Silencio
Era tarde. No faltaba ninguno... Allí estaban todos.
Pasaron las horas y nadie entraba, nadie salía, nadie se movía. Y, sin embargo, nadie protestaba, nadie decía ninguna palabra...
Nadie hablaba. No se oía ninguna respiración... ningún murmullo. La puerta metálica permanecía cerrada. En un letrero se leía: Depósito de cadáveres.
Pasaron las horas y nadie entraba, nadie salía, nadie se movía. Y, sin embargo, nadie protestaba, nadie decía ninguna palabra...
Nadie hablaba. No se oía ninguna respiración... ningún murmullo. La puerta metálica permanecía cerrada. En un letrero se leía: Depósito de cadáveres.
Esperemos Salvador que ese silencio continúe, que a ninguno le de por hablar, ya que sería que se ha cometido un error o estamos ante alguien que vuelve del más allá.
ResponderEliminarRelato que al leerlo da esa sensación de silencio, de quietud, incluso diría yo de penumbra.
Buen relato Salvador, me ha gustado, hasta tu "letrero" final he imaginado distintos lugares.
Un abrazo.
Muchas gracias, Javier. Sí... mejor que no hablen.
Eliminar¡Qué angustia y qué frío!
ResponderEliminar¿Pero quién es ese sereno que habita en el depósito de cadáveres?
Inquietante y con muchas incógnitas por resolver.
Un beso Salvador.
Malu.
Me encanta la indefinición... dejo mi mente abierta y espero que los que me leéis hagáis lo mismo. Gracias, Malu.
EliminarQué salto he pegado en la silla... Me estaba preparando para alguna conspiración y ¡toma!
ResponderEliminarMuy bueno, Salva.
Besicos.
Jajajaja, un abrazo, reina de la Puerta de la esperanza.
Eliminar«Era tarde. No faltaba ninguno... Allí estaban todos». Salvador, con esta frase incluyente metes al lector en una trampa de la que nunca podrá salir. Un paseo por la morgue, ¿una terrible visión del futuro?
ResponderEliminarPoderoso relato, Salvador.
Un abrazo.
Me encanta ver cómo te pierdes en distintas historias buscando explicaciones. Un abrazo, Vicente.
EliminarHay una frase muy elocuente y poética: "la paz de los cementerios", en referencia a un lugar donde forzosamente se respira tranquilidad. Pero me temo que la morgue es algo mucho más tétrico: poca luz, frío permanente y angustia de espacio cerrado, personas que fueron y ya no son, que parece que duermen, pero no. Muy logrado este "Silencio" del título, que encabeza un relato que llena de inquietud sin necesidad de gritos.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Salvador
Muy fuerte, Maestro. Gracias por comentarme, siempre, con tanto cariño.
EliminarMe ha gustado mucho la atmósfera que respira el relato. Y ademas entras en él con sigilo, sin saber qué ta vas a encontrar. Muy bueno.
ResponderEliminarMuchas gracias por entrar así en él. Un abrazo.
EliminarMuy buen micro, Salvador. Has sabido plasmar con maestría esa sensación de quietud, vacío y silencio. Felicidades. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Matrioska. Aún siento escalofríos.
Eliminar¡Pues menos mal que estaban todos!
ResponderEliminarNos tienes a todos intrigados hasta saber qué situación nos describes.
Yo ya me imaginaba un camión parado en un control lleno de refugiados...
¡La morgue! - buena atmósfera creada.
Un abrazo
Muchas gracias, M. Carmen. Esa era mi idea... No desvelar nada hasta el final.
EliminarMe gusta cómo nos conduces en silencio por ese laberinto de "nadies" que hasta hace muy poco eran alguien.
ResponderEliminarMuy bueno, Salvador.
Un abrazo
Margaritaaaaaa tengo que buscarte de nuevoooooo. Ahora en verano me quedo más relajado. Gracias por aparecer.
EliminarSalvador, según vamos leyendo tu micro estamos más intrigados de quienes pueden ser tan buenos y pacíficos, casi como en una adivinanza hasta que nos desvelas que estás hablando de la morgue.
