Alas de libélula

La geisha, distraída, despliega el abanico como una bailaora de tez morena. Imagina vivir en Córdoba, sola, entre olivos. Cabalgar un alazán espoleado con su deseo. El canto se le ahoga en llanto. Sus invitados marchan airados, y llueven flores de almendro en el jardín de la casa de té.
Escrito por Belén Sáenz - Web

28 comentarios :

  1. Muy evocadora tu hibridación Belén, muy original también.
    Me gusta el resultado.
    Un beso.

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  2. Hay que ver lo que un simple movimiento de abanico es capaz de hacer, transportar a quien lo agita (y de paso a nosotros) algunos miles de kilómetros.
    Precioso, Belén. La unión de dos tradiciones a través de estas 'alas de libélula' compartidas.
    Me gusta mucho.
    Saludos.

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  3. Si a Proust una magdalena le hizo retrotraer a su infancia, a tu geisha, un abanico desplegado le ha transportado hasta Córdoba y, creo que, en concreto, a un tablao de la judería. ¿Qué tendrá la cultura andaluza y el flamenco que atrae sin remisión a los orientales?
    ¡Gran cincuenta, Belén! Identificar un abanico con "alas de libélula" me parece una imagen muy poética y hermosamente evocadora. Lo del canto en llanto, es la transformación del sonido japonés en auténtico "quejío" flamenco. Y rematas con otra imagen perfecta: las flores de almendro cayendo como fina y primaveral lluvia.
    Va mi me gusta, porque es así de cierto, y a esta confesión le acompaña mi sincera enhorabuena por tu mágica historia.
    Muchos saludos y nos seguimos leyendo.

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  4. Belen desde el título hasta la última frase, todo tu relato es pura poesía, hoy justamente que es el Día Mundial de la Poesía.
    Has unido oriente y occidente de forma magistral.
    Me encanta tu frase final "llueven flores de almendro en el jardin de la casa de té" es tan fotográfico y evocador.
    Me ha encantado tu relato Belen, me ha gustado mucho.
    Besos.

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  5. Belén, bellísimo y delicado relato en el que nos vistes de poesía cada palabra, cada frase. Puedo imaginar a esa geisha enamorada de Córdoba, sus tierras, sus caballos y ese flamenco que tan bien expresa sentimientos tan hondos. Demuestras que la belleza une culturas tan lejanas, habla un idioma común.
    Me ha encantado de principio a fin. Precioso.
    Aplaudo tanta belleza en este Día Mundial de la Poesía.
    Besos.

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  6. Un relato precioso sobre los sueños. Bonita manera de unir dos mundos muy separados entre sí.
    Me ha gustado tu poético relato. Me encanta la última frase.
    Un beso.

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  7. ¡Qué belleza!
    Es una maravilla tu relato, Belén, nadie como una geisha para mover su abanico como las alas delicadas de una libélula.
    Precioso de principio a fin. Te mando mi enhorabuena junto con un beso grande.
    Malu.

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  8. Me atraen los relatos de sueños, en este caso aplaudo este.
    Sueños transatlánticos, sueños que vuelan sobre unas alas de un insecto, sueños de mujer, sueños que afectan otra parte del globo terráqueo donde existen otros soñadores.
    Saludos y felicidades.

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  9. Es precioso, Belén. Tiene la belleza de la fragilidad de unas alas de libélula. Y, a pesar de la tristeza, aferrarse a los sueños, a veces, es la única salida.
    Abrazotes.

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  10. Que buen colofón a este día de grandes autoras. El suelo de una geisha desplegando esas alas de libélula en forma de abanico, para volar con la imaginación a un patio cordobes (como dice José Antonio, que embrujo tendrá Andalucía). Desde una típica casa de té escucho su llanto.
    Me parece que es un tengo genial, desde el título, precioso, hasta el punto y final.
    ¡Enhorabuena, Belén!
    Un beso.
    Pablo.

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  11. El sueño de la geisha, el movimiento leve del abanico, la conjunción de dos culturas, el hondo sentimiento... ¿cómo has conseguido ensamblar lo en un 50? Es pura belleza. Faltaba la lluvia de flores de almendro al final. Enhorabuena por tan hermoso relato y un beso.

