En la arena sin fin

No pienso volver a ser adulta. Me voy al tobogán.

Caí en el arenero y tuve una epifanía. Entonces cavé profundo. Muy profundo, en la arena sin fin. De pronto los vi, acechantes. Sentí sus garras. Grité, pero me arrastraron.

Me encerraron. Pero volveré. Sé dónde está enterrada mi niñez.
Escrito por Sandra Rebrij - Web

19 comentarios :

  1. Bueeeenaaa!! Tenes que animarte a hacer uno bien largo, lo leería.
    Pd: malditas garras!!

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    1. ¡Gracias, Paste! Veremos qué se puede hacer. ¿Y por qué no escribís vos uno de 50 palabras para mandar acá?

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    2. Me cuesta mucho escribir algo corto, todo lo lo que escribo lo imagino de dos carillas y se transforma en cuatro paginas :p! Jajja!

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  2. Notincgas13/6/15, 8:20

    Me ha gustado mucho este acto de rebelión contra el paso del tiempo y los rigores de la edad adulta. Lástima de la interrupción de los acechantes.

    Suerte.

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    1. Sí, Notincgas, las interrupciones siempre son molestas, pero si lo que hacíamos era realmente importante para nosotros volveremos sobre eso cueste lo que cueste.
      Un saludo y gracias por tu comentario.

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  3. Me apunto, Sandra. Formemos un ejército y, a tu señal, si todos cavamos a la vez, podremos recuperar nuestras infancias y hacer que éste sea un mundo mejor. Seguro.
    Muy bonito.

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    1. ¡Sí, cavemos! ¡Qué mejor forma de volver a ser niños que jugar un rato todos juntos!
      Saludos, Patricia, y gracias por comentar.

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  4. Sandra, ahí enterrado tenemos todos el espíritu de Peter Pan. Que bien lo has contado. De todas formas yo creo que la gente que es más feliz es los que aún tiene algo de niño dentro.
    Muy bueno.
    Pablo

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    1. Muchas gracias, Pablo. Seguro que es más feliz la gente que tiene su niño interior. (Yo creo que tengo un abuelito interior :-P)
      Lo importante es saber que ese niño está en algún lado e ir a buscarlo de vez en cuando para que no desaparezca.
      Un beso.

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  5. Una vez alcanzas la madurez, la inocencia de la infancia desaparece pero, sí se puede cavar en la arena con el recuerdo y acercarnos por momentos a aquella etapa tan feliz para la mayoría. Me ha gustado cómo lo has contado, Sandra. Un saludo.

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    1. Tienes razón, Matrioska. Muchas veces volver a aquellos tiempos es el mejor regalo que nos puede dar la madurez.
      Muchas gracias por tu comentario.
      Saludos.

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  6. Esa arena sin fin es la mejor materia prima para hacer castillos infinitos, así, por muchas olas de tristeza y golpes de viento que haya, no podrán derribarlos todos.
    Un saludo, Sandra.

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    1. Por eso sigamos construyendo esos castillos infinitos e infranqueables como nuestros recuerdos de infancia.
      Muchas gracias por tus hermosas palabras.
      Un beso, Margarita.

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  7. Nunca debemos olvidar ni renegar de ese niño que llevamos dentro y forma parte de nosotros, otra cosa es volver atrás y quedarse anclado en una época en la que todo lo teníamos hecho y a la vez por hacer. Una visita al arenero, de vez en cuando, con el cubo, la palita y el rastrillo, eso estaría muy bien. Un tema interesante, el de la infancia latente, que has tratado de manera original.
    Un saludo

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    1. Qué bueno que te haya gustado, Ángel. Creo que tenemos que ir más seguido al arenero. Mucha gente no vuelve porque ya no sabe para dónde queda. Es un hábito que no deberíamos perder. Así que ahora, con tu permiso, voy a buscar mi palita.
      Saludos.

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  8. Los años no pasan en balde, se llevan nuestra niñez , aunque lo importante es no dejar de ser nunca, un poco niños...
    Un buen micro, te deseo mucha surte.

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    1. Muchas gracias, Rosy. Los años se llevan muchas cosas lamentablemente, pero nos enseñan también otras. Y una de de esas enseñanzas es la que tú dices, no dejar de ser nunca un poco niños.
      Un beso.

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  9. Una breve imagen que se me queda grabada en mi mente, como si fuese un corto de una película. Excelente.

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    1. Muchas gracias, Ricardo. No siempre me sale ser gráfica en las descripciones, pero lo intento. Así que me pone muy contenta que lo hayas podido ver de esa manera.
      Saludos.

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