Trucos caseros

—Sumérgela cuanto antes en un balde de agua fría y después frota la mancha con sal —me dijo mi madre.

Y tenía razón, no quedó ni rastro de sangre en la camisa de mi esposo. Lo que no supo decirme es cómo arreglar el agujero que tiene en el pecho.
Escrito por Margarita del Brezo - Twitter

59 comentarios :

  1. Margarita, los consejos de una madre son muy valiosos pero, claro, ella no tiene soluciones para todo... Muy buen micro. ¡Felicidades!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero no se da por vencida; ahí anda, buscando en el libro de recetas de la abuela a ver si encuentra alguna solución. De madre a madre y tiro porque me toca ;)
      Muchas gracias, María José.
      Un abrazo

      Eliminar
  2. Creo Margarita que tu protagonista más que algún truco casero de su madre va a necesitar la ayuda divina, y eso suponiendo que el agujero no sea de entrada y salida ya que entonces más difícil solución, ja,ja,ja. Ahora, a mí me gustaría saber como se ha hecho ese agujero, ahí radica el misterio de tu micro.
    Buen relato Margarita, me ha gustado.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ayuda divina y de toda la corte celestial, me parece a mí. Aunque en este caso va que ni pintada la frase que solía decir mi abuela: "que Dios nos coja confesados".
      Un montón de gracias, Javier.
      Besos

      Eliminar
  3. Muy bueno Margarita. Además estoy segura de que a la madre algo se le ocurrirá para el agujero del pecho, jaja, no hay que subestimarlas. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que alguien dijo en una ocasión "Yo por mi hija, mato", así que sí, seguro que se le ocurre algo, ¡pues menudas son las madres! :)
      Gracias, Aurora.
      Un abrazo

      Eliminar
  4. Margarita, con un parche de la cara de Mickey Mouse quedará perfecta.
    Otro relato muy original.
    Un besazo.
    Pablo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perfecta, bonita y original, mi querido Pablo. No hay que olvidar los trucos que os sacáis los padres de la manga y mucho menos si son como tú.
      Un beso grande

      Eliminar
  5. Bueno, bueno, bueno...Hay agujeros que ni siquiera se pueden zurcir que sería consejo de madre.

    Suerte y Besicos Margarita

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón, Cabopá, hay agujeros tan vacíos que no caben soluciones.
      Un montón de gracias.
      Besos

      Eliminar
    2. "agujeros tan vacíos"... qué imagen más visual!!

      Eliminar
  6. Margarita, este mes, tanto tú como yo, hemos recurrido a los consejos de mamá... Ja, ja, ja... Aunque tu historia es más seria y la mancha sí ha sido capaz de quitarla, pero lo del agujero lo veo más complicado...
    Un beso fuerte.
    Malu.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué tendrán las madres, ¿verdad? O qué haremos ciertas hijas para tener que recurrir tanto a las madres, que no sé si es lo mismo o es igual.
      Cuida de ese armario, por favor; antipolillas y lo que haga falta para que a tus modelos no les salga ni un solo agujero ;)
      Un beso con achuchón incluido.

      Eliminar
  7. Los remedios caseros son infalibles aunque claro para todos los casos no hay. Muy bueno. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Será cuestión de buscar en Internet; dicen que ahí se encuentra de todo. Ya te contaré.
      Muchas gracias, Tati.
      Saludos

      Eliminar
  8. La experiencia de la madre en estas cuestiones es inquietante, Margarita, tan sorprendente como tu capacidad para encontrar temas y desarrollarlos con tanto brillo.
    Un abrazo enorme.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las madres solemos meternos incluso donde nadie nos llama; no me quiero imaginar cuando llegue la suegra, a la que tarde o temprano llamarán.
      Un montón de gracias, Vicente, y un gran abrazo transoceánico.

      Eliminar
  9. Muy divertido, Margarita. Hablas del asesinato como de una mancha más que requiere un truco especial. A ver cómo lo arregla la protagonista.
    Buen micro. Me ha gustado mucho. Un beso muy grande.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces el mejor truco es sacar la mano de la chistera antes de que te engulla, o llamar a tu madre y que se encargue ella.
      Muchas gracias, Carmen. Estoy deseando volver a tuiter y recuperar parte de tus letras.
      Un beso enorme.

