Luciérnaga

Mientras se desmaquillaba en el camerino, los vítores aún resonaban en su cabeza. Su imitación de Marlene Dietrich rozaba la perfección. La desesperanza por tener que volver por la mañana a su puesto de Presidente del Gobierno fue efímera. Sabía que por la noche toda su luz volvería a relucir.
Escrito por Stbn

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