Impasible su ademán

Paladeaba su café matinal el capitán Scilingo mientras observaba el revoloteo de una mosca que terminó posándose en el cristal de la ventana. Pudo haberla sentenciado allí y ahora, pero dejó que escapara...

Una mañana más, imperturbable, encaminó sus pasos hacia la ESMA, donde le aguardaban, atemorizados, los últimos detenidos.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

39 comentarios :

  1. José Antonio: como decía nuestra amiga Patricia Ritchmond en el prólogo de nuestro libro, tus textos son de cocción lenta, en los que hay que paladear todo lo que llevan dentro.
    Con una simple escena has descrito la curiosa condición de más de un ser humano a la hora de actuar.
    Has dejado mucho en tan solo cincuenta palabras.
    Un abrazo para la tierra de los mantecados donde, he leído, que nadie es feo ;-)
    Pablo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "Nuestro libro"... No se necesitan más palabras para expresar el cariño acumulado que no pude transmitir en Madrid.
      Un beso para todos.

      Eliminar
    2. Muchas gracias, amigo Pablo, por tus delicadas palabras hacia mi relato. ¡Qué bien me tratas siempre! Y eso es de agradecer porque sé que detrás de ellas hay un gran corazón.
      Y sí, Patricia, "nuestro libro", porque yo, que me considero suelto de lengua, cada vez que cojo mi ejemplar, me quedo sin una palabra que decir. Ahora bien, me hincho de orgullo. Como estoy en este preciso momento...
      Besos para ambos.

      Eliminar
  2. Pues intuía que era bueno, pero después de visitar al primo Google ;-) descubro que es superior.
    Enhorabuena, José Antonio, un relato cargado de intenciones, que esconde más de lo que expresa.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa era mi intención desde el principio, Rosy... ¡Que buscaras en Google! (Me dan comisión). ¡Ja, ja, ja, ja!
      Bromas aparte. Te agradezco tu comentario, tan sincero como amable.
      Un abrazo de vuelta. Y también un beso.

      Eliminar
  3. ¡Señor Barrionuevo! ¿Para qué pagar por cursos de escritura creativa teniéndole a usted aquí gratis? Cada poro de mi piel está espeluznado por ese retrato que, lamentablemente, parece que no acabará de virar a sepia.
    Dame un abrazo, J.A., que lo necesito mucho después de leerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No me digas eso, Patricia, que me voy a tener que dar de alta como autónomo (o emprendedor, que se dice ahora) y pasaros un recibo. ¿Cómo lo queréis? ¿Mensual? ¿Trimestral ¿Semestral? ¿Anual? ¡Ja, ja, ja, ja!
      Oye, que muchas gracias por tu comentario y que ya siento que te haya erizado la piel.
      El abrazo no te lo cobro. El beso, tampoco.

      Eliminar
  4. Muy bien retratado ese hijo de su madre con unas pocas pinceladas en las que incluso te has permitido otorgarle un pequeño gesto de clemencia. El mal infunde más terror calificado con palabras tales como impasible e imperturbable, al acentuar su frialdad, y tú eres un auténtico sabio en el uso del lenguaje. Si a todo esto añadimos esas intenciones a las que se refiere Rosy, pues concluyo que nos presentas un magnífico relato, de esos que seguramente guardas concentrados en un tarrito. Enhorabuena, José Antonio, y vaya con ella mi "me gusta mucho" y un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mejor no lo podría haber descrito ni yo mismo, Enrique. Me alegra saber que has captado la esencia de mi historia, lamentablemente real como la vida misma.
      Agradezco tus elogiosas palabras hacia mi estilo, muy alejado del tuyo en calidad, con el que me asombras cada vez que te leo y te ganas mi afecto y admiración.
      Un abrazo entrañable y, como suelo decir, nos seguimos leyendo.

      Eliminar
  5. Una pasaje terrible de la historia aderezado con tu magia, José Antonio. A los monstruos más crueles e inhumanos les gusta saborear el poder, creer que en sus manos conviven la saña y la clemencia.
    ¡Excelente!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Efectivamente, Vicente. Esos monstruos, que desgraciadamente han paseado por la historia (y siguen paseando), se creen los amos del mundo, basando su poder en el miedo y en el terror. Por eso mismo hay que luchar con ahínco para conseguir que no respiren el mismo aire que respiramos nosotros, las personas de bien.
      Muchísimas gracias por tu más que amable comentario.
      Un abrazo para ti.

      Eliminar
  6. No se puede decir de este malvado precisamente que no era capaz de matar a una mosca. Por desgracia, se pudieron comprobar sus terribles métodos asesinando personas. Terrible y bien contado, José Antonio. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A eso juega, Juana, al ahora te mato, al ahora te perdono, pero te castigo. Es lo que tiene un asesino y cruel, que actúa con saña y perversión.
      Gracias por tus palabras y vayan mis saludos hacia ti.

