Amiga con derecho a otros roces
El roce de la brisa que hace bailar las cortinas, y acaricia nuestros cuerpos desnudos mientras rodeamos nuestras vidas con un abrazo. Tus brazos que no me permitirán caer en la oscuridad del roce de la indiferencia. Tus caricias rozando mi alma. Ahora sólo quiero tener derecho a estos roces.
Cuando se vislumbra ya un ambiente otoñal, esa escena de brisa suave meciendo cortinas y almas se antoja muy sugerente, aunque trasluce cierta desesperanza.
ResponderEliminar¡Estupendo relato, Lua Luna!
Un abrazo
Gracias Rafael.
EliminarLa esperanza estirada al extremo, hace que se disfrute aún más de esos momentos tan íntimos. Tal vez por esa caducidad de los amigos con derecho a roce. Uno de los dos siempre acaba queriendo sentir caricias y no roces...
Gracias por tu comentario.
Lua Luna
¡Vaya hombre! Ahora que se ponía interesante, va y se acaban las cincuenta palabras.
ResponderEliminarOjalá tras esta escena de roces venga la escena de los cariños.
Saludos cordiales
Gracias Notincgas...
EliminarValoraré la sugerencia de un saga de cariños.
Un saludo
Lua Luna
Magnífico alegato de la necesidad de contacto humano, del roce piel con piel como expresión de cariño. Un relato tremendamente sensual.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Asun. Dicen que el roce hace el cariño, aunque a veces este no es suficiente ¿verdad?.
EliminarUn abrazo
Lua Luna
Unos roces esos tan o más importantes que los roces de piel con piel. Me ha gustado mucho, Lua. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias Matrioska. Bajo mi punto de vista, unos roces son consecuencia y manifestación de otros y se retroalimentan.
EliminarMuchas gracias.
Un saludo
Lua Luna
Es que hay roces y roces ... Y estos son de los que gusta volver a repetir.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.