Cuando se impone la sinrazón

La sinrazón se presentó sin avisar, en forma de un atroz crimen.

Guiado por el fanatismo, el terrorista destrozó las vidas de unos inocentes cuando, emocionados, asistían al concierto de su ídolo.

Y los dejó marcados por un miedo y un dolor que les acompañará el resto de sus días.
Escrito por Gloria Arcos Lado

12 comentarios :

  1. Gloria, nos presentas un relato que narra un a realidad actual, y que por desgracia se ha repetido muchas veces a lo largo del tiempo, tal vez más en los últimos año. Ojalá, como muy bien titulas, la sinrazón deje de guiar a esas mentes perversas y asesinas.
    Besos, Gloria.

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  2. Muchas gracias Javier. Por muy alto que se diga, siempre se impone mientras haya gente que no sea capaz de ponerse en la piel de aquel al que intenta acallar para siempre. Un abrazo muy fuerte. Gloria �� �� ��

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  3. Nos das cuenta literal de uno de los aspectos del mundo que parece se está convirtiendo en estado permanente, el del fanatismo violento. En esta ya larga historia del empecinamiento humano de elegir la imposición al acuerdo, la dominación a la colaboración, la guerra a la paz, las formas del horror van cambiando con el tiempo, pero siempre ha estado presente y, me temo, que siempre lo estará si no refundamos un concepto de humanidad distinta. Intentos ha habido, y también los habrá.
    Tremendo. Saludos, Gloria.

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    1. Gracias, Manuel. Por desgracia tienes razón, y cada vez se hace con más frecuencia, tanta que espero que no llegue al extremo que a la gente le deje indiferente. Si eso ocurre, estaremos perdidos.

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  4. El hombre está dotado de una capacidad que parece ilimitada, es capaz de lo mejor pero también de lo contrario. El problema es cuando las mentes se programan para hacer lo que no deben en la errónea creencia de que es lo correcto. Quitar la vida de la forma más cobarde, con impunidad, no conduce a ningún sitio, solo al dolor de los supervivientes y/o de los familiares de los afectados.
    Un relato a tu más puro estilo, cercano a la realidad, en este caso, triste y preocupante.
    Un abrazo grande, Gloria

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    1. Ángel, quizás sería más feliz escribiendo sobre mundos fantásticos, pero hay tanto sufrimiento e injusticia en el mundo real que me siento en la obligación de recordarlo, aunque apenas sirva para cambiar nada. Y es que cuando el hombre transforma su mente como dices tú, poco más se puede hacer que denunciar ese desvarío. Contra los fanáticos es muy difícil luchar cuando ellos están dispuestos a todo, como morir matando. Un fuerte abrazo, Ángel.

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  5. Gloria, la sinrazón del terror no entiende de inocentes o culpables, sólo arrasa. Y los supervivientes no lo podrán olvidar fácilmente, como nos pintas.
    Buen relato nos dejas de una realidad que está golpeando al mundo en distintos frentes. Difícil solución tiene...
    Un abrazo.
    Carme.

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    1. Sí, Carmen. Siento que mi relato sea poco positivo, pero creo que también debe criticarse la sinrazón que parece se ha apoderado del mundo, un mundo cada vez más caótico e incomprendido, al menos para mi. Recibe un gran abrazo. Gloria

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  6. El problema es que, aunque equivocadas, los terroristas tienen razones. Lo extraño es que haya un dios cuyos creyentes tengan que matar para rendirle culto.
    Saludos, Gloria

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  7. Tienes razón, Plácido. Yo creo que muchas veces es la interpretación tergiversada la que hacen los terroristas. En teoría las religiones propugnan el bien, el amor fraterno, etc. Son las personas las que se arrogan el poder de quitar las vidas de otros, acogiéndose a sus ideas retorcidas.

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  8. El fanatismo de cualquier índole y el religioso en particular ven como enemigos a todos aquellos que no comulgan con sus ideas. En esa lógica de la sinrazón que apuntas todos son susceptibles de convertirse en sus víctimas. Demasiado frecuente a lo largo de la Historia, demasiadas oleadas de esta barbarie en los tiempos que corren. Lamentarlo es lo único que sabemos hacer, denunciarlo y no olvidarlo con relatos como el tuyo es necesario.
    Un beso, Gloria.

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  9. Tienes razón, Carmen. Muchas más veces de las que quisiéramos todos. Y nunca soy capaz de entender sus razones. Un abrazo. Gloria

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