      Eliminar
  10. Hay cosas que, una vez hechas, ya no tienen remedio, ni para una madre, que puede con casi todo. Por lo menos, que la camisa quede limpia y zurcida, siempre la podrá utilizar alguien. No pierdas nunca ese sentido del humor socarrón, más negro que blanco.
    Un abrazo, Margarita

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si quieres la camisa... limpita está, y seguro que tú llenas ese agujero con todos los premios que estás recogiendo.
      En cuanto a mi humor, te haré caso en no perderlo, pero voy a tener que controlarlo: me he cargado ya a tres maridos (sin darme cuenta) y mi señor esposo empieza a ponerse nervioso.
      ¡Gracias, Ángel!
      Un abrazo

      Eliminar
  11. Muy buen relato. Los consejos de la mamá seguro que encuentran la solución al agujero del pecho. Un humor muy exquisito. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que mi madre está a punto de tirar la toalla, y la camisa. Ya veremos cómo acaba la cosa.
      Muchas gracias por tus palabras, Mª Luisa.

      Eliminar
  12. Quizá si lo metieras en la bañera, y así en aguasal, luego te diriges hacia él y si contesta ya está curado, y si no..., pues algo se le ocurrirá, para eso están las madres, no?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No dice ni pío, Pepe, y mi esposo tampoco. Y encima me he quedado sin sal para los huevos. Y llaman a la puerta y yo con estos pelos. Voy a ver quién es. O no, mejor me peino primero. Por cierto, ¿dónde está mi madre?

      Eliminar
  13. Menos mal que no metiste a tu pobre victuma en ese barreño de agua salada, habria resucitado con balazo y todo.
    Que bueno es el remedio casero, y que bueno el relato, pero no lo lleves a la practica por si acaso. Quedate con enseñarnos a escribir buenos relatos.
    Me gusta la palabra Valde. Me recuerda el castellano antiguo.
    Besos de los dos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En mi casa el balde se usa para casi todo; tanto es así que en un par de ocasiones "pillé" a mi madre bañando a mis hijos en él por aquello de las reminiscencias antiguas del pueblo, cuando no había agua corriente. Y disfrutaban tanto, ella y ellos, que no me atreví a mencionarle los usos de la bañera tan mona, llena de dibujitos y con cambiador incluido que había dejado aparcada a un lado.
      En fin, que estoy tan feliz con mi balde que espero que nunca le salga un agujero ;)
      Muchas gracias a los dos.
      Besos

      Eliminar
  14. Todo consejo de una madre termina en brillo y esplendor como tus letras. Quizás el agujero del marido ya no tenga remiendo, ni remedio, pero siempre quedará en el recuerdo estas 50 palabras en su nombre y un gran aplauso para tu genial micro.
    Un beso enorme preciosa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es verdad, Belén, las madres saben lustrar como nadie todo lo que tocan, hijos incluidos, aunque a veces nos pongamos un poco pesadas.
      De todos modos, no le pienso enseñar a la mía este micro no le vaya a dar por remendarme la boca.
      Un montón de gracias y un beso enorme, Chica Dulce.

      Eliminar
  15. Pues déjalo, total ya es un producto inútil, o ya lo era.
    Enhorabuena y besetes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues también es verdad, Javier, aunque como hay gustos para todo... A lo mejor lo intento en ebay.
      Muchas gracias.
      Besos

      Eliminar
  16. No sé yo si al final se va a quedar todo este asunto en casa como ellas quieren. Mi consejo es que, después de frotar bien la camisa, enciendan la plancha y la dejen olvidada un buen rato encima de ese agujero. ;-) Muy buen micro, Margarita. Por cierto, me encanta lo del "balde". Un beso grande.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buena idea, Matrioska; con lo poco que me gusta la plancha, no se me había ocurrido. Bueno, la plancha, la escoba, el trapo del polvo,... Creo que cuando mis hijos me pregunte por algún truco casero no me quedará otra que buscarlo en internet, cachis.
      Y en cuanto al balde, como le he dicho a José María, en mi casa es uno más de la familia. Cuando vengas por aquí, te lo presento :)
      Un beso grande

      Eliminar
  17. Me temo que va a tener que recurrir a cuchillo y picadora, todo casero, para deshacerse del problema, jajaja. Un relato de fondo crudo pero revestido de un humor exquisito. Muy bueno, Margarita. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo mejor de este micro es lo que me estáis haciendo reír, con los comentarios y con las risas escritas que me contagian auténticas carcajadas. Eso sí, a mi marido no le hace ninguna gracia; creo que lo entiendo (solo creo).
      Mil gracias, Salvador.
      Un abrazo

