Espejo

La he vuelto a ver. Cargada de rutina y bolsas, tomó el autobús y se sentó a mi lado. De su pelo despeinado se escapaban hebras grises de tristeza y su cuerpo se inclinaba, resignado, hacia el ocaso. Con ojos fatigados, me ha mirado y me he reconocido en ella.
Escrito por María José Escudero

21 comentarios :

  1. MªJosé, muchas veces vemos en los demás lo que no nos atrevemos a ver en nosotros mismos, en este caso tu protagonista se ha visto reflejada en esa persona con la que se cruza todos los días, a lo mejor eso le sirve para cambiar.
    Me gusta tu frase de "hebras grises de tristeza" muy gráfica de la situación, y también ese "inclinarse hacia el ocaso", ambas frases muy poéticas.
    Buen relato, me ha gustado, MªJosé.
    Besos.

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  2. Muy triste, muy cierto.
    Asi que... y por cambiar un poco las tornas, ¿por qué no empiezan a charlar, a desahogarse, a ser amigas? Hay que romper el espejo, sobre todo si te devuelve algo como lo que has contado

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  3. Hay mucha belleza en el mensaje triste de tu micro, tocaya. Me gusta mucho. Enhorabuena.
    Besos.

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  4. El día a día de dos mujeres que comparten algo más que un viaje en autobús. Excelentes esas imágenes, tan poéticas y a la vez tan gráficas: «cargada de rutina y bolsas», las «hebras grises de tristeza» de un pelo despeinado, descuidado, y un cuerpo que se inclina «hacia el ocaso», donde parece que se dirige también el autobús de sus vidas.

    ¡Precioso cincuenta, María José! ¡Enhorabuena! Nos seguimos leyendo.

    Besos.

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  5. Una imagen bien elegida del ocaso de la vida, poéticamente narrada.
    Te felicito, María José.

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  6. Triste realidad de la vida, rutinaria a veces, siempre oxidante. Filosofía en estado puro. Felicidades.

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  7. Muy acertado tu micro María José, ahondas en la herida abierta de miles de personas... Siempre de aquí para allá. Estresados, agotados cumpliendo los miles de requisitos de esta sociedad tan exigente. Que nos convertimos en otra cosa, en un reflejo de nosotros mismos, viviendo otra vida que a penas nos pertenece.

    Me ha encantado.

    Un saludo

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  8. Mejor nos iría si fuésemos capaces de vernos reflejados en los demás, en lugar de mirar para otro lado o considerarles materia ajena, parte de un paisaje. A nada que se profundiza un poco, comprobamos que estamos hechos de una misma materia, necesidades, inquietudes y sueños apenas difieren de unos a otros. Cuando hablamos de "nuestros semejantes" es literal. Aquello de "cuando me miro en el espejo veo a mi padre" no es sólo una frase hecha. Hablando de frases, las tuyas son formidables. Aun a riesgo de repetirme, quiero decirte que se te lee con placer y se agradece cada vez que compartes tu visión sensible.
    Un abrazo grande, María José

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  9. M. José, a veces para reconocernos hay que verse reflejado en la mirada de otro.
    Muy buen relato, lo has contado de forma muy poética.
    Besos.

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  10. Reconocernos en alguien o en algún comportamiento nos permite reflexionar sobre nosotros mismos, y si no nos gusta nos puede ayudar a cambiar aunque sean pequeñas cosas. Así que bien por tu protagonista, pues ahora seguro que mejorará.
    Un texto bellamente escrito, con expresiones deliciosas que ya veo que han ido remarcando en anteriores comentarios (Cargada de rutina, De su pelo ... escapaban hebras grises de tristeza).
    Un abrazo.
    Carme.

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  11. Rutina, tristeza, resignación y fatiga constituyen sin duda una carga muy pesada. La buena noticia es que, con tan solo un cambio de actitud es posible desprenderse, como mínimo, de alguno de esos fardos.
    En todo caso, Mª José, bien descrita esa mujer desvencijada.
    Saludos cordiales.

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  12. Somos reflejo de los otros y también espejo. Incisivo e interesante el punto de vista que nos ofrece y que indaga en los perfiles de la otredad como forma de reconocer nuestra identidad propia de individuos.
    Me gusta mucho el ritmo del relato que infiltra en el lector el vivir cansino y rutinario de la protagonista y su doble.
    Saludos, Mª José.

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  13. Una buena incursión en la rutina, el abandono y el peso de la edad. Las imágenes son preciosas (ya te las han señalado los compañeros) y el recurso del espejo cobra todo su sentido.
    Excelente micro, María José. Besos.

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  14. María José, lo has escrito, como se suele decir, muy bonito. La escena es de lo más visual, y tú la has sabido adornar con esa prosa tan cuidada que hace que el micro brille con luz propia. La historia, muy bien escogida, de las que nos encontramos por la calle día tras día. Una vida gris a la que has sabido darle un barniz de elegancia con tu pluma.
    Un beso.
    Pablo.

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  15. Es como cuando advertimos en los demás lo que no solemos ver en nosotros mismos. Creo que en ocasiones, es un buena enseñanza. Podemos hacer un símil con nuestra afición literaria cuando leemos veinte veces un texto propio y no nos damos cuenta de una falta que ojeada una vez en un escrito ajeno destaca como una mancha roja en un paño claro. Suerte, María José. Un saludo.

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  16. Vidas que, aún siendo ajenas, son un reflejo casi exacto de nuestra propia vida. Has sabido mostrarnos con maestría la decrepitud de las dos mujeres que comparten mucho más que el asiento en el autobús. Muy buen micro, María José, felicidades. Un beso.

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  17. Dos seres que se miran a los ojos y ven el reflejo de su anodina vida. Un relato que nos deja un sabor de añoranza de un tiempo pasado. Muy bueno, María José. Un abrazo.

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  18. Preciosa y tristísima mirada interior. Mucho mejor mirar hacia delante que hacia uno mismo en ocasiones. Un beso

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  19. María José Escudero19/2/17, 16:11

    Muchísimas gracias a todos por vuestros amables comentarios. Un abrazo.

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  20. Una mujer que vive envuelta en la rutina, la dejadez y la resignación, se da de bruces con su triste realidad. ¿Será capaz de cambiarla?
    Interesante propuesta Mª José. Besos.
    Malu.

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  21. M. Belén Mateos21/2/17, 19:20

    Belleza y tristeza en tu poético 50.
    Hay reflejos de los que huimos y que siempre nos terminan encontrando para que apreciemos la realidad que vivimos.
    Hebras grises que nacen en el comienzo del ocaso.
    Un beso María José.

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