ResponderEliminarMuy bien mantenida la intriga hasta la última frase.
Besos
Hummmmm Gracias, Pilar.
Eliminarun buen final,, me encanta como los haces,, y como en 50 palabaras transmites tanta emocion de intriga,,,, eres genial
ResponderEliminarMuchas gracias, sea quien seas. Me encanta la intriga.
EliminarEl enigma flota hasta el último momento en este mar de silencio que nos traes. Me ha gustado mucho, Salvador. Saludos.
ResponderEliminarFlota... bella imagen. Gracias, Juana.
EliminarNunca me cansaré de leerte, de beberme esas palabras una a una como quien prueba por vez primera un delicioso manjar y lo retiene en la boca para saborearlo todo el tiempo posible antes de q se disuelva, baje por la garganta y se mezcle por los sentidos haciéndote sentir esa sensación en la piel de, ¡Hoy puedo volar!
ResponderEliminar¡Vaya, Cervantes! Nunca me habían hecho un comentario así. Gracias. Muchas gracias.
EliminarMuy bueno. Mantiene la intriga hasta el final.Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Un abrazo, Tati.
EliminarAl final de tu magistral micro, sabemos, Salvador, por qué están tan quietos tus protagonistas... Alguna vez he fantaseado con conversaciones de cadáveres en un Depósito (tengo también ese puntito macabro, jejeje). ¡Felicidades!
ResponderEliminarUn abrazo.
Deseo que tardes en hablar "así" conmigo. Jajajaja. Un abrazo, María José.
Eliminar“Sólo en la paz de los sepulcros creo”, escribió Espronceda, pero parece que la de los depósitos de cadáveres no le tiene nada que envidiar.
ResponderEliminarA mí lo que más me intranquiliza es que pasen las horas y no entre nadie, un empleado, por ejemplo, para hacer alguna anotación después de mirar la etiqueta que cuelga del dedo gordo de un pie de uno de los cadáveres.
Quizá es que tras esa puerta metálica ya no hay vida, que el planeta entero se ha convertido en un depósito de cadáveres en el que nadie se mueve, ni protesta, ni dice palabra alguna.
No sé si esta noche voy a tener alguna pesadilla en la que aparezcan zombis y vampiros, si así ocurre, la ‘culpa’ habrá sido tuya, Salvador.
Mi enhorabuena por tu inquietante microcuento cuyo sentido sólo se desvela al final. Saludos afectuosos.
Enrique... eres más tenebrista que yo. ¡No me digas a mí que, esta noche, el que no va a dormir soy yo! lo del final ya se está convirtiendo en sello. Gracias por acompañarme.
EliminarUn silencio con el que te entra ese escalofrío de pensar que cualquier movimiento o palabra tras esa puerta metálica puede ser un error o algo peor.
ResponderEliminarMejor que siga la quietud en tu espendo 50.
Un abrazo Salvador.
Sí, mejor que siga esa quietud. Muchas gracias.
EliminarMuy bueno. Nadie, ninguno, tanta reiteracion en negativo...transmite el no ser, la nada
ResponderEliminarLa nada. Me inspiras.
EliminarInocente, he sido una inocente que pensaba en una maestra que había logrado callar a sus alumnos, !menuda sorpresa! y después, mi silencio. Un beso.
ResponderEliminarJajajaja.... no sé qué da más miedo, si mi relato o una clase.
EliminarMe ha encantado, Salvador. Me hubiera gustado, sin embargo, encontrarme un criterio uniforme en la puntuación (comas, puntos y puntos suspensivos). El "Allí", por ejemplo, debería ir con minúscula. Nimiedades de un gran relato.
ResponderEliminarUn abrazo y felicidades.
Difícil encontrarlo. Me lleva el propio relato. Unas veces es una pausa... otras un silencio.
EliminarInquietante atmósfera muy bien conseguida con el silencio y las reiteradas negaciones. La morgue y sin nadie vivo presente en ella. Me recorre un escalofrío por la espalda.
ResponderEliminarUn micro muy bueno, Salvador. Felicidades y un abrazo.
Gracias, Carmen. Os tengo abandonados pero volveré... Seguro.
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