Miradas indiscretas
Cuando vuelve a su cuarto y se da cuenta de que la muñeca con las agujas en cabeza y torso se encuentra sobre su cama, Lenita decide esconderla en el armario, al fondo. Allí se mantendrá a resguardo de las miradas de los asistentes al velatorio de su nueva mamá.
Agujas de odio y maleficios de vudú para no aceptar a una madrastra. Una niña capaz de embrujar, con mucha magia dentro, pero de la negra.
ResponderEliminar(Tienes un pequeño baile de letras en el apellido, no sé si se podrá arreglar).
Un abrazo, Rafa
"Una niña con mucha iniciativa para su corta edad" comentó uno de los asistentes.
EliminarAbrazo, Ángel.
Rafa, más vale que los asistentes al velatorio se anden con cuidado, ya que viendo los poderes de esta niña, rápidamente se hace con otro muñeco y que se prepare el indiscreto. Y aviso a futuras madrastras, ¡cuidado con la niña!
ResponderEliminarBuen relato, Rafa, me ha gustado.
Un abrazo.
Al pobre padre se lo está poniendo difícil.
EliminarGracias, Javier.
Abrazos.
Yo no lo hubiera hecho mejor. Lo de la muñeca, se entiende.
ResponderEliminarMuy bueno, Rafa.
Besos.
Todo es ponerse, Patty.
EliminarGracias. Un beso.
Menuda pájara la Lenita esa. Yo no la veo como una niña, si no como una mujer que teme que le arrebaten su tan merecida y próxima a recibir herencia paterna o, quién sabe, que profesa un amor enfermizo por el padre y no acepta sustitutas. Aunque, pensándolo bien, lo de la niña malvada tampoco está nada mal. Me ha gustado, Rafa. Suerte y saludos.
ResponderEliminarUna niña a la que mejor no contrariar.
EliminarGracias, Jesús.
Que no era vudú, que no era vudú...sino acupuntura para sanar a la mamita enferma...
ResponderEliminarLos mayores siempre tergiversando las cosas.
Saludos, Rafa.
Quizás le faltó algo más de práctica. Me gusta esa otra visión.
EliminarGracias, Manuel.
Abrazos.
Rafa, cuidado con Lenita... menuda es...
ResponderEliminarDa mucho yuyu.
Buen micro, Rafa.
Besos.
Fíjate, tan calladita y modosita que parece...
EliminarGracias, Pilar.
Un beso.
Sorprendente.
ResponderEliminarQue se lo digan a la nueva mamá.
EliminarGracias, José.
Desde niña se le veía ya la magia que se cargaba. ¡Wow! ya lo decía que hay que cuidarse hasta de la sombra. Encantada de leerte mi Rafa. Un beso
ResponderEliminarEncantado de que me leas y comentes.
EliminarGracias, Nala.
Besos.
Ya me hubiese gustado toparme hace tiempo con la niña de tu microcuento, pues, vista la eficacia de esas agujas, se las hubiese pedido prestadas, no sé si para liquidar, pero sí para un buen escarmiento a alguno de los muchos malvados con los que me he ido cruzando a lo largo de mi vida, los cuales, no sé ya a estas alturas si fueron legión o cohorte, pero sí bastante numerosos, y contribuyeron con su mezquindad a fastidiarme bastantes horas de mi existencia, y no sé si eso, al no matarte, te hace más fuerte, como dice Nietzsche, pero, en mi modesta –o molesta- opinión, mejor no vivirlo.
ResponderEliminarAsí que creo que a Lenita deberíamos agregarla al grupo de Whatssap de los Cincuentistas por si acaso necesitamos contactar con ella en un momento dado, ya que no sabemos hasta dónde llegan sus poderes.
Aunque, quizá, pensándola mejor, Lenita sea una niña que apunta maneras en el terreno de la maldad, como el niño de La profecía -que, por citar a Cecilia, era el mismo demonio, o, como mínimo, el anticristo-, y la madrastra era una buena mujer cuyo único delito había sido enamorarse del padre de esa niña siniestra que, seguramente, se regocija mientras los asistentes al velatorio la están compadeciendo.
Un abrazo, Rafa.
Sí, Enrique, esta Lenita sería un buen fichaje para el grupo. Y si no quiere unirse al menos que nos dé un curso sobre sus habilidades que, como bien dices, nos puede hacer más llevadera la vida.
EliminarGracias, Enrique.
Abrazos.
Ahhhhhhh... qué genios son. Me pasa muchas veces que debo esforzarme por comprender expresiones coloquiales del idioma español (y supongo que pasará lo mismo con las argentinas y si no me crean "agarren la pelota" en lugar de "coger el balón").
EliminarEsta Lena es menos que la MALENA porteña (la que canta el tango como ninguna, la que a yuyo del suburbio su voz perfuma, la que tiene pena de bandoneón).
Las brujas buenas somos mucho más eficientes. No pinchamos con alfileres cabezas de muñecas sino que directamente se las cortamos cuando tropezamos con brujas malas.
Rafa, habrá que intentar no llevar mucho la contraria a Lenita no vaya a ser que coja las agujas y envíe algún maleficio. Interpretó que su nueva mamá estaba intentando suplantar el puesto de su madre y el resultado final fue catastrófico. Esperemos que Lenita no se enfade mucho. Un micro muy fresco y original, enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarEsta niña parece que tiene sus cosas. Conviene tenerla en observación.
