Trabajos forzados

Nunca me gustó ir en el metro, tarde y con poca gente. Siento inquietud y falta de oxígeno.

Tras un par de estaciones la situación empeoró. Me quedé absolutamente solo.

A punto de entrar en pánico, el tren llegó al final de trayecto. Mi turno de trabajo ya había finalizado.
Escrito por Rafael Domingo Sánchez

15 comentarios :

  1. Los trenes y estaciones que discurren bajo las ciudades se encuentran, posiblemente, entre los lugares más claustrofóbicos. Lo idea es que cada persona se gane la vida con aquello que más le gusta, pero no siempre se puede elegir, como le sucede a tu protagonista, ferroviario subterráneo a su pesar. El problema es que pese a que para él se trata de un trabajo forzado, ha de resistir, pues no está la situación para poder elegir entre muchas opciones.
    Creo que, como me ha ocurrido a mí, este mes y con tu relato cumples un número redondo. Felicidades por ello y un abrazo

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  2. Caramba... sorpresa final: trabaja en el metro! Más bien parecía un viajero ocasional.
    Haría bien en cambiar de horario como mínimo, si no puede cambiar de trabajo. O un día de estos será presa de su ansiedad.
    Saludos.
    Carme.

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  3. Haces bien en tener ansiedad... Tú y yo sabemos lo que se esconde en el túnel...
    ¡Qué bueno, Rafa!

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  4. Rafa, sin aliento me ha dejado el final de tu micro. No quisiera estar entre los viajeros de este tren conducido por el protagonista. Hay veces que la necesidad obliga a realizar trabajos que nos destrozan la vida. Enhorabuena! Un abrazo

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  5. Gracias, amigos y amigas...Ya sabéis, ¡viajar en bus!..😋😋😋
    Una sensación inquietante, la del pobre empleado, sí que es verdad, creo que le debo una oportunidad...Voy a ver si le convezco para que eche el CV para cuidar jardines, al aire libre...jeje

    Un abrazo grande

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  6. Jajaja No me esperaba el giro final. Muy bueno. Pobre conductor le da miedo ir sólo. Genial. XD
    Un saludo,

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  7. Que cierto es aquello de que casi nadie está conforme con su trabajo. Siempre digo que cuánto mejor nos iría a todos si desde el cole (también desde casa), desde bien pequeñitos, tuviéramos a alguien que nos impulsara a desarrollar aquellas habilidades en las que destacamos notablemente, creo que sabríamos enfocarnos mejor a la hora de elegir una profesión y con ello, seguro que estaríamos más contentos con nuestro trabajo.
    Y después de esta charla, perdón por la seriedad, te felicito Domingo por estos 40 relatos en 50 y por este en concreto "trabajos forzados".
    Un beso fuerte.
    Malu.

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  8. Menuda faena. Con el miedito que da verse solo en una estación o un vagón de metro por la noche. Creo que tu protagonista debería ir a terapia o buscarse otro trabajo. Muy buen cierre por inesperado. Felicidades, Rafael. Un saludo.

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  9. Gracias, Raquel, Malu, Matrioska...Me alegra ver que mi relato ha suscitado vuestro interés.

    Un abrazo

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  10. Estupendos tanto el título como el relato. Creo que hay poca gente contenta con su trabajo, aunque la mayoría acabamos conformándonos con lo que nos cae en suerte. Realmente son decisiones que nos toca tomar cuando aún no sabemos bien lo que queremos.
    Enhorabuena y un abrazo, Rafael.

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  11. ¡Pobre hombre! Cuánto viaje para volver siempre al mismo sitio.
    A pesar del "pánico" no he podido evitar la sonrisa.
    Un saludo, Rafael.

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  12. No debe ser plato de gusto tener que viajar solo en los últimos tramos de un trayecto subterráneo, pero tampoco es de buen profesional dejar la máquina en medio del túnel...
    Comparto esa angustia claustrofóbica de tu maquinista y entiendo su forzado trabajo (¡qué remedio, si de algo hay que vivir!).
    Va mi me gusta, Rafael, y espero que convenzas a tu protagonista para que intente en otros puestos, al aire libre.
    Saludos.

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  13. Observo que a la mayoría de los que tan amablemente me comentáis el micro, también le produce cierto sentimiento de simpatía el protagonista del mismo. Bien como víctima de un mercado laboral caníbal, bien como sufriente claustrofóbico.
    Ya le doy ánimos de vuestra parte...jeje

    Un abrazo, Enrique, Margarita y José Antonio

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  14. ¡Qué buena historia, Rafa! Es genial porque uno no se imagina que una cosa así pueda pasarle justamente al chofer. Me sorprendió mucho y me encantó.
    Un beso.

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  15. Gracias Sandra. Esa era la intención cuando se me ocurrió la historia, precisamente en un trayecto nocturno....

    Un abrazo

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