      Eliminar
  7. ¡Bárbaro, José Antonio!
    La estridencia del zumbido de una mosca que planea sobre el opaco silencio del horror.
    Imposible quedarse impasible.
    Un beso


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Preciosa la frase que me has dejado, Margarita. Afortunadamente el silencio vio la luz, aunque desafortunadamente, tarde. Detrás quedó la mudez de todos esos que sufrieron el horror, pagando muchos de ellos con su vida.
      De eso se trataba, de no quedar impasible. Hay que recordar para no olvidar. Es la única manera que tenemos de no bajar la guardia ante la atrocidad humana.
      Un beso, compañera cincuentista.

      Eliminar
  8. Hay indeseables que manejan con espeluznante indiferencia los resortes de la vida: lo mismo indultan a una mosca con su particular misericordia, que ejecutan a decenas de seres humanos sin la más mínima compasión.
    Magnífico relato, José Antonio, que nos deja tambaleándonos en el recuerdo de los terroríficos vuelos de la muerte.
    Vaya mi enhorabuena y un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Efectivamente, amiga María Jesús, hay seres humanos (¿se les puede llamar así? ¡¡Mejor como tú los denominas!!) que parece que se mueven entre la misericordia ante una simple mosca y la maldad y depravación más absoluta con sus congéneres.
      Gracias por tus palabras y, por supuesto, por ese abrazo que me llegó el mismo día que me lo enviaste, pero que hasta hoy no te he podido agradecer.
      Nos seguimos leyendo.

      Eliminar
  9. Una mente putrefacta y endiosada con la creencia de poder decidir sobre la vida y la muerte. Genial retrato de otra vergüenza de la humanidad. Un abrazo, José Antonio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Salvador, por tus palabras. No te falta razón en lo de que son mentes putrefactas, tanto como que son seres sin corazón (o lo tienen negro).
      Un abrazo para ti.

      Eliminar
  10. Tal comportamiento sólo es capaz de paladearlo un psicópata, alguien que es incapaz de comprender y sentir la empatía y por tanto la piedad.
    Una mosca no habla, no piensa, sólo es molesta, no llama su atención.
    Una persona culta, inteligente, crítica es peligrosa... Está claro que prefería el revoloteo en barrena de un cuerpo desnudo cayendo al cristal del océano.

    Un retrato impecable de un enfermo con poder. Enhorabuena, José Antonio.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Impecable es tu comentario, Antonio, y no mi relato. Ante tus palabras solo puedo agradecerte que me las hayas dedicado tras leer mi texto, que no deja de ser un esbozo de un modesto relato ante las magníficas historias que por aquí podemos leer, muchas de ellas de tu autoría.
      Un fuerte abrazo para ti, compañero cincuentista.

      Eliminar
  11. Bravo, José Antonio. Consigues que decir tanto con tan poco parezca incluso fácil. Enhorabuena.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues muchas, pero muchísimas gracias por tu comentario, amiga Fina, siempre tan gentil con mis modestas historias.
      Va un abrazo para ti también.

      Eliminar
  12. Jose Antonio, menudo relato nos has regalado maestro! Tu descripción de esas personas que se creen dioses decidiendo sobre la vida y la muerte, magistral! No se puede decir más en 50 palabras. Gracias por enseñarme tanto. Enhorabuena! Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Maestro? ¡Qué exagerada, Pilar! Humilde aprendiz, todos los días, de los espléndidos textos que por aquí tenemos ocasión de leer.
      Muchos besos para ti y mi gratitud por tu "desproporcionado" comentario.

      Eliminar
  13. Complicada psicología la de un personaje como éste, capaz de un gesto de piedad con un pobre insecto, pero implacable con sus congéneres. También unos antecesores suyos eran capaces de extasiarse con un aria de ópera, al tiempo que gaseaban a cientos de semejantes. Personas sin escrúpulos, con poder ilimitado, convencidos de ser los ejecutores de una misión sagrada que ellos mismos se atribuyen, todo bajo la más terrible frialdad, de ahí lo acertado del título.
    Las palabras y tú vivís un idilio constante, José Antonio, has vuelto a demostrarlo.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El título, amigo Ángel, procede de una canción (¿?) de nefasto recuerdo en nuestro país. Y no te digo nada más, salvo que tras ese "impasible ademán", seguía: "(...) y están presentes en nuestro afán (...)". Con eso, creo, que ya te lo digo todo.
      Muchas gracias por tus palabras, tan amables siempre que nunca podré agradecértelas como se merecerían estas y tú.
      Un fuerte abrazo con mi admiración por tus textos aquí y en otros espacios literarios que compartimos.

