchó al enamorase de él. El tiempo me la devolvió y en el silencio de sus noches me convertí en un mudo compañero. Hoy la sierra del talador ha acabado con mi enfermo tronco.

Mañana seguiré vivo, porque ella me recuerda.
Escrito por La hija del Ferroviario

Circuito impreso en un monumento

Sus setenta kilogramos de metal y fibra de carbono fueron puestos en un monorriel con destino a Alaska. Trabajamos juntos en la mina hasta el día en el que sufrí el accidente. Lideró la huelga y exigió ser desmantelado para que con sus piezas me fabricaran un exoesqueleto.

Gracias, robot.
Escrito por Vicente Varas - Twitter

Cordero con piel de lobo

No se reconocía en el reflejo del escaparate de la joyería. Erguido, como un lobo, desplegaba las vértebras encallecidas. Si no le hubieran despedido como a un perro, esto nunca se le habría pasado por la cabeza. Quería su reloj, el que le correspondía tras veinticinco años en la empresa.
Escrito por Belén Sáenz

Hasta el próximo domingo

Mi lengua se desliza ávida entre tu boca, recorre los antiguos caminos, intenta revivir las ardientes emociones, las palabras que se quedaron congeladas en el pasado.

Pero hoy, como siempre, es inútil, así que acomodo tu amado cuerpo en el sarcófago y me despido de ti hasta el próximo domingo.
Escrito por Daniel Castillo

Una nota discordante

La música de cámara ascendía, en volutas sonoras, dentro de la espaciosa sala renacentista del palacio ducal, dirigiendo la mirada del selecto público hacia el artesonado, bellamente decorado con policromías de carácter mitológico. Todos quedaron desconcertados cuando la armonía y el duque sucumbieron ante la cacofonía martilleante de una metralleta.
Escrito por Javier Igarreta Egúzquiza - Web

Maldito GPS

¡A ver cómo levanto yo esta fiesta! El que no está muerto de aburrimiento, lo está de cansancio, de sueño, de sed, de hambre, de asco, de miedo... Hasta yo mismo estoy muerto de risa, porque mi GPS no sabe de homónimos, y ha confundido este camposanto con una discoteca.
Escrito por Luis San José - Web

Caza humana

Tras destrozar la puerta, la marabunta entró en tropel dentro del vestuario, encontrándolo vacío. Alguien había escapado por la ventana y corría veloz por un camino oscuro, sin asfaltar. Otro que se les escapaba después de hundir en la miseria al equipo local, sacándose de la manga un falso penalti.
Escrito por Encarna Cuesta García

Entrevista con un magnate

Z.: ¿Empresario centenario?

Siendo bachiller lo enviaron al Imperio Austrohúngaro, por los Cárpatos, para un curso de Feudalismo y Explotación de Siervos: "Proyecto Nosferatu". Después, su rastro se perdió en la nebulosa de la Gran Guerra.

Estoy llegando, barrunto una advertencia: "Nada de fotos". Ante su despacho leo: "Entra libremente".
Escrito por Plinio el Bizco

Santiago y Fátima

Él era un pastor sencillo pero algo mimado y tontito, ella una pequeña princesa en cuerpo de fierecilla asustada.

Un día cualquiera junto al faro de Trafalgar hablaban sobre temas profundos y se profesaban los más tiernos besos y abrazos, se miraban a los ojos... Se estaban empezando a amar.
Escrito por Yolanda Benito Pacheco

De sí mismo

Nunca lo había hecho en público. Nunca. Eso lo podía asegurar pero... estaba viendo que en aquella ocasión no lo podría impedir.

A lo largo de su vida había acatado todas las normas. Desde la más abierta hasta la más estricta. Por eso enrojeció cuando soltó, allí, aquel tremendo eructo.
Escrito por Salvador Pérez Salas - Twitter

Alucinaciones

Una angustia brutal y siniestra se apoderó de su mente en estado de alucinación. "¿Habré soñado con él?", pensó mientras se quitaba las babas del cuerpo.

Se levantó como impulsada por un rayo y fue hacia el espejo. La sangre brotaba de su cuello mientras sus ojos se encendían extenuados.
Escrito por Lucía Folino

Tarde de película

Llegué al cine, mi esposa esperaba en la entrada; por la prisa, no pasé al sanitario pero, una vez iniciada la función, me escapé a hurtadillas de la sala. Al regresar, no recordaba mi asiento, ¿en dónde estaba mi mujer?

Me senté junto a otra. Compungido, inicié una nueva vida.
Escrito por Cristopher Josué Escamilla Arrieta - Twitter

Vuelta y vuelta

Poseidón, por una vez generoso, concedió un viento favorable. La travesía se desarrolló sin contratiempos. Apenas un mes después de salir de Troya, pudo vislumbrar en el horizonte las recortadas costas de su pequeña isla. Retornaba a una existencia rutinaria y aburrida.

