Comida de fraternidad

Aquel año tenía que ser diferente. No podía repetirse lo de siempre, acabando a gritos, jurándose odio eterno, rebuscando los números de teléfono de sus abogados. Y comenzaron bien. Pero no serían más de las nueve cuando las sirenas de la policía abrumaban los oídos resignados de los pobres camareros...
Escrito por Rafael Domingo Sánchez - Twitter

2 comentarios :

  1. Cuántas veces nos hemos prometido no enfadarnos y hemos acabado de los nervios...
    Buen relato, Rafael.
    ¡Cuídate!

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  2. Rafael Domingo22/10/14, 23:04

    Cuando el hipócrita que llevamos dentro flaquea, aparecen los ánimos sin freno...Gracias por tu comentario.

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