      Eliminar
  18. Ay estas mujeres... qué detallistas! Preocupándose de la camisa para dejarla para pasar revista...
    A saber qué "casero" plan habrán ideado para deshacerse del cuerpo!!
    Otra vez que nos sacas la sonrisilla, Margarita :-))
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Ay las mujeres! (y los hombres, pero como este está muerto y no puede oírnos pues...), no dejan de sorprenderme. Te diré que hay veces que hasta yo misma me miro en el espejo y no me encuentro...
      Sobre el plan casero, mucho azúcar, huevo y leche, creo.
      Que no se nos acaben las sonrisas, M. Carme. Gracias por la tuya.
      Un beso

      Eliminar
  19. Margarita, estaba yo pensando que a lo mejor un poco de Loctite soluciona lo del agujero y no se nota nada de nada...
    Buen micro amiga, nos sorprendes una vez más.
    Besazos mil

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo voy a probar, Pilar, aunque con lo torpe que soy, me quedo pegada, seguro.
      Gracias por todo, por tanto.
      Un beso grande.

      Eliminar
  20. Creo que llegados a este punto será mejor dejar de pensar en trucos caseros y recurrir a un buen truco de magia para hacer desaparecer al marido agujereado. Seguro que la madre también está dispuesta a echarle una manita, o las dos, para quitarle definitivamente el muerto de encima. Un cincuenta de humor negro bien logrado, Margarita. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé qué decirte, Juana; me puse contenta porque mi madre llamó a Juan Tamariz, para arreglar este asuntillo que nos traemos entre manos, pensaba yo, pero no, ahí están los dos jugando al julepe. Estoy empezando a preocuparme.
      ¡Muchas gracias!
      Besos

      Eliminar
  21. No es grande el agujero, ¿verdad? No sé, puede que hasta le siente bien y le permita tener como excusa que por él se le ha escapado el corazón.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No es muy grande, Luisa, pero debe de ser muy profundo porque se le ha escapado hasta la vida.
      ¡Gracias!

      Eliminar
  22. Imagino que la historia acabará bien, pues a la sabiduría ancestral de la madre supongo que se sumará la de la hija, la cual, sin duda, lleva tiempo pergeñando un plan para librarse del pelma –o quizá algo mucho peor- de su marido.
    Supongo que se ha agenciado una buena pistola, le ha puesto un silenciador y, tras hacer unas cuantas prácticas de tiro, una noche, como quien no quiere la cosa, le ha hecho un nuevo ojal en la camisa.
    Así que la camisa, una vez que ha quedado como nueva, sólo que con un agujerito más, puede volver al armario, pues nunca se sabe si en un futuro podrá dársela algún uso, igual hasta se ponen de moda las camisas con un orificio de bala, lo mismo que ahora lo están los pantalones descoloridos y rasgados por todas las partes.
    Y en cuanto al interfecto, pues ya se les ocurrirá alguna forma de desembarazarse de él, ideas no faltan al respecto en las miles de películas que se han hecho y en las miles de novelas que se han escrito sobre ese tema.
    Rezuman mucha ironía esos trucos caseros, al fin y al cabo, esa suele ser una de las mejores armas que tienen los oprimidos –y entre ellos las mujeres siempre han estado y están en los primeros puestos- contra los abusones y los poderosos. Enhorabuena y saludos cordiales y cuasiveraniegos, Margarita.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me gusta la esperanza que pone es sus palabras, señor Angulo, pero mucho me temo que esta historia no puede acabar bien: sangre, muerto y madre en una misma frase..., todo lo que se me ocurre es triste, macabro o feo.
      En cambio, la camisa, como bien dice, es bastante probable, posible o verosímil, lo mismo da una cosa que otra, que cree tendencia y se convierta en el último grito de la próxima temporada, eso sí, en verano, porque en la Castilla que compartimos los inviernos son demasiado crudos como para andar con agujeros que no sean imprescindibles.
      Del interfecto no voy a decir nada que bastante tiene ya con lo que tiene, o mejor, con lo que ha dejado de tener.
      Y sobre la ironía..., me encanta y, aunque intento controlarme, se me escapa con demasiado frecuencia y en más de una ocasión y de dos y de tres me ha causado algún problema. En fin, que sigo intentando enmendarme; quién sabe, quizá algún día...
      Muy agradecida por sus largos, trabajados e interesantes comentarios, como siempre.
      Saludos cordiales y soleados.

