Inaudito a su pesar

Descubrió la cima más prominente del mundo tras una esforzada búsqueda. Una mañana la ascendió temprano, acompañado de su violín. Lo extrajo del estuche, le apretó las clavijas, afinó sus cuerdas, empuñó el arco y tocó pulcramente. Nadie escuchó melodía alguna. La música, para entonces, era solo una palabra huera.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

18 comentarios :

  1. Querido J.A., ¡cuánto te he echado de menos! Extraordinario título para un magnífico relato de un incomparable escritor.
    ¡Cuánto me gustaría darte un abrazo de verdad! ¿Vienes a Madrid?

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  2. Rompo mi silencio ocasional, por cuestiones familiares, solo para decirte la alegría que me ha embargado al ver en el anuncio de tuiter de nuestro querido Álex, tu nombre.
    Una vuelta que era necesaria porque sin ti, cincuenta palabras se quedaría ten solo en veinticinco.

    El relato, como siempre, con tu esmerado estilo, de lectura muy reconfortante. Pero, en este caso, puntualmente, lo que más me ha gustado es la firma de quién lo rubrica.

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  3. Lo primero quiero unirme a Patricia y a Pablo en la alegría de verte de nuevo por aquí, con un relato de factura impecable, en el que, si soy capaz de interpretarlo bien, alguien que ha alcanzado la perfección, en esta vida o en otra, no es capaz de transmitir su arte al común de los mortales porque al alcanzar lo sublime ya se ha situado en otra dimensión, porque en ese lugar tan exclusivo se ha quedado absolutamente solo, sin que sus esfuerzos puedan ser compartidos. De ahí el sentimiento agridulce entre lo "inaudito" de haber llegado ahí, unido al "pesar" de un distanciamiento en el que no había pensado. Ya me dirás si acierto.
    Reitero mi alegría de volver a leerte y también apuesto porque, si es posible, pudiéramos vernos pronto.
    Un abrazo fuerte, José Antonio

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  4. Me alegro mucho de tu regreso a 50, Jose Antonio. Ha merecido la pena la espera, cuando vuelves con este micro tan sublime. Yo tengo mi propia interpretación. Me imagino un mundo postapocalítico en el que el violinista, único superviviente de esa región ( o quizá de toda la Tierra) encuentra un lugar elevado para dar un concierto que, a su pesar, nadie podrá oír.
    Un abrazo.

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  5. Inaudito, es decir, nunca oído, a pesar de su esfuerzo y su maestría, y ni siquiera sobre la cima más prominente. Que nunca llegue este momento, que la música siempre sobreviva, aunque sólo un ser humano la escuche ya tendrá sentido.
    Me alegro de que te hayas incorporado por fin a 50, José Antonio, que no nos falten tus micros, que son como música para nuestros oídos.
    Un abrazo.

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  6. ¿La música es música si nadie la oye? ¿El olor huele? ¿La palabra sería posible sin el Otro?

    Son las eternas preguntas que se hace la filosofía. Como el relámpago que cae en un bosque y nadie lo ve, perdería la mitad de su esencia, el trueno.

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  7. José Antonio, la música es para ser escuchada si no pierde su esencia. Si el auditorio no es el adecuado seguro que no llegara a sus destinatarios, aunque sea sublime.
    Me alegro de tu regreso. Buen micro.
    En breve te dare un fuerte abrazo y besos.

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  8. La música siempre es escuchada, aunque sólo sea una vez, por aquél que la interpreta. Nunca nace sola y nunca muere en vano; siempre lo hace alojada en un sentimiento, aunque su portador esté en lo más alto de más alta montaña.
    Puede que la palabra música sea huera, pero no lo que ésta representa, siempre cala, como tus relatos, querido José Antonio, una de las señas de identidad de este virtual rincón.
    Me alegra volver a leerte.
    Un abrazo.

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  9. José Antonio, nos habías privado de tu arte y ahora vuelves con este genial cincuenta. Dándonos una muestra de que la presencia de tus letras en este sitio es poco menos que imprescindible.
    Concuerdo con la interpretación distópica de Asun. La historia de un hombre solitario cuyo único anhelo es alcanzar la cota más alta del planeta y derramar su música sobre la tierra estéril.
    Un fuerte abrazo.
    Vicente

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  10. Lo primero José Antonio me alegra mucho volver a leerte, se te echaba de menos.
    La música siempre llegará a todas psrtes, y siempre será escuchada, siempre habrá alguien con la sensibilidad psra escucharla.
    Buen relato José Antonio, un abrazo.