Ulises ordenó al timonel que virara en redondo.
Escrito por Juan Pedro Ortega Sánchez - Web

Fin del camino

Recorrió la ciudad con una pequeña caja de cartón entre sus manos, llegó al puente, la abrió y la arrojó al río, dejando que sus sueños, esperanzas y pensamientos más íntimos volaran arrastrados por el viento, se subió a la baranda y esperó tranquila a una ráfaga de aire favorable.
Escrito por Crispín

El tiempo era de ellos

En aquel cobertizo, a salvo de las rocas desprendidas tras la última tormenta, una risa nerviosa desataba las pasión de dos jóvenes enamorados. Mientras tanto, el resplandor de los rayos se iba alejando y la nieve en la montaña comenzó a caer despacio.

Y todo el tiempo era de ellos...
Escrito por MariE - Twitter

El doble de yo

—Soy el doble de yo. Sí, sí, el doble de yo. Te lo digo a ti, mi público de primera fila.

¿Tuve público alguna vez? Nunca lo sabré.

¿Qué es el saber? Nunca podré saberlo porque nunca supe nada.

Sólo sé que soy el doble trago de ti, mi botella.
Escrito por María Jesús Briones Arreba

Secuestrar un elefante

El elefantito rosa solía visitarme. Yo lo mimaba y él me embelesaba con su encanto. Cuando presentí que él quería abandonarme, sólo atiné torpemente a secuestrarlo.

En cautiverio, su dulce encanto se ha esfumado. Ahora se aburre en el fondo de un armario, bordado, como siempre, en aquella tanga blanca.
Escrito por Georges

Melodía de seducción

Tarde de verano, brisas que acarician cuerpos somnolientos...

Subo a tu habitación a escondidas, me embelesa contemplarte semidesnuda, mueves tu cuerpo con suavidad, rítmicamente, no te molesta mi presencia, te gusta, me seduces... De repente, mamá.

—¿Qué haces, Javier? —cierro y salgo corriendo—. ¿No estarás con la cajita de música?
Escrito por Javier Puchades - Web

En algún lugar de México, antes de la Revolución

Se despertó de la siesta sobresaltado. Por el ventanuco del calabozo vio que estaban a punto de fusilar a su compadre. Escapó según habían planeado y liquidó rápidamente al pelotón desprevenido.

—Te demoraste, cabrón.
—Estaba dormido.
—¡Me regreso del infierno y te parto la madre...!
—Estás vivo, compadre. Ándale pues.
Escrito por Aurora Baeza

Campeona + 1

Con elegantes saltos y volteretas por el tapiz, desliza los distintos aparatos por su grácil cuerpo, dibujando serpentinas en el aire con su cinta multicolor hasta volar a lo más alto del podio.

El público aplaude y ovaciona enardecido.

Emocionada sueña con las olimpiadas, mientras sonríen sus hermosos ojos Down.
Escrito por Pilar Alejos Martínez - Web

Mar

El beso llevaba migajas de noche, labios sabor a sueño. La veía en la penumbra de aquel cuarto de hotel que nunca visitaron. Abrió los ojos. Sintió una punzada en el corazón: las líneas de aquel rostro no se correspondían con las delicadas formas que dejaban las olas del mar.
Escrito por Andrés Galindo - Web

Sábados de rosas

Todos los primeros sábados de mes, Juan regala a Julia una docena de rosas rojas. Ella las mima cada día, igual que a él, para que le duren el mayor tiempo posible.

Hoy Juan solo ha comprado seis rosas. Él ya sabe que en todos los jarrones no caben doce.
Escrito por Juana Mª Igarreta Egúzquiza - Web

El once aquel

Matías me sorprendió cruelmente poco antes de ser llevada al quirófano. Entonces, anestésico de larga duración. Hoy despierto. Mañana Pilar cumplirá quince años y he decidido que ya no reciba desde el Hudson tu habitual felicitación impregnada de queroseno. El Ebro romperá el silencio ahora que las lágrimas están secas.
Escrito por Cristina Aguas

El blues de las cincuenta palabras

—¿Qué tenemos, oficial?
—Inspector, el joven es Álex Garaizar, editor de la revista pulp "50 Palabras", asesinado hace dos horas.
—Veo que revisaba correspondencia.
—Son los relatos enviados por sus lectores.
—¡Entonces tenemos una lista de sospechosos!
—Creo que no, este era el mes anónimo, y ninguna carta está firmada.
Escrito por Jean Durand - Web

El hallazgo

Estábamos muertos y vivos al mismo tiempo. Muertos. Vivos. Nos habíamos acomodado a nuestra propia muerte, pero necesitábamos almas para subsistir.

