Entre bambalinas
Su baile frenético la obliga a correr tras las últimas notas, pero la realidad no encaja con la fantasía y cae al suelo. Ariana no puede aflojar el nudo con el que ata el dolor y la rabia. Su mente regresa a la silla de ruedas. El show debe continuar…
No sabes cuánto me tocaste la fibra con este poético relato, Olga.
ResponderEliminarSimplemente, me encantó.
Un beso.
Pablo.
Muchas gracias, Pablo. Un besazo
EliminarTierno y lleno de sentimientos tu relato Olga.
ResponderEliminarTu protagonista baila con la mente, ya que no puede con el cuerpo, me encanta tu frase "la realidad no encaja con la fantasia".
Me ha gustado mucho Olga.
Besos.
Muchas gracias, Javier. Un besazo.
EliminarOlga, muy bello relato en el que la protagonista baila con su imaginación, mientras su cuerpo queda atrapado en su silla de ruedas.
ResponderEliminarLo has contado de una forma delicada y preciosa. Me ha encantado.
Enhorabuena Olga!
Besos.
Muchas gracias, Pilar. Un besazo.
EliminarLa imaginación es poderosa pero la realidad se impone, ya solo queda mirarla sin miedo y avanzar hacia la vida. Tierno relato de ilusiones rotas. Muy bueno, Olga. Un abrazo.
ResponderEliminarMenos mal que siempre podemos seguir soñando. Muchas gracias, Salvador. Besos
EliminarBellísimo relato, Olga, con una fuerza que pienso que sólo se obtiene al haberlo vivido desde dentro, aunque, gracias a Dios, con un final menos trágico.
ResponderEliminarEnhorabuena y besos.
Gracias, George. Si estas cosas se viven en uno mismo o en los seres queridos como en carne propia. Menos mal que "Ariana" volverá a bailar... puede que al mes que viene.
EliminarBesos
El baile de los sueños puede engendrar pesadillas. No elegimos nuestras limitaciones pero sí como emplearlas. ¿Por qué no bailar sobre una silla de ruedas? y aún mejor ¿por qué no bailar con ella?
ResponderEliminarDe cualquier forma, tu relato refleja perfectamente la angustia de asumir, de vivir con nuestras limitaciones, aún más si son impuestas. Es un relato muy bien contado, Olga, de una triste belleza.
Un abrazo.
Muchas gracias, Antonio. Todos los relatos tienen parte de realidad y parte de ficción. Como en este caso que realmente llegó a ser una angustia para la protagonista. Pero todos soñamos, eso no hay quien nos lo quite. Un besazo.
EliminarPrecisamente vi hace poco en un programa de talent show una pareja de bailarines, él iba en silla de ruedas y me pareció una puesta en escena bellísima, sin nada que envidiar a las que estamos acostumbrados a ver.
ResponderEliminarAbogo por que no haya límites en ningún campo y todos los sueños puedan realizarse.
Besos Olga.
Malu.
Hola, Malú. Yo también vi ese vídeo al que te refieres, era precioso. Pero por mucho que se superen las limitaciones, la fantasía de lo que podría hacer con sus piernas, seguro que la sigue teniendo.
EliminarEstoy de acuerdo contigo, no debe haber límites para los sueños. Un besazo.
De pequeño me enseñaron una noción útil y positiva como filosofía: el que hace todo lo que puede y lucha por sus sueños puede conseguirlos. Pero pronto comprendí, en mi propia carne y en muchas ajenas, que esta teoría hace aguas con frecuencia: Amor no correspondido, titánicos esfuerzos baldíos, limitaciones físicas, privilegios insalvables, enfermedades fatales... Me permito decir que creo comprender algo del dolor y la rabia de tu personaje, condenada a contemplar entre bambalinas aquello que tanto quisiera y le está vedado. Merece encontrar alguna forma de rebelarse, quizá en una continuación de este buen relato.
ResponderEliminarUn saludo, Olga
Hola, Ángel. Muchas gracias por comentar. La continuación del relato tiene un final feliz y real. "Ariana" lo ha pasado muy mal, pero volverá a bailar. Muchos besos.
EliminarUn bello micro, Olga. Tú protagonista vuela en una danza frenética llevada por la música hasta que su rabia la lleva de vuelta a aterrizar en su silla de ruedas. Ojalá consiga aflojar del todo ese nudo. Me ha gustado mucho. Un beso grandote.
ResponderEliminarEl nudo se ha aflojado muchísimo. La juventud y el tesón hace que todo mejore rápidamente. Muchas gracias Matrioska. Besazos.
EliminarQué impotencia cuando queremos y no podemos. Pero esos puntos suspensivos me hacen pensar que en algún momento la realidad y la fantasía puedan marcarse un bonito tango.
ResponderEliminarUn abrazo, Olga
Entre bambalinas asisto al desarrollo de este microcuento lleno de matices y de poesía. Ariana en su lucha entre la realidad y la fantasía representa la lucha de cada uno de nosotros, de nuestras decepciones y nuestros triunfos, de nuestras caídas y nuestra posterior vuelta al camino para seguir avanzando de la forma que sea.
ResponderEliminarEl poeta Luis Cernuda recogió toda su obra poética con el título La realidad y el deseo. Y en ese ámbito nos movemos, nuestros deseos son inmensos, nuestros sueños grandiosos, pero la realidad, a veces, es un muro contra el que chocamos. Aunque siempre nos queda la fantasía, esa capacidad, sin la cual, creo, la raza humana no hubiese salido adelante.
Quizá el error de Ariana ha sido que no ha sabido sintonizar bien las notas, que ha puesto demasiado énfasis en ese baile, que ha sobrevalorado sus fuerzas, de ahí, luego, tras el fracaso, su frustración y su rabia cuando la realidad se impone y se ve en su silla de ruedas.
Pero, el show continua, habrá nuevas oportunidades, pasada esa ira las aguas volverán a su cauce y, quizá, con cierta sensatez, Ariana consiga concluir ese baile u otro que esté más acorde con sus capacidades.
Mi enhorabuena, Olga, por tan revelador microcuento en el que todos nos podemos ver reflejados. Saludos afectuosos.
Una historia de frustración, con todas sus derivadas: dolor, anhelo, angustia... bien hecho, Olga.
ResponderEliminarSaludos cordiales.