Todo un calavera
El terreno era muy inestable. Tenía que estar muy atento a lo que mis metatarsianos, en la penumbra nocturna, iban esquivando. Tampoco ayudaba la falta de luz selenita. Pero ya quedaba poco para llegar a mi lugar de descanso. Debería pensar en cambiar de osario. Demasiados fémures y escápulas impertinentes.
Rafael nunca mejor dicho lo de todo un calavera, este fantasma que sale de paseo todas las noches también puede ser catalogado de calavera con la otra acepción del diccionario.
ResponderEliminarBuen relato y muy original Rafael.
Un abrazo.
Me temo que el protagonista va de cabeza a una fosa común.
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro, Rafael
Saludos
Rafael, me parece que el protagonista descansa en una fosa común y quiere cambiar de lugar de descanso.
ResponderEliminarBuen micro.
Besos
Buen relato.
ResponderEliminarSaludos.
Tu protagonista necesita y busca un terreno menos concurrido para descansar, a ver si lo consigue.
ResponderEliminarCurioso relato, que me ha recordado un poco a Pedro Páramo, que también era bastante calavera.
Un abrazo, Rafael
Gracias amigos y amigas...Pensándolo bien, tal vez incluso los vivos necesitemos cambiar de "lugar de descanso" de vez en cuando...jeje...pero, no, el relato venía a cuento por las fechas de noviembre...
ResponderEliminarUn abrazo
¡Esos vecinos impertinentes!. Por eso sale a airear sus huesos bajo la luz de la luna, a veces. Gracioso tu juego de palabras. Un saludo Rafael.
ResponderEliminarGracias Cristina...
EliminarUn abrazo
Siempre que imagino un osario (que jamás he visto)por cierto. Nunca me había parado a pensar en el orden de los huesos.
ResponderEliminar"todo un calavera" un tanto crápula que no necesita ni la luz de la luna, ¿pá qué?
Muy bueno, Rafael, creo que es la primera vez que te leo, pero tengo la suerte de haberte conocido.
Mucha suerte
Besicos
Lo mismo digo Cabopá..¿Cabopá..? ¿de qué me suena ese nombre...?...tiene algo que ver con las tápenas, seguro...jeje...Muchas gracias, eres muy amable..
EliminarUn abrazo
En buen lugar has hecho que nos adentremos, aunque sea para descansar. Gran título; además de dar sentido a la historia, la tiñe de humor desde el principio.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo, Rafa. Esperando la próxima...
¡Qué buena imagen! Has conseguido que me vuelva loca por sus huesos ;-)
ResponderEliminarUn saludo, Rafael
Rafael, has tratado un tema escabroso... pero con gran acierto e ironía (reflejada en el gran título, especialmente). Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues vecinos más tranquilos no creo que encuentre ese calavera. La verdad es que ha escogido un lecho un poco duro para el descanso. A pesar de la tétrica ambientación me ha resultado un micro con mucha chispa. Un abrazo, Rafael.
ResponderEliminarGracias, Enrique, Margarita, María José y Juana...¡Hasta los "no vivos" tienen derecho a un mínimo de confort..!
ResponderEliminarUn abrazo para todas y todos..
Se me hace simpático este calavera con sus escapadas nocturnas y sus problemas de acomodo.
ResponderEliminarFelicidades, Rafael. Y un abrazo.
Gracias Carmen. Me alegro que haya sugerido simpatía alguien con tan poco "futuro"...😎😎
ResponderEliminarMuy bueno, Rafael. Se dispara la imaginación con ese esquelético tarambana tanteando la oscura y silenciosa fosa para, después de una noche de jarana, encontrar un sitio despejado donde poder dar con sus huesos en el suelo y descansar en paz. Me ha encantado el micro, felicidades. Un beso grande.
ResponderEliminarSi es que, ya lo decía Mecano, "no es serio este cementerio". Y este calavera está justo en el lugar adecuado para ello. Lo único que a la vuelta del fiestón, lo justo es tener un espacio más o menos cómodo para descansar.
ResponderEliminarUn beso, Rafa, enhorabuena.
Malu.
Gracias amigas Matrioska y Malu...¡Qué tiempos aquellos en los que volvías a casa de madrugada esperando encontrar en tu lecho ese refugio!
ResponderEliminarUn beso