Pintor de brocha gorda

Elena ingresa al consultorio del doctor Javier, su ginecólogo. De reojo mira una gabacha blanca. El caballero está de espalda observando la pared. Ella va hacia la camilla, se desnuda.

¡Doctor, ya estoy lista!

En ese momento, Ernesto escucha que no está solo en la estancia y se da vuelta.
Escrito por Yoli L. - Web

25 comentarios :

  1. Yoli, pues menudos ojos abriría este pintor al ver a Elena desnuda. Hay que ir con cuidado ya que no todas las batas blancas son de médico.
    Un relato que hace esbozar una sonrisa.
    Un saludo, Yoli.

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    1. Así es, no todas las batas blancas son de médico y eso lo ha aprendido Elena a partir de ahora jaja.

      Javier, gracias por pasar a comentar. Saludos!

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  2. Jajajajajaja. Ayyyy qué bueno. Llevo un rato riendo. Vaya situación jajaajajja. Enhorabuena, me ha encantado.

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    1. Me agrada saber que con tan pocas palabras llevas un rato riendo jaja.

      Carmen, gracias por comentar. Saludos!

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  3. Divertido equívoco que resulta ciertamente picante. Retomando el título, no sé si atribuirle segundas intenciones al mismo.
    Fresco y tentador. Soludos.

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    1. Ummm eso de segundas intenciones, ya me da risa de solo imaginarme jaja.

      Manuel, gracias por pasar a comentar. Saludos!

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  4. ¡Buenísimo! Menuda situación jajajaja

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    1. Gracias Galilea por pasar a comentar. Saludos!

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  5. Una situación jocosa, con el mérito de que, pese a que ya desde el título se nos insinúa, tiene una buena sorpresa final.
    Un saludo

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    1. Si, es que justamente el título ayuda a entender el final, me agrada saber que te ha gustado.

      Gracias Ángel por comentar. Saludos!

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  6. Por eso siempre dicen que es mejor tocar la puerta antes de entrar... me imagino a la pobre mujer con el bochorno al tope. Muy divertido Yoli. Me hiciste feliz el martes.

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    1. Definitivo, tocar la puerta.
      Me alegra saber que el micro te provocó un feliz martes y que así sea toda la semana con tanto bueno que se lee por aquí!

      Nala, gracias por comentar. Saludos!

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  7. Vaya tunante esta hecho Ernesto. Muy fresco tu relato Yoli.
    Un saludo

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    1. Sí, ese Ernesto lo hizo a propósito jaja

      Raquel, gracias por comentar. Saludos!

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  8. Acabo de sentir vergüenza ajena al imaginarme a la pobre mujer soltando un "Tierra, trágame" (juaaaaaajuaaaaajuaaaaaa). Muy bueno, Yoli.
    Un abrazo.

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    1. ¡Sí, vergüenza ajena!

      Fina, gracias por pasar a comentar.

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  9. ¡Qué pintor más limpio! Los que yo conozco son inconfundibles: llevan el mono blanco perdido de pintura. En cualquier caso, Yoli, vaya situación peliaguda. Espero que no me ocurra nada parecido cuando vaya al urólogo. Saludos

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    1. Uch, que no te ocurra, eso si que sería acongojante, jeje

      Gracias Plácido por pasar a comentar.

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  10. Yoli, este micro es un gag de película en blanco y negro, con su punto picarón. Vaya bochorno para Elena.
    Besos.

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    1. Y me imagino los ojos de Ernesto, debe haber sido de fábula jeje.

      Carmen, gracias por pasar a comentar.
      Besos

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  11. ¡Vaya escena! Es divertida para todos menos para Elena y Ernesto. Supongo.
    Besos, Yoli

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    1. Hola Isidro, suposiciones, solo tenemos suposiciones jeje ¡Gracias por comentar!

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  12. ¡Menuda (bueno, menuda no, enorme) sorpresa! Aunque quién sabe, de aquí bien podría salir una relación un tanto más estrecha. Al menos, él, Ernesto, ya conoce externamente y por completo a Elena. Solo falta profundizar algo y... ya está.
    Un situación muy rocambolesca y algo bochornosa (sobre todo para ella). Estoy seguro de que saldría airosa. O eso espero.
    Una divertida escena, Yoli, la que nos dejas.
    Enhorabuena y un saludo muy cordial.

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  13. Hola José Antonio, con tu comentario, estoy más apenada que Elena jeje

    ¡Gracias por pasar a comentar!

    ¡Saludos cordiales!

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  14. Poderosa indumentaria la sencilla bata blanca. Hasta el médico más torpe adquiere prestigio simplemente luciéndola y a un boquiabierto pintor puede abrirle puertas inesperadas.
    Después del percance, dicen que se ha visto a Ernesto en varios pubs de la ciudad apoyado en la barra, vestido con bata blanca y cubata en mano.
    Un relato muy divertido, Yoli.
    Un saludo.

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