No serás olvido
A pesar de tantos y tantos fracasos, el cincel que un día se fundió con tu mano seguirá destilando la tinta indómita que corre por tus venas. Algún día, cualquiera de tus personajes gritará su libertad; pondrá una sonrisa de color en una ciudad mortecina, y ellos no podrán impedirlo.
Me has recordado el extraordinario libro "El olvido que seremos". Seguir viviendo es el mejor antídoto para conjurar el olvido y tú, desde luego, estás a salvo con tus entrañables relatos.
ResponderEliminarBuen finde!
Me gusta esa actitud. Me gusta mucho.
ResponderEliminarUn saludo, Luís.
Escultores, pintores o escritores, lo confiesen o no, en el fondo buscan perpetuarse, dejar su interior en algo que parece ajeno pero dice mucho de ellos, con la esperanza de que algo de su esencia perdure cuando ya no estén. Un texto con mucha fuerza y puede que diferentes lecturas, para mí es un canto a la rebeldía pese a los tropiezos, a seguir luchando aun cuando el resultado parece estéril.
ResponderEliminarMe han gustado esas pinceladas rotundas y cargadas de energía.
Un abrazo, Luis
El peor fracaso es abandonar lo que se ama. No desistir es ganar la libertad, y el que lo logra, como tú, nunca será olvido.
ResponderEliminarMe gustó mucho, Luis.
¡Saludos!
Llevas toda la razón, Luis. Con relatos como este es difícil olvidar y que nos olviden.
ResponderEliminarVa mi "Me gusta". Y con él, antes de que se me olvide, un fuerte abrazo.
Luis, he releído tu relato varias veces y además de gustarme las palabras escogidas, me transmiten la pasión que dedicas a tu obra.
ResponderEliminarQue sigamos disfrutando de esa pasión de narrar y leerte.
Me ha gustado.
Saludos
Pablo
Quisiera contestaros uno a uno, pero me vais a Disculpar. Patricia, Sandra, Ángel, Margarita, José Antonio y Pablo, gracias por deteneros. Y en cuanto a lo de las palabras que me dices, tú, Pablo, efectivamente nunca doy una puntada sin hilo. Escojo las palabras hasta la extenuación, y precisamente por eso me desespero tanto en tantas ocasiones. Cincel, tinta, fundirse es una obsesión que a veces me da miedo que no se pueda estar convirtiendo en una enfermedad.
ResponderEliminarBesos y abrazos individuales, personalizados y especiales para todos vosotros.
Sobra un "no" en mi último comentario, pero bueno, os pido disculpas.
ResponderEliminarYo también me uno al mensaje de perseverancia luchadora que nos traes con este esperanzador micro, Luis. Muy interesante. Saludos
ResponderEliminarUn beso Juana, Muchas gracias.
ResponderEliminarPura poesía cargada de fuerza, Luis. Y un sentimiento con el que todos podríamos identificarnos. Pienso que hay que domesticar ese dolor que produce cualquier proceso creativo, pero no aniquilarlo nunca. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Enrique. "Dolor en el proceso creativo..." cómo me afecta y define eso. Supongo que como a otros muchos, pero a mi,, que sudo tinta a cada palabra...
EliminarUn abrazo enorme, Enrique.
Luis, me encanta eso de que el cincel siga destilando tinta indómita y que lo haga por muchos años.
ResponderEliminarUn beso fuerte, me ha gustado mucho.
Malu.
Hola, Malu. Espero verte también por otros lares, y van por tí esas cuatro palabras, mágicas para mí, y el esqueleto del relato.
EliminarUn besazo.
He releído hoy tu micro, Luis, y me ha venido de perlas en estos momentos. Quizá haya hecho una interpretación a mi medida, pero a mí me sirve. Así que lo hago un poco mío, con tu permiso, y lo guardo en mi cajón privado bajo llave y cuando necesite un analgésico espiritual, lo leeré y será mucho más efectivo. ¡Seguro!
ResponderEliminarEnhorabuena, Luis. Un abrazo.
Si supieras, María Jesús, que este micro está inspirado en una pequeña decepción muy concreta, y no directamente por ningún relato mío, aunque quizás un poco, sino más bien por otros que leí que merecían sin duda esos laureles. En fin. Si llega, llegará por su peso.
EliminarBesos