      Eliminar
  14. Tremendo tu micro, José Antonio. Es de diez, pero todavía le aumentas de valor con ese impecable título. Me ha impresionado, solo puedo felicitarte y mandarte un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Matrioska, me alegro enormemente que te haya gustado mi historia (y su título) y lamento haberte causado impresión. Lo que intenta contar sí que es impresionante y como tú bien dices, "tremenda". Y ha sucedido en una época tan reciente que podríamos pensar que los seres humanos no serían capaces de cometre atrocidades tales. Pero, visto lo visto, seguimos comprobando casi día a día que el género humano parece no tener remedio alguno.
      Gracias por tu felicitación y por tu abrazo. Uno mío, igual que el tuyo, va para ti.

      Eliminar
  15. "Impasible", destaco lo acertadísimo del título Señor Barrionuevo. El texto, exquisito, tal y como nos tiene acostumbrados. La historia dura y tan real como tantas y tantas barbaries que se han cometido a lo largo de los siglos.
    Querido José Antonio, me quito el sombrero porque mes a mes nos das lecciones de cómo se ha, de escribir y además, hacerlo a la perfección.
    Te mando un beso enorme. Fue una pena que no pudieras estar con todos los que fuimos a la quedada.
    Malu.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Más pena, Malu, pasé yo, porque me hubiera podido compartir ese rato con personas a las que conozco por sus letras (y a algunos también por su imagen) y con las que me une ya algo más que una tibia amistad virtual.
      Sobre tu comentario, no se me ocurre más que agradecerte cada una de las palabras que me dedicas porque sé que son palabras sinceras y escritas desde el corazón. Y esas son las que en verdad llegan hondo.
      Mi historia, un reflejo modesto de la barbarie humana, de la que parece que no somos capaces de escapar. Sobre el título, a Ángel Saiz ya le indico su procedencia, más nuestra que de otros lares.
      Un beso para ti y muchas gracias.

      Eliminar
  16. Bien contado, José Antonio. La personalidad del personaje queda perfectamente retratada con el contraste entre lo que hace en el primer párrafo y lo que se entrevé que hará en el segundo. Técnicamente, muy bueno.
    Abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Notincgas. Efectivamente, hay dos únicos párrados que marcan de forma contrapuesta cuál es el proceder de ese "indeseable" (como lo ha calificado antes María Jesús Rodríguez) que no se merece el apelativo de persona o ser humano.
      Un fuerte abrazo, amigo y compañero cincuentista.

      Eliminar
  17. Y pensar que cualquiera que ve a ese "señor" tomando su café podría creer que es una buena persona incapaz de matar a una mosca...
    Has retratado perfectamente el prejuicio que nos formamos por las simples apariencias, y también lo importante que es indagar para tratar de conocer qué es lo que realimente hay detrás.
    Un micro muy lúcido, José Antonio.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, Sandra, así de ambivalentes somos las personas (bueno, algunos no se merecen que los califiquemos de esa forma, poniéndolos a nuestra misma altura). Me agradan mucho tus palabras y que te haya gustado mi microhistoria.
      Un beso de vuelta para ti.

      Eliminar
  18. Tremendo tu relato, tengo que confesar que no tenía "el placer" de conocer al protagonista de tu relato, la historia de ese "señor" me ha dejado horrorizada. Muy bueno, Jose Antonio.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Asun, muchísimas gracias. Al parecer, te he hecho indagar un poco para que conozcas a alguien que no se merece nuestra mínima atención. Y encima para encontrarte con una realidad que, en esta ocasión, supera con creces a la ficción más rebuscada.
      Un beso también para ti y nos seguimos leyendo.

      Eliminar
  19. Aún y sin conocer antes ninguno de los nombres, ya te deja impactado el "pudo haberla sentenciado", los detenidos aterrorizados y el título del micro.
    He buscado en google ESMA, y luego, leyendo otros comentarios he buscado al protagonista. Caramba, pensé que sería inventado, pero seguro que la realidad supera la ficción.
    Sería de los que perdonan la mosca, por no ensuciarse las manos, y seguramente tampoco se las ensuciaría con los presos, ya mandaría a otros que lo hicieran.
    Bien retratado el personaje.
    Un abrazo Jose Antonio.
    Carme.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues no, M. Carme, para deshonra del género humano no hay invento en mi historia, sino la más pura y cruda realidad que, como bien apuntas, supera con mucho la ficción, y eso ya es difícil.
      Muchas gracias por tu comentario y no te falta razón en decir que este tipo de personas (¿?) suele emplear a otras para ocasionar sus desmanes, aunque creo que quien aparece en mi texto es de esas otras que paladean un café al mismo tiempo que degustan el sufrimiento de aquellos a quienes inflinge dolor.
      Un abrazo muy fuerte.

      Eliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!