EliminarGracias, Enrique, por comentar.
Un abrazo.
¡Uyyy, estremece!
ResponderEliminarEs bueno tu cincuenta. Da un poco de escalofrío, Rafa.
Besicos
¿¡Escalofrío!? Quiá, si es un cuento infantil.
EliminarGracias, Cabopá. Besicos.
Rafa, aquí en público, por si me oye, te diré que Lenita es un encanto de niña, un verdadero angelito.
ResponderEliminarY hasta aquí puedo decir...
Estupendo micro. Un abrazo.
Sí, mejor caerle bien a la niña.
EliminarGracias, Carmen.
Un beso.
¡Vaya con Lenita!, la niña es una aventajada en el arte del...
ResponderEliminarmejor no acercase demasiado a ella, no sea que sintamos pinchazos en nuestra piel.
Suerte, Rafa.
Una niña con la que no conviene enemistarse.
EliminarGracias, María Jesús.
Un beso.
Me parece a mí que el padre de Lenita va a seguir enterrando mujeres, dada la puntería de su niña de colocar los alfileres en los centros vitales de las muñecas.
ResponderEliminarMagnífico, Rafa, como es habitual en ti.
Un abrazo.
No lo va a tener fácil el pobre hombre, pero siempre podrá presumir de lo aplicada que es su niña.
EliminarGracias, Asun.
Abrazos.
Mira que me da miedito todo esto que nos cuentas, Rafa. Como siempre, magistral tu forma de narrar. Permíteme que te felicite, de nuevo, por tu éxito en Wonderland, totalmente merecido. Es un lujo leerte, siempre, y tenerte como amigo cincuentista, todavía más.
ResponderEliminarBesos.
Al final va a ser verdad que me va el humor negro y yo aún no me había dado cuenta. El honor de contar con vuestro cariño es, desde luego, mío.
EliminarGracias, María José.
Un beso.
Hablan de las madrastras, pero a veces las hijastras tienen tarea.
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro, Rafa. Saludos
Las madrastras fueron un día hijastras y estas llegarán a ser aquello, así que la misma sustancia es.
EliminarGracias, Plácido.
Un abrazo.
Hay niñas que son puros demonios y esta Lenita se las trae... veo al padre condenado buscando la enésima madre sustituta.
ResponderEliminarGenial, maestro Olivares.
Un beso grande.
Malu.
Ese padre siempre tendrá el amor SIN LÍMITE de su hija. No necesita más.
EliminarGracias, bola.
Un beso.
criatura... angelito... ya solo el odio del que hace gala hiere, funcione o no el vudú parece capaz de hacer lo que sea
ResponderEliminarqué miedito
Y enhorabuena!!
Gracias, Luisa. Toda la ternura de una criatura volcada en manualidades con agujas y alfileres. Un cielo.
EliminarAbrazos.
Caramba con la renacuaja. Para que luego hablen de las madastras.
ResponderEliminarUn saludo, Rafa.
Esta estaba resabiada y tomó la delantera.
EliminarGracias, Antonio.
Abrazo.
Está claro que el nombre de la criatura, Lenita, no tiene nada que ver con el campo semántico de «lene» (entre otras acepciones, dulce o amable). ¿O sí? Porque el adjetivo «lenitivo» también significa aquello que nos mitiga un padecimiento, aquello que nos alivia o consuela. O bien Lenita se consoló de su madrastra o bien consoló, eso sí, de manera extrema, a su «nueva mamá».
ResponderEliminarBuen cincuenta, Rafa, con ese toque perverso con el que cambias los papeles entre madrastra e hijastra.
Enhorabuena por tu nueva historia, con la que me ratificas en lo de mi afición por seguir leyendo todo lo que escribes, algo que ya vengo haciendo desde hace tiempo. Yo espero, como mínimo, que leas con cierto «respeto» este humilde comentario.
Un fuerte abrazo y mi reconocimiento.
No solo con mucho respeto sino también con emoción y admiración por el jugo que eres capaz de exprimir a tan solo 50 palabras. Hace tiempo que "adopté" los diminutivos de Lenita -de Elena- y Javito para mis personajes infantiles. El plus que le sacas con esos posibles orígenes, es cierto que resultan muy acertados y apropiados, pero son mera casualidad; ningún mérito del autor.
EliminarMuchas gracias, Jose Antonio, por tus palabras y seguimiento.
Abrazo fuerte.
!Uffff! se las trae la Lenita.
ResponderEliminarA unas se las trae, a otras (madrastras preferentemente) se las lleva.
EliminarGracias, Maite, por comentar.
Besos.
Divertido relato Rafa, sin duda la hija aprendió bien de su madre (no me explico otra forma)... Un relato que da mucho juego para continuar.
ResponderEliminarMis felicitaciones.
Por lo menos la madre le transmitió el talante posesivo sobre el marido-padre.
EliminarGracias, Jean.
Es que la gente viene a una cosa, pero aprovecha para cotillear también, aunque sea de reojo.
ResponderEliminarQué placer leerte siempre, Rafa.
Un abrazo.
Sí, un velatorio no es solo para contar chistes. Se hacen muchas más cosas, hasta hay ocasiones en que se acuerdan del muerto.
ResponderEliminarGracias, Enrique.