Crisis

Con los brazos atrás y el paso lento, se acerca al establecimiento clausurado y, taciturno, se detiene un momento a contemplarlo. En el suelo, algunos sobres con membrete del banco se dispersan polvorientos y, en el escaparate, un maniquí desnudo sostiene un pálido cartel entre las manos: LIQUIDACIÓN POR CIERRE.
Escrito por María José Escudero

9 comentarios :

  1. La crisis se ha llevado por delante cientos de comercios. Tu protagonista no sé si tiene alguna relación con la tienda que contempla, pero por como lo narras parece que sí. También se podría interpretar tu relato como si fuese la vida, que en ocasiones provoca ese cierre por liquidación de las personas, ese no soportar más...
    Buen relato, María José.
    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Desde el ritmo cansado del protagonista hasta el desangelado escaparate, el relato nos sumerge en un paisaje para después de la batalla (contra la crisis) y sus secuelas arrasadoras. Nos llevas en un paseo magistral, a través del tiempo narrativo, hasta un clímax de desolación que de tan logrado, se vuelve interior. Como dice Javier, el micro nos alcanza porque habla también de nuestros estados de crisis como personas.
    Saludos, Mª José.

    ResponderEliminar
  3. La crisis que arrasa como un huracán. Los vestigios de lo que fuera un día la vida de alguien. Bien narrado Mª José. Logra llegar hasta el lector con ese panorama tan triste y tan cercano. Besos.

    ResponderEliminar
  4. Creo que esa persona que se acerca al desolado escaparate sí que tiene algo que ver con el negocio cerrado. La crisis ha obligado a poner ese rotundo cartel que hemos visto en tantas y tantas tiendas o empresas, pequeñas, medianas o grandes: «Liquidación por cierre». De paso, esa crisis también han liquidado, de alguna forma, a ese observador que acude por nostalgia pero también porque, seguramente, no tendrá otra cosa mejor que hacer, salvo ir a la oficina de empleo a recibir día tras día una negativa a su situación. Mientras tanto, el desnudo maniquí es el único que parece que sirve para algo. Al menos a este parece que le han dado una utilidad.
    Paisaje triste tras una crisis, económica y social, que nos dicen que ya está superada, pero que mires hacia donde mires no consigues ver esa mejoría.
    Buen relato, María José. Enhorabuena.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Cuando sólo se dispone de 50 palabras deben utilizarse con rigor. Este relato es un buen ejemplo de ello. Todas ponen en ambiente e igualan al personaje con el entorno. Sus brazos están atrás en señal de inactividad obligada. El paso es lento porque no conduce a ninguna parte. El soldado derrotado regresa al escenario de su batalla perdida, con los papeles del banco como bandera enemiga triunfadora, que ha tomado posesión del territorio. El maniquí está desnudo, pues no tiene nada ya que ofrecer, sólo la constatación del último intento de salvar de la quema lo que se podía. Una palabra de tan solo seis letras en el título, pero capaz de llevarse todo por delante, vidas, ilusiones y circunstancias.
    Tú nunca eches el cierre a tus letras.
    Un abrazo grande, María José

    ResponderEliminar
  6. Los movimientos del personaje indican que está vencido por la situación y el desolador panorama del establecimiento cerrado marca la culminación de la crisis económica, que aquí alcanza a lo vital.
    Muy bien narrado, con sobriedad, sin sobrecargar el dramatismo. Se asemeja al llamado Realismo sucio.
    Un beso, María José.

    ResponderEliminar
  7. Qué bien has sabido pintar con palabras, un cuadro expositor de la crisis. ¡Chapeau!
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. María José Escudero30/4/17, 16:04

    Muchísimas gracias por vuestros amables y generosos comentarios. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. ¿No será cierre por liquidación? La crisis arrasa con todo. Un buen micro. Saludos, María José

    ResponderEliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!