      Eliminar
  23. Un asesinato contado a sangre fría, con la fluidez marca de la casa y con una conversación tan surrealistamente cotidiana como ciertas convivencias basadas en el daño físico o moral y que demasiadas veces acaban en muerte.
    Con esa habilidad que tienes para empapar de humor negro tus historias, has convertido un desenlace dramático en una inocente tarea doméstica que deja adivinar la connivencia de una madre ante la drástica decisión de su hija.
    Un estupendo relato que esconde más que muestra y que muestra la maestría con que manejas la ironía.
    De nuevo un gran relato, amiga mía.
    Enhorabuena, Margarita. Un montón de abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy pensando con qué parte de tu comentario quedarme, Antonio, pero no me decido.
      La primera parte eres tú tal y como te conocemos los que no te conocemos: reflexión personal de la historia que no deja lugar a complemento alguno para no estropearla.
      Segundo párrafo: una delicada caricia que se extiende y amplía hasta llegar al final. Y que me viene divinamente, Antonio, para qué lo voy a negar.
      Pues eso, que estoy encantada, y que os echaba de menos.
      En este fin de semana intentaré ponerme al día con los comentarios, aunque ya he aprendido a no prometer nada.
      Un montón de gracias y un abrazo.

      Eliminar
  24. La camisa debió quedar muy limpia pero también sería buena para zurzir los agujeros en ella, además del marido claro está Jejeje. Buenísimo Margarita. Cómo siempre...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La camisa ha quedado limpita y transpirable, ideal para las temperaturas que van llegando. Al marido hay que alejarlo del calor cuanto antes ;)
      Gracias, Carmen, por tus palabras y por tu sonrisa, como siempre.

      Eliminar
  25. No hay remedios caseros para todo y, me temo, que en este caso, no lo encuentras ni en botica. Lo que sí creo es que este relato ensangrentado no pasará desapercibido para nadie, y que va a salpicar con su fina ironía la camisa de todo aquel que lo lea. Me ha gustado mucho. Saludos, Margarita.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues si no hay remedios habrá que inventarlos porque ya me dirás qué hago yo ahora, ¡estoy de los nervios! Y espero que te equivoques y, al menos, pase desapercibido para la policía.
      A mí me ha gustado mucho tu comentario, ¡gracias, Manuel!
      Saludos

      Eliminar
  26. Bueno, bueno, no hay nada como la sabiduría de una madre en cuanto a manchas. Para lo del agujero se puede decir que fumaba puros a escondidas, !cosas de maridos! Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No hace falta que sean puros, Maite: ni te imaginas la de agujeros que tengo en mis vestidos, y alguno en el sofá, con mi mal arte de fumar cigarrillos. Pero shhh, que no se entere mi madre.
      ¡Muchas gracias!
      Un beso

      Eliminar
  27. Francamente bueno. Lo guardaré junto al de Pilar Alejos. Pero aquí, el drama sí que tiene un color negro... Me ha encantado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Negro oscuro, Luis.
      Agradezco mucho tu comentario y que me coloques al lado de una mujer tan dulce como Pilar.
      Un abrazo

      Eliminar
  28. Con lo preocupadas que han estado con la camisa... al parecer el marido es lo de menos. Los agujeros son fáciles de cubrir y taponar pero una mancha es una mancha!
    Me ha gustado muchísimo.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo importante es ir limpio; de los agujeros... igual hasta podemos sacar algo.
      Muchas gracias por tu entusiasmo, Diani.
      Abrazos

      Eliminar
  29. No sabemos desde dónde cuenta lo ocurrido tu protagonista; todo depende del plan B que usara tras la falta de remedio de mamá para el agujero de la bala. Doy por hecho que aquí aquello del "sana sana culito de rana (o algo así)" no era de utilidad.
    Felicidades, Margarita, por este otro relato, redondo y cargado de ese ingenio tuyo sin límites.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El "sana sana culito de rana" creo que lo intentó cuando el príncipe se convirtió en sapo, pero como no salió bien, decidió optar por algo más... ¿contundente? Y de "aquellas vehemencias, vienen estos agujeros" en los que se ha metido y de los que no le va a ser fácil salir.
      Gracias, Enrique. Por tu comentario y por hacerme reír a estas horas intempestivas.
      Un cálido abrazo

      Eliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!