El valor del silencio

No eran inquilinos para una comunidad tan envejecida y silente como la nuestra. Las carcajadas y continuos taconeos de madrugada, unidos a la semana que aún le quedaba a la gala Drag Queen, dispararon todas las alarmas. Por votación en una reunión urgente de vecinos, la pistola la disparé yo.
Escrito por Yoya Muiños Alonso

6 comentarios :

  1. Eduardo Martín Zurita26/3/18, 17:15

    Hola, Yoya.
    Vivir en comunidad es lo que tiene. Y si vives en un chalet te puede caer una bomba del cielo o un meteorito, vete a saber. El silencio, sagrado (la tumba de todas las voces), que vulnerable resulta con los intrusos. dar el pistoletazo de salida alguien tenía que hacerlo. O arreglar los problemas comunitarios a tiro limpio. Para ruidos... Es un texto desenfadado y mordaz que me gusta mucho. Enhorabuena, un beso y feliz todo para ti siempre.

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  2. Pienso lo mismo que Eduardo, texto mordaz y desenfadado. Un beso.

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  3. ¡Que bueno Yoya!, claro, es que es lo malo de no tener un portero que saque la basura, ahuyente a los que meten propaganda en los buzones y se "deshaga" de los inquilinos molestos. Un besote.

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  4. Estos nuevos vecinos han ido a parar al edificio equivocado, con unos habitantes de mente muy cerrada que, bajo la excusa del ruido, ocultan prejuicios severos.
    Un micro inquietante y con un trasfondo de poco respeto hacia el diferente que se deja caer con sutileza y de forma gradual, hasta el pistoletazo final.
    Un abrazo, Yoya.

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  5. Clara Guti27/3/18, 18:04

    Una comunidad de vecinos de lo más singular. Les molestan los ruidos (hasta ahí, todo normal) pero luego se reúnen para dar solución al problema vía aniquilación (como si fuera lo más normal del mundo). Has llevado los problemas de convivencia hasta el límite en un micro bueno y audaz.
    Saludos

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  6. Pienso que una comunidad de vecinos se parece a una comunidad de palabras, las hay más silentes, y las hay más estridentes. Y a veces las silentes imponen su respeto simplemente haciendo un silencio tan perturbador como un disparo.
    Sebastián de Amorrortu

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