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  12. Me admira la versatilidad que tienes para escribir, Belén, y, sobre todo, lo rotundos, o consistentes o sólidos, no sé cómo definirlos, que son siempre los personajes de tus historias. Todavía no he leído nada tuyo que me haya dejado indiferente.
    Felicidades por esta geisha (y por la momia del general, sigo enamorada de ella, no lo puedo evitar).
    Un abrazo

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  13. De entrada, me imagino a la geisha como si fuese una muñeca de porcelana, con su elaborado peinado, con su rostro maquillado de blanco, en el que destacan los ojos y los labios pintados de otro color más llamativo; con un elegante kimono y con su abanico, el cual, al ser agitado la asimila a una bailaora de tez morena y vestido de lunares, quizá taconeando en un tablao flamenco.
    Y luego, dejándose llevar ya del todo por sus fantasías, se ve a sí misma en Córdoba entre olivares, montando un hermoso caballo alazán que la lleva al galope hacia la consecución de sus deseos.
    Y ahí, a mí, como lector, se me mezclan los haikus con las seguiriyas, los versos de Basho con los de Lorca, las casas de té con los patios andaluces, y el canto melodioso de la geisha con el canto desgarrado de alguna cantaora de flamenco.
    Mientras todo eso pasa por mi cabeza, otro tanto debe de pasar por la cabeza de la geisha que canta para entretener a sus invitados. Quizá a ella le viene el recuerdo de un andaluz claro y rico de aventura del que se enamoró y al que perdió, y la voz se le quiebra y el llanto acude a sus ojos.
    Los invitados no pueden entender nada, pues quizá sólo son un grupo de filisteos que buscan satisfacer sus bajas pasiones, así que se van airados.
    Pero el resto de lectores nos quedamos encantados observando a la entristecida geisha, y esas flores de almendro que llueven en el jardín de la casa del té le ponen el broche de oro a una historia llena de lirismo y de melancolía.
    Mi más fervorosos aplausos, Belén, por tan magnífico microcuento.

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  14. La mente es más poderosa de lo que imaginamos, puede hacer que un aleteo de abanico transporte a una mujer de un continente a otro a bordo de una fantasía evocadora, que ha hecho de su ensoñación algo más cierto que la realidad en la que se encuentra. Al margen de su contenido, este relato es de una preciosidad plástica digna de todo elogio.
    Un abrazo fuerte, Belén

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  15. En lugar del efecto mariposa, habrá que empezar a hablar del efecto libélula, o del efecto Belén, que es cuando las letras nos hacen soñar.
    Besos.

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  16. Belleza, delicadeza y tristeza, envueltas en una suave burbuja de ensoñación. Me ha encantado, Belén, felicidades. Muchos besos.

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  17. Muchísimas gracias a todos, es un maravilloso aprendizaje leer vuestros comentarios y conectar con vuestra opinión de lectores. Un gran abrazo y muchos besos para todos.

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  18. La ensoñación del duende flamenco parece haber calado en esta artista que quiere volar más allá del deseo que provoca. Sueña con ser poseída por el canto de la luna atrapada en los olivares o por las alas de los pétalos de almendros mecidos al compás de su abanico.
    Duende y tradición salen de la mano en este escenario fantástico que has compuesto, Belén, en el que se adivinan lágrimas surcando el polvo de arroz de sus mejillas, alargadas como hojas de olivo.
    Un relato precioso, enhorabuena.
    Un saludo.

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  19. Relato lleno de belleza e imaginación, con el nexo del abanico para describir dos culturas, que lo utilizan.
    Soberbio, Belén.

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  20. Precioso, delicado, poético... ¡Belenero!
    Me ha encantado amiga Belén.
    Un besazo.

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  21. Preciosas imágenes que pliegan y unen dos culturas tan distantes y diferentes. Inspiración y magia en un enorme micro.
    Un abrazo.

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  22. Encauzada desde su niñez para servir y entretener, su imaginación vuela sobre alas de libélula hacia otra vida. Precioso título y precioso relato, Belén. Un abrazo.

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  23. ¡Pero bueno, Belén! Qué maravilla de relato. Una situación tan original como bien llevada a cabo. Muy bella. Una magnífica muestra de lo que pueden dar de sí estas 50 palabras.
    Enhorabuena y un fuerte abrazo.

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  24. Todos de vez en cuando deseamos escapar de nuestra realidad y nos servimos de nuestra imaginación para hacerlo; eso sí, a la hora de contarlo, no somos capaces de hacerlo con ese lenguaje tan evocador y poético que tú has utilizado. Muy bello, Belén. Enhorabuena y un abrazo.

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  25. Una belleza y una dulzura de 50. Hasta aquí parece que me llega la brisa de ese abanico y el aroma de los almendros. Me encantaría compartir contigo esa tacita en la casa de té, tranquilas, en ese jardín japonés.
    Mil besos Tocaya mía. Siempre un placer leer todo lo que creas.

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  26. Precioso, Belén. Muy poético.
    Felicitaciones.
    Un beso.

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  27. Muy bonito. Y es que nadie está contento con lo que tiene, y quiere lo que no puede tener...
    Me ha encantado como "llueven flores de almendro en el jardín".
    Un beso.

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