Promesas incumplidas
"Nada será igual", le prometió. Y esperanzado, comenzó la búsqueda. Apartó de golpe las cortinas. Nada. Desplazó la alfombra con los pies. Nada. Miró bajo las mantas. Nada. Furioso, golpeó muebles, tiró cuadros.
Allí estaba, caliente, viscosa, con ese olor a podrido irrespirable de siempre, la nada.
Todo seguía igual.
Allí estaba, caliente, viscosa, con ese olor a podrido irrespirable de siempre, la nada.
Todo seguía igual.
Querida Margarita, como siempre elegante, metafórico, con fondo, bello, poético, con corazón.
ResponderEliminarCorazón y todo tu ingenio que me hace pensar al leer estas promesas incumplidas, que tú siempre cumples todas mis expectativas cuando es tu nombre el que aparece bajo el micro y que tras esa lectura, el día nublado se llena de colores y ya nada es igual.
Besote.
Pablo.
A pesar de tratar un tema duro.
EliminarUn abrazo.
Querido Pablo, me tienes totalmente seducida con tus comentarios, y no solo con los que me haces a mí.
EliminarHe decidido anotar tus palabras en mi libreta, una que tengo muy parecida a la de tu personaje, para leerlas como una oración y empezar así a creer -en mi-. De hecho, envié un micro antes que este y, una semana después, le pedí a Álex que por favor lo eliminara. Y a punto he estado de hacer lo mismo con estas "promesas incumplidas" si no me hubiera vencido la vergüenza.
Ya otro compañero te ha señalado el buen clima que creas con tus comentarios, y yo lo subrayo. No hay más que ver que "te paras" (como dices tú) en la mayoría de los micros y los exprimes hasta la última gota de tinta, siempre demostrando interés, haciendo lecturas bellas y positivas, destacando los puntos fuertes, "recomentándote" (permíteme el palabro) y contestando a otros, expresando tus opiniones sin temor y con respeto, siempre con respeto,...
Me alegra infinito que tu día nublado se haya llenado de colores; hemos hecho un buen trabajo en equipo: yo he dejado mis palabras y tú las has leído desde el ángulo adecuado.
Y ahora voy yo a leer las tuyas. Una y otra vez. Lo prometo.
Un beso agradecido.
Querida Margarita (y van tres veces que intento dejarte este comentario y los dedos ya no me hacen caso a lo que pienso. Espero que este, sin erratas, sea el definitivo), eres tú la que mereces todos nuestros halagos y sin duda, la que seduces con tus relatos.
EliminarAhora que leo que retiraste uno de ellos al fin sé para quien era el mensaje que confundido, se coló por la rendija equivocada. Tu relato te lo escribió en tan solo cincuenta palabras.
Recibe besos admirados de mi parte y aquí te dejo ese mensaje que estaba destinado a tí.
Pablo.
TU CUENTO ESCONDIDO
Me creaste con el alma pero tu timidez no se atrevió a sacarame de paseo. Tu modestia me ha escondido pero sé que soy hermoso pues tu pluma me ha mimado como solo tú sabes hacerlo así que déjame volar, y conmigo volverás a estremecer el corazón de tus lectores.
Me lo guardo, Pablo, en lugar privilegiado, como merece tu cuento escondido.
EliminarUn precioso regalo.
Un millón de gracias.
Un beso.
Agobia. Agobia mucho. Según va a avanzando el relato te asfixia, igual que la nada. Muy bueno y muy conseguido, Margarita.
ResponderEliminar¡Besos!
No sé si alegrarme por ese agobio que te he transmitido. Hay momentos tan vacíos, tan llenos de nada, que ni siquiera con unas gafas ajenas como las tuyas se consigue llenarlos de un mísero gris. Por fortuna, igual que vienen, se van, al contrario que tú, que siempre estás ahí, recompensándome con tus lecturas. Gracias, María.
EliminarUn beso.
¡Alegrarte! Hay relatos que los lees y no te remueven nada, pero el tuyo lo remueve todo. El vacío, el silencio, la nada, todo eso es angustioso y eso mismo es lo que me has hecho sentir.
EliminarP.D. Las gracias te las tengo que dar yo. Es una maravilla leerte y ver la delicadeza con la que escribes. ¡Besos!
"Nada" me puede convencer de no felicitarte, Margarita....pero no lo conseguirá...
ResponderEliminarBuen juego de palabras para definir un estado de ánimo peligroso. Sentirte completamente solo, aunque te rodee mucha gente.
¡Un saludo!
Cómo me alegra que no sucumbas ante la inmensidad de la nada, Rafael.
EliminarMil gracias por jugar conmigo.
Un saludo.
