Manías, tics y extravagancias

Sufrí, por un tiempo, el impulso inevitable de rozar un enchufe del baño al salir de la ducha.

Luego, adquirí la obsesión de girar mi cabeza hacia atrás mientras conducía mi coche.

Ahora, cada mañana, giro el tambor del revólver con una sola bala, muerdo el cañón, rezo, aprieto y...
Escrito por Isidro Moreno Carrascosa - Web

10 comentarios :

  1. La evolución de tu protagonista es peligrosa: una escalada hacia la propia autodestrucción. Habrá que cuidar las pequeñas manías, que todos tenemos, para que sean más vitales y saludables, como reír a carcajadas. Morir de risa debe de ser una de las formas más placenteras de despedirse de este mundo.
    No sé cómo lo haces, Isidro, pero hasta en los temas más negros asoma tu sentido del humor.
    No me despido, porque nos encontraremos virtualmente y con motivo de alguna quedada. De momento, tengo muchos cincuentas -amén de otros relatos tuyos- para rato.
    Un fuerte abrazo, amigo.

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    1. Afortunadamente aún no he llegado y espero no llegar, a la tercera etapa de manías (extravagancia en este caso), no sé si será por edad o porque no tengo revólver. Creo que en el fondo, no me seduce. Las manías y tics suelen ser involuntarios, las extravagancias pueden llegar a ser gilipolleces, por lo que recomiendo evitarlas que eso, 'Sí se puede'
      Muchas gracias, querida amiga por tu gentil comentario. Por supuesto que el fin de esta página lo afrontaremos serenamente como diría Sinatra en My way, pero seguiremos viéndonos 'in another way and in other places'
      Un fuerte abrazaco, amiga.

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  2. El que no tenga manías que tire la primera piedra, luego otra, y otra... hasta llegar a la obsesión, o hasta que se le terminen los susodichos minerales. Una de mis manías es comprobar cien veces si he cerrado la puerta de la calle o del coche. Seguro que tiene algún significado, pero vaya usted a saber cuál. Hablar de uno mismo no es fácil, con los demás es otra cosa, por eso me atrevo a decir que tu protagonista encuentra un raro placer no confesado en coquetear con la posibilidad de irse al otro barrio; se intuye que la vida no le satisface del todo, también que le falta el valor para dar el paso, porque sabe que no tiene marcha atrás. Sus extravagancias terminarán el día que el dedo presione el gatillo más de la cuenta, igual por un estornudo fortuito.
    Humor y originalidad, marca de Casa Isidro.
    Cincuenta Palabras me ha dado muchos regalos, tú eres uno de ellos.
    Un abrazaco de los grandes, artista.
    Aviso a navegantes
    Ahora que esta querida comunidad cesa en su actividad, se recomienda visitar:
    isidroantonio.wordpress.com

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    1. Llevas razón, Ángel, en cuanto a lo del coqueteo con el peligro extremo. Habría que darle un toque a este sujeto y decirle que se controle porque además, no obtiene ningún beneficio en sus devaneos maniáticos y flirteos con esas extravangancias de ruletas rusas.
      Muchísimas gracias, amigo, por tu generoso comentario y por la publicidad explícita de mi blog. Me emocionas con tus detalles, te lo juro.
      Para nada pienso dejar de leerte y seguirte aunque se cierre esta página. Hay vida incluso en otras galaxias.
      Un fuerte abrazaco.

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  3. Una vida al borde del abismo que va increscendo al lado del peligro. Quizá sienta placer tu protagonista y le guste el riesgo. O se pregunte que qué pasará al otro lado. Me parece un relato muy original, impactante y, a la vez, divertido. Poco más se puede pedir, creo yo.
    Un broche de oro a tus maravillosos Cincuenta. Otro que me llevó a la saca de mis amistades, el gran regalo de esta página. Nos seguiremos leyendo, Isidro, y viendo, estoy seguro.
    Abrazo.

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    1. Oh, Pablo, mi amigo Pablo. Ya parece que se oye el eco en esta sala que se desmonta día a día, pero siempre nos quedará... el eco de los 5400 relatos de los más de 800 autores. Si este lugar hubiera existido en 1921, Pirandello no hubiera escrito los sus "Seis personajes..." Ahora escribiría: "Ochocientos autores en busca de Web" ¡Vivir para ver y escribir para leer! que diría mi alter ego IMC.
      Me nos mal que existe internet, el AVE, Sevilla, Madrid, la amistad y el microrrelato.
      Sobran las palabras. Un fuerte abrazo, amigo hispalense.

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  4. Madre mía, y yo que creía que por sumar los números de las matrículas de los coches sufría una terrible obsesión... El protagonista de tu relato sí que supera todos los límites imaginables. Así habrá acabado, el pobre. Un fuerte abrazo, Isidro.

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    1. El insondable mundo de los tícs y las manías daría para muchas sesiones que corresponden más a médicos, psiquiatras y psicólogos. Lo de las extravagancias ya es "harina de otro costal".
      Ya te aventuro que lo tuyo y el afán sumatorio es de lo más normalito. Yo tb pierdo el tiempo leyendo las palabras al revés. Ya ves!
      Muchas gracias, amigo. Un fuerte abrazo y nos seguimos leyendo.

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  5. Este tipo debe padecer de STCA (Síndrome del TontolCulo Absoluto), de difícil tratamiento y peor pronóstico.
    Como siempre, esa mezcla de humor, puntito de mala leche y originalidad ha producido otro disfrutable relato, marca de la casa.
    'Mancantao' leer tus historias, Isidro y más que 'mevancantar' porque no pienso dejar de hacerlo.
    Ahí va otro abrazaco.

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    1. Gracias, Antonio. Me alegra que, al menos, no te hayan decepcionado mis historias (libro). Yo espero y te animo a que publiques las tuyas, pues soy un admirador de tu fina literatura y de tus sutiles historias.
      Espero que nos sigamos leyendo con frecuencia como hasta ahora.
      Un fuerte abrazo, Sr. Bolant.

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