A flote

El eunuco Dong pululaba con rapidez por las estancias del palacio. Quería expresar a toda la corte su enérgica protesta por la calidad de las sedas recién adquiridas, absolutamente inadecuadas según su criterio. No se percató del griterío ni de los disparos, aunque, tras la revuelta, fue el único superviviente.
Escrito por Jerónimo Hernández de Castro - Twitter

8 comentarios :

  1. Maria Galerna15/9/18, 11:31

    Estaba en el sitio correcto en el momento adecuado.
    Cada uno tiene sus prioridades y a Dong, le salvó la suya.

    Saludos, Jerónimo.

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Disculpa la demora. Un fuerte abrazo

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  2. Bueno, o más bien salir a tiempo sin haberse dado cuenta. Muy bueno, Jerónimo.

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    1. Muchas gracias Manuel. Me alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo

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  3. A veces,los despistados encuentran su pista.Un abrazo.

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    1. Gracias por tu comentario. A veces la sorpresa esta donde menos esperamos. Abrazo

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  4. Tu relato plantea el debate eterno, sobre si el destino es algo que edificamos según nuestra voluntad y a nuestra medida, o, por el contrario, todo depende de un simple detalle involuntario, del azar que es quien nos elige y maneja para según qué. Las inquietudes estéticas salvaron al protagonista, aunque bien pudiera haber sucedido lo contrario.
    Buena historia, Jero.
    Un abrazo

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    1. Muchas gracias Angel por tus sabios comentarios. Disculpa mi tardanza. Un abrazo

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