Es muy difícil cambiar esos defectos que ya son parte de nuestra identidad, por muy nocivos que sean tanto para nosotros como para los que nos rodean.
ResponderEliminarMuy bien expresado y con mucha fuerza.
Un abrazo, Margarita.
A veces la clave puede estar en situarnos "cerca" de esos "puntos de fuga" que tú manejas con tanta maestría.
EliminarGracias por tus palabras, Enrique. Todas.
Un abrazo.
Entran ganas de sacar una espada, un machete o un hacha para debrozar esa nauseabunda y obstinada "nada" y dejar pasar la enigmática presencia de ese "algo" que se oculta tras ella.
ResponderEliminarPues sácalos y échame una mano, Salvador. El trabajo entre dos siempre es mucho más gratificante.
EliminarMe alegra verte.
Un saludo.
Enigmático concepto el de la nada, unas veces deseado y otras denostado. Lo importante es que nos haga reflexionar, como tu relato.
ResponderEliminarMuy bueno, Margarita.
Gracias, Patricia, por añadir ese toque de deseo que en ocasiones pasa desapercibido.
Eliminar¡Besos!
La Nada será Nada, pero es verdad que tiene cierto olor a podrido y puede generar torbellinos de desesperación. Me parece un relato sugerente y estupendo. Felicidades Margarita. Este mes estamos consiguiendo una colección de joyas.
ResponderEliminarFelicidades, Margarita.
Bsss
Qué cierto es, Luís, que algo tan vacío como la Nada pueda llenarnos de tanto desasosiego. Como cierto es también que en esta página nada huele a podrido. Es un gusto leeros.
EliminarMuchas gracias por tu felicitación.
Besos.
Genial... Esperando que aparezca algo y llega la nada!!!
ResponderEliminarLlega la nada que, por ser menos que algo, es más que todo. ¡Qué lío!
EliminarLo importante es que hemos llegado hasta aquí, y que nos hemos encontrado, Carmen, cuánto me alegro.
Un saludo.
Bueno Margarita, creo que el título lo dice todo, es decir que el protagonista promete cambiar, pero todo lo que hace lo hace de la misma manera, no hay cambio por su parte, y de ahí ese olor a podrido, es decir, lo de siempre. Podría tener que ver con malos tratos, o simplemente cambio de ciertas actitudes. no?
ResponderEliminarHoy me estáis poniendo las pilas con vuestros relatos. Vaya nivel os gastáis!!!
Jajaja, Conductor, permíteme que me ría. He leído tus comentarios anteriores y son geniales. Creo que el buen nivel lo tienes tú con tus lecturas.
EliminarNo aporto nada nuevo si digo que las interpretaciones dependen de un montón de factores: historia personal, momento actual, autor, horas de sueño, hambre, música de fondo, el estruendo del camión de la basura debajo de la ventana,... Hasta yo reinterpreto a lo largo del mismo día las líneas que escribo, así que mira mi nivel. En ningún momento pensé en los malos tratos, pero ahora, en una nueva lectura, tienes toda la razón: esa promesa de la primera línea puede dar pie a pensar en ello. Así que, gracias, muchas gracias. Y que no pare ese autobús.
Margarita, tengo pendiente escribir un relato sobre la Nada, pero ahora leído el tuyo...Resultará complicado. Me ha gustado ese doble juego entre la nada y el todo. Entre la realidad y la ficción.
ResponderEliminar¡Suerte en el concurso!
Saludos.
Nicolás, ni que decir tiene que, desde ya, ardo en deseos de leer tu relato. A estas alturas tanto tú como yo tenemos claro que nuestras historias solo tendrán en común las reglas de ortografía.
EliminarMil gracias por tu comentario.
¡Saludos!
Para ser la nada aparentemente la palabra más vacía, te ha quedado un micro muy lleno de contenido. ¡Cómo nos engañan las palabras! Muy ocurrente tu micro, Margarita. Saludos
ResponderEliminar¡Cómo nos engañan las palabras y los vacíos, Juana! Confieso que los vacíos me dan vértigo, pero la magia de las palabras me enamora a pesar de que a veces me llevan a engaño.
EliminarMuchas gracias por las tuyas.
Saludos.
Margarita, te confieso que antes de enviar relatos a 50 palabras escribí un micro sobre la nada, no lo he publicado en ningún sitio, tampoco me acuerdo cuantas palabras tiene, pero más de 50 seguro. Alguna vez he pensado en rescatarlo y adaptarlo a este formato pero después de leer el tuyo, no creo que el mío quedara tan NADA.
ResponderEliminarTe mando un beso y te felicito por esta nada tan grande y por todos los anteriores.
Malu.
