El sombrero
—El sombrero está embrujado —declaró el anticuario.
Los muertos se acumulan. La policía, a falta de pruebas y buen salario, abandona el escepticismo.
Quizá el hechizo se cumple y quien se prueba ese sombrero muere. Quizá el sombrero oculte otra maldición y nos obligue a dejar a otro asesino impune.
Los muertos se acumulan. La policía, a falta de pruebas y buen salario, abandona el escepticismo.
Quizá el hechizo se cumple y quien se prueba ese sombrero muere. Quizá el sombrero oculte otra maldición y nos obligue a dejar a otro asesino impune.
Más peligrosa es la segunda conjetura. La impunidad es una maldición que, para nuestra desgracia, es muy real. Para reflexionar.
ResponderEliminarMuy bueno, Sandra.
Un gran abrazo.
Vicente
¡Extraordinario, Sandra! Me ha recordado los cuentos de Fernando Iwasaki.
ResponderEliminarTe hago una reverencia con mi sombrero nuevo.
¡Uy! qué mala espina me da el anticuario. No es mala coartada enfundarle el sombrero a quién se quiera cargar y luego endosarle el mochuelo a la brujería.
ResponderEliminarEs curiosa la asociación entre magia y sombreros, quizá sea porque es la prenda de ropa que más cerca está del generador de la imaginación.
Un relato con mucho encanto, Sandra, que le vendría como anillo al dedo (o sombrero a la cabeza) al afamado Sherlock.
Un abrazo.
De entrada, el anticuario ya resulta sospechoso al emitir una hipótesis que trata de echar las culpas de una muerte a un sombrero embrujado.
ResponderEliminarLuego unos policías poco motivados que da la sensación de que aparte de caer en la apatía o la desidia están también próximos a caer en la corrupción y, por tanto, se conforman con cualquier explicación. O sea, que, me temo, se han anquilosado tanto que ya si no se les unta no hay manera de que muevan un dedo. Así que es probable que el caso en cuestión acabe como el rosario de la aurora.
Sea como fuere, nos invade la duda y queda una puerta abierta también hacia el misterio, lo cual, da mucho juego en novelas y películas del llamado género negro. Incluso en la vida real hay historias en las que parece que algunos preciados objetos están malditos -uno de ellos es el diamante Hope- y pueden causar grandes males y desgracias a sus propietarios.
En cuanto a lo de los asesinos impunes creo que hay muchos más de los que debería haber, que, en un mundo mejor, serían ninguno.
Mi enhorabuena Sandra por tan sugestivo microcuento y un saludo.
Sandra, cuando no hay pruebas y quien tiene que buscarlas está desmotivado económicamente, nos deja demasiados "quizá" y preguntas sin respuesta. Es más fácil recurrir a la superstición y dejar a un asesino impune.
ResponderEliminarBuen relato.
Besos
Tal vez el sombrero oculte el verdadero secreto y el asesino sea el anticuario, siempre el mismo sombrero, el mismo anticuario.
ResponderEliminarSandra nos has dejado un misterio ain rwsolver.
Buen relato, me ha gustado.
Besos.
A mi me recuerda tu micro, con eso del misterio del sombrero asesino, a los sombreros del siglo XIX que acaban padeciendo enfermedades neurológicas porque utilizaban mercurio como antiséptico en sus sombreros. Y a raíz de respirar mercurio con los años desarrollaban, lo que para los demás era una suerte de locura o enfermedad mental. De hecho el sombrero loco de Alicia de Carroll, está inspirado en esto mismo. No sé... se me ocurre que el sombrero pueda tener algún elemento de este tipo, tóxico, que se acabe filtrando por la cabeza de aquellos que osan portarlo, y que ese es el secreto.
ResponderEliminarBueno... es una teoría.
Un saludo,
Explicaciones mágicas de asesinatos, intrigante anticuario, policía desmotivado... La impunidad está servida y el misterio sin resolver. Me ha gustado mucho, Sandra. De todos modos, yo no me lo probaría. Un abrazo.
ResponderEliminarComo comentan Antonio, Enrique y Javier a mí también me parece que el anticuario es un tipo sombrío, y tiene en ese sombrero a su mejor aliado. Habrá que analizar rigurosamente qué tipo de "sombra" se oculta bajo ese sombrero. Pero, claro, para dar luz al asunto hace falta alguien muy brillante. Muy enigmático e inquietante, Sandra. Saludos.
ResponderEliminar¿Y por qué no? El anticuario es un incomprendido con el pensamiento divergente, que dirían los modernos; si de un sombrero se puede sacar un conejo y hasta pañuelos de papel, también pueden salir asesinos en serio que se alejan de las series típicas y tópicas. Es cuestión de rebuscar un poco más y mejor, como haces tú con la magia de tus historias.
ResponderEliminarUn beso, Sandra.
Sandra, no dejo de pensar en el hechizo que envuelve el sombrero del anticuario. Y en la dejadez de la policía. Y en el asesino impune.
ResponderEliminarMe ha gustado, Sandra.
Un beso.
Qué bien ideado está este relato, Sandra. Es una pena que a la policía le falten alicientes para ocuparse con mayor interés del caso. Es tan interesante... La última frase se queda girando en la cabeza.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Toda una sucesión de crímenes por aclarar en un caso en el que el posible autor de los asesinatos recurre a lo esotérico, mientras la policía, desmotivada, se acomoda en la apatía y en un silencio cómplice. Has presentado y armado excelentemente este gran micro, Sandra. Felicidades y un beso.
ResponderEliminarMe temo que sólo habrá una manera de probar la teoría del anticuario, pero, a ver quién es el valiente que se pone el sombrero para desenmascararlo.
ResponderEliminarBuena histora, Sandra.
Saludos cordiales.
Si esos policías se ganasen el sueldo, quizá se les podría ocurrir sustituir el sombrero por una copia falsa sin que nadie más lo supiera. Sería la prueba empírica que demostrase una posible maldición o asesinatos encubiertos. Un relato entre lo detectivesco y lo esotérico.
ResponderEliminarSaludos, Sandra
Me uno a la hipótesis de que el anticuario es "muy chungo" y también apoyo a los que piensan que los polis son muy flojos. Pero no dejo de pensar que algo raro tiene ese sombrero, será que acecha la maldición.
ResponderEliminarMuy bueno Sandra.
Beso grande.
Malu.
Un sombrero que es fetiche de la impunidad y coartada de la desidia. Muy bueno, Sandra. Un abrazo.
ResponderEliminarQue incertidumbre me dejaste... intriga, intriga.
ResponderEliminarBesis!
No sé si tu sombrero está maldito o no. Yo, por si las moscas, no me lo pienso colocar. Pero el anticuario no ha dicho nada de que no lea tu historia, Sandra. Así que, tras varias lecturas, emocionado, llego a la conclusión de que tu relato es magnífico y ciertamente misterioso.
ResponderEliminarVa mi me gusta. ¡¡Enhorabuena!!
Saludos.
Muchas gracias a todos por sus comentarios. Perdón por no haber podido contestar a cada uno como me hubiera gustado.
ResponderEliminarBesos.