El hombre del hatillo (III)

Al final, convenció al diablo y modificaron su pacto: en lugar de entregarle su alma, una vez al año le proporcionaría los sueños de un inocente.

Hoy es el día. Entre los jóvenes que hacen botellón, una muchacha acepta la pastilla que le ofrece ese chico que tanto le gusta.
Escrito por Carles Quílez - Web
"Un hombre, un hatillo, tres relatillos": Uno | Dos | Tres

18 comentarios :

  1. Carles, de una forma muy original y excelentemente escrito nos has narrado este tercer relato del hombre del hatillo. Me gusta la forma que has resuelto esa relación diablo-hombre que tantas veces ha aparecido en la literatura. Esos sueños de un inocente, una, en este caso, los obtendrá el diablo mediante esa maldita pastilla.
    Muy buen relato, Carles, me ha gustado.
    Un abrazo.

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  2. Una nueva perspectiva para ese hombre del hatillo que tanto juego está dando. En esta ocasión, nos sobrecogen las múltiples formas que el diablo logra adoptar para corromper a los inocentes. De diablos está el mundo lleno.
    Un logrado relato donde el equilibrio de las partes realza la intención del mensaje. Saludos, Carles.

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  3. ¡Guau! Qué relatazo. Habéis creado tres personajes muy diferentes, con la misma imagen, pero distinto recorrido. Y nos lo habéis dejado en la memoria para siempre como si fuera uno único. Tres en uno.
    Abrazos espeluznados.

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  4. No hay dos sin tres y este relato completa un trío fantástico a partir de una misma imagen. Un hombre que hace pactos con el diablo no puede llevar nada bueno en su hatillo. Los sueños de un inocente tienen más valor todavía que un alma extraviada.
    Gracias por esta buena experiencia colectiva que habéis compartido con todos.
    Un abrazo grande, Carles

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  5. Condensación pura y dura en tu micro, Carles. Ese hatillo me lo estoy imaginando como una mochila repleta de espejismos alucinógenos, que tu prota reparte entre sus "ofrendas".
    Suerte y saludos cordiales

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  6. Perfecto remate para vuestra excelsa trilogía. No digo nada más. Enhorabuena, Carles. Saludos y suerte.

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  7. Gran personaje final para esta magnífica idea. Los ya relatos son geniales. Un personaje y tres biografías bien distintas y unidas por una imagen.
    Me encanta también tu punto de vista, Carles, en el que Lucifer toma protagonismo.

    Habéis creado un personaje inmortal.
    Gracias a los tres.
    Un abrazo.
    Pablo.

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  8. Parece que el trato es bastante ventajoso para tu prota, ya que logró salvar su alma a cambio de condenarse una sola noche al año.
    Has escrito un micro con mucho gancho. Me quedo con ganas de saber qué sucede con al hombre el resto del año, cómo se relaciona con los jóvenes del botellón y con la chica que tanto gusta de él.
    Enhorabuena, Carles por otro de tus grandes relatos y gracias a los tres por regalarnos esta fantástica trilogía.
    Un abrazo.

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  9. Madre mía, esta versión del hombre del hatillo da más miedo. Si es capaz de pactar con el diablo y modificar sus condiciones habituales... huyamos corriendo!
    Carles, imaginación desbordante con olor a azufre para buscarle historia al personaje que nos inspiró esta idea.
    Un petó.

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  10. Carles, de forma impecable cuentas la tercera historia del hombre del hatillo. Se nota que tienes una gran imaginación y tu versatilidad. La historia te ha resultado muy intrigante y a la vez muy creible.
    Enhorabuena.
    Besos apretados, amigo.

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  11. Carles, fantástica tu versión de la historia de ese hombre solitario y misterioso. Esta con un toque demoníaco que resulta muy inquietante. Si voy a Barcelona, recordaré siempre no acercarme de noche a la Sagrada Familia, al menos no de noche ni sola.
    Un beso.

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  12. Una curiosa e ingeniosa interpretación, aunque no sé yo si el diablo aceptará que le paguen con lo que ya tiene gratis.
    Saludos, Carles

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  13. Qué bonito y qué triste también: los sueños de un inocente. Mucho me temo será fácil hallar más víctimas propiciatorias. En cuanto al modo de cobrarse cada año la deuda, Satanás dispone de cada vez más recursos.
    Muy bueno, Carles. Bella y eficazmente contado además.
    Un abrazo.

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  14. Los pactos con el diablo suelen ser así de maquiavélicos.
    Muy bien resuelto ese hombre del hatillo III.
    Un beso.
    Malu.

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  15. Dos historias realistas las que te preceden en esta trilogía. Aquí te adentras en lo fantástico con ese pacto con el diablo, que se cobra cada año los sueños de un inocente. Y das, de nuevo, un salto al realismo con la muchacha que tomará la pastilla en el ambiente del botellón.
    Magnífico, Carles. Enhorabuena a los tres por vuestra particular visión de este singular personaje. Un beso.

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  16. Este hombre del hatillo no es una víctima como los dos anteriores, sino un auténtico ser maquiavélico y malvado, pues es capaz, nada más y nada menos, que de convencer al diablo para modificar el pacto que ha hecho con él, o sea, el de entregarle el alma. Y eso a cambio de que sea otra persona la víctima, otra persona inocente, cada año una nueva.
    Así que con tu relato te has internado en lo más siniestro del ser humano, en unas actitudes que se han dado y se dan en muchas ocasiones, y que son las de quienes hacen pagar a otros, que ninguna culpa tienen, sus desvaríos y sus crímenes.
    Así que la trilogía acaba de manera muy inquietante internándose en el lado oscuro, no sólo porque aparezca el diablo, sino porque ese hombre del hatillo no desmerece en nada del ser al que se representa con cuernos, rabo y tridente.
    Sea como fuere, el microcuento es muy bueno y supone un estupendo broche final a la serie. Enhorabuena, Carles y un abrazo.

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  17. Creo que la embriaguez es una forma, afortunadamente pasajera, de entregar el alma al diablo. La consciencia es uno de los componentes del alma, y en ese estado, la pierdes. En tal contexto, tu relato encaja como un guante repleto de originalidad y buen hacer.
    Una auténtica gozada, Carles. Enhorabuena.
    Un abrazo.

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  18. Muchas gracias a todos por vuestros amables comentarios y un saludo especial a Carme Marí, mujer de mucha iniciativa, pues suya fue la idea de esta serie del hombre del hatillo.
    Saludos, besos y abrazos a discreción.

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