Lo que él haría por ella
Mientras Manuel seguía recostado como inerte, con una mano le abrió la boca todo lo que pudo y con la otra agarró la Luna y se la introdujo atravesando el tubo esofágico hasta depositarla en su estómago con sumo cuidado.
Solo le quedaba sufrir mientras esperaba que superara el postoperatorio.
Solo le quedaba sufrir mientras esperaba que superara el postoperatorio.
En ocasiones uno por amor haría lo que fuese, incluso si pudiera atrapar la luna.
ResponderEliminarRomántico relato Javier.
Un abrazo.
A veces hay que asumir el riesgo por quien lo merece, incluso de perderlo definitivamente.
EliminarGracias y un abrazote
Por la persona amada se haría cualquier cosa, hasta lo imposible: bajar la luna y ofrecérsela, beber los vientos o mover montañas. El problema surge cuando por mucho que se quiera la intención no es suficiente y hay factores que se escapan. Ese vínculo poderoso que a veces se establece entre las personas y que algunos llaman amor hace grande al ser humano, sentimientos intensos que quizá puedan cambiar con el tiempo. Original relato, Javier.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Gracias, Ángel. Sí, aquí he querido expresar que por sacar a quién se quiere de una vida miserable hay que hacer un último intento como él haría por nosotros, aunque eso implique tal vez perderlo.
EliminarAbrazos
Es precioso,qué cuidados más llenos de ternura...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, suerte.
Besicos
Gracias, Cabopá. Sí, intentaba que tuviera ternura en un momento crítico para ambos personajes.
EliminarBesetes
Por amor se hacen locuras, se roba la luna y se espera la cura.
ResponderEliminarUn 50 con un toque romántico distinto.
Me gusta esa imagen de la espera.
un abrazo Javier.
Un espera dura para ver si reacciona o ya se pierde definitivamente en la depresión absoluta sin retorno.
EliminarGracias, Mª Belén.
Besos
Quid pro quo, amor por amor; él le prometió la luna y ella le devuelve la promesa. Muy bueno, Javier. Un abrazo.
ResponderEliminarEs difícil, pero ella hace el último intento.
EliminarGracias, Salvador, y abrazos.
A veces poner la luna a los pies de alguien (o en el estómago) es obligarlo a vivir en una noche perpetua.
ResponderEliminarYo casi que prefiero una caja de bombones, y la luna que se quede donde está; pero claro, es cuestión de gustos, y de paladares.
Muy original, Javier.
Un saludo
Pues también hubiera valido como metáfora, el sentido hubiera sido el mismo, aunque con la Luna parece que el intento es más bestial y definitivo, pero sus razones tiene tu paladar. Dejo apuntado que te gustan los bombones.
EliminarGracias y besetes.
El amor todo lo puede, hasta lo imposible. Bonito micro, Javier. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Matrioska. Si no puede por lo menos lo intenta, que es de lo que se trata.
EliminarUn beso
Javier, cuando se ama de verdad a alguién, se hace lo imposible por ella.
ResponderEliminarBonita forma de denostrar el gran amor que siente el protagonista y que hace un último intento por que vuelva con él.
Buen relato.
Besos
Gracias, Pilar, me alegra te haya gustado.
EliminarBesetes
Me ha gustado lo que es capaz de hacer por amor, espero que resulte. Un beso.
ResponderEliminarNo hay motor tan potente como el cariño en todas sus vertientes, que son muchas. Aquí yo quise plasmar una de ellas.
EliminarUn besete
Romántica cirugía. Gran relato, Javier.
ResponderEliminarGracias, Luis. Es romántico, pero con la dureza que lleva intentar sacar a alguien querido de la miseria personal arriesgandolo todo, como piensas que él haría por ti.
ResponderEliminarAbrazos
Extraordinario relato, Javier. A veces lo mejor que se puede hacer por alguien es así de drástico, pero tú lo has mostrado de una manera bellísima.
ResponderEliminarEnhorabuena y saludos.
Gracias, Enrique, me alegra que lo veas como quiso ser y que lo valores tan bien.
EliminarAbrazos