Si algo he aprendido es que "cada cosa tiene su momento". Yo escribí este hace tiempo también, y también con bastantes más palabras, y ahí se quedó, a la espera de ser reclamado de nuevo cuando las circunstancias fueran -no- propicias. Añado ese "no" porque al ser un tema tan desgarrador, o mejor dicho, al escribirlo por sentirme tan vacía, cuando mis emociones cambian tengo la sensación de que esas palabras ya no me pertenecen.
EliminarMe encantaría que tú rescatases el tuyo y que, si te apetece, nos lo mostrases cuando creas que es el momento. Si de algo estoy segura es de que no tendrá NADA que envidiar.
Mil gracias por tu felicitación y por tus palabras confesas.
Un beso.
La "Nada" de Carmen Laforet, la nada de la "Historia Interminable", y ahora vienes tú con otra distinta, cercana, posible y cotidiana, pero no menos original, vestida de "promesas incumplidas" que, según te he leído, hasta estado a punto de eliminar de Cincuenta Palabras porque no la considerabas estimable, craso error que me alegro que no hayas cometido. No voy a decirte "nada" más, sólo que me uno a los comentarios anteriores y que aprovecho para enviarte un abrazo
ResponderEliminar¡Qué buenos esos libros que mencionas! Déjame soñar un rato, Ángel, para verme sentada al lado de Laforet y Ende vestida de verde. ¡Qué gusto!
EliminarA ver si con esta pequeña terapia visual empiezo a sentirme un poquito más segura. Ya te contaré. O ya lo notarás.
Gracias por ese cálido abrazo.
Otro para ti.
Nada será igual / todo seguía igual. Y en medio de esa promesa incumplida el encuentro desesperanzador de la nada. Me gusta mucho tu enigmático relato, a pesar de que me deja un poso de inquietud y desasosiego.
ResponderEliminarSaludos Margarita y que nada te impida seguir interpretando de forma tan bella el mundo que nos rodea.
Gracias, Jose, por empatizar tan bien con mi estado de ánimo inquieto y desasosegado cuando lo escribí.
EliminarY gracias también por ese deseo tan bello que me envías.
Saludos.
Me encantó y sobre todo me gustó la descripción de la Nada. Esa Nada que nos persigue y nos atormenta, y nos miente haciéndonos creer que nada ha cambiado. Pero sin embargo, es esa misma nada la que provoca esa búsqueda desesperada. Y esta búsqueda es la que necesitamos para cambiar Algo.
ResponderEliminarUn beso, Margarita!
Preciosa reflexión, Sandra. Coincido contigo en que esos momentos de tormento son el complemento necesario para alcanzar y apuntalar los cambios que anhelamos.
EliminarMuchas gracias por compartirla con nosotros.
¡Un beso!
Pues menos mal que al final venciste a la vergüenza, porque este micro, amén de bien escrito, es interesante y original.
ResponderEliminarSin embargo, discrepo del título. La promesa de que nada sería igual se ha cumplido. Efectivamente, la Nada se ha mantenido igual.
Saludos y gracias por compartir tu relato.
No me robes los pensamientos, Notincgas. Ese título osciló tanto como mi in-decisión: le pongo "in", se lo quito, se lo vuelvo a poner, se lo vuelvo a quitar, se lo pongo de nuevo,... Y así hasta que la margarita se deshojó.
EliminarGracias por tu apunte. Añado un nuevo pétalo.
¡Saludos!
Nada, que le has sacado petróleo a la nada. Al principio agobia y curiosamente al final te quedas como pasmada, vacía.
ResponderEliminarSuerte y un me gusta
Me alegra que hayas conectado así de bien con lo que he pretendido trasmitir, Rosy.
EliminarMuchas gracias por tu lectura.
Un saludo.
Margarita, has conseguido describir algo que, aparentemente, está vacío de significado. Y lo has hecho de una manera sobresaliente. NADA más puedo añadir a lo ya dicho en comentarios anteriores. Yo me quedo con esa descripción que haces: "caliente, viscosa, con ese olor a podrido irrespirable de siempre".
ResponderEliminarVa mi "Me gusta" y mi reconocimiento para tus cincuenta palabras, NADA prescindibles. Y permíteme que termine con estos versos de una muy conocida "chanson":
"Non, rien de rien, non, je ne regrette rien
ni le bien qu'on m'a fait, ni le mal
tout ça m'est bien égal
non, rien de rien, non, je ne regrette rien (...)."
Un saludo.
Muchas gracias por tu comentario, José Antonio, y por esos versos de la gran Edith Piaf que pones como música de fondo.
ResponderEliminarQuizá en otras 50 palabras esta Nada viscosa con olor a podrido se transforme en un "no me importa nada" y "Je reparas a zero".
Un saludo agradecido.