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  11. A la alegría por tu regreso se le suma el placer de leerte. Esa música sublime es escuchada, y sentida, por el virtuoso violinista. Que se propague desde lo alto por toda la faz de la tierra.
    Un abrazo anticipado, José Antonio.

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  12. Título: De nota...musical.
    Vocabulario: Digno de un Vigilante de las palabras.
    Tono: Sobrio.
    Trama: Armoniosa.
    Desenlace: Circular, por lo inaudito.
    Comentario final: ¡Qué bueno volver a leerte, José Antonio!

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  13. Nos has conducido a las cimas del absoluto, donde la pureza del ser transfigura la acción en acto espiritual. Es, creo, la búsqueda que pretende todo artista; si me apuras; todo ser sensible: transmutarse. Nuestra condición mortal es materia, pero estamos compuestos también de una fibra interior que es cuerda de violín, vibración, esencia. Alcanzada esa cima, cualquier pretensión, es vacía. Huera.
    Inspirador. Saludos José Antonio.

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  14. Quiero unirme a la cariñosa y calurosa bienvenida, José Antonio. No te queda nada que demostrar, en cuanto a habilidades literarias. Respecto al micro, alguien ha dicho que la música siempre suena, aunque sea en el interior del músico. Pienso en Beethoven, cuya sordera no impidió crear un mundo musical pleno.
    Un abrazo.

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  15. Me encanta tenerte por aquí de nuevo. 50 estaba huérfano de tus palabras y ahora lo has llenado de ingenio, música y destreza.
    Un micro que está en la cima más prominente de tu voz.
    Un abrazo grande José Antonio.

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  16. Tu personaje parece haber invertido demasiado tiempo en esa búsqueda, además de haberse distanciado más de la cuenta de su público, lo que resulta fuera de su propósito, pues desea que su música sea escuchada por alguien más aparte de él. Esa es mi interpretación, estimado amigo José Antonio, de este excepcional relato.
    Por cierto que nosotros vamos a estar aquí siempre dispuestos a leerte, pero haz el favor de alegrarnos con tu presencia y extraordinarias creaciones con la misma frecuencia de antes.
    Un fuerte abrazo

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  17. Toda preparación conlleva muchas horas de esfuerzo y sacrificio, todos tenemos un objetivo y luchamos hasta conseguirlo, pero si al llegar a esa cima nadie lo reconoce, nuestras ilusiones se desvanecen y nos abate la desesperación.
    A mí me gusta buscar el lado positivo a todo en esta vida, así que solo me queda añadir que todo esfuerzo vale la pena y seguro que tarde o temprano todos los esfuerzos realizados y todo lo aprendido será reconocido.
    José Antonio, ya sabes que te echo mucho de menos por aquí, así que estoy encantada con tu vuelta, enhorabuena por esta historia.
    Un beso grande.
    Malu.

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  18. Mi intención inicial era la de contestaros uno a uno porque os lo merecéis y porque mi natural es ser amable con todo el mundo, muy en especial con quien lo es conmigo. Pero viendo que pasan los días y que no termino de desliarme, he tomado la decisión de daros las gracias de manera global por vuestros más que amables comentarios. También os quiero agradecer vuestras muestras de cariño por mi regreso a Cincuenta palabras, maravilloso rincón literario, tras una ausencia no deseada pero necesaria.
    Dicho lo cual, sí quisiera aclararos el sentido de mi microrrelato que, en brevísimo resumen, os quiero confesar va de cómo muchas veces nos esforzamos por algo que merece la pena y no terminamos de ver, por desgracia, el fruto que creíamos merecer por tal esfuerzo. Mi estimada y admirada Malu lo ha interpretado a la perfección. Ello no quiere decir que otras interpretaciones (destaco las de Ángel, Asun o Vicente) sean desdeñables. Muy al contrario, me parecen de un exquisito gusto que ni yo mismo esperaba producir cuando lo escribí, en un momento de cierto abatimiento personal. Tan exquisito gusto ese como el que han manifestado los demás, que ya solo con su comentario han sido capaces de enriquecerme para una larga temporada.
    Así que, desde lo más profundo de mi ser, muchísimas gracias Patricia, Pablo, Ángel, Asun, María Jesús, Lu Folino, Pilar, Antonio, Vicente, Javier, Carmen, Carles, Manuel, María José, María Belén, Enrique y Malu. Un abrazo. Sois geniales y magníficos, rozando lo sublime. Y, por supuesto, nos seguimos leyendo.

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