Hacía siglos que las calles de Yukatanejo dormían sepultadas bajo las arenas de los tiempos. Cuando el arqueólogo dio con aquel hallazgo, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo.
Escrito por Raquel Tevas Cisneros

Jubilación

Ha aligerado el peso a sus espaldas, el paso debiera ser ahora más suelto y darle tiempo también a observar todo alrededor, lo que antes ni tan siquiera había sentido la necesidad de hacer. Todo lo que ha sacado de la pesada mochila ya tiene expirada la fecha de caducidad.
Escrito por Antonio Ortuño Casas

La cocina de la Sabiduría

—Estás preparada: toma, cocina —dijo la maestra mientras le entregaba a Minerva la cuchara de palo.

Minerva observó cautelosamente el gran caldero lleno de agua hirviendo y pasta con forma de letras. Al removerlo todo, cada vez más intensamente, vio combinarse a las letras formando todos los libros del mundo.
Escrito por Salvador Gallego de Aymerich - Twitter

Lobos

Cuando los primeros rayos del sol comienzan a desgarrar las nieblas del páramo, aún se escuchan, lejanos, sus aullidos. El hombre se levanta aturdido del suelo, mira sus ropas desgarradas y húmedas de sangre y se palpa la herida que han dejado unos colmillos afilados. Nunca se ha sentido mejor.
Escrito por Paloma Casado Marco

Cuentan en mi barrio

Seis puñaladas saldaron las cuentas que dejaron cinco años de condena en la prisión de Cuatro Caminos.

Tres colegas atracaron la joyería del barrio, pero sólo dos pisaron la cárcel. El otro había declarado ante el juez, con una mancha de orín en los pantalones.

Ahora ya no cuenta nada.
Escrito por Carles Quílez - Web

Sorpresa

Cayó de espaldas al conocer la noticia. No se la esperaba. Al parecer, su marido regresaba a casa veinte años después de que fuera a comprar tabaco. Pero no venía solo. Traía desde La Habana, además de dos viejas maletas, una hermosa mulata y dos gemelos de apenas dieciséis años.
Escrito por Gloria Arcos Lado

Vértigo creciente

Como si de un globo aerostático se tratara, se eleva hacia su cenit. No tiene límites. Ingrávido asciende contemplando la superficie terrestre, cometas, estrellas... El vacío del espacio se acrecienta. Comprende que no parará nunca. Que no llegará nunca. ¿Quién dijo que la vida fuera fácil? Ni siquiera la eterna.
Escrito por Gabriel Pérez Martínez - Web

El túnel

La tristeza llegó, como cada mañana. Un sentimiento de pesadumbre que arrastraba mi alma, con la fuerza de un huracán. Lo había perdido todo: las ganas de vivir, la esperanza. Ya no tenía fuerzas para luchar.

Vi el túnel de la muerte. Cerré los ojos. Y corrí hacia el resplandor.
Escrito por Carmen Hinojal

Genio y figura de un amante burlón

Mientras el sentenciado por inducción al adulterio oscilaba bajo la trampilla del cadalso, el verdugo sonreía socarronamente recordando su último deseo; deseo que arrancó discretos suspiros a numerosas damas asistentes a la ejecución, halagadas ante la póstuma despedida que les estaba brindando con tan generoso abultamiento bajo sus pantalones suspendidos.
Escrito por Antonio Bolant - Twitter

Agustín

Los chicos no lloran. Se lo grabó su padre a fuego. Aguanta sin pestañear los golpes y, cuando se cansan, se levanta con la mirada desafiante y les ve marchar. Se arregla el pelo, vuelve a ponerse brillo en los labios y guarda los cañones. Mañana volverán y él... resistirá.
Escrito por Patricia Richmond - Web

Su último deseo

Siempre había sido maltratada por ella, pero no quiso negarle aquel último deseo de que sus cenizas reposaran en el castillo del que fue ama y señora. Por eso, Blancanieves sonreía satisfecha arrojando al río la lata vacía de gasolina mientras oía a su madrastra gritar atrapada entre las llamas.
Escrito por Alberto J. Vargas - Web

¿De qué sirvió el libro de cabecera?

La vida es una apisonadora que todo lo arrasa: dioses, Dios, Destino, reencarnaciones, gehenas, fantasmas... Dicen que leía a Gustavo Bueno y aquí estoy en guerra, matando hombres como niños y mujeres con niños dentro. Conducimos una apisonadora con zapatos cuyos cordones cuelgan a milímetros del eje del gran rodillo.
Escrito por Dipandra - Web

Rey negro, reina blanca

Sergei jugaba con las blancas y Antonov, con las negras. Ganaba Antonov, pero al final perdió.

—¿Por qué perdió la partida? —le preguntaron los periodistas.

Antonov, absorto, repetía:

—No pude. Él no me dejó.
—¿Él...? ¿A quién se refiere? —insistieron.
—Mi rey negro… Se había enamorado de la reina blanca.
Escrito por Luis Goróstegui - Twitter