Polizona

Semanas intensas, risas, miradas, infinitos besos.

Al final del verano la barca quedó varada en la arena y tú en mi memoria. Ya no quería navegar pues había zozobrado en tus últimas palabras: "Me gustan las travesías de poco calado con marineros. Para viajes de larga duración prefiero tierra firme".
Escrito por M. Carme Marí - Web

21 comentarios :

  1. Carme, eso es lo que tienen los amores de verano, el mar de la distancia los va desmoronando como un castillo de arena.
    me gusta como en la narración vas comparándolo con la navegación de una barca, genial.
    Me ha gustado, Carme.
    Besos.

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    1. Qué bonita frase, Javier: "el mar de la distancia los va desmoronando como un castillo de arena".
      Celebro que te guste.
      Un beso.

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  2. La playa de los veranos está llena de barcas de amores varadas en el recuerdo. Quien más y quien menos, un amor le floreció en un verano pasado, quizá tan reciente como el último. Luego, la se cierra el paréntesis de la fantasía estival se cierra y se vuelve a tierra, a tocar la realidad poniendo pie a tierra, a seguir soñando el verano con el corazón.
    Título y contenido se entrelazan de forma maravillosa en esa imagen dual de tierra y agua entre la que se desarrolla el micro. Termina el verano y todos de alguna forma somos "marineros de cartón".
    Enhorabuena, M Carme, mucho sabores en este relato de mar y amor. Un beso.

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    1. Manuel, tu inicio de comentario también precioso: "La playa de los veranos está llena de barcas de amores varadas en el recuerdo." Qué bonito...
      La pena del relato es que el que tenía la barca (marinero de verdad) tenía esperanzas en la continuación de ese amor.
      Pero yo creo que leyendo vuestros comentarios se consolará un poco.
      ¡Muchas gracias!
      Y besos.

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  3. El verano suele ser un espejismo agradable y despreocupado, ilusionante a veces, pero efímero, como casi todo lo es, con la diferencia de que el retorno a la realidad, en este caso, conlleva un duro mazazo. Si el agua fría de ese jarro inmisericorde alcanza el corazón la impresión es aún más arida.
    Hermoso relato con sabor estival y marinero, de intensidades vividas e ilusiones que se apagan.
    Un abrazo fuerte, Carme

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    1. Buenos calificativos para el verano, Ángel, me dejas en tu comentario: un espejismo ilusionante y efímero.
      Me gustan los sabores que te deja el relato.
      Gracias por tu comentario, un beso, amigo.

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  4. Ay, pobrecito náufrago que aún creía que los capitanes intrépidos no necesitan brújula. Pero es lo que tiene el sucumbir a los cantos de sirena.
    Muy bueno, Carme.

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    1. Vaya con los comentarios que me dejáis, todos llenos de hermosura.
      Hay unos cuantos náufragos intrépidos que han sido llevados a la deriva por el incompasivo amorío veraniego.
      Me has dejado escuchando a los cantos de sirena (espero que no me arrastren muy lejos).
      Un besico Patricia.

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  5. Los amoríos de verano es efímeros, pero quedan en el recuerdo, algunas veces como algo bonito. Lástima que tu marinero haya quedado tan varado como su barca.
    Muy bonito tu relato, Carme. Besotes

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    1. Ay, Olga, mi marinero no se esperaba que lo dejaran a la deriva, y así está, que no sabe dónde dirigir la proa.
      Un beso de vuelta!

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  6. Melancólicos, la mayoria de las veces, esos recuerdos de veranos pasados, o más que del verano en si, de los desengaños que hemos podido tener a su calor. Me ha gustado. Suerte, Carme. Un beso.

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    1. Con el tiempo no sabemos para quién serán recuerdos melancólicos y para quién pueden ser amargos. Supongo que al final nos quedamos con lo bueno del pasado, para seguir adelante.
      Me alegra que te guste.
      Un beso Jesús, y gracias.

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  7. Carme, tu microcuento me ha recordado el poema de Pablo Neruda Farewell, en el que el poeta no se decide a quedarse con la mujer que ama y acaba abandonándola, diciéndonos en unos versos su lema donjuanesco: “Amo el amor de los marineros / que besan y se van. / Dejan una promesa. / No vuelven jamás”.
    El protagonista de tu historia parece estar en esa línea, aunque no tenga nada de marinero, pues prefiere la tierra firme.
    Lo cierto es que ese amor de verano le ha dado la coartada perfecta para poner en práctica su filosofía amatoria, pues se supone que ella vive a orillas del mar y él en algún pueblo o ciudad del interior, con lo que, acabadas las vacaciones, el amor de risas, miradas e infinitos besos se da por finiquitado, y la desdichada polizona queda abandonada en un barco fantasma.
    Muy bonito microcuento que deja en los labios un regusto a nostalgia, porque a quien más o a quien menos le recuerda alguna historia que vivió y le tocó muy de cerca, siendo el personaje herido, más que el personaje que toma lo que se le ofrece, lo disfruta, da poco o nada a cambio y luego, si te he visto no me acuerdo.
    Un abrazo, Carme.

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    1. Gracias por la cita, Enrique.
      En los amores de verano puede haber quien desde principio tenga claro que aquello no va a continuar, pero quizá otros le vean algún tipo de continuación posible.
      Contenta quedo si te ha gustado.
      Un beso.

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  8. Al parecer ella tenía las ideas bien claras desde el principio, y también que él ha asumido la realidad de una manera saludable. Nadie les va a arrebatar lo vivido ese verano. Quizá tampoco sea el último que compartan. Muy bello el símil marino con el que ambos se refieren a la experiencia.
    Estupendo relato, Mari Carme.
    Un abrazo.

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    1. Bueno, no sé si él se lo ha tomado muy bien... De momento no ha vuelto a salir a navegar. A ver cómo se gana la vida hasta que tenga otra vez ganas. Y tampoco sé si tendrá ganas de repetir con ella, quizá ha quedado ya escaldado.
      Te mando un beso lleno de espuma del mar.

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  9. Carmen, cuantos amores de verano, una vez que este termina, desaparecen.
    Buen micro.
    Besos apretados.

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    1. Sí, ya tienes razón. Muchos son efímeros y pasajeros como el verano mismo. El problema está cuando lo que espera uno no coincide con el otro.
      Lo que no desaparece es el beso que te envío.

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  10. Ay... estas polizonas de verano... ella yo creo que lo tenía claro desde el principio y él, pues no tanto, el pobre. Pero seguro que se repone como muy tarde el verano que viene.
    Me ha encantado, Carme.
    Un beso.
    Malu.

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  11. tu relato es un símil de la vida, un símil bien hecho un relato genial, pero tienes que intentar no perecer en el intento. Seria unapena pert der a una escritora.

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  12. Qué acertados los símiles marineros para evocar los amores fugaces de verano. Él se queda, como la barca, varado en la orilla. Esperaba una continuidad, pero la polizona sabía desde el principio que esos besos serían efímeros. Menos mal que hay más veranos y más amores que los aguardan, por tierra y por mar. Muy bello, Carme. Un beso.

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